domingo, 24 de febrero de 2013

La empresa privada - Segunda Parte

Es una terrible exageración decir que la empresa privada es eficiente. Nada más falso. Estadísticamente, la gran mayoría de las empresas que se registran anualmente en Venezuela,

1 – No arrancan.

2 – Son empresas de maletín.

3 – Son empresas fachada creadas por otras empresas para ocultar manejos dolosos.

4 – Si arrancan, quiebran, desaparecen o se congelan antes del primer año.

5 – La figura más perniciosa: LAS EMPRESAS FANTASMAS.

Hablemos de las pocas que llegan a arrancar. Una vez establecidas van inmediatamente sus promotores a buscar créditos blandos del gobierno para adquirir maquinarias, equipos, instalaciones, materia prima, capital de trabajo, etc. Si revisamos los documentos de inscripción en los Registros Mercantiles, encontraremos que un elevado porcentaje se registra aportando el capital mínimo autorizado por el Código de Comercio, es decir el 20%, lo cual generalmente hacen con dudosos aportes de bienes muebles o inmuebles u otros valores tales como gastos de instalación, promoción, etc. eufemísticamente contabilizados como activos diferidos. Es práctica muy común disfrazar los balances de apertura y mucho más común alterar los de gestión y especialmente los de ganancias y pérdidas, lo que los lleva generalmente a acusar pérdidas o nulas utilidades para no cancelar impuesto sobre la renta. Es una conseja real que los contadores públicos más exitosos son los más expertos en alterar los resultados y, de esa manera, no pagar impuestos. Adicionalmente, el enorme porcentaje de morosos es abismal.

Es un lugar común afirmar que la inmensa mayoría se arrima a Papá Estado para sobrevivir.

Conozco casos concretos que alarmarían a cualquiera. Solo daré un ejemplo que los ilustra.

Por allá por la década de los 50, el gobierno “promovió” la instalación de un central azucarero en algún lugar del occidente del país. El estado asumió toda la inversión inicial. Terrenos, maquinarias, equipos, instalaciones, créditos blandos para los cañicultores, etc. Se formó un grupo de empresarios, lo más representativo de los prohombres de la región, y se les transfirió el central para que lo operaran (explotaran) con el compromiso de pagarlo en un largo período. Efectivamente, lo hicieron pero nunca hicieron mantenimiento profundo, nunca invirtieron en nuevos equipos ni en mejoras, nunca pagaban a tiempo a los cañicultores y siempre mantenían una enorme deuda atrasada y no le pagaron al estado. Al cabo de varios años ocurrió lo inevitable, nada servía, el déficit era espantoso, se hizo insostenible la situación y la CVF (Corporación Venezolana de Fomento, ¿recuerdan?) retomó el central. Correspondió entonces al estado hacer enormes inversiones para recuperarlo y ponerlo nuevamente en condiciones de operabilidad y el ciclo se repitió con otro grupo distinto de prohombres. El caso insólito es que ese demoníaco ciclo se repitió varias veces y si sumáramos todas las inversiones del estado llegaríamos a inverosímiles cifras.

Inútil decir que el estado debió asumir todas las veces las deudas con los cañicultores, con los suplidores de materiales y servicios, con los trabajadores. En resumen, esa industria técnicamente se fue a la quiebra varias veces pero lo más ilógico y a la vez asombroso es que toda la serie de prohombres que la operó y administró hicieron inmensas fortunas y se convirtieron en destacadas figuras de la sociedad en muchos campos con mansiones dentro y fuera de Venezuela, avionetas, yates; en definitiva, ostentan algo imposible de ocultar: ¡riqueza! Se pavonean pasando como seres impolutos y respetables ante propios y extraños. Son, como diría Pío Gil, prestigios consagrados y nulidades engreídas y ¡ay! de quien les reclame o eche en cara sus “travesuras”.

Lo dicho del central azucarero se ha repetido hasta el cansancio en todas las ramas de la actividad mercantil, sea industria, comercio, servicios, etc. Pero lo peor ha sido que muchos de esos mencionados prohombres, por sí mismos o por personas interpuestas –vulgo, testaferros – actuaron descaradamente en la política durante la fallecida IV República; en consecuencia, como dice el vulgo, se despacharon y se dieron el vuelto. Y se acostumbraron.

Inútil decir que jamás hicieron nada por el beneficio del país ni de la colectividad que explotaron inmisericordemente. Pero también es inútil decir que agrupados en todas las instituciones que ustedes conocen conspiran y combaten descaradamente a la Revolución Bolivariana.

Llegó la hora del pueblo. No comprar sus productos de muy dudosa calidad. Hacer caso omiso de su propaganda engañosa. Ante esa actitud positiva del público ellos verán que hacer; se adecúan a una nueva realidad o desaparecen y le dan paso a las nuevas estructuras que están lentamente surgiendo que sí respetan los códigos de conducta que el país exige. Lo que he dicho de empresas “venezolanas” se extiende a las transnacionales incluyendo las petroleras extranjeras que actuaron en el país durante casi un siglo, que no fueron otra cosa que nidos de filibusteros que expoliaron la nación a su libre saber y entender con la aberrante complicidad de personas que, aunque nacidas en Venezuela, se comportaron como verdaderos corsarios modernos. Eficiencia es una palabra que no figura en sus diccionarios y para ello basta recordar las cínicas palabras de uno de los Rockefeller: el primer mejor negocio del mundo es una petrolera manejada eficientemente, el segundo una ineficiente.

(Si quieren que continúe, díganme)

VICTORIA Y PATRIA SOCIALISTA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

domingo, 17 de febrero de 2013

La empresa privada – Primera parte

He observado recientemente, a raíz de las recientes medidas cambiarias puestas en práctica por el Gobierno Nacional, algo que raya en lo insólito. Supuestos revolucionarios de franela y boina roja, muchos de ellos funcionarios públicos, se han rasgado las vestiduras y han inundado los medios de información con destempladas críticas sin sentido y sin conocimiento y, peor aún, se han alineado solidariamente con las empresas privadas. Dije antes que eso me parecía insólito por la sencilla razón de que esas empresas por las que ellos alzan banderas son y han sido precisamente las que secularmente nos han robado descaradamente. ¿Exagero? No lo creo. Veamos.

Esas empresas esconden y acaparan los productos esenciales una y otra vez desde tiempo inmemorial, crean escasez artificial con el único propósito de aumentar los precios de manera abierta o disimulada, o sea que, descaradamente especulan al pueblo, lo que equivale a decir que con esos mecanismos perversos extraen dinero del bolsillo de los consumidores para llevarlo a sus arcas.

Si el gobierno los agarra y les aplica multas, ellos se ríen. El monto de las multas que pagan después de interponer todos los recursos legales a su alcance para hacerlo con el mayor retraso son sencillamente montos pírricos si los comparamos con el monto de lo robado. Si cierran por algunos días a los comercios, el daño causado también es ínfimo comparado con lo que se les obliga a pagar. Ellos se burlan, pagan la multa o cierran y, como dice el pueblo, que es una raya más para un tigre.

Es curioso que acaparan (esconden) ciertos productos sensibles pero jamás esconden toda esa variedad que atiborra los mercados con productos chatarra dañinos por sus elevados contenidos de productos químicos que usan para conferirles olores, sabores, apariencia, palatabilidad y sobre todo larga duración. Me hago una pregunta estúpida, ¿por qué acaparan la harina de maíz y el arroz sin aditivos y no acaparan la cerveza o los productos envenenados?

Tengamos memoria. Recordemos los terribles daños que infligieron al pueblo durante el paro sabotaje petrolero de 2002 – 2003. Durante esos tenebrosos días desaparecieron casi todo aunque, me consta, distribuían productos de manera subrepticia de noche, ocultos como hacen los delincuentes, a precios exorbitantes y; no obstante, el pueblo puso en práctica su creatividad y sustituyó todos esos productos, se las arregló al punto de inclusive disfrutar las Navidades de 2002 sin contratiempos insuperables. El pueblo reemplazó casi todos los productos con otros a su alcance y, me atrevo a decir que en su propio beneficio, porque dejaron de comer chatarra y comieron más sano.

Muchos me han criticado acremente porque manifesté que desde esa fecha les hago mi propio boicot particular a muchas empresas. No compro sus productos y punto. Sé que muchos han seguido mi ejemplo y me siento orgulloso. No obligo a nadie pero me causa cierta piquiña que alguien me venga a decir que son productos de calidad, que los empresarios son casi santos, que dan empleo y que “esas” empresas son beneficiosas para el pueblo, que “esa” inversión privada es saludable para el país.

Respecto a las inversiones privadas extranjeras, ya opiné y los remito a http://juanpedrotorres.blogspot.com/search?q=Las+inversiones+extranjeras Lo expresado se aplica también a las nacionales.

Recuerdo que por allá por los años 80, el Presidente Dr. Luís Herrera Campins expresó varias sentencias que se me quedaron grabadas. Los llamó empresarios llorones, y también afirmó que no entendía como había tantos empresarios prósperos con empresas quebradas. Pero cuando vinieron en masa a pedir dinero del Estado les dijo que desde los años 40 no habían pagado ni un centavo a capital o intereses, que si querían nuevos préstamos, que pagaran los viejos y después hablarían. No es nada nuevo el comportamiento mafioso de esos asquerosos tipos disfrazados de benefactores de quienes Antonio Guzmán Blanco opinó que no son más que pulperos enfranelaos.

Quitémonos la careta aprovechando que ya pasó el carnaval. Esos pulperos devenidos en gangsters han vivido siempre chupando la teta del Estado y como ellos mismos pasaron a formar parte del funcionariado de alto rango, se cobraban y se daban el vuelto. Jamás invirtieron su propio dinero y la moda desde hace unos 40 años es sacarlo del país para no dejar huella. Siempre dicen que el General Gómez y sus allegados robaron y es cierto, pero no sacaron el dinero del país por lo que después la Nación pudo recuperar mucho, pero, ¿cómo se podrá recuperar lo que a diario sacan del país por uno u otro de los caminos verdes?

Empresario es quien emprende. Ellos no emprenden nada. No arriesgan y siempre van sobre seguro a donde les resulta más fácil y más redituable. ¿Conoce alguno de ustedes lectores a una sola empresa que disponga de serios laboratorios de investigación para mejorar, elaborar o crear nuevos y mejores productos? Es muy fácil armar, ensamblar, juntar piezas o partes importadas con todas las facilidades (créditos del Estado, exención de aranceles e impuestos, etc.), ponerle un envoltorio, un rótulo HECHO EN VENEZUELA y venderlo a cuatro o cinco veces más que en otros países y, encima, explotando los trabajadores, contaminando el ambiente, utilizando maquinaria obsoleta que compraron ya usada y declararon como nueva embolsillándose la diferencia, etc., etc. Inútil decir que luego tracalean la contabilidad para declarar pérdidas y no pagar impuestos mientras que ellos, los EMPRESARIOS, se dan vida de jeques en todos los lugares del Jet Set.

Hay otro detalle. Por supuesto que también los hay honestos; pero, que casualidad, esos no protestan, no chillan, trabajan y se las arreglan para resolver sus problemas y, que otra casualidad, no tienen problemas con sus trabajadores. Pero como no tienen para hacer fabulosas campañas de propaganda venden poco y nosotros, como sí hemos sido alienados por esas campañas, no compramos sus productos. De nuevo los remito a mi serie de viejos escritos


Camaradas y amigos, la perversión y la manipulación a que estamos sometidos nos altera inclusive nuestra propia voluntad. Para evitarlo, les digo mi método. Además de hacer mi propio boicot a muchas empresas también se lo hago a los medios. No compro prensa, no veo televisión, no oigo radio y no le paro a los escuálidos. A esos NI LOS IGNORO. Quiero no enfermarme, quiero mantenerme sano.

(Continuará)

VICTORIA Y PATRIA SOCIALISTA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
   

viernes, 8 de febrero de 2013

Jaimito


Nota: lo que leerán no lo escribí yo, me lo envió un buen amigo y no lo nombro porque no me ha dado autorización para divulgar su nombre. Lo publico por una razón, llegó Momo, estamos en carnaval y mejor reímos. Sé de antemano que no todos reirán y a cada uno respeto profundamente su gusto. No obstante digo, ¡Sí!, vamos a reír, vamos a olvidar por un rato las amarguras con las que muchos nos empañan la vida y, después de todo, para eso es el carnaval. Durante estos días despojémonos de esas caretas que nos obligan a usar todo el año.

Si el chiste no es bueno para algunos, lo siento, no lo lean pero la intención es que les guste como a mí. No importa que no les guste pero sí les pido que sean felices como yo trato de serlo.

Ahí va:

Como todos sabemos, Jaimito es un niño precoz e inteligente, con una gran viveza y agilidad mental. En la escuela demuestra una gran sagacidad y aprende rápidamente y, en virtud de ello, se hace acreedor a una oportunidad para ser promovido de Primero a Tercer grado, para lo cual debe ser sometido a un examen oral encabezado por el Director del plantel y su maestra.

El director comienza el interrogatorio:

-        A ver Jaimito, ¿Cuánto es 3 x 3?

-        9

-        ¿Y 6 veces 6?


-        36

El director continúa con la batería de preguntas que solo un excelente alumno de tercero debe conocer y Jaimito no comete ningún error. Ante la evidente inteligencia del niño, el director dice a la maestra:
-        
Tendremos que pasarlo a tercero.

La maestra no muy segura dice:

-        ¿Puedo hacerle yo unas preguntas?

-        Si, profesora.

Ahora ella interroga a Jaimito.

-        ¿Qué cosas son las que la vaca tiene 4 y yo sólo 2?

-        Las piernas. Jaimito responde sin vacilar

Ella continúa:

-        ¿Qué tienes en tus pantalones que no hay en los míos?

El director se ajusta los lentes asustado.

-        Los bolsillos – responde Jaimito.
-     
   ¿Qué entra al centro de las mujeres y solo detrás al hombre?

Estupefacto el director espera la respuesta y oye:

-        La letra “E” – responde Jaimito.

-        ¿Dónde tienen las mujeres el pelo más rizado?

Una breve pausa y Jaimito, muy seguro, responde:

-        En África.

-        ¿Qué es blando y en las manos de una mujer se pone duro?

Al director se le cruzan los ojos y comienza a sudar.

-        El esmalte de uñas – contesta Jaimito.

-        ¿Qué tienen las mujeres en medio de las piernas?

-        Las rodillas.

-        ¿Qué tiene una mujer casada más ancha que una soltera?

-        La cama.

-        ¿Qué palabra comienza por C, termina con O, es arrugado y todos lo tenemos atrás?

El director suda frío y se revuelve en la silla.

-        El codo, profesora.

-        ¿Qué empieza con C, tiene un hueco y yo se lo di a varias personas para que lo disfrutaran?

El director se tapa la cara, se afloja la corbata y suda copiosamente.

-        Un CD.

El director, ya mareado por la presión interrumpe y tajantemente ordena a la maestra:

-        Mire, póngame a este carajito en sexto grado, yo renuncio y me voy a primero porque acabo de fallar todas las respuestas.

Si olvidé incluir alguna pregunta con su respuesta, por favor envíenla. Ah, disfruten el carnaval y sean todos muy felices. Quiero que todo el mundo sea feliz porque, recuerden, es muy desagradable vivir rodeado de amargados.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!