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domingo, 18 de octubre de 2015

Empresarios



En mi anterior escrito me refería a la triste asociación que agrupa a muchos de los llamados “empresarios” venezolanos. Hoy les contaré dos pequeñas historias contrapuestas para ilustrar el carácter y el espíritu que animan dos tipos distintos de persona a quienes podemos llamar, a una empresaria, y a un pulpero.

Una mujer pobre con relativamente escasa preparación cultural y educativa trabajaba como costurera para criar y educar sus dos hijos, un varón y una hembra. Un cierto fin de semana su hija le pide dinero para comprar un traje de baño porque unos(as) amigos(as) la habían invitado a la playa. Ella procedió y con recortes de tela confeccionó un traje de baño, una prenda que requiere una cantidad mínima de tela. Esta confección llamó la atención de sus amigas y manifestaron el deseo de comprar algo parecido y se sorprendieron al saber que la mamá había sido la artífice, así que le encargaron varios.

Esto le dio la idea de producirlos, en pequeña escala por supuesto, e intentar venderlos en el comercio local. Inútil decir que los comerciantes no le compraron pero ella, tozuda al fin, tuvo otra idea. Preparó unos lindos estuches y les puso unas etiquetas llamativas y exóticas, inclusive con palabras extranjeras. Pidió mayor precio, se los arrancaron de las manos y le hicieron pedidos.

No es necesario recalcar que el negocio fue un éxito y al poco tiempo le agregó ropa interior para damas, que también colocó para la venta en estuches exóticos.

Lo que empezó con una sola persona, la costurera, se convirtió en tiempo relativamente breve en una exitosa pequeña industria de la confección con su respectivo equipamiento, constituyéndose en fuente de empleo para unas 40 operarias.

A la otra historia haré una breve introducción. Hace años había, y digo había porque no sé si todavía existe, una plantación de lechoza (papaya) en la zona de Barlovento al centro norte de Venezuela. A ese producto agrícola le hacían una pequeña transformación artesanal, la enviaban a Curaçao, luego a Alemania donde realmente la transformaban y volvía al país como un producto farmacéutico llamado Papaína, por cierto, el desinflamante o desinflamatorio más efectivo.

También, en una zona del Estado Falcón sembraban zábila o sábila, también le hacían una cierta preparación, la enviaban a Curaçao, a Alemania e igualmente la retornaban al país como ingrediente de jarabes, perfumes, cosméticos y otros productos con el pomposo apelativo de Aloe Vera.

Debo acotar que tanto la extracción de papaína, como de aloe vera, son procedimientos quimicamente sencillos y los equipos necesarios no tienen ninguna complejidad.

El caso es que fui compañero de estudios y todavía soy amigo de un muchacho que heredó de su padre una incipiente empresa quimico-farmacéutica, la cual transformó y fortificó después de haber hecho unos acuerdos con empresas alemanas. En cierta ocasión le plantee la posibilidad de incorporar a su industria un par de líneas de producción para obtener localmente la papaína y diversas fórmulas de aloe vera, e inclusive le asomé la idea de exportar productos casi terminados. Con la mayor naturalidad me respondió que eso no era necesario porque él las obtenía de Alemania y que no se iba a meter en complicaciones y adicionales inversiones, aunque fueran de poca monta. En definitiva, para él resultaba y resulta más fácil o práctico comprar materia prima semielaborada, ensamblar y vender. Creo que su razonada posición refleja fielmente el espíritu que anima a muchos de quienes se hacen llamar empresarios. Por supuesto que no es necesario decir que él pide divisas al Estado para importar insumos facilmente producibles en el país que solo requieren iniciativa; es decir, ganas de hacerlo e inversiones moderadas para lo cual también puede ocurrir a entes estatales que se lo financien y sería, de paso, una fuente para producir divisas para sí y para la nación.

Comparo ambas historias. Una iniciativa y una no iniciativa. La primera animó a una mujer pobre; la segunda, a un “empresario” millonario.

Para ustedes, caros lectores, ¿cual de los dos merece en verdad el calificativo de empresario?


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!


Fedecámaras



En Venezuela hay un refrán que dice así: Picao e'culebra cuando ve bejuco brinca.
Algunos lo expresan de otra manera: El que lo picó culebra corre cuando ve bejuco. En síntesis, popularmente se expresa que la voz de la experiencia nos informa ante cualquier peligro cualquiera sea su naturaleza.

Voy a enlazar la sabiduría popular con una cita bíblica: Por sus obras los conoceréis. Las palabras se las lleva el viento y lo que perdura y vale son los hechos, las obras de los hombres.

Tangencialmente voy a invocar otra expresión que he oído desde que era apenas un muchacho: Todo lo bueno para Fedecámaras es malo para el pueblo. O viceversa: Todo lo bueno para el pueblo es malo para Fedecámaras.

Nota explicativa a mis queridos lectores de otras latitudes: Fedecámaras es la Asociación de Federaciones de Cámaras de Comercio y Producción de Venezuela, organización que agrupa a los empresarios, aunque no a todos. Siempre han pertenecido a esa asociación los tradicionales empresarios más rancios, herederos de las oligarquías que se originaron en el período colonial, los más conservadores y, casi siempre, politicamente pertenecientes a la derecha o ultra derecha. Es equivalente de lo que en España llaman “la patronal”.

Tal vez alguno se esté extrañando y preguntando a que se debe esta aburrida introducción. Verán. La última gran acción política de Fedecámaras; por cierto de muy ingrata recordación, fue el golpe de estado contra la Revolución Bolivariana y el Presidente Hugo Chávez que generó un gobierno de facto encabezado por el mismísimo presidente de Fedecámaras Pedro Carmona Estanga en Abril de 2002 y el paro sabotaje petrolero, de finales de 2002 y comienzos de 2003, que causó inmensas pérdidas a la República.

Hace poco tiempo, el día 2 de Agosto próximo pasado, el periodista José Vicente Rangel entrevistó en su habitual programa de televisión al nuevo presidente de Fedecámaras, Sr. Francisco Martínez a quien no conozco, primera vez tengo algún conocimiento sobre él y de quien, como es natural, no hago juicios de valor.

Como soy picado de culebra brinqué cuando vi el bejuco; pero, no obstante, puse atención a la entrevista. Por sus palabras (esperemos los hechos para luego juzgar), el Sr. Francisco Martínez se pareció a la Madre Teresa de Calcuta y no digo más porque ustedes me entienden de sobra.

Sin embargo, de todo aquel palabrerío florido y aparentemente con muy estudiada humildad y maravillosas intenciones, al Sr. Martínez, creo yo, se le escapó una perla y dejó ver alguna costurita. Entre las peticiones compulsivas que puso al Gobierno Nacional para un entendimiento entre las partes; es decir, entre el sector privado (se abroga la representación de TODO ese sector y no solo de una parte que creo minoritaria pero con mucha plata) y el público, estuvo la revisión del sistema de control cambiario pidiendo practicamente su desaparición inmediata, así como la eliminación de toda traba, liberar las importaciones de “materias primas, productos semielaborados, productos elaborados, piezas y repuestos, etc., etc.” y, no podía faltar el eterno ritornello, la liberación de los precios; es decir, abandonar de inmediato cualquier control por parte del Estado.

El Sr. Martínez se hubiera ganado de inmediato mi admiración y respeto si hubiera siquiera señalado la posibilidad de repatriar, al menos parte de los capitales que tienen en el exterior, instalar en el país fábricas de tantos productos de fácil elaboración que han venido importando durante tanto tiempo para incorporarlos a esos que ellos ensamblan y por los cuales, en su mayoría, pagan royalties bien abultados a consorcios extranjeros.

El Sr. Martínez se hubiera ganado mi admiración y respeto si hubiera hecho, por lo menos, alusión al problema de los bachaqueros, la especulación, el acaparamiento y el boicot generado por miembros de su asociación como estrategia de la guerra económica en que han sumido al país durante tiempo que, a mi entender, ya resulta demasiado. El mutis al respecto fue total.

Repetiré por enésima vez lo afirmado por Antonio Guzmán Blanco, un gobernante muy corrupto del pasado Siglo XIX, quien se entregó en cuerpo y alma a la ultra derecha oligárquica y al imperio británico (en minúsculas en señal de asco y repudio) quien dijo que “en Venezuela no hay empresarios sino pulperos “enfranelaos””. Pues sí, concuerdo con el llamado “autócrata civilizador” porque los llamados “empresarios” de nuestro país, salvo honrosas excepciones, son eso, pulperos y no empresarios porque no emprenden nada, no invierten sus propios capitales, no arriesgan nada y, sobretodo, no innovan ni crean adelantos para sus llamadas empresas y siempre se han limitado a importar toda clase de cachivaches que venden con módicas ganancias del 500% como mínimo. Y para ponerle la guinda a la torta, siempre se han opuesto vehementemente a las reivindicaciones sociales de sus trabajadores; es decir, de aquellos que con su esfuerzo y sudor cotidiano les producen tantas ganancias, así que me hubiera encantado que el Sr. Martínez se hubiera referido al establecimiento de relaciones laborales más dignas.

Que nadie me critique por cuanto digo ya que solo me he referido al pasado. Esperaré lo que promueva Fedecámaras de ahora en adelante y ojalá que las aparentes lágrimas vertidas no sean de cocodrilo o; dicho de otra forma, que rectifiquen su conducta de tal manera que sus futuras acciones se traduzcan en hechos concretos en beneficio de la patria y no solo egoistamente de sus propios bolsillos y los de sus mentores imperiales. Sin embargo, han pasado más de dos meses y, hasta el momento, no he sabido que haya o hayan dicho nada nuevo.


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domingo, 24 de mayo de 2015

Preguntas tontas sobre la Polar

Al comienzo de la brutal guerra económica que ha desatado la burguesía parasitaria contra la República, contra el Estado, contra el Gobierno; pero, especialmente contra el PUEBLO VENEZOLANO, la Polar escondió la harina de maíz precocida, llamémosla, normal. De resto, de todas las otras fórmulas de harina envenenada, había profusión. En todas partes se encontraban, en cantidades practicamente ilimitadas, las presentadas como “para hacer empanadas”, “arepitas fritas”, “integral”, “mezclas con harina de arroz” y otras cuyas denominaciones no recuerdo ahora. Uno de los sindicatos de obreros de la Polar denunció publicamente que “solo producían harina normal dos días a la semana” y, el resto de los días, producían las mezclas envenenadas, lo que originó que el Gobierno, inteligentemente, prohibiera la producción y venta de mezclas raras que no tiene nada que ver, en principio, con la elaboración de arepas tanto en hogares como en areperas.

Como resultado, esa mezclas indeseables que vendían a precios exorbitantes por estar fuera de regulación, gracias a Dios y al Gobierno, desaparecieron del mercado. Ahora viene una pregunta tonta que les hago respecto a la Polar y que, como cosa rara y extraña, nadie que yo sepa se ha planteado hasta ahora.

¿Si la Polar dejó de producir las otras mezclas y se dedicó a producir solo harina “normal”, por qué no la encontramos ahora tampoco?

¿Adonde está esa harina entonces si no está en los anaqueles de supermercados, abastos, bodegas y taguaritas como había sido siempre? Si hay algo que no se le discute a la Polar es su formidable sistema de distribución. Por algo hay cerveza hasta en los lugares más insospechados de todo el país.

¿Si antes de la guerra económica contra el país había harina precocida de maíz normal para dar, prestar y regalar, por qué rara razón no se consigue ahora?

Ellos dicen y afirman que están produciendo a plena capacidad; entonces he ahí la pertinencia de las preguntas anteriores.

Vamos entonces a ponernos capciosos respecto al comportamiento de esa empresa en cuanto a la distribución de harina precocida de maíz. Y me pongo capcioso porque sí se encuentra multitud de productos, llamémoslos no vitales, de la dieta básica o como quieran llamarlos, producidos por Polar. No hay escasez alguna, por ejemplo, de múltiples presentaciones y fórmulas de yogurt y otras baratijas químicas, que al igual que la cerveza no han faltado jamás.

¿Es que acaso la Polar ha diseñado un sistema para contrabandear la harina hacia otros países? No creo que la estén guardando para alimentar gorgojos o, acaso mienten descaradamente cuando afirman que la producen a plena capacidad.

La mentira ha sido un elemento transversal del capitalismo y muy especialmente el del capitalismo parasitario rentista como es el caso venezolano. De ahí que se han inventado múltiples tretas para esquilmar al país. Otro ejemplo, Polar vendió su marca comercial Harina P.A.N.; así, con los puntos, acrónimo de Productos Alimenticios Nacionales, para evadir la palabra genérica “pan” que no puede ser utilizada como marca comercial según la legislación venezolana, a una empresa canadiense por lo que debe pagarles royalties en divisas que, por supuesto, pide anualmente al Estado. Vuelvo a preguntar, ¿para que vender una marca propia a otros, seguirla usando y pagar royalties? Pareciera a primera vista cosa de imbéciles, pero no pequemos de incautos; lo hacen para tener un ardid y extraerle divisas al país, por supuesto en complicidad con sus socios extranjeros.

Si los dueños de Polar son tan empresarios como se autocalifican, o lo que es lo mismo, emprendedores, por que razón no han invertido y arriesgado “su” dinero para crear tecnología sencilla al alcance de profesionales medios, por ejemplo, para producir yogurt. En cambio, se aliaron y pagan royalties a una transnacional para que ésta les permita usar su fórmula e inclusive su marca comercial – Migurt - con sus respectivas manifestaciones visibles.

Pagan con gusto a sus cómplices extranjeros pero nunca pagaron ni medio centavo partido por la mitad a la familia heredera del ilustre Dr. Luís Caballero Mejías, inventor del proceso para elaborar harina de maíz precocida y diseñador de los equipos para hacerlo a escala industrial. Muchos afirman, creo que con sobrada razón, que se valieron de argucias leguleyas y de la misma inocencia de los herederos para hacerse de la patente. Durante años han evadido astutamente explicar este raro e inmoral asunto. Ver mi respuesta dividida en cuatro partes. especialmente la tercera, refiriéndome a a este asunto:


a un bodrio que llegó a mi correo, que reproduje entonces en mi blog:


Si algún amigo lector de otras latitudes se sorprende por lo dicho en el párrafo anterior, le explico que la harina para hacer arepas no es cualquier harina, no es maíz molido; es una masa húmeda de maíz cocido posteriormente molida y deshidratada, mejor explicado en la primera referencia anterior. Con solo agregar agua se regenera; de ahí que sustituyó el trabajoso problema de nuestras abuelas de pilar, cocer y moler el maíz blanco en grano para luego hacer las arepas en aquellos budares o aripos de antaño. Aripo es la palabra indígena para nombrar el instrumento, de barro o hierro, donde se asan las arepas en los fogones y de la cual proviene la palabra arepa.

Por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza – Simón Bolívar.


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lunes, 26 de mayo de 2014

La mentira como fundamento



Dedicado con especial cariño a una lectora española.
Tú sabes quien eres.

Quienes hayan estudiado o leído un poco sobre Ventas, Supervisión de Ventas o como recientemente dicen, Marketing, recordarán que existe una sección llamada Necesidades Inducidas o algo similar. Se adiestra a los vendedores o promotores a intentar crear falsas necesidades en los clientes para que adquieran el producto ofrecido, sea éste jabón, automóvil, viaje o cualquier cachivache. Pero en esa aplaudida sección de los cursos para formar vendedores exitosos no se dice nada acerca de la falta de principios éticos y o morales que involucra esa “técnica”.

Los vendedores exitosos, quienes más venden, son aquellos con mayores “cualidades” para crear necesidades ficticias en los clientes potenciales y, de hecho hay numerosas “técnicas” para crearlas y, así, de esa manera se induce a las personas a comprar lo que no quieren, no desean o simplemente no necesitan. Inútil decir que para ello se recurre al engaño, la mentira, el temor

Apelando a esas técnicas totalmente carentes de ética, moral, humanismo y civilidad manipulan incautos desprevenidos, los atiborran de productos que probablemente jamás necesitarán; pero, además, también les lavan el cerebro para hacerles creer que han hecho “el mejor negocio de su vida” que, para colmo los alegra y se pavonean haciendo creer a los demás “su éxito”, lo cual procede de una reacción post hipnótica plantada para que sirvan de “promotores voluntarios” a la causa del vendedor a quien le llegarán por añadidura más clientes. ¿Qué genio inventó esa macabra técnica? Que nadie se asombre, eso se estudia a los más altos niveles en esas “ciencias del comportamiento humano” que el capitalismo perverso inventó para despojar de cualquier manera el dinero a los demás.

Recuerdo hace muchos años un tremebundo libro que enseña sin reservas muchos trucos deshonestos para manipular a las personas incautas. Un libro muy vendido y promocionado escrito por un tal Dale Carnegie, “Como ganar amigos e influenciar las personas”. ¿Existió realmente ese autor? Muchos lo dudan y parece que los nuevos métodos ya lo relegaron al pasado.

Hasta aquí es horroroso hablar de eso. Siempre y cuando se redujera al ámbito de las casas comerciales el daño producido es aparentemente solo económico. Lo peor es que los especialistas manipularon a “los políticos” para que también lo usaran y, vaya, que bien les ha ido. Manipulan, mienten, tergiversan, engañan y todos los verbos conexos o relacionados para solo obtener el poder político. Inútil decir que jamás cumplen sus promesas. Ellos quieren el poder por el poder mismo y porque les sirve de poderoso trampolín para sus negocios, para su enriquecimiento.

Pero el asunto ha dado otro paso al frente. Ya ha dejado de estar circunscrito al ámbito de un país. Ya son los países poderosos, conducidos por mafias poderosas, quienes han puesto en práctica la política del engaño, la mentira, el chantaje, la amenaza, etc., para despojar los más débiles e indefensos sus recursos.

Política, la que se escribe con P mayúscula, es la ciencia sublime a ayudar a los demás. Política viene del griego polis que quiere decir ciudad, sociedad, grupo humano y en su verdadero significado la persona calificada de Político es aquella que contribuye de la mejor manera al mejoramiento, progreso y desarrollo de la comunidad. Pero, además, lo Política no está reñida con la ética, la moral y las buenas intenciones. Al contrario, la Política es ética, es moral, es humana, es desinteresada, es bondadosa; en resumen, es algo muy olvidado por la mayoría porque se lo han hecho olvidar, es AMOR. Sí camaradas, la Política es amor desinteresado como debe ser el amor verdadero, aquel que se da sin medida, sin pedir nada a cambio, que se da desinteresadamente tan solo por el gusto y el placer de dar. La política es el mayor monumento a la caridad bien entendida.

Quienes se auto llaman políticos y no practican la política dentro de los lineamientos humanos de esos sublimes valores universales no son unos Políticos, son unos charlatanes, son fraudes, son unos embaucadores. No les hagamos caso, debemos apartarlos bien lejos de nosotros.

Afortunadamente, el mundo está cambiando, reaccionando en algunos lugares y se le está dando a la Política su verdadero rumbo. Ojo avizor, descubramos esos lugares del planeta y sigamos su ejemplo.


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lunes, 25 de noviembre de 2013

La guerra económica



Gracias a Dios porque el Sr. Presidente Nicolás Maduro, al fin, inclusive antes de ser aprobada la Ley Habilitante para luchar a fondo contra la corrupción desatada y la guerra económica desatada por la burguesía lacaya pitiyanqui apátrida, ha decidido apretar tuercas y proceder con las primeras acciones contundentes contra acaparadores ladrones especuladores y otros bichos de uña que saquean los fondos de la sufrida población venezolana. Sabemos que los ricos pagan lo que sea y a ellos no se les causa ni siquiera rasguños, ellos no son las víctimas, son los victimarios aunque ahora aparezcan muchos de ellos mostrándose cual vestales ofendidas rasgándose las vestiduras y clamando inocencia.

En Venezuela sabemos quienes son los ladrones especuladores acaparadores. Son los que siempre lo han sido; pero la diferencia ahora es que el Supremo Comandante Eterno, HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS – RIP – logró desenmascararlos y una porción mayoritaria de la población, especialmente las víctimas más vulnerables, lo saben ya a ciencia cierta y no se tragan las ruedas de molino que pretenden hacernos tragar a juro presentándose como angelitos serenados. Esos cuentos de camino ya no nos lo tragamos más, ya les conocemos el eterno truquito de hacerse parecer lo que no eran, y que personas decentes, importantes, de alcurnia, “nobles” apellidotes, etc., etc., y no son ni han sido más que buitres rapaces chupasangre de los desposeídos, además de viles traidores antipatria, lacayos de los imperios de turno, capaces de vender hasta a su propia madre. Ejemplos contundentes más que sobran.

Ya no nos tragamos más eufemismos bien elaborados por agencias de publicidad, expertos en marketing, asesores en relaciones públicas (impúdicas los llamo yo) que los presentan a través de los medios masivos y otros instrumentos truculentos como seres impolutos a punto de ser canonizados.

No señores, repito, sabemos exactamente lo que son y lo que siempre han sido. Y, peor para ellos, para decirlo en criollo, decidimos no calarnos más a esos demonios. Ya basta. Se nos agotó la paciencia. Vamos a sacudirnos esa asquerosa podredumbre. Además, sabemos cómo hacerlo. Hasta ahora por las buenas pero no nos hagan perder la paciencia que ya se nos colmó. Sería preferible que hicieran sus maletas y se vayan con sus asquerosas manos llenas de sangre a disfrutar el fabuloso producto de sus robos pasados y depredaciones al sitio donde les corresponde estar: los albañales del imperio. Que vayan a lamer patas tan sucias como las de ellos mismos y a regodearse en los charcos de excremento donde les corresponde estar. No queremos esa inmundicia fastidiando nuestra existencia.

Y por favor, no me llamen resentido social ni cosa parecida. Nunca lo he sido, no lo soy ni lo seré jamás. Lo que me pasa es que ya, a estas alturas de mi vida, me tienen asqueado y sencillamente no los soporto más. Huyan preferiblemente por su propia seguridad personal y no tienten al pueblo que ya llegó al límite de su estoica capacidad de aguante. Y tampoco venga nadie a decirme que se les dé la oportunidad de regeneración porque eso es total y absolutamente imposible. Está en sus genes y su ADN esa absurda manera irracional de comportarse. Esa enfermedad es atávica, hereditaria y les viene de sus más remotos antepasados, por lo tanto es incurable. No tienen redención posible.

¡Que se vayan a disfrutar sus millones a otra parte! – Aquí NO HACEN FALTA.


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sábado, 13 de julio de 2013

Atila

Sobre este caballero se han tejido las peores leyendas que registre la literatura europea y lo hemos creído en el llamado “mundo occidental”, el de la mal llamada “civilización occidental” judeo-cristiana, a la supongo que pertenezco; pero no pertenezco porque así lo escogí libremente sino que por ignotas razones nací donde nací. Pero lo cierto del caso es que realmente fue un primigenio luchador anti-imperialista. Como tal inventaron las peores fábulas para desacreditarlo y acabarlo moralmente. ¡¿Lo lograron?! – No lo sé, tampoco lo creo…ahora.

Poco a poco, lentamente, a lo largo de los años, he tenido la maravillosa experiencia de ir desnudando mentiras históricas que nos han enseñado casi como dogmas, pero que no han sido otra cosa que “matrices de opinión”, como les dicen modernamente, eso que los españoles llaman “camelos”, que en Venezuela llamábamos “cobas” (no sé con cual, b ó v)

Personas muy inteligentes, pero con cero moral, sin duda, han empleado su tiempo en diseñar y fabricar engaños que luego han montado maravillosamente, a posteriori nos los han mostrado como verdades absolutas y fácilmente han entrado a la historia como hechos reales e incontrovertibles.

Por ejemplo, nos han presentado a Dante Alighieri y su escrito La Divina Comedia como una joya monumental de la cultura europea del renacimiento. - ¿Saben qué? – Hace tiempo se demostró fehacientemente – eso sí, lo han ocultado muy bien – que ese libro es UN PLAGIO de un escrito árabe llamado El Viaje de Mahoma. Atacar a la grande y extraordinaria civilización árabe, llamarlos infieles, bárbaros y todo un sinfín de calificativos negativos les ha servido para tapar su engaño, su camelo, su coba, su matriz de opinión. El ataque a la civilización árabe es viejísimo, hoy persiste y cada día lo refinan más. Desde antes de las cruzadas hasta hoy no se han detenido y les han resistido, les resisten, les resistirán y, al final, prevalecerán. Alá ju acbar.

Igual ha pasado con Atila. Donde pisa su caballo no crece la hierba es una expresión que resume odio y todo lo malo que se pueda inventar alrededor de una persona. ¿Qué no han dicho sobre Atila?

Categoricamente afirmo sin ambages ni la menor pizca de vergüenza que prefiero mil veces y más como persona, como político, como jefe, como guerrero, como gente, a Atila que a Bush, Obama, Cameron, Merkel, Hollande, Tzarkozy y otros, esos sí, que son bárbaros sin alma. No perdamos tiempo en mencionar a Rajoy, Berlusconi y otros similares. Son marionetas de los primeros.

Atila fue un gran guerrero pero también fue un hombre decente, un hombre solidario con gran corazón que se compadecía de los débiles. ¿No lo creen? Pues, les contaré una pequeña historia real.

Era el año 452 cuando Atila llegó a las puertas de Roma. Ya se había tejido parte de la leyenda, la gente le temía, creyeron anticipadamente que saquearía Roma, la destruiría y degollaría sus habitantes. El Papa León I lo esperó a orillas del Río Tevere (Tíber) y le pidió que hiciera con la ciudad lo que quisiese, pero que tuviera piedad con los fieles refugiados en las iglesias, mayoritariamente enfermos, ancianos y desvalidos.

ATILA RESPETÓ A LOS REFUGIADOS; pero no solo eso, respetarlos. No. Los cuidó, protegió y auxilió.

En aquella época era algo absolutamente “normal” que las victoriosas tropas invasoras saquearan las ciudades conquistadas. Atila no saqueó Roma, protegió sus numerosas obras de arte. Dirán que invadió Roma. Es cierto, pero lo hizo porque el ya decadente Imperio Romano había hecho un pacto que NO CUMPLIÓ. Inclusive le habían concedido con anterioridad el título de Magister Millitum. ¿Parte teatral del premeditado engaño?

Fijémonos en un pequeño detalle que nos puede conducir a una reflexión. Etimologicamente, Atila es palabra derivada de una antigua lengua germánica, atta-illus – que significa PADRECITO. En esa época era común que los líderes asumieran nombres generalmente dados por sus seguidores; seguramente Atila no era el nombre que le pusieron sus padres al nacer sino el apelativo que luego mereció. Inocentemente pregunto: ¿Qué clase de hombre es aquel cuyo pueblo llama PADRECITO? 

De eso y mucho más no sabemos nada, no nos lo enseñan, lo ocultan. Imaginen una razón. La que se me ocurre es que Atila los superaba – y los sigue superando - en caridad, en generosidad, en ser más gente o más humano que ellos y eso es algo imposible de tolerar, de aceptar, de reconocer. Entiendo, difícil de digerir. Hablemos mal de Atila para cubrir nuestras “deficiencias”.

Si nos venimos a nuestro tiempo observaremos que en este cochino mundo nada ha cambiado y al igual que en esas épocas, hay gente que pretende cambiarlo y lucha para lograrlo; pero hay gente exactamente igual o peor de mala con el agravante que los instrumentos para la destrucción de la especie humana, y del planeta, son más letales.

Atila respetó, admiró y cuidó las obras de arte romanas. Los verdaderos bárbaros de nuestro tiempo saquean, p.e., el antiquísimo Museo de Bagdad y roban lo que no destruyen. Se enorgullecen de los tesoros acumulados en los museos de toda Europa y Norteamérica, se enorgullecen entonces de sus latrocinios porque todo lo que hay en esos sitios es ROBADO.

Y, para finalizar, no compararé – ustedes lo harán - el concepto que Atila tuvo sobre el ASILO y como lo practicó.

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viernes, 12 de julio de 2013

Cero polémica

Mi último escrito originó más reacciones diversas de las que pude en principio suponer y, aunque solo hay dos (2) comentarios públicos más una respuesta mía, mi correo se llenó. Unos me dan la razón y lo agradezco; otros, casi neutrales, critican al gobierno pero; el colmo de los colmos es el de quienes me insultan o al menos me maltratan. Uno en particular me llama “chavizta degenerado alcahueta de inútiles corruptos”; otro, me llama “traidor enemigo de la revolución” y así una variopinta lista de expresiones que, en honor a la realidad, no me insultan porque no insulta quien quiere sino quien puede y, de hecho, nadie pudo. Cuando puse mis correos a la vista del público sabía a lo que me exponía y no me arrepiento porque, también, he recibido frases muy bellas, laudables, cariñosas y una larga e inmensamente preciosa etcétera.

Diré algo que nunca he dicho públicamente. Jamás milité en partido político alguno, ni de derecha ni de izquierda ni de nada; en 1998 no voté por Hugo Chávez (QEPD) y para esa fecha me había convertido en un iconoclasta respecto a la política. Posteriormente, muchas cosas me hicieron cambiar de percepción, poco a poco y de manera conscientemente razonada fui coincidiendo con el entonces Sr. Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y, un día, me inscribí en el PSUV porque me dio la gana…y punto.

Es pues cierto que milito en el PSUV pero nunca he ido a ninguna reunión, acto, manifestación o cosa que se le parezca; tampoco he tenido contacto con ningún dirigente de ningún rango, cargo, posición o lo que sea. Nunca llegué a ver al Comandante Eterno personalmente.

¿Qué estoy de acuerdo con el Gobierno? - Sí. ¿Qué lo apoyo? - También. ¿Qué lo defiendo? – Lo intento.

De igual manera me siento con el derecho de criticar las consecuencias malas de los errores. Observen bien la frase: “consecuencias malas de los errores”. No dije “errores” a secas porque todos cometemos errores y los únicos que no los cometen son quienes no hacen absolutamente nada. No critico a las personas, las respeto pero, eso sí, critico las consecuencias malas de los errores con la idea de que haya enmienda y no se repitan. Cosa mala es permanecer o, peor aún, propagar los errores y Marx tuvo razón cuando afirmó que la inteligencia no consiste en no cometer errores sino en saber aprender de ellos.

En otro correo alguien me echa en cara que no hable, que no critique, que no me queje y pregunta lo que yo hago en bien del partido, del gobierno, de la revolución. Empezaré por lo más elemental: ESCRIBO ESTAS LINEAS y me inspiro en el viejo lema de Kotepa Delgado: “Escribe que algo queda”. Si hubiera una sola persona que haya sido tocada en el corazón sería para mí una gran victoria y una enorme satisfacción porque mi palabra no habría caído al vacío total. El resto de lo que he hecho, hago o haré no lo diré porque auto alabarme no es mi estilo y eso, además, solo lo saben los involucrados directamente. Lo raro de todo lo sucedido es que nadie que pudiera estar directa o indirectamente relacionado con la situación descrita haya reaccionado hasta ahora. Pedí públicamente que me ayudaran a que mi clamor se oyera y es altamente probable que aún no haya sido oído donde debiera.

Me siento obligado a dejar por sentado que señalar errores no es ser contra revolucionario ni cosa que se le parezca pero, también me parece un exabrupto pretender que los errores necios de pequeños funcionarios o voluntarios sean achacados, sin pensar, a los altos dirigentes. ¿Cree realmente alguno de ustedes que nada más ni nada menos el Señor Presidente de la República o alguno de su tren ejecutivo llegó a tener algo que ver, directa o indirectamente, con la situación descrita en mi artículo anterior?

No hay que tomar el rábano por las hojas – de paso, nunca le he intentado – dice un viejo refrán; o como dicen otros, ni calvo ni con dos pelucas, pero intentar criticar TODA LA REVOLUCIÓN o TODO EL GOBIERNO porque una persona descuidada, quizás con la mejor intención del mundo, cometió un error que a su vez condujo a una consecuencia no del todo buena, es solo concebible en mente de tontos o de malintencionados que pretenden sacar provecho egoísta de todo lo que huela a descuido por parte de cualquier cosa relacionada con el Gobierno o la Revolución.  

Si antes critiqué a los organizadores del aludido operativo de Mercal, ahora los defenderé. Esa acción la organizaron personas comunes del pueblo, voluntariamente, voceros o no de Concejos comunales por tan solo el compromiso de cooperar con sus vecinos. Ningún funcionario burocrático participó y NADIE COBRÓ NADA tampoco. Un sábado cualquiera sacrificaron su descanso para, repito, cooperar con sus vecinos. No hablemos del nivel cultural o educacional de quienes participaron el operativo porque desconozco al respecto y no es mi intención especular en ese terreno. Digo esto con la intención de desterrar la posibilidad de cualquier ataque en contra del Gobierno y, en todo caso, habría la posibilidad de una falla por parte de la Revolución porque todavía no ha logrado “entrenar” a la totalidad de la población para ciertos menesteres.

A esos voluntarios los exalto y los animo a no desmayar en el solidario trabajo social en beneficio de sus vecinos, de su comunidad y de ellos mismos, pero sí les pediría más pasión revolucionaria para aprender disciplinadamente a enfrentar situaciones cotidianas e inclusive eventuales.

Si los perros ladran es señal que cabalgamos, Sancho amigo. Para los pocos que no lo sepan, que los hay y no es delito, la cita es de Don Quijote de la Mancha escrito por Don Miguel de Cervantes y Saavedra.

¿Me hice entender?

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domingo, 26 de mayo de 2013

¿Empresarios? ¿Qué emprenden?

Los empresarios privados, no todos pero si un inmenso número de ellos, constituyen uno de los  más grandes y más efectivos arietes de la oposición y del imperio para tratar de destruir al Gobierno, a la Revolución Bolivariana y al pueblo venezolano. No logro entender como el destrozar al pueblo y al país les resultará redituable. Si destruyen al pueblo y al país, la pregunta tonta sería quien les compraría entonces sus productos; a menos que, hayan calculado que el robo a posteriori será tanto que compensará con creces las eventuales pérdidas iniciales. Pero, por otro lado, destruir al pueblo incluye destruir su capacidad de compra, o sea de consumo, lo cual conduce a la misma pregunta. ¿Se estarán acaso imaginando que la recompensa del imperio por permitirles volver a su sempiterno saqueo de nuestros recursos naturales será tan jugosa que alcanzará para tantos? Sinceramente no lo creo. Pero si creo que el imperio volvería a su anterior rapiña incrementada para compensar lo que no robaron en años recientes y no les darían nada, absolutamente nada, a sus útiles imbéciles cretinos. Cero recompensa por los servicios prestados. Esa es y ha sido siempre la conducta imperial. Tutto per me, niente per te. (Traducción a mi manera: todo para mí, nada para ti) Siempre han desechado sus tontos útiles después de servirse de ellos.

Viene a mi mente la actitud patriótica que asumió el pueblo unido durante el maldito paro sabotaje petrolero de 2002/2003; en ese entonces, la mayoría de la población comprendió que la guerra era contra ellos y se defendió espléndidamente poniendo en marcha su creatividad. No había gas, cocinó con leña; no había harina de maíz, piló su maíz y lo molió como hacían las abuelas o comió topochos, plátano verde, yuca, etc.; no había licores, bebió guarapita, ponsigué, cholejoso, lavagallo, guasitruque y otros cuyos nombres no recuerdo; no había bebidas carbonatadas (Gracias a Dios por librarnos de esos venenos) y bebió jugos naturales (más saludables) y, mejor paremos de contar. Hay escenas elocuentes y verdaderamente emocionantes de gente haciendo gala de creatividad para sustituir los productos que la burguesía depredadora ha inventado para esclavizar a la población por la barriga. Y hay también en abundancia escenas muy sentidas de amas de casa del pueblo estimulando al Sr. Presidente Chávez (QEPD) a no dejarse vencer, argumentando con vehemencia que si a ellas se les dificultaba conseguir leña para cocinar, quemarían sus desvencijados pocos muebles.

Pero lo que quiero resaltar realmente es la gran diferencia en la forma como, buena parte de la población, ha tomado la reciente y en curso GUERRA ECONOMICA QUE LA DERECHA EMPRESARIAL HA DESATADO CONTRA EL PUEBLO. En vez de defenderse con pasión, tal como lo hicieron exitosamente antaño, ahora se quejan en contra del Gobierno por lo que los conspiradores les hacen. ¡Habrase visto mayor contradicción!

La única explicación es que la derecha perfecciona pérfidamente sus métodos. Esta vez los refinaron y comenzaron lavándole el cerebro a la población más distraída o; perdón, inoculándole veneno en contra de sí mismos. Y lo lograron. Increíblemente cierto, pero lo lograron, llegando al punto de hacer que el aporreado termine alabando a su aporreador y, para colmo de colmos, endilgándole la culpa quien lo defiende e intenta proteger.

Solo pido a esos compatriotas envenenados por esos canallas de más de siete suelas que abran una rendija en sus anquilosadas circunvoluciones cerebrales y traten de entender la realidad. Repiten como loros las frases prefabricadas por los laboratorios de guerra sucia, de terror psicológico, de aletargamiento o destrucción neuronal en vez de tratar de captar la verdadera naturaleza y falsedad de esos mensajes. Dice un viejo refrán que no hay peor sordo que quien no quiere oír; así que, sáquense ya las toneladas de cerumen que tienen atapuzadas en sus conductos auditivos y empiecen a oír lo que no quieren, porque parte del tratamiento inyectado consiste en implantarles una gran dosis de terquedad que les niega la posibilidad cierta de que hay otras versiones sobre el mismo problema.

A veces me he quedado paralizado escuchando algunas de esas frases prefabricadas y he llegado a la dolorosa conclusión que es preciso estar sumamente idiotizado para aceptarlas como ciertas. Tengamos una pequeña dosis de sindéresis, juzguemos correctamente y valga la redundancia, tratemos de observar la realidad real y no permitir que nos hagan tragar ruedas de molino con el cuento que son ostias. Volvamos al doloroso pero brillante heroísmo exhibido durante los 63 y más días del paro petrolero de 2002/2003, reconozcamos y señalemos a los verdaderos enemigos del pueblo. Simón Bolívar, el padre, nos dijo que por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza. Alguien (no sé quién es) dijo que el peor de los colonizados es aquel que admira a su colonizador. Haciendo un juego de palabras con ambas sentencias acuñemos: No seamos tan estúpidamente ignorantes, reconozcamos quienes pretenden imponer su tiranía contra nosotros aplicando sus diabólicas fuerzas en nuestras barrigas contra nuestros bolsillos y contra nuestra salud mental y, de paso, con el mayor asco y desprecio, los mandamos al mismísimo infierno, donde quizás el mismo Señor Lucifer no querrá recibirlos, no sea que intenten destruir el averno con sus recetas neoliberales cocinadas en otro infierno peor llamado CIA.


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viernes, 21 de diciembre de 2012

21 de diciembre, el día más corto y el más largo

Sí, ya lo sé; hoy se iba a acabar el mundo y, como ustedes pueden ver (perdón Robertos) no se acabó. También iba a llegar el ique espíritu de la navidad, y la verdad, ni lo vi ni lo sentí porque lo que sí estoy sintiendo y sufriendo desde hace bastantes días es el desenfreno sembrado por la sociedad de consumo. Oí una vez y me apropié de una definición: diciembre es el mes de una loca y desenfrenada carrera a ver quién dilapida más dinero en menos tiempo, adquiriendo la mayor cantidad de cosas, las más inútiles en el menor tiempo posible, y lo he vuelto a comprobar porque no se puede salir a la calle donde proliferan los pillos, los pedigüeños, las martilladoras, los abusadores, los especuladores, los que no te quieren dar el vuelto y, agrégale tú lector tu propia lista. Los vendedores callejeros, la versión moderna de las tiendas por departamentos porque son los tenderos quienes aprovisionan a los tarantines de los buhoneros. No hablemos de basura, fritangas, ventorrillos, rifas, ruidos estridentes perforadores de tímpanos, choferes de pésimo humor, caña por carajazos, etc., etc., etc.

Hago un alto y me pongo mi indumentaria de académico para variar el estilo. Nadie en el planeta quiere recordar que desde que se inventó la historia, en los pueblos nórdicos que son los únicos que entraron en ella oficialmente, se celebró en todas las llamadas viejas civilizaciones el solsticio de invierno y a eso se le dieron las más variadas interpretaciones en razón de que ese día era el más corto del año. Ahora “recientemente” sabemos que el sur también existe y los pueblos meridionales también lo celebraban y celebran por lo contrario, porque es el más largo del año. Así de simple. Las interpretaciones de cada uno de los casos es harina de otro costal y no voy a entrar en eso porque me volvería loco ante tanta elucubración.

¿Qué es lo que ha pasado? Simplemente lo que todo el mundo sabe pero nadie lo dice. Tampoco voy a analizar eso. Simplemente lo mencionaré.

Los capitalistas productores de cuanta chuchería se les antoja para extraer el dinero de los bolsillos de quienes no lo son, inventaron una cosa que tiene el pomposo nombre de “sociedad de consumo” y su lema, también lo sabemos todos, es consume, consume, consume. No importa que el coroto sirva o no, que sea útil, práctico, alimenticio o lo que sea; lo importante, comprar sin importar que tengas uno igual o parecido que todavía sirve o que en definitiva no lo necesitas para nada. Te han hecho casi creer de manera religiosa como un dogma de fe que quien no GASTA es un bembeperro. ¡Y te lo has creído! Y lo peor: ¡Consumes sin necesidad!

Para evitar que te domine la tentación de guardar una cosa todavía útil para la próxima navidad, se les ocurrió nada menos que otra cosa que también tiene nombre pomposo: la obsolescencia programada. Nada de lo que venden en diciembre sirve más allá de los primeros días de enero. ¿No lo crees? Prueba en febrero las lucesitas esas que pones en los arbolitos o en los pesebres. ¿Te sirven para algo el muérdago artificial, las guirnaldas, las bolas de santa Claus, etc., etc.?

Mis lectores, quienes han leído hasta aquí, estarán preguntándose qué tiene que ver lo de arriba con lo de abajo. Los saco de dudas ya.

El cuento ese del espíritu de navidad o el fin del mundo de los mayas es simple y llanamente otro cuento inventado por los comerciantes para extraer de tu bolsillo hasta el último centavo.

El mundo se va a acabar. Claro que se acabará. Pero no es cuando lo anuncian ciertas sectas evangélicas ni los charlatanes que se apoyan en el calendario maya; del cual, por cierto no entienden ni papa.

¿Cuándo se acabará el mundo? Respuesta muy sencilla: cuando el SOL, una estrella enana haya consumido - quemado - su masa crítica de hidrógeno y se convierta en una NOVA o tal vez en SUPER NOVA, tendrá una gigantesca expansión lo que generará un calor horripilante en la Tierra, el agua se evaporará y todo se achicharrará. Eso lo saben incluso los pichones de astrofísicos.

Pero, ¿Cuándo será eso? Los astrofísicos encabezados por el científico ruso Isaac Asimov han hecho cálculos rigurosamente matemáticos a partir de la cantidad de hidrógeno que en el sol se quema cada segundo, minuto, hora, día o el período de tiempo que sea y, como se sabe cuál es la masa actual del sol, es relativamente fácil calcular el tiempo que tomará consumir toda esa colosal masa de hidrógeno. Demás está decir que es imposible que el cálculo arroje un número exacto de días, años, siglos, milenios, etc. El cálculo solo arroja probables períodos de mayor o menor duración. Dejo para el siguiente párrafo la respuesta y así los mantengo en suspenso.

Los cálculos arrojan una probabilidad que eso ocurra dentro de…………..

¡¡VEINTE A VEINTICINCO MIL MILLONES DE AÑOS!!

Los mayas fueron sabios, sabían muchas cosas que los europeos supieron siglos después e inclusive hay cosas que no saben todavía. Aritmeticamente estaban más adelantados: usaban la numeración vigesimal que es mucho más práctica y exacta que la decimal – inventada por los árabes - que todavía usamos. Sabían más de astronomía y astrofísica y, sobretodo, sabían cómo preservar y conservar el planeta. No hablemos de ingeniería, botánica, hidráulica, acústica, óptica y otras especializaciones. Les debemos a los exquisitos europeos del descubrimiento y conquista que la mayoría de esos tesoros fueran destruidos. Los destruyeron mediante el fuego porque era lo común y lo mandado en esos tiempos; la máxima de conducta decía: LO QUE NO ENTIENDO ES OBRA DEL DEMONIO y ¡lo quemo!

¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo ingenuos e incautos para dejarnos engañar con babosadas de tendero avaro? Ellos son vivísimos, nos edulcoran su canto de sirenas y nos lo atapuzan por los sentidos siendo su mejor arma la televisión, la radio y los medios impresos. La pregunta siguiente lógicamente es: ¿hasta cuándo nos dejamos apabullar por la propaganda que obnubila nuestra mente y nuestros sentidos? ¿Hasta cuándo nos dejamos ENGAÑAR?

José de San Martín, el Gran Libertador del Sur dijo: Seamos libres y lo demás no importa. Lo voy a parafrasear: Seamos felices y lo demás no importa. Y recuerda lo más importante: la felicidad no está en ningún cachivache inútil, está dentro de nosotros mismos.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA   -   ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!