lunes, 24 de junio de 2013

Acciones para beneficios sociales

Afirmo categóricamente que cuando se intenta efectuar una acción de tipo social con la intención de beneficiar una comunidad y no se hace bien, ésta resulta contraproducente. Mejor no hacerla. Y no pienso que se arme una discusión y tampoco que nadie venga a reclamar nada; es mi experiencia, lo he observado detenidas veces y ya no me queda la menor duda. ¿Quieren argumentos? Bien, se los daré parcialmente con un ejemplo.

Hace pocos días, en una pequeña y muy desasistida población organizaron MAL el suministro de productos alimenticios de Mercal y, si lo evaluaran, llegarían a resultados diametralmente opuestos a los buscados. Simplemente la gente no quedó satisfecha, la gente se molestó y terminó hablando pestes en contra de todos, inclusive contra muchos que no tienen ni tuvieron nada que ver con el asunto.

El primer error, no calcular la cantidad de productos a suministrar en proporción directa al probable número de compradores a satisfacer. Trajeron muy poquito para tanta gente; en consecuencia, no alcanzó para satisfacer la demanda, quienes no pudieron llegar al reparto se molestaron, se indisciplinaron, se hizo imposible mantener el orden y aquello terminó en un gran zafarrancho donde, inclusive, tuvo que actuar la policía.

Una gran cantidad de personas se fue HABLANDO MAL DEL GOBIERNO en general y esta arbitrariedad fue inmediatamente aprovechada por los escuas para soliviantar parte de la población y exagerar sus despropósitos. Pregunto: ¿valía la pena llegar a ese resultado?

Otro error en medio del caos no previsto fue no cuidar el orden ni la necesaria disciplina en todo acto concurrido. Esa disciplina y ese orden necesario debe ser cuidadosamente planificado y ejecutado para evitar que las cosas se salgan de su cauce correcto.

Otro ridículo error fue repartir números a los asistentes antes de empezar la venta, pero, ¿saben qué? – no trajeron suficiente papelitos numerados para tanta gente y, después de todo, igual los pusieron en cola, pero quienes si tenían papelitos pensaron que tendrían prioridad sobre quienes no lo tenían. Lo elemental, querido Watson, - perdón, José – hubiera sido traer papelitos numerados de sobra. Ese pequeño detalle contribuyó notablemente al desorden que se terminó de formar.

Repito, cuando se piense ejecutar una acción social, sea Mercal o lo que fuere, aunque parezca algo sencillo es necesario planificar su logística y su ejecución. ¿Qué la gente no sabe hacerlo? Es entonces el peor error, poner gente incompetente a hacer las cosas.

Ya llevamos CATORCE años de Revolución Bolivariana, ya es tiempo de tener gente entrenada en todos los frentes, especialmente en el frente social simplemente porque este frente es el abrebrechas en el camino revolucionario.

Sé de antemano que este escrito no levantará emociones entre mis lectores porque todo cuanto digo es casi de Perogrullo, es cosa sabida por todos y eso me molesta aún más; si es o debe ser sabida por todos, ¿Por qué carajo ocurre entonces?

Pido a mis escasos lectores que divulguen estas reflexiones a ver si, por carambola, llega a algún planificador, de la estatura que sea, y éste a su vez lo hace llegar a cualquier líder que, a su vez, pueda y quiera cuidar los avances que hasta ahora ha tenido la Revolución.

Ahora permítanme volver a una vieja prédica: el Gobierno Revolucionario debe atender cuanto antes las necesidades y problemas de los pequeños conglomerados y no concentrarse exclusivamente en las grandes urbes. Créanme, allí, en los pequeños, los problemas son también pequeños, de fácil solución y bajo costo. El problema aludido se presentó sencillamente porque en ese pequeño poblado no existe ni siquiera un “Mercalito”, eso sí, permanentemente surtido, donde los vecinos puedan acudir en cualquier momento y no tener que esperar “operativos especiales” que, como el descrito, resulta arrojando resultados negativos, contraproducentes.


¡PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA!  -  ¡CHÁVEZ VIVE!  -  ¡LA LUCHA SIGUE!

miércoles, 19 de junio de 2013

Un dolor muy grande

Dedicado con especial cariño a todas las madres, a todos los padres.

“Unas son de cal y otras son de arena” – Ay, ¡cuantas veces tenemos que tragar arena en la vida estoicamente! - es un adagio popular que sabiamente resume la gran realidad de la vida. Es muy cierto que a todos nos toca siempre unas verdes y otras maduras dentro de una amplia gama de valores; o para decirlo con otras palabras, unas veces nos va bien y otras no aunque siempre sea nuestro anhelado desiderátum que todo marche siempre sobre rieles.

El gran filósofo español Ortega y Gasset se refirió al hombre y sus circunstancias. Son precisamente esas circunstancias cambiantes, comunes a todos, las que rigen y dentro de las cuales transcurren nuestras vidas.
La vida oscila como péndulo entre dos extremos, uno bueno y uno “malo”, agradable desagradable, feo bonito, dulce amargo, grato ingrato, placentero doloroso.

Para un padre o una madre no existe nada peor que la pérdida de un hijo o una hija. Y dentro de esa escala de valores nada supera el dolor cuando la pérdida de ese vástago ocurre por circunstancias trágicas y “no naturales”. Si por razones de las llamadas naturales – enfermedad, terremoto, inundación, etc. – sobreviene el alivio proporcionado por la resignación ante lo inevitable; pero si es por causas trágicas – accidente, crimen, etc. – nos rebelamos y clamamos y reclamamos con rabia y furia ante una gran injusticia que no atinamos a que o quien achacar. Es ahí ante esa prueba ingrata que proporciona la vida cuando debemos erguirnos y sacar a flote nuestra capacidad para sufrir y soportar todas las inclemencias.

Perder un hijo o una hija trágicamente no tiene explicación, no tiene sentido, ni razón. Se produce en el alma una desolación inenarrable y un vacío infinito que nada ni nadie tiene capacidad para llenarlo porque no existe nada capaz de suplantar esa desgarradora ausencia.

Cada cultura de las existentes en el planeta Tierra asume la muerte de diferente manera. Unos inclusive llegan a celebrarla, pero en la mal llamada “civilización occidental judeo cristiana” no nos enseñan como asumirla ni como afrontarla por lo que, a la hora de la verdad, estamos completamente desasistidos y, entre otras consecuencias, ni siquiera sabemos como reaccionar. Entonces, nos encontramos frente a otro problema existencial, aprender de repente todo lo que ya deberíamos saber porque nadie sabe tampoco nada para enseñarnos.

Filósofos, pensadores y poetas han acuñado frases que posiblemente puedan ayudarnos a meditar y obtener un poco de eso que llamamos consuelo.

Montaigne dijo “El hombre debe aprender a soportar pacientemente lo que no puede evitar debidamente.” La pregunta obvia: ¿Y cómo aprendemos? Toca a cada uno improvisar su propio aprendizaje mientras permanece sumergido en el dolor.

En su hermoso poema “Angelitos Negros”, Andrés Eloy Blanco pone en boca de la negra que perdió su negrito la expresión de fe que alivia su pena: “Dios lo tendría destinao como angelito del cielo”.

Balzac afirma algo muy cierto: “La desgracia crea en ciertas almas un vasto silencio en el que resuena la voz de Dios”. Esa voz de Dios a la que se refiere Balzac realmente truena pero no para consolarnos sino para darnos fuerza, coraje, ánimo y perseverancia. Para ponernos una coraza y mejor soportar los más tenebrosos golpes. Con el tiempo se mitigarán esos dolores que no terminan nunca de pasar y solo se irán con nosotros a nuestra propia tumba.

Busquemos pues refugio en nuestra propia fe, sea ésta cual fuere, como la negra del poema, porque el problema es meramente espiritual y no atañe a nadie más que a nosotros mismos y, sea como sea, la vida continúa y debe continuar.

Y nosotros aquí estamos, aquí seguimos con la obligación ineludible de enfrentar TODO.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  - ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

jueves, 13 de junio de 2013

Malos recuerdos de la cuarta

Parece mentira que muchas personas como yo, e inclusive mayores, tengan la memoria tan frágil al punto de no recordar cosas que en su momento causaron impacto durante los gobiernos del puntofijismo.

Aclaratoria para los amigos lectores de otras latitudes: digo cuarta (y en minúsculas) para referirme a la llamada cuarta república (y sigo con las minúsculas) o, lo que es lo mismo, el período comprendido entre 1830, fecha de la muerte de nuestro Libertador y Padre de la Patria Simón Bolívar y 1999, fecha del inicio del primer mandato del Presidente Hugo Chávez. El vocablo puntofijismo se refiere al pacto de punto fijo (insisto con las minúsculas) suscrito por los partidos polítiqueros de la derecha para instaurar una falsa democracia en Venezuela y repartirse las migajas que les dejaba al imperio a partir de 1958.

¿A qué viene el cuento? Trataré de sintetizar. Ahora, en estos días que corren, estamos sometidos a una “Guerra Económica” por parte de la burguesía más recalcitrante y apátrida con la intención de desestabilizar al Gobierno Revolucionario, Socialista, Anticapitalista, Anticolonialista, Antiimperialista, Chavista y Bolivariano que preside el Sr. Presidente Nicolás Maduro.

Pues bien, dan risa los gritos destemplados de los voceros de fedecámaras (id minúsculas), la asociación de y que empresarios a quienes llamaría “medrarios” porque nunca han emprendido nada pero, eso sí, siempre han medrado. Recuerden aquella famosa y lapidaria frase: “Todo lo que es bueno para fedecámaras es malo para el pueblo”. Precisamente por eso, por haber sido gobernados por gente afín a esa diabólica asociación se produjo la insurrección social del 27 de Febrero de 1989 y días siguientes que, dicho sea de paso, fue la primera rebelión mundial contra el neoliberalismo, el fondo monetario internacional y el banco mundial, una de cuyas consecuencias a corto plazo fue el feliz advenimiento de la Revolución Bolivariana encabezada por Hugo Chávez (QEPD)

Ya escribí antes que en esos terribles años 70, 80 y 90 del Siglo pasado la gente llegó a comer perrarina (alimento para perros), conchas (cáscaras para los puristas del idioma) de plátano, daban a los niños teteros de agua de pasta en vez de leche; la desnutrición infantil llegó a cifras astronómicas, LA GENTE SE MORÍA DE HAMBRE, la deserción escolar alcanzó índices astronómicos, la pobreza general llegó casi al 80% y la pobreza extrema rozó el 50%, y otras “lindezas” que no detallo para no aburrirlas(os)

Vuelve la pregunta: ¿A qué viene el cuento? Pues, a que la FAO, la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación – una de las pocas agencias positivas de la ONU - está dando a Venezuela un RECONOCIMIENTO por ser Venezuela el país que más ha hecho para eliminar el hambre y la desnutrición en el mundo. Entre otras noticias, favor ver http://www.ciudadccs.info/?p=435208

Ahora me hago una pregunta: ¿Han sido tan malas las políticas implementadas por la Revolución Bolivariana en estos pasados 14 años en materia de bienestar social? Ojo, no estoy incluyendo otros logros que no son precisamente conchas de ajo. ¿Les recuerdo algunos? Bien, allá van unos poquitos: se erradicó el analfabetismo, Venezuela es Territorio libre de analfabetismo, la educación primaria cubre a más del 98% de los niños en edad escolar, casi 2 millones de personas han recuperado la visión tanto en Venezuela como en otros países de América Latina y África gracias a la Misión Milagro, se ha dotado de computadoras a todos los niños de educación primaria y ya se comenzó en la secundaria; 98% de la población come 3 o más veces al día, 1,4 dos y solo 0,4 menos de dos; los niños de 7 años (edad que los especialistas usan para ciertas mediciones) aumentaron su talla en 2 o más centímetros como consecuencia directa de “comer más y mejor”, más del 96% tiene acceso al agua potable, hay más de 2 millones y medio de pensionados incluyendo a centenas de miles que nunca cotizaron a la seguridad social. Solo algunas cosillas en materia social y no me voy a meter en infraestructura (carreteras, autopistas, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, metros, hospitales y centros de salud, escuelas, liceos, etc.) Si lo haré en educación superior porque se han fundado 28 nuevas universidades y politécnicos convirtiendo a Venezuela en el cuarto país del mundo en materia de matrícula universitaria, y el país se ha convertido en una enorme sala de clases a donde asiste más o menos el 30% de la población.

Por supuesto que no diré que todo está perfecto. No. Estamos muy lejos de estar bien del todo; pero, carajo, los logros alcanzados hasta ahora son enormes. Falta mucho por hacer, eso no lo discute nadie, pero la deuda que nos dejó la cuarta en inconmensurable. Imaginen ustedes camaradas el tamaño de una deuda social de casi QUINIENTOS AÑOS. A eso hay que verle la cara.

Pero, ¿Quién nos dejó esa deuda? ¿No lo saben o se hacen los pendejos? ¿Se los digo? Pues bien, se los diré: la burguesía depredadora y apátrida que nos explotó durante ese lapso y de paso le regaló a los imperios de turno los recursos naturales de la patria a cambio de insignificantes migajas.

Hago otra pregunta: ¿Vale o no la pena seguir luchando?

Respondan, por favor, amigas y amigos.


PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡CHÁVEZ VIVE!  -  ¡LA LUCHA SIGUE!