miércoles, 26 de septiembre de 2012

Las inversiones extranjeras


Desde niño estoy oyendo alabanzas y loas a las inversiones extranjeras. He oído las más disímiles apologías y los más extravagantes conceptos que no solo las justifican sino que las ensalzan y elevan umbrales cuasi celestiales. A lo largo del tiempo que oído a tanto pontificador rasgándose las vestiduras y casi presentando esas opciones como la única y última posibilidad de salvación para las escuálidas economías tercermundistas.

También, después de largo tiempo he llegado al convencimiento que todo cuanto tantos han dicho y dicen no son más que falacias; o como dicen los españoles, todo eso no es más que un camelo bien hilvanado para justificar tropelías, abusos, expoliación, ultraje y avasallamiento a los pueblos que caen en esa diabólica trampa y, cayendo, se dejan robar sus recursos naturales, se dejan expoliar mansamente y lo único que les queda – Alí Primera dixit – es miseria y sudor de obrero. Inútil decir que cuando se han llevado todo no dejan nada y, si acaso dejan algo, es solo basura, destrucción y miseria atroz.

Empecemos por lo elemental. Ellos no han traído ni traen al país un solo centavo de su propio peculio para esas llamadas inversiones que impulsarán el desarrollo. Falso. Mentira. Crean mecanismos muy artificiosos para usar dinero del ahorro nacional para sus fines. ¿No me creen? ¿Les cuesta trabajo creerme después de haber oído solo justificativas palabras dulces?

Por allá por los años 60 del siglo pasado se anunció con fanfarria, bombos y platillos que una transnacional automotriz instalaría una planta ensambladora en Venezuela; que esas maravillosas inversiones extranjeras generarían miles de empleos y que, entre otras cosas, sería el inicio de una pujante industria “nacional” que al cabo de pocos años produciría en el país, sino todos, por lo menos de la mayoría de partes y piezas necesarias, etc., etc., etc.

Efectivamente registraron legalmente una empresa y aportaron en efectivo un poco más de $1.000,00 (Bs. 5.000, 00 al cambio de la época). Enseguida, pidieron un préstamo a un banco nacional por Bs. 20.000,00 (algo menos de $ 5.000,00). ¿Cómo iba a negar el banco local ese pequeño préstamo a una transnacional tan poderosa? Acondicionaron un terreno y la casa matriz les envió un considerable lote de vehículos que rápidamente vendieron a precios elevados, con el producto de la venta los pagaron y, con “la ganancia” comenzaron la instalación de la industria. Una vez iniciada la instalación pidieron otro préstamo a la banca, esta vez bastante cuantioso y efectivamente montaron la industria. Como se ve, hicieron todo con dinero local y no debería haber muchas consideraciones sobre el hecho que así haya sido, lo evidente es que hasta ahora, casi 60 años después, esa empresa solo ensambla vehículos importados CKD (completely knocked down = totalmente desarmados). Hasta este punto, la cosa nos es realmente tan mala; pero ahondemos un poco. Arman los vehículos con un considerable ahorro tomando en cuenta los menores costos de mano de obra y aunque es cierto que emplean mano de obra local, venden los vehículos a precios muy por encima del promedio no solo del país de origen sino de países vecinos. La pregunta obvia: ¿Cuál ha sido el verdadero beneficio que ha traído al país esa inversión que, como se ve, no ha sido extranjera sino local?

Lo hecho por esa industria automotriz ha sido replicado por muchas otras de diferente índole; químicas, farmacéuticas, manufactureras, etc., etc., pero eso sí, las astronómicas ganancias se las han llevado todas y, ¿de dónde han salido esas ganancias?

Muchas de esas empresas, especialmente las mineras, se han ido del país cuando se agotaron las minas concedidas por el estado para su explotación. Una vez idas, ¿qué ha quedado en el país? La respuesta es peor que NADA. ¿Por qué peor que nada? Alí Primera, ese gran cantor del pueblo, lo dijo en una de sus canciones: miseria y sudor de obrero. Han dejado solo basura, contaminación y destrucción. Cuando niño conocí un cerro hermoso en Guayana. Era un yacimiento gigantesco de hierro. Se llevaron todo el cerro, hicieron una enorme tronera y eso, la tronera, fue lo único que dejaron. No dejaron ni siquiera una pobre casita para una familia, no dejaron una escuelita, no dejaron un dispensario, no dejaron NADA. Exactamente lo mismo pasó con aquellas transnacionales petroleras que se llevaron el petróleo durante casi cien años y pagaron solo miserables centavos pero dejaron miles de kilómetros cuadrados inservibles por la destrucción y la contaminación ambiental, además de grandes núcleos de población pululando en la más absoluta miseria. En la costa oriental del Lago de Maracaibo hay grandes problemas debidos a la subsidencia, esto es, al hundimiento de la tierra por debajo del nivel del lago después de haber secado los yacimientos.

No me vengan entonces con el cuento de la necesidad de atraer las inversiones extranjeras para promover el desarrollo del país. Ellas solo sirven para causar daños irreversibles porque hasta ahora, después de tantos años, solo han dejado indelebles huellas de destrucción y encima se han llevado del país todo el dinero que les ha dado la gana.

Cualquiera me diría que, por lo menos, pagaron salarios aunque míseros a la gente que explotaron y que con esos salarios pírricos la gente comió algún tiempo. Está bien, lo acepto pero ahora, en años recientes, esos maravillosos, generosos, abnegados mecenas inversionistas han inventado un fabuloso truco para ni siquiera pagar salarios de miseria porque no emplean gente para nada. Me refiero a los capitales especulativos  

En la llamada economía real, alguien invierte en algo, produce algo, genera empleo, paga salarios que no entraremos a calificar, o lo que es lo mismo, agrega algún valor a la materia prima utilizada y, según los economistas ayuda aunque sea en ínfima proporción a incrementar el PIB. Pero en cambio nada de eso ocurre con las llamadas inversiones especulativas. Es cierto que se invierte dinero (generalmente en papeles) que rápidamente recupera y no genera absolutamente ninguna riqueza. Es el egoísmo elevado a su máxima expresión y, contrario a las inversiones en la llamada economía real, más bien genera pobreza. Si en el primer caso la ganancia proviene de la plusvalía, en el segundo no proviene de ninguna parte concreta. Es una simple exacción de dinero de los bolsillos ajenos.

No me venga nadie con argumentaciones rebuscadas porque yo no acabo de entender la manera como esa llamadas inversiones extranjeras ayudan a los países, sean del tipo que sean. En el primer caso solo explotan las riquezas naturales, pauperizan la fuerza de trabajo, se van y no dejan nada tangible. En el segundo es peor, solo extraen dinero de los bolsillos de los nacionales, los empobrecen y dejan resultados totalmente negativos. Para mí es necesario buscar maneras más imaginativas tal como se está tratando de implementar en Venezuela donde se le da la bienvenida a las empresas extranjeras que deseen invertir EN LA ECONOMIA REAL, producir bienes tangibles pero, eso sí QUE HAGAN TRANSFERENCIA TECNOLÓGICA. Cuando les llegue el día de irse habrá quedado el conocimiento y los nacionales podrán continuar produciendo sin el auxilio de nadie. Se está probando, creo, por primera vez en el mundo y los resultados obtenidos hasta ahora han equilibrado la ecuación con el resultado que ambas partes ganan y no como antes cuando solo se beneficiaban los buitres. Veremos pues el resultado obtenido cuando llegue el día de evaluar resultados.     

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

viernes, 14 de septiembre de 2012

Meditando, reflexionando, comparando.


Dedicado con especial afecto a mi amigo Antonio Marín Segovia, de Valencia, España, con quien aspiro compartir una paella típica allá en Burriana cuando España se vuelva vivible otra vez.

Recientemente he leído varios artículos contentivos de grandes verdades que me han hecho meditar, y los menciono por título y autor, “¿Bajar los salarios para salir de la crisis?” por Vicenç Navarro, “ Ciudadanos del primer mundo, bienvenidos al subdesarrollo”  por Alfredo Saieg, “Bolivia antes y después de Evo” por Angel Guerra Cabrera e “Impunidad, crimen social y robo en supermercados” por Enrique Santiago Romero publicado en Opinión (España) el 13 de agosto de 2012, los tres primeros invito a leer en los enlaces señalados más abajo y del cuarto no lo dispongo.


Cuando empecé a estudiar Economía elemental y me hablaron de la oferta, la demanda, los mercados, la producción y todos esos temas relacionados yo me hacía una pregunta que he venido repitiendo a otros a lo largo de mi vida:
Imaginemos una comunidad con 100 habitantes, consumidores potenciales de un producto alimenticio; pero también imaginemos que tan solo 20 tienen poder adquisitivo para una sola unidad al día. Elemental que el productor no puede aspirar a vender una unidad más. Entonces, ¿no le convendría a ese productor hacer algo para que más miembros de esa comunidad tengan más ingresos y de esa manera se amplíe la base de clientes para su producto? Si 20 personas más tuvieran capacidad de compra, la producción se duplicaría para poder “satisfacer las necesidades del mercado”. Duplicando la producción se reducirían los costos y la ganancia para el empresario sería entonces más del doble.
Pero también me he preguntado repetitivamente que razones tendrán los empresarios capitalistas para no entender esta lógica tan sencilla. Si ellos hicieran algo para elevar el nivel de vida de los pueblos, o sea los consumidores de sus productos, ellos indudablemente venderían más, ganarían más. ¿Por qué no lo han hecho, no lo hacen y tampoco parece que lo harán? ¿No son ellos acaso los más interesados en que haya más clientes para sus productos? El número de seres-clientes no es directamente proporcional al número de habitantes sino al de aquellos con capacidad de compra.
Creo que esa aparente contradicción entre aspiraciones y realidad (de los capitalistas) fue interpretada por un líder político que vendió dulces cuando niño porque era pobre.

Me refiero a Hugo Chávez. Hombre de pueblo de origen humilde – como suelen llamar a los desposeídos de la fortuna – a quien no le avergüenza hablar en público sobre sus orígenes, su niñez, su pobreza, sus vivencias. Creo que, al contrario, se enorgullece porque esa vida tuvo necesariamente que ser una maravillosa escuela. Se hace llamar a sí mismo “el arañero de Sabaneta”. (Sabaneta, su pequeño pueblo natal y arañero porque vendía arañas, un dulce típico de lechoza, fruta tropical conocida en otros lugares como papaya)

Ironías del destino que una solución económica no fuera impulsada por un economista, un empresario, un capitalista sino por un líder popular.

Desde que el pueblo de Venezuela llegó al poder con Hugo Chávez a la cabeza, se puso en marcha un plan social para elevar el nivel de vida de las masas depauperadas, las hizo consumidoras y la economía nacional se disparó. No he comprobado si es cierto, pero oí en algún programa que a la Gran Bretaña le tomó 150 años duplicar su Producto Interno Bruto y a Estados Unidos de América 50. Venezuela lo ha más que triplicado en menos de 10 años.

No hablaré de los enormes logros sociales y económicos que ha tenido Venezuela desde 2004 a la fecha. Excluyo los años anteriores porque fue un triste período durante el cual la derecha y todos los retrógrados nacionales apoyados por la ultra derecha internacional, con sus sistemas mediáticos a la cabeza, intentaron por mil vías acabar con esa inédita experiencia revolucionaria. Solo me referiré brevemente a muy pocos aspectos y para ello es necesario establecer una comparación entre el antes y el después.

En Venezuela se verificó una ecuación absurda durante más de cien años. Resulta absolutamente incomprensible que sumados tantos términos positivos el resultado final resultara absolutamente negativo. Riqueza + Riqueza + Riqueza + n veces Riqueza = Pobreza absoluta para la inmensa mayoría de la población.

Después de más de cien años de explotación petrolera, de los cuales redondeando cincuenta como primer exportador mundial, con enormes riquezas mineras, tierras fértiles para la agricultura y la cría, agua en cantidades ilimitadas, clima benigno con sol – sí, SOL – todo el año y una población joven, nadie se explica que el Siglo XXI nos encontró con más de 60% de pobreza, más de 30% de pobreza extrema, casi dos millones de analfabetas, deserción escolar galopante, enorme desnutrición con altas tasas de mortalidad y morbilidad infantil y una larga cadenas de etcéteras.

A estas alturas del Siglo XXI el panorama ha cambiado radicalmente aunque todavía falta mucho por hacer. Se han cometido errores, se han tenido muchas fallas, pero se está poniendo en práctica la idea fundamental del pensamiento de Simón Rodríguez: “…tenemos que ser originales, sin hacer calco ni copia de modelos extranjeros. O inventamos o erramos.” El resultado tangible es otro diametralmente opuesto a todo la anterior. Ya nadie se muere de hambre, se acabó con la desnutrición infantil, el consumo de alimentos se duplicó en kilos/persona/año, el consumo de proteínas más que se duplicó, la ingesta o  consumo calórico (Kcal/persona/día) supera ampliamente las dosis recomendadas mundialmente en casi un 30%. Es más, asómbrense, recientes estudios antropométricos concluyen que la estatura de niños entre 5 y 7 años aumentó en promedio 2 centímetros.

Pero lo anterior no es todo. Se erradicó el analfabetismo, se construyeron cientos de escuelas modernas donde se suministra a los niños desayuno, almuerzo y merienda; se les dan gratuitamente útiles y enseres escolares incluyendo computadoras, se eliminaron todos los pagos en las escuelas públicas y la deserción ha bajado a índices bajísimos. Todo el país se convirtió en un enorme salón de clases con más de doce millones de personas estudiando a diferentes niveles en las distintas opciones que se ofrecen gratuitamente para la superación y, según cifras mundiales, Venezuela ocupa el cuarto lugar en el mundo entre las naciones con mayor acceso a las universidades. No en balde se han creado muchas nuevas universidades e instituciones de educación tecnológica, además de los centros de enseñanza a nivel secundario y técnico.

En materia de salud, de algo más de cinco mil centros dispensadores de salud totalmente en la carraplana se ha pasado a casi quince mil; eso sí, ahora dotados de aparatos de última tecnología y atención permanentes de primera calidad totalmente gratuitos incluyendo la entrega de medicinas, exámenes especializados (tomografías, resonancias magnéticas, mamografías, densitometría ósea, etc.) y de laboratorio, sin contar con la asistencia oftalmológica con dotación de lentes, asistencia odontológica con dotación de prótesis y centros de rehabilitación física de los cuales antes no había NI UNO. La atención médica ya cubre aproximadamente a más de veinte millones de habitantes y vamos camino a la universalidad en breve plazo. Por primera vez se han construido hospitales especializados en distintas zonas del país y se muestra como ícono referencial al Hospital Cardiológico Infantil, con cuyas acciones se ha llevado a cero el déficit de atención a cardiopatías infantiles; de solo 140 niños/año operados anteriormente se ha llegado a la cifra de más de 1500, incluyendo niños provenientes de otros países de Sur América y Africa.

El desempleo y la precariedad laboral son prácticamente cosas del pasado, aunque todavía hay mucho que hacer. De un desempleo que rondaba el 20% hemos bajado a una cifra cercana al 7%, a la vez que la informalidad se ha reducido sustancialmente. Los índices de pobreza y pobreza extrema están ahora alrededor del 20% y 5% respectivamente. La disminución ha sido ha sido sustancial.

Quizás dejaré para otro escrito algo de lo tanto que se ha hecho en materia de industria, infraestructura y vivienda, pero las cifras abundan en Internet.

Para concluir, el aspecto económico. El resultado incontrastable es que, a pesar de la enorme crisis mundial del capitalismo con consecuencias desastrosas en EUA y Europa, la economía venezolana crece en todos los sentidos porque el país recuperó su independencia y su soberanía y no está al servicio de ninguna potencia o poder extranjero. Ya tenemos absoluta independencia política y vamos camino a la soberanía económica y tecnológica porque EL PODER está ahora en manos del pueblo y no en las de la burguesía cipaya, arrastrada, lamepatas de los imperios y las transnacionales.

La tesis impuesta por “el arañero de Sabaneta” probó que haciendo a los pobres consumidores ellos consumen, compran y la demanda tiene que ser satisfecha por los empresarios honestos cuya misión es servir y no especular. Sube la demanda, se produce e invierte más, se crean nuevas fuentes de empleo con mayor remuneración, la economía crece y el país se desarrolla.

Algo muy obvio, muy lógico, no lo vio o no quiso verlo ningún especialista. Tenía que ser “el arañero de Sabaneta” quien lo viera.

INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
http://juanpedrotorres.blogspot.com

martes, 11 de septiembre de 2012

Las Técnicas del Engaño – Parte IV de IV


El gran humorista español Enrique Jardiel Poncela escribió hace muchos años un maravilloso libro que nos hizo desternillar de risa y siempre he estado confundido con el título de ese libro, porque, para mi particular manera de entender tiene dos, a saber, …Y hubo una vez once mil vírgenes o La Historia de un Don Juan llamado Pedro. Pero lo realmente importante no es el o los títulos sino el contenido. Si no lo han leído aún, lo recomiendo y espero que lo disfruten.

Por supuesto que no voy a referirme al texto de esa obra y solo mencionaré tangencialmente unos pocos aspectos. A Grosso modo se trata de un seductor de mujeres que perfeccionó sus diferentes métodos de conquista, los cuales seleccionaba y aplicaba según las características de cada interfecta. Tenía un archivo muy bien sistematizado en el cual tenía asentadas miles de características, particularidades, preferencias, aficiones, etc., de ejemplares del mal llamado sexo “débil”. También, al contrario, lo que no cuadraba a las mujeres según su “raza”, tipo, oficio, religión, nacionalidad, etc. En resumen, en ese maravilloso archivo tenía además los lineamientos del plan de ataque a seguir según el caso, lo cual le aseguraba el éxito que, según el autor, siempre obtuvo. La infalibilidad de aquellos métodos le funcionó a la perfección y, de esa manera, las ciencias aplicadas a la esfera “amorosa” rindieron sus frutos a cabalidad.

Así también ocurre con el engaño a personas, colectividades, pueblos y naciones. Los más variados métodos hoy en día se estudian en profundidad, se sistematizan y se aplican, y para ello se valen, entre otros, de la Psicología, la Informática, la Psiquiatría y las llamadas Ciencias del Comportamiento, etc. La aplicación de métodos científicos en Universidades, Centros de Investigación, tanto teóricos como aplicados, es algo que se hace hasta con alarde al punto de discutirse públicamente en Foros, Conferencias y Congresos “Científicos” en muchas partes e inclusive se publican y difunden los resultados en libros, revistas y “papeles científicos”. Es más, se llevan a cabo experimentos que califico de inmorales, con la anuencia o no de personas, de seres humanos convertidos en ratas de laboratorio. Quienes duden, lean un libro que creo bien documentado, La Doctrina del Shock (The Shock Doctrine)  de la escritora canadiense Naomi Klein. Los pelos se me erizaron cuando o leí.

Lo que escribió humorísticamente Jardiel Poncela me movió a la risa, pero es lo mismo que lo desarrollado por Naomi Klein que me movió a la rabia y al estupor. Las diferencias son tan solo de estilo, el primero se basa en la imaginación y el segundo en la dura realidad; y los propósitos de cada libro también, por supuesto, también son distintos aunque ambos autores lograron y logran lo que se propusieron.

A propósito dejé de último el final de …Y hubo una vez once mil vírgenes o La Historia de un Don Juan llamado Pedro. No lo diré pero es una gran lección a futuro – quienes lo hayan leído saben a qué me refiero – que resumo con un refrán muy común, con sus distintas versiones entre los países donde hablamos castellano: A CADA COCHINO LE LLEGA SU SABADO.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

sábado, 8 de septiembre de 2012

Las Técnicas del Engaño – Parte III de IV


El engaño aplicado a la justificación de las guerras, naturalmente siempre terriblemente destructivas, que solo tienen por objetivo el aprovechamiento y expoliación de recursos naturales, es lo más pérfido y aberrante que comete el capitalismo.

No hay término o palabra que pueda ni remotamente embellecer la descripción de un crimen horroroso de dimensiones catastróficas. Sin embargo, acuden a expresiones maquiavélicamente diseñadas para intentar justificar sus demoniacos fines y, para lograrlo, se apoyan en refinadas técnicas de engaño.

Observemos algunas de esas justificaciones tomadas al azar entre las muchas que han voceado al mundo recientemente. Al pueblo que quieren agredir siempre lo califican de malo, malvado, horrible y lo dirigen perversos que no solo ambicionan dañar a los agresores sino a sus mismos pueblos. En cambio, los agresores siempre se presentan a sí mismos como seres seráficos que desean la paz, el progreso, el entendimiento, la libertad y sus acciones están inspiradas en los valores más sublimes. Inútil decir que desean la paz pero van a la confrontación, mejor dicho a la agresión descarada, en contra de sus excelsos deseos e inspirados en amor a la humanidad para rescatar esos pueblos y liberarlos de otros seres salidos del averno.

La contradicción entre dicho y hecho es total. ¿Cómo puede ser humanitaria una acción criminal, asesina, genocida? Imposible justificar que “te mato por tu bien”.

Historicamente, las aseveraciones que los pueblos que han sido atacados y destruidos poseían armas letales de destrucción masiva, que tiranizaban a sus habitantes y que representaban una amenaza para otros, han resultado falsas.

Todo no es más que una trama científicamente diseñada para robar después de haber matado y destruido, pero el engaño individual y colectivo ha servido para obtener “apoyo” por parte de los idiotizados.

¿Será tiempo para abrir los ojos?

Continuará.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!   

lunes, 3 de septiembre de 2012

Las Técnicas del engaño – Parte II de IV


El embuste que manipula y engaña es la herramienta favorita de los políticos demagogos, los banqueros ladrones y los comerciantes inescrupulosos. También lo es de los donjuanes que ven en las mujeres un instrumento para su personal disfrute sexual, y no podemos dejar por fuera a las sibilinas evas trepadoras que utilizan su perfidia mezclada con sus atributos femeninos.

El ridículo que les cuento a continuación a los amigos lectores de otras latitudes ocurrió en la vida real. Uno de esos politiqueros falsos del viejo orden, de esos que únicamente salen de sus mansiones y de las tascas lujosas cuando, tapándose la nariz y desinfectándose después con alcohol, acuden a las comunidades a pedirles el voto, se presentó en un apartado poblado y como siempre suele ocurrir, le organizaron un “acto de masas”.

Por supuesto, solo habló embustes y promesas falsas. Si votan por mí, - vociferó – les construiré la escuela y el dispensario, les construiré las cloacas, les pavimentaré las calles y les construiré el puente.

Del grupo que lo escuchaba surgió un murmullo y una voz:

¡Aquí no hay río!

Impertérrito, haciendo gala de su engolada voz les dijo:

¡¿No hay río?! – Pausa – No se preocupen. – Otra pausa y gritó entonces - ¡También les haré el río!


PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!