viernes, 28 de mayo de 2010

Artículo 22

Voy a entrar en una nueva etapa en estos artículos y junto a ello introduciré algunos cambios. En primer lugar, los artículos serán identificados por título y no por números; en segundo, dejaré atrás lo eminentemente político y trataré cosas, tal vez, aparentemente menos intrascendentes – o para decirlo de otra forma – “algo menos serias” – y con ello quiero decir, más livianas, más llevaderas.

En los próximos días bajaré los 21 artículos precedentes y entraré en una nueva etapa. Lo político, ciertamente lo retomaré en su debido momento. Todo tiene su tiempo y su lugar. En el ciberespacio, todo también tiene su debido momento.

Hablaremos sobre temas más livianos y, ojalá, algunos me salgan algo divertidos y así, lo pasaremos bien.

Los socialistas, los revolucionarios, estamos siempre contentos. Los amargados son otros y ojalá dejaran de serlo para que podamos pasarla mejor. Los revolucionarios estamos siempre felices y así queremos permanecer.

Por los momentos nada diré sobre lo que vendrá en el futuro. Espero concretar ciertos planes en mente pero, si todo sale bien, les aseguro que lo vamos a pasar bien.

Preparémonos, pues, para que así sea. Trabajo no nos faltará y los invito a que seamos más participativos.

Entre todos, participando y protagonizando, lograremos lo imposible. Solo les pido anticipadamente que, como dijo un eminente poeta griego, me ayuden a llegar hasta donde no puedo. Donde yo puedo, llego solo y para ello tan solo necesito solidaridad.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

miércoles, 19 de mayo de 2010

Artículo 21

Dije que habíamos pasado a una nueva etapa. No quiero, por ahora, hablar de política simplemente porque el momento no es propicio. Todo tiene su tiempo y su lugar. Sin embargo, tengo forzosamente que hablar de algo íntimamente relacionado con la política; o, mejor dicho, relativo a ciertos vicios que suelen estar aparejados a la actividad política. Me explico mejor, íntimamente vinculados a la “vieja política”.

Existen personajes que han tomado las recientes elecciones internas del PSUV como una batalla entre enemigos acérrimos, y no como una fraternal contienda entre camaradas que comulgan con los mismos ideales. Eso es dañino. Eso es divisionismo puro. Ya aparecieron por ahí algunos dragoneando que no votarán en septiembre por fulano, zutano o mengano porque no forman parte de “su” mezquina visión.

Toda organización humana tiene en su seno las mismas virtudes y los mismos defectos de los individuos que la integran y lo sabio, lo positivo, lo correcto es tratar de nivelar esas máculas en beneficio de todos en colectivo. Todos y cada uno de nosotros debemos aceptar el desafío, y superarlo, de contribuir a la unidad del partido porque lo que nos jugamos en las próximas elecciones parlamentarias es el futuro del partido, el futuro del gobierno, el futuro de la revolución, el futuro del socialismo que por razones humanas e históricas debemos impulsar y establecer en la vida de la nación para el bien de todos. Si no entendemos esta sencilla afirmación, flaco favor nos estamos haciendo a nosotros mismos y a la nación entera.

Por lo afirmado anteriormente, me produce tristeza ver individuos tratando de cobrar supuestas promesas hechas por candidatos victoriosos y, a la vez, tratando de imponer a otros determinados tipos de comportamiento revanchista. No es hora de pasar facturas a nadie sencillamente porque no hay facturas por cobrar. Ni debe haberlas. Lo que la historia nos reclama es unidad y solidaridad de la más pura.

Tenemos manchas. Es cierto. Aceptémoslas. Solo que es necesario y muy imprescindible tener la gallardía suficiente para encarar la limpieza a fondo de esas máculas con espíritu constructivo, siempre buscando el bien colectivo. La limpieza de esas manchas tenemos que encararla sabiendo que son producto de una abyecta subcultura inoculada hasta en los tuétanos de la sociedad. Deslastrarnos de vicios culturales implica modificar con sana conciencia la cultura que vivimos a diario y que impulsa nuestras acciones cotidianas. La necesidad de una renovación cultural debe ser una lucha a fondo y permanente hasta lograr inculcar en toda la población los nuevos valores que tanto necesitamos imponer para el bien de todos, que no son otros que la solidaridad, la cooperación, la generosidad, el optimismo, la alegría, las ganas de trabajar, las ganas de estudiar. El gran cubano José Martí afirmó que para ser libres hay que ser cultos. Sigamos su amoroso consejo, seamos cultos para ser libres. Empecemos hoy mismo a ser más cultos.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

lunes, 10 de mayo de 2010

Artículo 20

Se completó un ciclo. Obvio, comienza otro. En todo el país se llevó a cabo el pasado domingo 2 de Mayo, con éxito, el proceso de selección candidatos del PSUV a las próximas elecciones de diputados a la Asamblea Nacional que se efectuarán el 26 de Septiembre próximo. Gran egoísmo en casi todos los medios que no reflejaron, con la certidumbre, objetividad, claridad y veracidad necesarias, esos muy importantes acontecimientos de la vida política y social de la nación con fuertes repercusiones en muchos otros aspectos.

A decir de la mayoría de los observadores, todo marchó bien, salvo – siempre existe alguna salvedad – “pequeños incidentes menores”.

A mi modesto juicio, esos “pequeños incidentes menores” (hay algo de redundancia al utilizar ambos términos, pequeños y menores) no debieron haber ocurrido porque después de ONCE años de revolución y transformación social y, sobretodo, cultural, no debió ocurrir nada de lo señalado.

Todavía persisten ciertas “pequeñas” aberraciones culturales que permanecen incrustadas en la cultura colectiva de ciertos sectores y es a eso, precisamente, a lo que voy a referirme. Solo señalaré algunas aunque no sean todas. Otros, quizás, tengan algo que agregar a la lista. A no dudarlo, todavía quedan rémoras de la nefasta herencia que en mala hora nos dejaron desde la cuarta república, restos malhadados de un tétrico lavado cerebral que nos han hecho desde tiempo inmemorial para manipular a la sociedad.

Pavor al poder establecido. Quedan algunos que todavía creen que las autoridades pueden saber a quien eligió cada votante y no se atreven a contrariar por miedo a perder alguna dádiva, prebenda o favor de muy pequeña cuantía. Algunos llegan a creer que pueden perder cargos o empleos de lo más bajo del escalafón oficial.

La siguiente anécdota casi me hace llorar. Una ancianita se quejaba de sus achaques, y decía que había salido a votar por determinada persona porque la habían amenazado con sacarla de la lista de recipientes de comida gratis en una casa de alimentación popular.

Voto por el “ganador”. La mal llamada economía del voto, no votar por alguien considerado de antemano que no va a ganar. Ese fue un sucio ardid inventado por los adecos y tuvieron mucho éxito en su tiempo. Por estar votando por esos “ganadores”, el pueblo resultó siempre siendo el único “perdedor”.

Víctimas de ofertas engañosas y de promesas que difícilmente se cumplirán. Sé positivamente de un grupo de señoras a quienes les ofrecieron ejecutar una determinada obra si votaban por cierto personaje. Es conveniente aclarar que se trata de una obra caprichosa de menor cuantía que no cuenta con la aprobación de toda la comunidad en cuestión y, según algunos, es violatoria de algunos derechos y de algunas normas establecidas.

Flojera, desidia. Muchos potenciales votantes no lo hicieron porque no averiguaron su centro de votación. Tan fácil que era hacerlo tan solo llamando gratis al 0800-VOTEMOS o enviando un mensaje de texto al 489. Por increíble que lo parezca, tampoco lo sabían.

Desilusión anticipada. Algunos decidieron no votar basados en que “ninguno sirve”. Extraordinaria treta adeca. No votes. Con mis votos amarrados me basta. Por no buscar otra opción, cuanto bicho maula tuvimos que soportar durante tanto tiempo. Hay otra variante: “no me importa quien gane, todos son lo mismo”.

Yo no afirmo que algunas de estas “pequeñas aberraciones” sean culpa o acción de los candidatos, ni que tampoco sean inducidas por ellos mismos o por otros funcionarios de cierta jerarquía. Sé positivamente que existen muchos empleados, burócratas de baja calificación y clasificación, más papistas que el papa y proceden por su cuenta a presionar, amenazar, chantajear, aterrorizar a ciertos votantes. Estas también son rémoras del pasado. Es un típico comportamiento adeco que todavía campea. Flaco favor el que hacen a sus jefes.

Hay que sanear al partido y a la administración pública. Es necesario un gran esfuerzo para adecentarlos. Es preciso identificar y descartar, o en todo caso, reeducar a esos especimenes dañinos. Resulta imprescindible profundizar la reeducación de alguna población para acabar de una buena vez con todas esas prácticas malsanas. Me resisto a creer que sea obra ex profesa de individuos infiltrados, cuya deliberada misión sea precisamente sabotear la revolución y, de ser así, proceder ipso facto a su inmediato exterminio. Quienes ponen en práctica estas viles maniobras para lograr votos, por cierto desleales y efímeros, no son revolucionarios, no son socialistas, no son Bolivarianos. No son patrióticos.

Por la ignorancia nos han dominado más que por las armas. Sabia expresión de Bolívar vigente aún. Hagamos todo cuanto podamos, pero ya, por pasar a una nueva página de la historia y que ese apotegma del Libertador deje al fin de tener vigencia entre nosotros. Dios así lo quiera.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS