martes, 29 de junio de 2010

¿Cumbre o sima?

El día domingo 27 de junio de 2010, en horas de la mañana, me sacudió la noticia publicada en la página www.yahoo.com, escrita por el periodista Rob Gillies de la agencia Associated Press, en la que describe los sangrientos motines en la ciudad de Toronto, Canadá, el día anterior, como protesta por la reunión de la Cumbre del G – 20.

Haré una versión libre de algunos párrafos de su nota periodística.

El primer párrafo dice así: La policía arrestó más de 400 manifestantes que se desprendieron de una multitud pacífica durante la cumbre económica global y salvajemente crearon el caos en el centro de Toronto, lo que se prolongó hasta la madrugada del domingo, según dijeron las autoridades hoy domingo.

No pude dejar de comparar esa cruda descripción con lo que ocurre en las llamadas Cumbres en nuestras latitudes latinoamericanas. Por un lado se reúnen los mandatarios y sus delegaciones y; por el otro, los llamados movimientos sociales. Nada sucede. Cantos, bailes, alegría, consignas, apoyo a las posiciones oficiales, interrelación entre los distintos emisarios, se intercambian opiniones y todo queda en sana paz.

Continuemos con la descripción de los hechos: La policía utilizó escudos, rolos, gases lacrimógenos y de pimienta para detener a la turba que trataba de dirigirse al sur, hacia la cerca de seguridad que rodea el sitio de la cumbre del Grupo de los 20. Los manifestantes arrojaron piedras y botellas a la policía.

Escudos, rolos, gases y fuerza contra piedras y botellas. Que enorme diferencia con nuestros escenarios. Cantos, bailes, alegría, consignas y otras muestras gratas apareados y no enfrentados a sonrisas, apretones de manos, abrazos y aceptación mutua.

Tim Burrows, Sargento de la Policía de Toronto, dijo el domingo que habían arrestado por lo menos a 412 personas durante el motín que comenzó el sábado por la tarde.

De la descripción policial se desprende que el zaperoco se prolongó durante muchas horas. Comenzaron el sábado por la tarde y, supuestamente, amanecieron. Debe haber sido algo casi monstruoso como lo reflejan las fotografías que se muestran en la citada página web. ¿Qué les parece, más de 400 presos? ¿Qué destino les espera?

Un estimado de 19.000 agentes policiales traídos de todo Canadá se encargó de la seguridad, cuyo costo se estima en $ 900 millones.

Los organizadores de la protesta habían previsto reunir unos 10.000 manifestantes, pero solo acudió más o menos la mitad debido a la lluvia.

“Nunca habíamos visto tal nivel de salvajismo, criminalidad, vandalismo y destrucción en nuestras calles”, dijo Blair.

En estos tres últimos párrafos de los pocos que seleccioné del largo artículo, llaman la atención algunos aspectos resaltantes, por no decir contradicciones o cosas extrañas. La policía canadiense no sirve para nada. Lo dice el periodista y lo ratifica su propio vocero. 19.000 policías a un costo de $ 900 millones no pueden controlar una supuesta turba que apenas llegaba en número a la CUARTA PARTE de la fuerza policial. No entiendo como es que cada 4 policías fuertemente apertrechados no pueden someter a UN manifestante que solo puede gritar, maldecir, insultar y en último caso tirar piedras o botellas. Pero eso no es todo. Además, no los controlan y causan destrozos importantes a lo largo de muchas horas. ¿Cuáles hubieran sido los resultados sino hubiera llovido y, efectivamente, los organizadores lograran llevar los 10.000 que se proponían?

Se me ocurren algunas preguntas. ¿No hubiera sido mejor negocio dejar que la gente protestara y se ahorraran los $ 900 millones, más el costo de los destrozos?

¿Cuántas cosas realmente útiles y provechosas se pueden hacer con $ 900 millones a favor de los desposeídos de Canadá?

¿Para qué carajo tienen que enjaular a esos mandatarios y así separarlos con una cerca de seguridad de los pueblos que ellos supuestamente representan y defienden?

¿Será que para ellos es más importante beneficiar con $ 900 millones a los fabricantes de gases lacrimógenos y de pimienta (ojo, no he dicho balas) que a los canadienses más pobres?

¿Será que para ellos es más importante gastar ese dineral alejando a la gente que el riesgo de contaminarse si se acercan mucho?

En un artículo pasado pedía que pararan el mundo porque me quería bajar. Me arrepentí al final y prometí hablar de cosas más gratas pero; que buena vaina, carajo; ¡no me dejan!

PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

domingo, 27 de junio de 2010

Adversidad o Simplemente Dificultades

Aclaratoria. Más bien debería decir nota introductoria. Este escrito es viejo; lo hice el 14 de septiembre de 2002, dos meses y medio antes del paro sabotaje petrolero que tanto daño le hizo al país. ¿Por qué lo saco a la luz ahora? No lo sé, me dió la gana. ¿Si fuera tuyo, por qué lo repetirías? Léelo y dame "tus razones".

Tajantemente afirmo: NO EXISTE LA ADVERSIDAD. Solo, y ocasionalmente, tropezamos con dificultades y éstas existen solo para ser vencidas. Dicen los llaneros que “el hombre es del tamaño del compromiso que se le presente”. En cierta ocasión alguien me dijo: “Benditos sean los problemas que nos aparecen de vez en cuando porque solamente su dificultad mide nuestra capacidad para resolverlos”. Desde entonces quise mucho a esa persona, y aunque murió hace tiempo, cada día la admiro más.

Si resolvemos un problema pequeño nos contentamos un poquito, pero si resolvemos uno grandote nos vanagloriamos y siempre, cuando el problema ha sido ya resuelto, volvemos atrás la mirada y con cierto asombro lo menospreciamos y hasta llegamos a exclamar: “y por esa tontería me estaba preocupando”. Pero, lo que siempre nos ocurre es que cuando tenemos un problema tenemos la tendencia a pensar que es el peor del mundo, que los demás viven felices y que somos los más desgraciados. Nos sentimos hundidos en un hueco negro y profundo del cual no hay salida, hasta que.....la encontramos. Luego olvidamos todo y venga de nuevo a repetirse el ciclo.

Hay personas que enfrentan sus problemas sin inmutarse. Simplemente se dedican y esfuerzan a resolverlos sin afectarse emocionalmente. Hay otros que patalean, lloran, maldicen, se quejan, pero lo resuelven. Hay muchos otros tipos, pero el peor es aquel que se sienta a esperar que venga alguien a resolverle su situación. Es más, hay algunos tan flojos, diría yo, que buscan quien se queje por ellos.

Sinceramente, con toda franqueza, ¿a cual de los tipos te pareces tú?

Pero, ¿por qué estoy hablando de cosas tan obvias que todo el mundo sabe? Cierto. Todos lo sabemos y lo estoy repitiendo para estimular a ciertos individuos a reflexionar, auto-analizarse con sinceridad y tomar las medidas necesarias para incorporarse al grupo de personas a las que admira, que deje de verlas desde la lejanía e incorporarse al grupo de los machos que se enfrentan a las benditas dificultades que les depara la vida, no solo con la frente en alto, sino con valentía, denuedo y coraje. Es con todos: hay que dejar la lloradera. Las plañideras son una institución muy venida a menos y en vías de extinción. El llanto nos deprime y nos quita arrestos. Por el contrario, el optimismo y la alegría nos envalentona, nos impulsa a empresas mayores y más sublimes y, lo mejor de todo, nos permite ver el horizonte y la meta con mayor claridad. De nosotros mismos depende el camino que tomemos ya que al llegar a cierta edad dejamos de contar con una aya que nos agarre de la mano y nos lleve. Es para ese momento que debemos prepararnos, no solo con el estudio y la superación intelectual, sino con la necesaria dosis de coraje que se requiere para enfrentar la vida o, dicho de otra manera, para vencer las dificultades.

Lo que llamamos adversidad es lo que algunos llaman pava, mabita, mala suerte. Es un estado de conciencia colectivo al cual suelen llevar a grupos (pequeños, grandes, pueblos y sociedades) de manera muy interesada con ciertos fines, desde luego inconfesables, para justificar ciertas acciones que, naturalmente, redundan en beneficio de pocos y en perjuicio de muchos. Y a ese beneficio de pocos se llega a través de un intrincado tejido de cuestiones políticas, sociales y esencialmente económicas. Es lo que eufemísticamente se llama manipulación de masas, lavado cerebral; en suma alineación total. Yo prefiero llamarlo embrutecimiento con consentimiento. ¡Sí!, con consentimiento de los embrutecidos porque ellos saben siempre lo que les están haciendo, o por lo menos lo presienten, y son felices, se regodean, lo disfrutan, cínicamente lo pregonan, descalifican e insultan a los que no se dejan embrutecer y se enorgullecen cuando dragonean que no hay mejores embrutecidos que ellos mismos. Todos y cada uno pugnan por llevarse la dudosa gloria de ser el embrutecido mayor. ¡Y vaya que tantos lo consiguen!

Colectivamente, una vía de escape a las responsabilidades individuales es no querer ver ni aceptar la adversidad como nuestra propia incapacidad para enfrentar las dificultades. Hacer como el avestruz; no veo el problema, luego no existe. No reconozco mi incapacidad y echo la culpa a otro, preferiblemente al sistema, o a “la situación”, que es algo difuso e inasible. Imaginemos una sociedad compuesta por cien elementos y todos tienen sus propias dificultades. Si nadie hace nada por resolverlas, el problema visto desde el punto de vista general, se agrava. En cambio si, digamos, cincuenta resuelven los suyos propios individualmente considerados, el grupo como tal habrá resuelto LA MITAD de lo que compone su adversidad. La adversidad social no es más que la sumatoria de las dificultades individuales y a eso, para darle otra dimensión QUE NO TIENE, se le llama crisis y, ¡oh, la salvación!: yo no tengo nada que ver, el único culpable es el gobierno. Que oportuno, que alivio, ya me liberé de culpas y de responsabilidades, ahora que venga el gobierno a superar mi miopía y mi cobardía para enfrentar mis propias dificultades; en resumen, a resolver mis propios problemas. Así me escapo fácil, cómodo y sin esfuerzo alguno. Pero lo malo radica en que independientemente de lo que el gobierno haga por todos, mi propio problema persistirá y se complicará hasta tanto YO MISMO lo resuelva.

Ingredientes de la crisis inducidas (creadas) son, en primer lugar, la incapacidad individual para superar las dificultades propias; segundo, la natural inclinación de muchos de culpar a otros de su propia incapacidad; tercero, la estúpida satisfacción de ser embrutecidos a sabiendas. Redundo al afirmar categóricamente que los embrutecidos resultan ser excelentes propagadores de esa psicosis colectiva, o sea, del estado de conciencia al cual me referí anteriormente.

¿Un ejemplo concreto de la Venezuela actual? – La crisis (adversidad) económica de nuestros días ha sido inducida (creada) artificialmente y en esa creación intervienen, entre otros, los factores políticos que la atizan, los factores empresariales que la ejecutan, los factores mediáticos que la promueven y los peores cómplices: los embrutecidos que colaboran en todas la fases de la conspiración. Las razones son evidentes: los mal llamados empresarios venezolanos, reconozcámoslo, no han sido nunca EMPRESARIOS. Han sido unicamente depredadores del tesoro y de la riqueza nacional y lo han hecho entretejiendo complicados mecanismos de complicidad entre ellos mismos, y con burócratas puestos a su servicio. Empresario viene de emprendedor y ellos no son empresarios porque nunca han emprendido nada. No han creado nada salvo mecanismos para medrar. Nunca se les ha ocurrido gastar un solo centavo para fundar establecimientos de investigación que los ayude a producir más y mejor, crear nuevos productos, diseñar métodos, equipos y maquinarias más productivos, incentivar nuevas ideas y procesos, entrenar, orientar, inducir, capacitar a su personal, bajar costos e incrementar la productividad. Claro, siempre esperaron que su aya, papá Estado, los agarrara de una mano y los llevara a paraísos de ganancias fáciles sin arriesgar dinero de su propio peculio, sin demostrar innovaciones, ideas ni creatividad. Sin ellos resolver sus propias dificultades porque siempre ha sido más fácil contratar proyectos “piratas” a fin de conseguir créditos baratos del Estado para no pagarlos nunca y, con ciertas complicidades, comprar maquinaria chatarra a precios de nuevas, importar materia prima, partes, componentes y otros insumos de mala calidad y ensamblarlos luego como productos nacionales. Para colmo, cargar como costos de la empresa gastos personales dispendiosos, declarar pérdidas artificiales y no pagar impuestos, además de burlar otros como los derechos aduanales utilizando el subterfugio de la sub-facturación y, peor aún, mediante el contrabando. Olvidaba incluir la contratación de personal fuera de las normas sin cumplir con los mínimos establecidos en las leyes, el no pago de salarios justos, el robo de los aportes de los trabajadores al Seguro Social, la ausencia de seguridad industrial, el robo de las prestaciones sociales, muchas otras formas de desconocimiento de los derechos de los trabajadores, muchos otros abusos que no son más que vil e inhumana explotación.

Como no quieren ni saben trabajar han inventado una crisis que solo existe en sus mentes. No saben ni se atreven a resolver sus propias dificultades. Solo saben medrar y quieren seguir medrando. Han creado artificialmente una crisis en conjunción con los factores ya dichos y la especial colaboración de los embrutecidos que funcionan como maravillosos coros de voces agoreras, de dolientes plañideras, de esparcidores de la psicosis que tanto les beneficia. Sin embargo, lo bueno es que no han tenido ni siquiera un ápice de creatividad para diseñar su plan. Este plan es burdo y sus partes fácilmente identificables y, desde luego, fáciles de contrarrestar.

Pero, veamos en que consiste el plan que están ahora poniendo en práctica. Sencillo, quieren lograr sus efectos utilizando tres vías: primero, cierran sus puertas y echan los trabajadores a la calle intentando crear una gran conflictividad social, a la vez que ellos mismos atizan el problema del desempleo. Segundo, ellos como empresarios, importan o traen de contrabando los productos, generando de paso fuga de divisas, y ganan más al reducir sus costos: solo un depósito y vendedores a comisión en vez de un grupo de trabajadores y todos los costos y esfuerzos que acarrea el producir. Tercero, con el falso mensaje que desestimula la inversión se auto protegen contra posibles futuros competidores, lo que les asegura seguir dominando el mercado. ¿Fácil y sencillo, verdad?

En resumen, no resuelven sus dificultades. Otros vienen en su auxilio. No se atreven a nada, tratan de hacer que otros se atrevan. Pero, ¿qué tal si a nosotros, como sociedad, como pueblo se nos ocurre contrarrestarlos? – Pues, hagámoslo; porque de lo contrario lograrán hundir el país (y con ellos mismos adentro exceptuando los que huyan como ratas) y eso, simplemente no queremos que ocurra. Entonces, nos atreveremos a superar esa dificultad, no tendremos miedo ni necesitaremos otra guía que nuestra propia conciencia y nuestro amor a la patria, innovaremos y le pondremos creatividad a nuestras acciones y, sobre todo demostraremos que no somos tontos, no estamos embrutecidos ni mucho menos consentiremos que los regadores de psicosis nos afecten con sus prédicas siempre malsanas, siempre destructivas, siempre propias de ruinosos estólidos anti-patria

¡La estrategia es diabólica! – Necesario es derrotarla. Toca a los venezolanos abrir los ojos ante esta malvada realidad, pero solo el pueblo puede romper esa estrategia y obligarlos a reabrir las puertas de los centros de producción, reenganchar trabajadores, bajar el desempleo, crear riqueza. Exactamente lo contrario de lo que ellos se proponen.

El pueblo debe saberlo y tomar la iniciativa. Al comprar cualquier producto averiguar su procedencia y NO COMPRARLO SI NO ES VENEZOLANO. Cuando “ellos” vean que sus baratijas importadas, muchas de ellas que no cumplen las normas mínimas de calidad, otras que no tienen registro sanitario, se pudren en los anaqueles de los comercios y el consumidor exige productos nacionales lo pensarán, recapacitarán, e irán gradualmente reabriendo sus viejas fábricas. También otros se animarán a fundar nuevos establecimientos. Piensa: cuando compras un pantalón importado das trabajo a una costurera lejana. Cuando compras uno nacional, das trabajo a tu vecina. ¿Y qué tal si el propio pueblo se anima a producir?. – Es cuestión de organizarse en cooperativas u otras formas de asociación comunitaria. ¿Y qué tal la cogestión? - Y en casos de que insistan en cerrar los establecimientos obedeciendo designios oscuros, el pueblo organizado puede crear mecanismos para tomar el control de los centros de producción dando así vida al principio cristiano de que LA PROPIEDAD DEBE CUMPLIR UNA SAGRADA FUNCIÓN SOCIAL.

El pueblo y solo el pueblo dará al traste con la recesión – CON LA CRISIS, CON LA ADVERSIDAD - artificial, estimulará la producción y la productividad y se dará a si mismo una mejor calidad de vida.

¡Hasta cuando dejarse manipular! – ¡A demostrar que no nos han embrutecido!

sábado, 12 de junio de 2010

Paren el mundo. Me quiero bajar

Stop der welt. Ich will aussteigen.

Arrêtez le monde. Je veux descendre.

Stop the world. I want to get off.

Arrestare la terra. Voglio scendere.

Pare o mundo. Eu quero descer.

Es verdad. Muchas veces nos bombardean con noticias tan desastrosas que lo que provoca es mandar a parar nuestra “única nave espacial”, como dice Walter Martínez en su programa Dossier por VTV y muchísimas otras estaciones a nivel mundial, y bajarse ya para escapar de tanta porquería.

A veces me pregunto la razón por la cual los humanos nos empeñamos en fregarnos la vida mutuamente. ¿No me creen? Veamos unos pocos ejemplos.

Esos desgraciados sionistas que gobiernan el desventurado pueblo judío asesinan, hieren, secuestran gente que llevaba ayuda humanitaria a otra gente que sufre.

Las Naciones Unidas imponen sanciones a Irán porque quieren desarrollar su energía nuclear, entre otras cosas, para salvar vidas. Al contrario, hacen mutis total respecto a las más de trescientas armas nucleares que posee, precisamente, Israel.

Los gringos vuelven a hacer lo mismo. Igualito que con el Maine en Cuba, con la fragata en el Golfo de Tonkin en Viet Nam, con Pearl Harbor, con la torres gemelas y el pentágono, etc.; ahora, le hunden un barco a sus sigüises surcoreanos y le achacan su movida a los de Corea del Norte.

La xenofóbica y racista policía gringa asesina un niño mexicano, en su país, porque estaba jugando. Para ellos es un crimen que un niño juegue en su país, o será que les molesta que sea algo feliz en medio de su pobreza, causada precisamente por los mismos gringos.

El gobierno griego, el italiano, el español y otros, disuelven violentamente manifestaciones de sus pueblos en contra de las medidas que toman por imposición del Fondo Monetario Internacional. No quieren que la gente se subleve porque los botan de los empleos, porque les rebajan el sueldo y las prestaciones sociales; porque, en fin, los ponen a pasar hambre. No mencionemos los muertos, heridos y aporreados entre quienes protesten.

En casi todo el mundo se sufre la crisis del capitalismo mundial, crisis producida por la glotona avaricia de los más ricos que le chupan la sangre a los demás; pero, los gobiernos le quitan la comida y la vida a los pendejos para “salvar” los bancos quebrados. ¿Por qué carajo los pobres tienen que premiar a los ricos que los roban y los matan de hambre y otras calamidades?

¿Sigo? ¡No!. Se pueden llenar miles de cuartillas con otros tétricos ejemplos. Me da asco. Para no enfermarnos, dejemos la cosa de este tamaño. Les prometo que la próxima no será tan nefasta.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

martes, 8 de junio de 2010

La Patria Grande

La Constitución de Venezuela aprobada en 1811 junto a la Declaración de Independencia – 5 de Julio – fue la primera de la América antes llamada española. Entre los requisitos exigidos para llegar a los altos cargos, tan solo se exigía ser nativo de los territorios antes españoles o de sus islas. Es así como eminentes personajes, nacidos fuera del territorio venezolano, se encumbraron en la historia y muchos de ellos forman parte del grupo de eternos próceres de la patria y de la nación venezolana.

Todos los venezolanos que conocemos algo de la historia, tenemos presente, entre muchos otros, a José Cortéz de Madariaga (chileno), Francisco Javier Yánez (Cubano), Atanasio Girardot (Neogranadino), Luís Brión (Curazoleño). En la práctica, esa disposición se vio ampliada con la aceptación de personajes venidos de otras latitudes, tales como José Ignacio Abreu e Lima (brasileño), Tomás Farriar (inglés), Daniel Florencia O’Leary (irlandés), Perú de la Croix (francés) y una larga etcétera en ambos casos.

Afirmo sin ambages que la mayoría de los venezolanos no somos provincianos. Nos viene de tradición, nos viene ya en los genes. En nuestra vida hemos aceptado y asimilado varias oleadas de gentes venidas de otras tierras; europeos, levantinos, asiáticos, africanos. A los latinoamericanos no los incluyo porque los consideramos como a nosotros mismos, ciudadanos de la PATRIA GRANDE. Todos han sido acogidos solidariamente y no nos importa su color de piel, su credo religioso, su posición política o filosófica ante la vida. Cuantos de ellos han llegado, como en efecto lo reconocen ellos mismos, literalmente con una mano delante y otra detrás, y se les ha brindado toda clase de ayuda, cooperación, facilidades y, sobretodo, solidaridad para que inicien una nueva vida, luchen y echen p’alante. Nunca jamás se les ha discriminado ni excluido. Aquí están. Algunos se van y enseguida vuelven. Cuantos me han dicho que no se acostumbran “allá”, que al poco tiempo sienten nostalgia de “esto” y regresan. Algunos me han dado razones muy chistosas, como el inglés que me dijo que se había regresado porque allá no podía comer plátanos fritos.

Hago un paréntesis y explico a lectores de otras tierras. Para nosotros, los plátanos no son los bananos conocidos por todos, a esos les decimos cambur y hay 16 variedades en el país. Son otro tipo de musácea cuyas dimensiones son más grandes, pueden llegar a medir hasta unos 40 centímetros de largo y hasta 8 de diámetro. Con ellos se preparan muchos platos siendo lo más popular las “tajadas”, rodajas de plátano fritas que acompañan otras viandas tales como el famoso pabellón criollo compuesto de caraotas negras (habichuelas, frijoles, porotos), arroz blanco, carne mechada (en Cuba y las Islas Canarias llaman “ropa vieja” a algo parecido), y plátano frito. Una variación es el pabellón con baranda, lo anterior con un huevo frito encima. A mí, por ejemplo, me gusta agregarle trozos de aguacate.

Cuando los venezolanos vamos a otros países de Nuestra América, no nos sentimos extraños. Nos sentimos como en nuestra propia casa. Es nuestra también; y, cuando ellos vienen para acá, nos encargamos de hacerlos sentir igual. Igual, están en su patria, están en su casa.

Cuando los venezolanos vamos a otros continentes nos encanta, nos alegra conseguir a esos “paisanos” de la PATRIA GRANDE. Nos da la misma alegría como si fueran también venezolanos. Eso lo entendió Francisco de Miranda, quien pasó toda su vida gestando el gran proyecto de la Colombeia, la liberación de todo el continente desde la Louisiana hasta la Tierra del Fuego y tener UNA SOLA PATRIA bajo una sola bandera. Eso lo entendió Simón Bolívar quien afirmó que la Patria es América, en todos sus escritos se refiere a los americanos, convocó al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 para formar la Gran Confederación Americana. En 1811, antes de declararse la independencia, dijo aquellas célebres palabras: “Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana”.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

sábado, 5 de junio de 2010

Error y corrección

¡Que vergüenza! Cometí un imperdonable error. A un grande entre los grandes le cambié el nombre. ¿Cómo? Si; a Eduardo Galeano lo llamé Ernesto. Un amable lector uruguayo me envió un correo y me hizo el señalamiento. Con humildad hago pública su nota:

El 5 de junio de 2010 19:04, Melchor Esmoris escribió:

Mira , para tu articulo de " la burocracia " por favor arregla esto, es un escritor demasiado conocido , para que tu lo llames Ernesto.

Eduardo Germán María Hughes Galeano (Montevideo, 3 de septiembre de 1949), conocido como Eduardo Galeano, es un periodista y escritor uruguayo


Mi respuesta inmediata fué:

Camarada Melchor;

Recibe mi agradecimiento y mis mejores saludos y a la vez te estimulo a continuar corrigiéndome.

Repito: mil gracias por la corrección. Es un error imperdonable y solo digo en descargo, en jerga periodística antigua, que fueron "duendes de taller". Fue solo ahora cuando me percaté y es probable que quien transcribió pensara en otro gran escritor y poeta, nicaragüense para más señas, el Rev. Pbro.Revolucionario Ernesto Cardenal.

Mis mejores saludos extensivos a mi muy admirado y querido pueblo uruguayo y diles que siento mucha nostalgia por volver.

Ah, lo olvidaba, cuentas ahora con un nuevo amigo.

Juan-Pedro Torres

Que todos y todas sepan que me equivoco, que cometo errores. Que algunos son garrafales. A la vez me alegro: compruebo que soy humano.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

jueves, 3 de junio de 2010

La burocracia

El extraordinario escritor uruguayo Ernesto Galeano, el autor de “Las Venas Abiertas de América Latina”, escribió precisamente en esa obra maravillosa que todo latinoamericano debe leer, lo siguiente: El burocrático temor a la imaginación creadora y a la libertad de decisión, continúan imponiendo obstáculos al desarrollo del Socialismo”.

Galeano, al escribir esa sabia reflexión, se refería a cualquiera de tantas circunstancias adversas por las cuales tuvo que atravesar la Revolución Cubana en sus comienzos.

El burocratismo es una enfermedad. Así lo creo. Me referiré al burócrata malsano y, en ningún momento, ni de ninguna manera, al empleado eficiente que cumple satisfactoriamente con sus deberes.

Cada burócrata es un ejemplar de una especie perversa de una fauna que se multiplica como un virus con propiedades miméticas. Se esconde, se cobija, se tapa, se oculta, se camufla de mil maneras y su principal actividad consiste en hacer todo lo posible por estar bien con el jefe, por figurar y hacerse notar con el jefe. Por parecer importante ante el jefe. Les encantan las reuniones, las juntas, los comités y cualquier aquelarre. Acuden prestos con sus grandes bojotes de carpetas y papeles tan solo a demostrarle a los demás burócratas, y especialmente a sus superiores, que ellos son lo más chévere, lo más cuchi-cuchi, lo last. Acuden presurosos a esas reuniones y la única decisión seria que toman es, créanlo, la de volver a reunirse.

Cada burócrata cumple eficientemente otras funciones. No lo creen. Pues, créanlo. Se ocupan, casi a tiempo completo, a serrucharle las patas a los que están a un nivel superior al suyo; cerrarle el paso a los que están debajo y, también, ponerle zancadillas a los de su mismo nivel. ¿Y las funciones propias inherentes a su cargo? Para ellas hay muchas carpetas, gavetas y archivos donde colocarlas en hibernación o en vida latente, con más efectividad que los más desarrollados y adelantados sistemas criogénicos.
Volveré sobre el tema.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE ¡VENCEREMOS!