sábado, 13 de julio de 2013

Atila

Sobre este caballero se han tejido las peores leyendas que registre la literatura europea y lo hemos creído en el llamado “mundo occidental”, el de la mal llamada “civilización occidental” judeo-cristiana, a la supongo que pertenezco; pero no pertenezco porque así lo escogí libremente sino que por ignotas razones nací donde nací. Pero lo cierto del caso es que realmente fue un primigenio luchador anti-imperialista. Como tal inventaron las peores fábulas para desacreditarlo y acabarlo moralmente. ¡¿Lo lograron?! – No lo sé, tampoco lo creo…ahora.

Poco a poco, lentamente, a lo largo de los años, he tenido la maravillosa experiencia de ir desnudando mentiras históricas que nos han enseñado casi como dogmas, pero que no han sido otra cosa que “matrices de opinión”, como les dicen modernamente, eso que los españoles llaman “camelos”, que en Venezuela llamábamos “cobas” (no sé con cual, b ó v)

Personas muy inteligentes, pero con cero moral, sin duda, han empleado su tiempo en diseñar y fabricar engaños que luego han montado maravillosamente, a posteriori nos los han mostrado como verdades absolutas y fácilmente han entrado a la historia como hechos reales e incontrovertibles.

Por ejemplo, nos han presentado a Dante Alighieri y su escrito La Divina Comedia como una joya monumental de la cultura europea del renacimiento. - ¿Saben qué? – Hace tiempo se demostró fehacientemente – eso sí, lo han ocultado muy bien – que ese libro es UN PLAGIO de un escrito árabe llamado El Viaje de Mahoma. Atacar a la grande y extraordinaria civilización árabe, llamarlos infieles, bárbaros y todo un sinfín de calificativos negativos les ha servido para tapar su engaño, su camelo, su coba, su matriz de opinión. El ataque a la civilización árabe es viejísimo, hoy persiste y cada día lo refinan más. Desde antes de las cruzadas hasta hoy no se han detenido y les han resistido, les resisten, les resistirán y, al final, prevalecerán. Alá ju acbar.

Igual ha pasado con Atila. Donde pisa su caballo no crece la hierba es una expresión que resume odio y todo lo malo que se pueda inventar alrededor de una persona. ¿Qué no han dicho sobre Atila?

Categoricamente afirmo sin ambages ni la menor pizca de vergüenza que prefiero mil veces y más como persona, como político, como jefe, como guerrero, como gente, a Atila que a Bush, Obama, Cameron, Merkel, Hollande, Tzarkozy y otros, esos sí, que son bárbaros sin alma. No perdamos tiempo en mencionar a Rajoy, Berlusconi y otros similares. Son marionetas de los primeros.

Atila fue un gran guerrero pero también fue un hombre decente, un hombre solidario con gran corazón que se compadecía de los débiles. ¿No lo creen? Pues, les contaré una pequeña historia real.

Era el año 452 cuando Atila llegó a las puertas de Roma. Ya se había tejido parte de la leyenda, la gente le temía, creyeron anticipadamente que saquearía Roma, la destruiría y degollaría sus habitantes. El Papa León I lo esperó a orillas del Río Tevere (Tíber) y le pidió que hiciera con la ciudad lo que quisiese, pero que tuviera piedad con los fieles refugiados en las iglesias, mayoritariamente enfermos, ancianos y desvalidos.

ATILA RESPETÓ A LOS REFUGIADOS; pero no solo eso, respetarlos. No. Los cuidó, protegió y auxilió.

En aquella época era algo absolutamente “normal” que las victoriosas tropas invasoras saquearan las ciudades conquistadas. Atila no saqueó Roma, protegió sus numerosas obras de arte. Dirán que invadió Roma. Es cierto, pero lo hizo porque el ya decadente Imperio Romano había hecho un pacto que NO CUMPLIÓ. Inclusive le habían concedido con anterioridad el título de Magister Millitum. ¿Parte teatral del premeditado engaño?

Fijémonos en un pequeño detalle que nos puede conducir a una reflexión. Etimologicamente, Atila es palabra derivada de una antigua lengua germánica, atta-illus – que significa PADRECITO. En esa época era común que los líderes asumieran nombres generalmente dados por sus seguidores; seguramente Atila no era el nombre que le pusieron sus padres al nacer sino el apelativo que luego mereció. Inocentemente pregunto: ¿Qué clase de hombre es aquel cuyo pueblo llama PADRECITO? 

De eso y mucho más no sabemos nada, no nos lo enseñan, lo ocultan. Imaginen una razón. La que se me ocurre es que Atila los superaba – y los sigue superando - en caridad, en generosidad, en ser más gente o más humano que ellos y eso es algo imposible de tolerar, de aceptar, de reconocer. Entiendo, difícil de digerir. Hablemos mal de Atila para cubrir nuestras “deficiencias”.

Si nos venimos a nuestro tiempo observaremos que en este cochino mundo nada ha cambiado y al igual que en esas épocas, hay gente que pretende cambiarlo y lucha para lograrlo; pero hay gente exactamente igual o peor de mala con el agravante que los instrumentos para la destrucción de la especie humana, y del planeta, son más letales.

Atila respetó, admiró y cuidó las obras de arte romanas. Los verdaderos bárbaros de nuestro tiempo saquean, p.e., el antiquísimo Museo de Bagdad y roban lo que no destruyen. Se enorgullecen de los tesoros acumulados en los museos de toda Europa y Norteamérica, se enorgullecen entonces de sus latrocinios porque todo lo que hay en esos sitios es ROBADO.

Y, para finalizar, no compararé – ustedes lo harán - el concepto que Atila tuvo sobre el ASILO y como lo practicó.

INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA  -  ¡CHÁVEZ VIVE!  ¡LA LUCHA SIGUE!



viernes, 12 de julio de 2013

Cero polémica

Mi último escrito originó más reacciones diversas de las que pude en principio suponer y, aunque solo hay dos (2) comentarios públicos más una respuesta mía, mi correo se llenó. Unos me dan la razón y lo agradezco; otros, casi neutrales, critican al gobierno pero; el colmo de los colmos es el de quienes me insultan o al menos me maltratan. Uno en particular me llama “chavizta degenerado alcahueta de inútiles corruptos”; otro, me llama “traidor enemigo de la revolución” y así una variopinta lista de expresiones que, en honor a la realidad, no me insultan porque no insulta quien quiere sino quien puede y, de hecho, nadie pudo. Cuando puse mis correos a la vista del público sabía a lo que me exponía y no me arrepiento porque, también, he recibido frases muy bellas, laudables, cariñosas y una larga e inmensamente preciosa etcétera.

Diré algo que nunca he dicho públicamente. Jamás milité en partido político alguno, ni de derecha ni de izquierda ni de nada; en 1998 no voté por Hugo Chávez (QEPD) y para esa fecha me había convertido en un iconoclasta respecto a la política. Posteriormente, muchas cosas me hicieron cambiar de percepción, poco a poco y de manera conscientemente razonada fui coincidiendo con el entonces Sr. Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y, un día, me inscribí en el PSUV porque me dio la gana…y punto.

Es pues cierto que milito en el PSUV pero nunca he ido a ninguna reunión, acto, manifestación o cosa que se le parezca; tampoco he tenido contacto con ningún dirigente de ningún rango, cargo, posición o lo que sea. Nunca llegué a ver al Comandante Eterno personalmente.

¿Qué estoy de acuerdo con el Gobierno? - Sí. ¿Qué lo apoyo? - También. ¿Qué lo defiendo? – Lo intento.

De igual manera me siento con el derecho de criticar las consecuencias malas de los errores. Observen bien la frase: “consecuencias malas de los errores”. No dije “errores” a secas porque todos cometemos errores y los únicos que no los cometen son quienes no hacen absolutamente nada. No critico a las personas, las respeto pero, eso sí, critico las consecuencias malas de los errores con la idea de que haya enmienda y no se repitan. Cosa mala es permanecer o, peor aún, propagar los errores y Marx tuvo razón cuando afirmó que la inteligencia no consiste en no cometer errores sino en saber aprender de ellos.

En otro correo alguien me echa en cara que no hable, que no critique, que no me queje y pregunta lo que yo hago en bien del partido, del gobierno, de la revolución. Empezaré por lo más elemental: ESCRIBO ESTAS LINEAS y me inspiro en el viejo lema de Kotepa Delgado: “Escribe que algo queda”. Si hubiera una sola persona que haya sido tocada en el corazón sería para mí una gran victoria y una enorme satisfacción porque mi palabra no habría caído al vacío total. El resto de lo que he hecho, hago o haré no lo diré porque auto alabarme no es mi estilo y eso, además, solo lo saben los involucrados directamente. Lo raro de todo lo sucedido es que nadie que pudiera estar directa o indirectamente relacionado con la situación descrita haya reaccionado hasta ahora. Pedí públicamente que me ayudaran a que mi clamor se oyera y es altamente probable que aún no haya sido oído donde debiera.

Me siento obligado a dejar por sentado que señalar errores no es ser contra revolucionario ni cosa que se le parezca pero, también me parece un exabrupto pretender que los errores necios de pequeños funcionarios o voluntarios sean achacados, sin pensar, a los altos dirigentes. ¿Cree realmente alguno de ustedes que nada más ni nada menos el Señor Presidente de la República o alguno de su tren ejecutivo llegó a tener algo que ver, directa o indirectamente, con la situación descrita en mi artículo anterior?

No hay que tomar el rábano por las hojas – de paso, nunca le he intentado – dice un viejo refrán; o como dicen otros, ni calvo ni con dos pelucas, pero intentar criticar TODA LA REVOLUCIÓN o TODO EL GOBIERNO porque una persona descuidada, quizás con la mejor intención del mundo, cometió un error que a su vez condujo a una consecuencia no del todo buena, es solo concebible en mente de tontos o de malintencionados que pretenden sacar provecho egoísta de todo lo que huela a descuido por parte de cualquier cosa relacionada con el Gobierno o la Revolución.  

Si antes critiqué a los organizadores del aludido operativo de Mercal, ahora los defenderé. Esa acción la organizaron personas comunes del pueblo, voluntariamente, voceros o no de Concejos comunales por tan solo el compromiso de cooperar con sus vecinos. Ningún funcionario burocrático participó y NADIE COBRÓ NADA tampoco. Un sábado cualquiera sacrificaron su descanso para, repito, cooperar con sus vecinos. No hablemos del nivel cultural o educacional de quienes participaron el operativo porque desconozco al respecto y no es mi intención especular en ese terreno. Digo esto con la intención de desterrar la posibilidad de cualquier ataque en contra del Gobierno y, en todo caso, habría la posibilidad de una falla por parte de la Revolución porque todavía no ha logrado “entrenar” a la totalidad de la población para ciertos menesteres.

A esos voluntarios los exalto y los animo a no desmayar en el solidario trabajo social en beneficio de sus vecinos, de su comunidad y de ellos mismos, pero sí les pediría más pasión revolucionaria para aprender disciplinadamente a enfrentar situaciones cotidianas e inclusive eventuales.

Si los perros ladran es señal que cabalgamos, Sancho amigo. Para los pocos que no lo sepan, que los hay y no es delito, la cita es de Don Quijote de la Mancha escrito por Don Miguel de Cervantes y Saavedra.

¿Me hice entender?

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡CHÁVEZ VIVE!  -  ¡LA LUCHA SIGUE!