sábado, 5 de septiembre de 2015

¿Colombia vs Venezuela o lucha de clases?



La Excelentísima, Honorabilísima, Señora Encopetada de Alta Alcurnia, Ilustre Canciller de la no menos Ilustre República de Nueva Granada – ahora llamada Colombia – nombre creado por Francisco de Miranda y fundada por Simón Bolívar - me ha dado la clave para entender los orígenes, causas y fundamentos del horrible problema que ahora confrontan con Venezuela; así, a secas, sin títulos nobiliarios porque aquello de “Bolivariana” debe ser para ellos algo como vulgar, ergo despreciable.

Veamos. Ella dijo, palabras más o palabras menos, que los culpables de todo somos nosotros porque nuestro gobierno subsidia muchos productos para que los venezolanos muertos de hambre podamos comer algo, resultando esos productos muy baratos o, lo que es lo mismo, creamos una tentación para que sus paisanos, nuestros vecinos, vengan en masa a comprarlos. Estrategicamente olvidó mencionar todas las conquistas sociales, por cierto, extensivas sin egoísmo alguno a los colombianos y todas las demás nacionalidades que felizmente conviven con nosotros.

Soy medio tarado pero haré una analogía. Es como si a alguien le roban una joya, o cualquier objeto valioso, va a la policía a denunciar el robo y el encargado de recibir la queja le espeta en el rostro que el o ella es el o la culpable por tentar al ladrón.

Confieso que al principio estaba medio paralizado y tuve que ir a la historia antigua para desentrañar la que creo la verdadera razón para que la Señora Canciller - ¿o se dirá Cancillera? - diga esa profunda aseveración, porque ella, en realidad solo dijo algo de la boca para fuera, pero en el fondo, allá bien profundo, quiso decir otra para que los inteligentes como ella, naturalmente, si lo comprendieran todo incluyendo sus razones más íntimas.

Perdonen lectores(as) si me pongo fastidioso pero no me queda más remedio que remontarme en el tiempo. Retrocedamos solo unos 4 ó 5 siglos. En esa reciente época la sociedad esta estratificada más o menos así: primero El Rey, el Monarca, el Supremo, el ungido de Dios. Segundo los y las cortesanas. Tercero los favoritos de los dos primeros. Cuarto los nobles y luego, allá abajo, muy lejos los inexistentes invisibles, es decir los siervos, la plebe, súbditos o vasallos o, como se le dice modernamente, el pueblo.

Entre los segundos, terceros y cuartos había intrigas, luchas, muertes y muchas perversiones pero eso no tiene importancia y el denominador común era que todos trataban de trepar hacia alturas mayores en esa sociedad. Pero como la conexión con quienes se partían el lomo para trabajar y mantener toda esa caterva de inútiles y flojos, es decir el pueblo, la tenían los nobles, éstos se acostumbraron a mandar y que los pendejos obedecieran ciegamente sin derecho a chistar porque de lo contrario, ay Dios, las palizas, latigazos, tormentos o la muerte les esperaba. En resumen, los nobles cuyo origen estaba en algo por lo general oscuro en un antepasado criminal, ladrón o ambos, se acostumbraron a que su palabra fuera considerada santa, única, última, obedecida sin chistar por la gente del pueblo. Siempre tenían la última palabra. Era superior a la de la Biblia. Más adelante la denominación de nobles cambió a mantuanos, burgueses u oligarcas aunque ellos siguen considerándose nobles de prosapia y sangre limpia, desde luego imposibilitados de ensuciarse permitiendo que un sucio y hediondo miembro del perraje siquiera los mire, mucho menos hablarles y, peor aún, pensar en igualarse a ellos poniéndose a su nivel. Y llevarles la contraria algo peor que una profanación al Santísimo Sacramento.

Había olvidado mencionar que de los segundos a los cuartos, como estrategia para figurar, se acostumbraron a lamer los pies, oler los peos y jalar bolas al supremo.

Pero la historia de los dos últimos siglos ha sido una vaina rara. En algunos países mandamos al carajo al viejo orden pero los burgueses de otros no lo han notado y, ¡que vaina! No les queda más remedio que tolerarlos a regañadientes pero siempre con el morboso deseo de quitárselos de encima y poner a alguien de su prosapia y alcurnia. Y como el supremo cambió, ahora no es el rey sino un capitalista también burgués pero de otro imperio, siguen con su inveterada práctica de lamer los pies, oler los peos y jalar bolas al representante del imperio al cual sirven mansamente. Los que no chillan son ellos porque están felices y satisfechos que su nuevo supremo les diga todo cuanto tienen que hacer. Es decir, no han cambiado nada en 500 años.

Volviendo a la Señora Cancillera y su gobierno, entendamos, ellos no pueden aceptar ni siquiera oír ninguna razón o explicación que les de Venezuela. Ellos son ellos y nosotros nadie. Su palabra es la única, la que debe ser oída y la que se debe imponer; así que, su declaración aludida al principio debemos aceptarla porque sería muy incómodo para ella, hoy en día, decir por todo el cañón que nosotros somos una pila de pendejos, que ella es ella y tanto ella como su gobierno tienen que tener la palabra final.

Para mis lectores(as) de otras latitudes les aclaro que la República de Colombia, después del desmembramiento causado por la burguesía al país fundado por Simón Bolívar, para mal de ellos venezolano, ha sido gobernado por una burguesía oligárquica criminal que no ha salido todavía del siglo XVII, que sigue pensando, actuando y comportándose como en aquellos tiempos y debemos entenderlo. Para ellos es normal aplastar al pueblo colombiano, para ellos es normal aniquilarlos, para ellos es normal desplazarlos de sus territorios ancestrales cuando les convenga, para ellos es normal que se vayan sobre todo a Venezuela que la tienen cerquita y muchas otras aberraciones más. Pero también debemos entender que para ellos es normal hablar con lenguaje y que refinado, muy modositos ellos y ellas para decir eufemismos, es decir nada; que para ellos es normal manipular, mentir, intentar confundir, para ellos es normal construir verdades inexistentes a partir de falsos positivos (vaya contradicción inclusive lingüística) y, también, es normal para ellos tener siempre la última palabra porque, al igual que sus viejos y nuevos reyes, son infalibles ungidos de Dios.

Pero, ¡que vaina otra vez! Cada día que pasa solo ellos se creen su propio embuste. Por mi parte, mi deseo personal es que el sufrido, perseguido, preterido y masacrado pueblo neogranadino emerja de su gloriosa historia y se alce, haga su REVOLUCIÓN y se los quite de encima. Que se libere de sus verdugos. Ya basta ya. Adelante camaradas, como dice nuestro Himno Nacional en su última estrofa:

¡SEGUID EL EJEMPLO QUE CARACAS DIO!


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!

domingo, 30 de agosto de 2015

¿Macabra estrategia total? - Segunda Parte



La guerra desatada contra todo nuestro país es verdaderamente obra de cerebros terriblemente malvados que no se paran ante ningún freno, sea moral, ético, humano, psicológico o de cualquier otra índole para causar daño a nuestro pueblo. Su único afán es destruir, como sea, a toda costa, la Revolución Bolivariana. La perversidad los lleva a intentar minar todos los valores del pueblo para luego usarlo como su peor instrumento. Ellos creen y aspiran que sea el propio pueblo beneficiario de SU revolución quien les haga el trabajo de destruirla, lo cual, sin duda, significa, que ese pueblo se convertiría en un monstruo torpe que generaría su propia autodestrucción. Redundo en mi intención de explicarlo mejor.

Tomemos el fenómeno del bachaqueo. La perversidad es tal y el resultado tan catastrófico que han inyectado en la mente de muchos la aberración que lleva al ROBO DEL PUEBLO POR EL MISMO PUEBLO. Que los poderosos nos roben es casi como si fuera el orden natural establecido a lo largo de siglos, son ricos porque siempre han robado a los pobres, de lo contrario, no existirían ricos ni pobres porque la riqueza se hubiera distribuido equitativamente. Para lograr su diabólico propósito se apoyan en cualquier manifestación de pecado y perversión para lograrlo.

Una de esas de esas creaciones propias del mismo Lucifer es el caso del paramilitarismo colombiano, sobre el cual no voy a entrar en detalles porque el tema ha sido analizado y explicado por gente que ha estudiado el caso en profundidad. Muchos han teorizado sobre su origen, causas, consecuencias, métodos, formas de actuación y, sobre todo, sus consecuencias no solo en la vida diaria y real de los colombianos, sino también lo que que ha chorreado sobre los venezolanos.

En esta guerra, los paramilitares son solo aliados circunstanciales que la burguesía universal, los poseedores de las mentes más perversas que, inclusive, gastan millones y millones en estudiar cada día métodos y procedimientos que los catapulten hacia ese ansiado logro de echar por tierra la Revolución Bolivariana.

Se ha repetido hasta el cansancio lo que todos sabemos a ciencia cierta quienes son los promotores de esta extraña y peculiar guerra, excepto aquellos a quienes les han tapado los ojos, obstruido sus oídos y aniquilado la capacidad de razonar, de reflexionar, de pensar, para lo cual utilizan otro aliado que, a su vez, es parte de ellos mismos: lo que siempre he llamado los medios de alienación porque son precisamente eso y jamás les diré medios de comunicación.

Pero hoy voy a referirme a una consecuencia poco visible en las muchas lecturas que han salido sobre la guerra total que sufre Venezuela y su gente: el efecto sobre el alma y el espíritu de, desgraciadamente, una parte de nuestra población que, también como consecuencia de sus métodos y prácticas, se ha vuelto un poderoso aliado de sus propios atacantes y destructores.

No es el alza de los precios de los productos esenciales o no, de primera o última necesidad, no es la escasez de los mismos, no es el terrible drama de buscarlos en todas partes para satisfacer necesidades reales o inducidas lo peor. No, no es eso, es EL EFECTO CAUSADO SOBRE LA PSIQUIS, EL ALMA, EL ESPÍRITU, LA CONCIENCIA DE MUCHOS HABITANTES DE NUESTRA TIERRA que no es otro que la desesperanza, la rabia, la amargura, la tristeza, la decepción que a la larga se convertirían, eso esperan, en la rendición total e incondicional ante los causantes promotores de la guerra.

Males, fallas, errores, faltas, inconformidad siempre ha habido y siempre habrá aquí y en cualquier parte. La felicidad es solo una utopia que, como afirma Galeano, a medida que se caminan diez pasos hacia ella, ésta se aleja también diez pasos por lo que la utopía nos sirve solo para caminar, avanzar; así ha sido y así siempre será. Pero todos debemos caminar ESPERANZADOS Y OPTIMISTAS, CON BUENA CARA, SONRIENTES HACIA LA UTOPÍA.

Pero, ¡que desgracia! - Esta maldita guerra inventada, generada e impulsada por verdaderos y reales diablos ha producido tristeza, amargura y desesperanza en muchos de nuestros compatriotas y contra ella debemos luchar echando mano a nuestra mayores y mejores reservas morales y espirituales. Es absolutamente necesario, vital para la normalización progresiva de este actual estado de cosas que, como pueblo arrecho y retrechero acostumbrado historicamente a enfrentar y vencer todas las dificultades, lo hagamos con decisión y coraje con buen ánimo, con una sonrisa en los labios sabiendo que así, solo así, saldremos victoriosos. No permitamos que otra derrota histórica nos sumerja en otros dos siglos de calamidades como los que acabamos de comenzar a superar hace apenas tan solo dieciseis años con la llegada, con la hermosa alborada de la Revolución Bolivariana. No podemos sucumbir ante esta prueba y benditos sean los problemas que debemos enfrentar porque solo la superación de éstos nos permitirá aquilatar lo que somos capaces de hacer.


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sábado, 29 de agosto de 2015

¿Macabra estrategia total? - Primera Parte



A raíz de mis anteriores escritos, basicamente sobre la falta de pago de las deudas de Las Empresas del Estado, en los cuales toqué tangencialmente algunas dudas que tengo sobre el falimento, real o aparente, de algunas de ellas, un acucioso lector me escribe y me hace generar otras dudas de mayores dimensiones por los temas que abarca.

La noche del 20 de Agosto de 2015, el Sr. Presidente Maduro anunció la declaratoria del Estado de Emergencia Constitucional en varios municipios del Estado Táchira y, previamente, había ordenado el cierre temporal de la frontera con Colombia el cual por cierto extendió. Las causas que originaron esas decisiones son ampliamente conocidas por la opinión pública.

El lector asocia mis dudas con las suyas y opina que las mías son solo parte de una estrategia mayor contra la Patria. Veamos.

Un macabro plan mucho mayor para destruir la Revolución Bolivariana elaborado por mentes sumamente perversas está en ejecución. Una pequeña parte sería lo que supuse en mis aludidos escritos, pero otras de sus partes serían:

La Guerra Económica, que a su vez se ramifica en muchos frentes, el acaparamiento de productos esenciales o no, la especulación desmedida con incrementos de precios programados en el tiempo, el saboteo a la producción, el estrangulamiento también programado al flujo de muchos, o casi todos los productos en las cadenas PRIVADAS de distribución. Aquí me detengo.

Esa guerra económica tiene bastante tiempo en ejecución, no crean que es algo nuevo y reciente. Debe haber comenzado cuando Polar, la empresa con la mejor, más amplia y más eficiente sistema de distribución, suspendió, es decir, canceló la distribución de productos esenciales a las bodegas de barrios y pueblos pequeños. Pero, como cosa realmente curiosa, dejó de distribuir comida y otros productos esenciales pero jamás cerveza. Esa suspensión coincidió con la eliminación de sus manifestaciones visibles en sus camiones y gandolas, desde entonces usan camiones anónimos, sin publicidad alguna. Por supuesto, la acción iniciada por Polar fue seguida de inmediato por otras empresas que producen artículos esenciales. Lo curioso del caso es que existen muchos productos de uso diario que no son considerados esenciales pero sí son útiles según como opine cada consumidor y un ejemplo sencilla sería la pintura de uñas para las damas. Es inconcebible que 14 cc de ese producto se venda a Bs. 300. Quienes tenemos algún conocimiento sobre elaboración de productos y las materias primas que se usan, sabemos que esas cantidades insignificantes no pueden jamás llegar a esos niveles, tal como es el caso de los tornillos cuya cantidad de metal es apenas de gramos y si hiciéramos la proporción a toneladas, ¿a cuanto estaría entonces la tonelada de acero? Igual ocurre con los artículos de plástico, no es posible que el costo de un pequeño peine y su consiguiente precio de venta alcance las dimensiones estratosféricas que tiene actualmente. La conclusión lógica es que hay por parte de algunos factores un robo programado para exasperar a la población. Repito, no es solo la comida y los artículos llamados esenciales, la incidencia de la guerra económica surte su efecto negativo en los precios que suben a diario sin que se hayan renovado los inventarios, lo cual forma parte también de algo perverso previamente programado. Es cotidiano encontrar subidas de precios sin justificación a productos existentes hasta en los mismos anaqueles y, perdonen la alusión personal, yo mismo he visto empleados cambiando las etiquetas a la vista de todos.

Hace tiempo, me contaba el propietario de un pequeño negocio, que los distribuidores le llevaban regularmente la lista de precios a los cuales debía vender; entonces, me pregunto la razón por la cual los distribuidores mayoristas imponen los precios al detal. Otro mecanismo empleado que ya he comentado en algún escrito anterior es el cobro extra, “por debajo de la mesa”, sin factura ni justificación alguna que muchos distribuidores exigen a los pequeños comerciantes como condición para hacerles el suministro. Todo esto último es, sin duda alguna aberracion comercial injustificada e ilegal o, en pocas palabras, descarado chantaje, es decir robo bajo presión. Si no me pagas el extra que te pido no te vendo y tu no vendes, tu no ganas para vivir, que obliga al minorista a aumentar los precios de venta a los consumidores finales. Métodos total y absolutamente mafioso implantado por verdaderos delincuentes que se hacen llamar empresarios, y la pregunta que nos deberíamos hacer es de donde se han importado esas prácticas delincuenciales que nunca se habían visto en nuestro país. Y hay un efecto curioso pero lógico, el cliente final culpa al pequeño bodeguero de barrio cuando el verdadero LADRÓN es el mal llamado empresario grandote que controla la cadena de distribución.

Parte de la estrategia de la guerra económica es la parte psicológica a través de los medios de alienación. Los llamo así por la sencilla razón de que no son “medios de comunicación” sino medios de distorsión de la realidad y verdaderos inventores de mentiras y falsedades. A eso no me referiré por ahora y lo dejaré en manos de los llamados científicos sociales.

¿Y qué podemos decir del bachaqueo que no se haya dicho? No diré nada ahora porque tengo la gran ilusión, la iluminada esperanza que este horroroso fenómeno comience pronto a extinguirse; entre tanto, pido, clamo a mi pueblo que no haga colas, no compre a bachaqueros, no acepte ventas condicionadas. Esta clase de ventas es un chantaje, es decir, robo bajo presión. Dejemos de ser pendejos, caer en esas trampas es escupir hacia arriba. Ustedes me entienden.


(Continuará)


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jueves, 20 de agosto de 2015

Empresas del Estado, ¿estrategia perversa?



En mi anterior escrito sobre el tema de las Empresas del Estado que no pagan sus cuentas con regularidad no señalé causas ni presuntos culpables. De hecho, no tengo prueba alguna para soportar ninguna opinión y eso sería lo normal por no tener acceso a sus papeles; sin embargo, puedo elucubrar libremente, puedo imaginar posibles situaciones siempre y cuando ciertos indicios motiven mi imaginación, así que, todo cuanto diré a continuación lo pueden considerar como un sueño subrealista pero, ¿qué tal si estoy aproximando la fantasía a la realidad?

Mi basamento está anclado en el pasado, en cosas que ciertamente ocurrieron y, pensando mal, ¿por qué no podrían estarse repitiendo ahora aunque los esquemas hayan sido modificados?

En tiempos no tan remotos privatizaron varias empresas del Estado. El método satánico utilizado fue, en primer lugar, descuidarlas, no hacer mantenimiento, reparaciones ni actualización tecnológica, con lo cual les restaron eficiencia y productividad. Luego, contrataron gente sin calificar a troche y moche y las recargaron de burocracia que, de hecho, estorbaba. El esquema incluía no pagar deudas de tal manera que financieramente las llevaron al borde de la quiebra. La consecuencia visible era de empresas ineficientes, improductivas, con equipamiento anticuado que, Perogrullo dixit, era mejor salir de ellas cuanto antes al precio de gallina flaca con moquillo que se consiguiera porque solo daban pérdidas al Estado. Ese plan funcionó. Vinieron los privados, pagaron cuatro lochas por un “montón de chatarra”, supuestamente inyectaron dinero o sea “invirtieron” y “las salvaron” luego de despedir un gentío. Diz que volvieron a ser eficientes y productivas al poco tiempo y unos cuantos vivos se enriquecieron de la noche a la mañana con las comisiones que cobraron y ahora se dan la vida padre en los paraísos a donde se fueron.

¿No puede acaso estarse dando ahora una situación análoga?

El problema actual arranca con no pagar las cuentas. Los vendedores de todo tipo cortan el crédito y dejan de despachar repuestos y demás insumos necesarios para mantener los equipos actualizados y operativos eficientemente, o simplemente se paran indefinidamente. El asunto de las cuentas no pagadas, vencidas hace mucho tiempo, genera el peligro inminente de un vendaval de demandas judiciales por parte de los proveedores para intentar cobrar sus viejas acreencias y, como quiera que muchos de éstos son extranjeros, el temita lo aprovecharán todos los enemigos de la Revolución para atacar violentamente al Gobierno y al pueblo, así que imaginemos no más el temporal de descrédito que nos vendrá. El crédito y la moral de la República está ahora en grave peligro y en las tétricas manos de un grupo de burócratas cuyas intenciones reales desconocemos. De los proyectos nuevos ni hablar, éstos no se completan y jamás entrarán en funcionamiento. De esa manera se resta eficiencia y productividad, se reduce la producción, se incrementan los costos de operación, lo que se produce tiene costos superiores a los precios que se obtienen en los mercados y, desde luego, se generan pérdidas cada vez mayores que debe absorber el Estado. ¿No será acaso este el macabro plan en ejecución?

No quisiera completar la charada hablando de la corrupción. Se dice que los corruptos no son revolucionarios y lo creo; pero, ¿qué le impide a los ladrones disfrazarse de ángeles, hacerse pasar por revolucionarios patriotas, cometer sus fechorías y luego irse al exterior? Casos concretos hay. Es posible que muchos de esos elementos fueran sanos al comienzo, no lo pongo en duda pero, ¿tendrían la suficiente entereza moral para no sucumbir ante la tentación de comisiones millonarias?

¿Y si esos corruptos también tienen a su cargo la dirección de las empresas? Casos se han visto que, por cierto, alguien se ha encargado de sepultar en el olvido y jamás se volvió a hablar de ellos.

Volviendo a mi anterior petición, el Gobierno puede comenzar por averiguar las razones por las cuales las Empresas del Estado no pagan sus cuentas a tiempo. Es altamente probable que ese hilito conduzca a la madeja; así que, repito mi alarido: Gobierno, pide una relación detallada de todas las cuentas por pagar de todas las Empresas del Estado, sea cual sea su participación en ellas.

Pagando las cuentas se normaliza el flujo de repuestos e insumos necesarios para mantener una producción fluida y eficiente, para disminuir costos y lograr productos a precios competitivos. Esa gestión debe incluir también todos esos nuevos proyectos detenidos en el tiempo sin solución aparente.

De hacerse una investigación exhaustiva seguro que encontraran muchas cosillas desagradables, pero lo peor, dañinas para la salud de la patria.

Hay un punto oscuro al que nadie se refiere. Sé que muchos proyectos instalados no han entrado en funcionamiento por alguna rara y extraña razón. Se invirtió mucho dinero, se trajeron equipos y maquinarias, se instalaron o no, pero luego no pasó nada. Ahí están unos parapetos que no se usan. Si no tengo razón que alguien me corrija, un ejemplo concreto es una supuesta planta eléctrica que se instaló en Sidor para aliviar a Guri que años después no ha generado ni siquiera un kilowatio, o la planta de concentración de mineral de hierro allá en Ciudad Piar en la que ni siquiera se han echado las bases.

¿Donde está la fábrica de jeringas plásticas y la fábrica de pañales que inauguró el Sr. Presidente Chávez con bombos y platilos hace varios años? Mientras tanto seguimos dependiendo de los importadores de ambos rubros y ya sabemos la tragedia maternal por la ausencia de pañales en el mercado nacional.

Otro “pequeño” caso de menores dimensiones, valga la redundancia: ¿qué ha sucedido con las dos fábricas de productos de limpieza que abandonó la empresa Clorox? Recuerdo haber visto por TV al Sr. Vice Presidente recuperarla y ponerla en aparente funcionamiento. Podría en estos momentos estar suministrando esos productos a los hogares y contribuiría a aliviar la escasez. Por fin, ¿Clorox produce Nevex y otros productos o no? ¿Donde están esos productos? ¿También se los llevan los bachaqueros para Colombia? ¿Puede alguien responder estas preguntas?

Ustedes queridos(as) lectores(as) sabrán de otros casos. Unámonos y hagamos que estas ideas sean oídas por alguien que tome decisiones o todo se empeorará.


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domingo, 16 de agosto de 2015

La entrada de Bolívar a Bogotá



La pérdida de la Batalla de Boyacá significó la catastrófica tragedia final para el Virreinato de la Nueva Granada y se ha hablado y escrito mucho sobre las acciones militares y de otra índole, pero poco de las historia menudas que siguieron al triunfo Patriota al mando del Libertador Simón Bolívar.

¿Cual era el ambiente en Bogotá previo a la batalla? El boato y el protocolo del virreinato era el pan de cada día desde tiempos inmemoriales; de tal forma que, el pueblo se acostumbró a los imponentes desfiles de tropas muy arregladas, muy engalanadas en los mejores caballos. Eran parte de lo mejor, en apariencia, de los ejércitos imperiales y tenían fama de invencibles. Por otra parte, la tremenda influencia de la jerarquía eclesiástica tenía sumido al pueblo en la más tenebrosa ignorancia. No olvidemos que desde 1814 cuando el Libertador, actuando a las órdenes del Congreso de Tunja, o lo que es lo mismo, del Gobierno de la Unión, somete al disidente gobernador de Cundinamarca (Bogotá) Manuel Alvarez por la fuerza, se originó una repugnante reacción de los clérigos quienes inclusive lo excomulgaron llamándolo "impío hereje e irreligioso", lo que a su vez originó para Bolívar el terrible apelativo de "El Diablo" que la burguesía inyectó al sometido e ígnaro pueblo.

El desastre de Boyacá provocó la desbandada y vergonzosa huida de algunos restos del ejército imperial y a la pregunta generalizada sobre quien podía derrotarlos surgió la respuesta tétrica: El Diablo. Un miedo irracional se apoderó de todos y llegó a tal punto el pavor que el Virrey, y todo su séquito gubernamental, huyeron despavoridos abandonando en las arcas un millón de pesos en oro.

Imaginemos ahora el aspecto del ejército patriota cuando entró en Bogotá el día 10 de Agosto de 1819 aproximadamente a las 4:30 pm, tres días después de su clamoroso triunfo en Boyacá. Su aspecto no podía ser más lamentable. En su mayoría hombres de tierras muy cálidas, llaneros de Apure, maltratados fisicamente por las penurias del Paso de Los Andes, habiendo soportando el frío y el soroche a más de 4000 metros de altura además de los sangrientos combates, sin las vestimentas adecuadas, barbudos, muchos descalzos, desarrapados con bastantes de ellos heridos o mutilados; en fin, una verdadera calamidad a los ojos de cualquiera. Y habían vencido a los "invencibles". Se confirmó entre muchos la malintencionada conseja, al frente de ellos no podía estar otro que el mismísimo Diablo.

Comparemos ahora fisicamente a los combatientes. Por un lado los "bonitos" de acicalada piel tersa y por el otro, "los feos" de piel tostada, aporreada por los elementos y los sacrificios. Los unos de preciosa indumentaria, los otros de harapos y la mayoría descalzos. Imaginemos, no más, la impresión que debieron haber causado cuando hicieron su entrada triunfal a la ciudad virreinal.

Los burgueses que permanecieron en la ciudad porque no tuvieron tiempo para huir, apelando a su rancia hipocresía y maldad se presentaron inmediatamente a los vencedores a rendirles falsa pleitesía como historicamente han hecho y harán en casos similares. Organizaron un suntuoso banquete y un baile en honor a los héroes, a los vencedores. Naturalmente, buscaban conservar sus viejas prerrogativas.

Imaginemos el estado de los uniformes de los principales oficiales del Ejército Patriota y del mismo Libertador. No tenían indudablemente su mejor presentación. Sus rostros tampoco. De hecho, digámoslo, estaban feos y descompuestos comparados con los caballeros y damas de aquella rutilante burguesía virreinal.

Durante el baile, una de aquellas damas despreció ostensiblemente al General José Laurencio Silva cuando éste la requirió para bailar. Aparentemente lo llamó "sucio plebeyo" entre otros epítetos; pero, Bolívar observó aquello.

El Libertador, inmediatamente, ordenó que la orquesta cesara y que nadie bailara. Tensión general. Dijo entonces: General Silva, el Libertador bailará con usted. Ordenó a la orquesta que recomenzara la interpretación. Bailaron ellos solos.

Al terminar la pieza musical se subió a una mesa y, palabras más, palabras menos, dijo:

Ningún miembro del Ejército Libertador merece, ni debe soportar la ofensa del desprecio de ninguna ramera por muy mantuana que sea. Por eso, en desagravio, Yo, el Libertador, he bailado con el General Silva. Se ha terminado la fiesta, ¡váyanse todos al carajo!

La burguesía bogotana todavía, doscientos años después, no ha perdonado a Bolívar. La oligarquía descendiente de aquella parece odiarlo cada vez más.

Aunque a muchos de otras latitudes les pudiera parecer extraño, el pueblo lo ama.


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lunes, 20 de julio de 2015

Los poderes creadores del pueblo



El título de este escrito es un segmento de la estrofa final del bello poema ElCredo del insigne poeta caraqueñísimo Aquiles Nazoa, que dice así:

creo en la amistad como el invento más bello del hombre,
creo en los poderes creadores del pueblo,
creo en la poesía y en fin,
creo en mí mismo, puesto que sé que alguien me ama..


Yo, y muchos más, creemos fielmente en los poderes creadores del pueblo y, ¡vaya que nuestro pueblo es creador! Es creador ilimitado y excelso cuando se le motiva, cuando hay un acicate y cuando es compelido a crear. A esos poderes creadores del pueblo quiero apelar ahora, en el medio del fragor de la lucha en la cual estamos inmersos por voluntad de quienes siempre han sido nuestros opresores, explotadores, represores; de quienes nos han negado todo y pretenden seguir imponiéndonos su pernicioso yugo.

Hay muchos que no entienden que actualmente estamos siendo sometidos a una cruel y despiadada guerra económica aderezada con su complemento psicológico, mediático, violento e inclusive amenazados seriamente con una guerra también militar. Hay otros que sí lo entienden pero participan en ella y nos agreden sin dar tregua ni cuartel. El incesante asedio contra todas nuestras fuerzas es permanente durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 30 o 31 días del mes y los 365 o 366 días del año y, como quiera que disponen de un inagotable arsenal muy bien provisto con dólares del imperio, ferozmente nos asedian con sus medios de alienación colectiva y todas las armas sucias que los pérfidos han inventado y siguen inventando.

No requiere demostración alguna para afirmar que la burguesía nos tiene sometidos a una guerra hambreadora porque controla los medios de producción en Venezuela y las cadenas de distribución; por lo que, sin grandes esfuerzos nos coartan y cortan el acceso a todos los bienes necesarios para la vida o, dicho en otras palabras, nos niegan los productos con dos ardides; uno, producen menos y, dos, estrangulan los canales para que los productos no lleguen a los consumidores.

Y es aquí donde precisamente acudo a los poderes creadores del pueblo. Recordemos el paro sabotaje petrolero de 2002/2003. En ese período, ellos estuvieron en paro con las santamarías cerradas; ahora, también están de paro con las santamarías abiertas y disimulan y disfrazan el asunto, con lo cual de manera perfidamente sabia, culpan al gobierno por lo que ellos hacen en detrimento del pueblo que sufre las consecuencias. No obstante, en esa época mencionada, el pueblo apeló a sus poderes creadores y suplantó y reemplazó muchísimos productos elaborados por la empresas de los capitalistas burgueses y, sin dudas, aminoró su sufrimiento. Hagan memoria y recuerden esa memorable lucha en la cual el pueblo sitiado derrotó una de las mayores y despiadadas infamias que la patria ha sufrido.

Pongamos de inmediato a funcionar los poderes creadores del pueblo para producir YA lo que necesitamos. Hagamos un esfuerzo para crear e innovar. Son tantas las cosas que podemos producir de inmediato con recursos y materias a nuestro alcance. No hablo de imposibles, hablo de las cosas más sencillas (otra idea de Aquiles Nazoa), hablo de producir caramelos, galletas, golosinas, bebidas, alimentos variados; jabones, pasta dental, desinfectantes, escobas, cepillos; ropa, zapatos, adornos diversos, peines, ganchitos para el cabello; juguetes y una muy larga etcétera que dejo abierta a la imaginación de todos y todas.

¿Y las cadenas de distribución?

¿Qué tal si los Concejos Comunales y las Comunas se encargan de eso?

Pero, con una condición. Cuando alguno de estos entes populares distribuya lo que el pueblo requiere es muy importante imponer a los detallistas una expresa condición so pena de no venderle más productos: vender al pueblo a precio justo.

Pongo un ejemplo. Supongamos que equis Concejo Comunal distribuye café a un grupo de detallistas, digamos panaderías y otros quienes venden tazas de café al público. Pues bien, se les vende el producto a precio justo y éstos se comprometen a vender al público a un determinado precio, también justo. La contraloría social los vigila y si infringen el compromiso, sencillamente no se les vende más café y, de paso, se les señala publicamente como especuladores enemigos del pueblo.

Producción, distribución y menudeo controlado por el pueblo en beneficio del pueblo. Mi clamor es que entendamos estas sencillas ideas y las pongamos en práctica. La experiencia adquirida permitirá incorporar paulatinamente más productos a ambas cadenas, a la cadena productiva y a la cadena distributiva.

Echemos pues la abulía, la pereza y la flojera a un lado. Hagamos una pequeña prueba en cada comunidad y, seguramente, nos entusiasmaremos con los resultados.

Camaradas, recordemos siempre que p'alante es p'allá. Como decimos en criollo, a echarle pichón...y ¡ya!

Finalmente, ruego a mis queridos(as) lectores(as) divulgar y, si posible, mejorar estas ideas. Sería por el bien de todos. Derrotar a la burguesía depredadora, explotadora, hambreadora, chupasangre, apátrida y traidora es vital para la salud de la patria.


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sábado, 4 de julio de 2015

Negro Primero

Lamento no haber tenido la suerte y el privilegio de estar en Caracas para presenciar el traslado de los restos simbólicos del Negro Primero al Panteón Nacional el día 24 de junio pasado, fecha en la cual murió hace 194 años en la Batalla de Carabobo.

Desde niño he sabido algunas de las historias menudas que rodean la vida de este prócer ejemplar y, en algunos aspectos, único de nuestra larga y sangrienta Guerra de Independencia; y, a partir de esas historias, lo he conocido y sentido más por el cariñoso apelativo de Negro Primero que por su propio nombre, Pedro Camejo.

No me referiré a la historia ni a los hechos que rodean la vida conocida de Pedro Camejo. No, intentaré discurrir sobre el apelativo que ostentó en vida y el que se ha inmortalizado y, mucho más ahora que reposa en el Panteón donde se guardan los restos de los héroes por la eternidad de la Patria Venezolana.

Negro y Primero. Empecemos por el final. Primero se le conoce en la historia por su valor, coraje, desprendimiento y sobretodo audacia. Encabezaba; es decir, iba de “primero” en todos los ataques y recordemos que aquellos ataques eran de caballería lanza en ristre; tipos de ataque no aptos para cobardes; eran realmente actos suicidas. Era así y pasó a la leyenda, que se inició entre sus propios compañeros de lucha que lo admiraban y les servía de ejemplo y acicate para arriesgar sus vidas por la Patria. Sea propicio recordar en que la Guerra de Independencia se inmoló la mitad de la población que entonces habitaba el territorio venezolano.

Negro. La palabra negro jamás ha sido una palabra peyorativa ni ofensiva en Venezuela. Es más, lo afirmo, es una palabra cariñosa, muy afectiva. Cuantos catires he conocido cuyas madres y familiares llaman cariñosamente “negros o negritos”. Quien no ha conocido una dama de sus afectos a quien llamen “la negra o la negrita”. Deportistas destacados conocidos como “el negro tal o cual”. Cuantos cuentos, chistes o chascarrillos se han producido en los cuales la palabra negro no salte para graciosamente referirse a alguien. Revisemos la poesía seria, costumbrista o humorista de Venezuela y nos encontraremos, al azar, con Angelitos Negros de Andrés Eloy Blanco o La Negra del Maraquero de Ernesto Luís Rodríguez y no vayamos a la literatura en general, porque saltará a la vista Pobre Negro de Rómulo Gallegos o Cumboto de Ramón Díaz Sánchez y, aunque Cumboto no es sinónimo de negro si se deriva de “cumbe” o lugar donde se refugiaban los esclavos que se escapaban de sus amos en búsqueda de su ansiada libertad.

Ignoro la razón por la que ultimamente se usa un edulcorado eufemismo, “afrodescendiente” para referirse a los negros si toda la vida nos acostumbramos a llamarlos negros y, en este momento, me acuerdo mucho de una cantante muy popular, Edith Salcedo apodada nada más y nada menos que “La Negrita Cariñosa”. ¿Quien no se ha deleitado oyendo El Curruchá cantado por el Dr. Jesús Sevillano o algún otro cantante o la deliciosa canción Mi Negra? A falta de una explicación que no encuentro, me siento libre para pensar que es un eufemismo importado de los EEUU o Europa, gente que siente prurito ante la palabra negro.

Digo lo anterior a partir de algunos indicios. Conocí en los EEUU un simpático “potorro” (peyorativo de portorriqueño empleado por otros gringos de origen latino) de apellido Negrón. Carajo, los(as) gringos(as) se torcían pero no pronunciaban el apellido Negrón, porque para ellos es insultante que a alguien lo llamen negro y le decían Lagron, Magron o cualquier otra palabra pero jamás su apellido. Por otra parte, negro, es decir el color negro se dice black en idioma inglés. Negro (pronunciado nigrou) es para referirse a las personas de piel negra. También en francés, noir y negre; en alemán, schwarz y negger o en italiano, nero y negro. Resumiendo, en castellano no hacemos diferencia linística, negro es para ambos, tanto el color como la persona. Y volviendo a los gringos, ellos utilizan una palabra sumamente insultante, a los negros, despreciativamente, los llaman niggers y cuando quieren suavizar las cosas los llaman colored people, es decir gente coloreada. Se valen de argucias para disfrazar sus verdaderos sentimientos respecto a los descendientes de esclavos africanos a quienes desprecian y odian. Ahora también recuerdo que en cierta ocasión discutía con un gringo y éste se quejaba que “ellos” habían venido de Africa a contaminar su sociedad blanca y se quedó perplejo cuando le recordé que los negros jamás hicieron cola en ninguna embajada o consulado para pedir una green card, es decir, una tarjeta de residente en los EEUU, sino que, por el contrario, los cazaron como fieras, los encadenaron y los trajeron al Continente Americano muy, pero muy en contra de sus voluntades.

Dejémonos de eufemismos y sigamos como siempre fuimos. Al negro y la negra llamémoslos negro, negrito, negrazo, negrote, negra, negrita, negraza y todas las derivaciones de la palabra que el rico idioma castellano nos da y, eso sí, con el mismo cariño de siempre. Recordemos que nuestro Libertador Simón Bolívar mamó de las tetas de una NEGRA y que esa leche tenía algo, algo que él se encargó de transformar en un gran tesoro para la posteridad.


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!