sábado, 20 de junio de 2015

Tecnología. ¿Transferencia o creación?

Aceptémoslo. En Venezuela practicamente no existe una cultura impulsora de la investigación, la innovación, la creatividad para la producción de tecnologías de ningún tipo para fabricar nada. Las excepciones son raras, escasas y, para colmo, muy poco difundidas por lo que tampoco hay acicates para el esfuerzo creador de nuevas invenciones. Hace varios años, la Revolución Bolivariana intentó adelantar algunos planes y programas, creó un Ministerio que se encargaría del asunto pero, luego, como también es costumbre, el impulso inicial se quedó en eso y, sinceramente creo, que esa llamita se consumió. Lo que haya por ahí rondando en centros de investigación es practicamente un secreto bien guardado, sobretodo. aquel hermoso programa de apoyo a los poderes creadores del pueblo; es decir, a la inventiva popular.

De la misma manera como he criticado acérrimamente a los empresarios privados por su poco o nulo interés en invertir para desarrollar nuevos productos, nuevos métodos, nuevos sistemas de producción o simplemente la sustitución de piezas, partes o componentes importados y; por el contrario, compran ese conocimiento a empresas extranjeras por lo cual deben pagar abultados royalties que se traducen en desangramiento del país; así también critico al Gobierno por su aparente denodado interés en promover la llamada transferencia tecnológica; o lo que es lo mismo, pedir a empresas extranjeras que nos enseñen sus conocimientos lo cual gustosamente no harán, a menos que haya ciertas y determinadas compensaciones cuyo monto, generalmente, se diluye en los contratos y nunca se llega o se llegará a saber el monto a pagar por ello.

La llamada tecnología, es decir el conocimiento técnico que se usa en Venezuela teniendo en cuenta nuestro incipiente desarrollo industrial, afirmo, es conocimiento al alcance de cualquier técnico promedio de tantos que hay en el país en cualquiera de los campos del saber humano. Salvo algunas escasas excepciones, tales como las relativas a la ciencia aeroespacial, a las tecnologías de la información o alguna que otra de menor impacto, aquí no elaboramos ni fabricamos, todavía, productos para los cuales se requiere “tecnología súper especializada”; antes, por el contrario, casi me atrevo a afirmar, todo cuanto consumimos, hecho ahora o por hacer en el próximo futuro, está al alcance o dentro de los límites del conocimiento de cualquier profesional medio.

En vez de importar maquinaria sencilla, ¿por qué no promovemos su fabricación en el país? Para ello tan solo se requiere elaborar sencillos proyectos, fabricar prototipos que es lo que nadie, ni el mismo Estado, se atreve a financiar, probar esos prototipos y fabricar aquellos que sean los más eficientes, teniendo en cuenta que toda obra humana es sujeta a ser perfectible, de tal manera que las sucesivas producciones en el tiempo le incorporen mejoras que eleven su productividad. Un equipo así logrado sería nuestro y no tendríamos que pagar por ellos a un fabricante extranjero ni mucho menos pagar royalties o licencias.

Y tal como ocurre con equipos y maquinarias, ocurre lo mismo con procesos productivos. Todo cuanto digo, por supuesto, requiere esfuerzo, estudio, dedicación, paciencia, pero que esos elementos sean nuestros y no de otros.

Mucha gente tiene la peregrina idea que el exterior van a conseguir maquinarias o equipos industriales en establecimientos, que los tienen en exhibición y que los comprarían tal como se compra una nevera, una lavadora o un televisor. Quítense esa idea porque no es cierta. Aunque, de hecho hay empresas que se dedican a la fabricación de maquinarias, equipos y sistemas, éstos son establecimientos metal-mecánicos que fabrican por pedido y los precios que piden son usualmente muy por encima de sus verdaderos costos de producción. Lo que realmente ocurre es que muchísimas empresas productoras de multiplicidad de productos finales, tienen bajo sus nóminas a personal técnico dedicado a estudiar y crear innovaciones que luego convierten en equipos o sistemas específicos afines a sus propias necesidades y que, a lo largo del tiempo, les van incorporando mejoras; pero, estos artículos no son para la venta sino para su propio y exclusivo uso. Esa clase de máquinas o equipos privativos de ciertas empresas industriales extranjeras sería lo que estaríamos negociando – y pagando muy caro – como transferencia tecnológica. Más barato sería poner a nuestra propia gente a estudiar, crear, diseñar, innovar y finalmente construir lo que necesitemos. Esos sí serían pasos concretos para lograr nuestra independencia tecnológica y no olvidemos que, por lo general, un descubrimiento conduce a otro y así sucesivamente.

Repito lo dicho anteriormente, fabricar muchas cosas solo requiere conocimientos al alcance de profesionales medios. No es ninguna complicación diseñar y fabricar productos de consumo masivo o no, como neveras, lavadoras, cocinas, bicicletas, prensas hidráulicas, túneles de secado, batidoras y mezcladoras de cualquier tipo, empacadoras, embutidoras de chorizos y una larguísima etcétera.

Y si me preguntaran cuales serían los requisitos mínimos para poner estas ideas en práctica respondería sin dudar:

¡¡Ganas y mucha voluntad!!

Por los recursos financieros no nos preocupemos, los hombres sabios sacan recursos de cualquier parte que los necios son incapaces y no encuentran jamás.


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miércoles, 17 de junio de 2015

Las empresas del Estado, ¿mala paga?

En alguna parte leí hace mucho tiempo que “el único responsable de su propio prestigio es uno mismo”; o lo que es lo mismo, solo tu mismo puedes construir, modificar, alterar o eventualmente arruinar tu prestigio. O dicho de otra forma adicional, nadie puede dañar tu prestigio sino tú mismo. Los demás podrán intentar dañarlo pero siempre florecerá la verdad verdadera, en cuyo caso se cumple la ley física de la gravedad específica, es decir, cada quien ocupa el sitial que se merece su propio peso específico.

Asociado al prestigio, empresarial y en algunos casos personal, existe también la llamada imagen de la cual hacen tanto uso los publicistas, especialistas de marketing y todos los manipuladores capitalistas que nos inducen a creer lo que no es cierto. Ellos intentan crear artificialmente una imagen que no es la real para consumo de todos nosotros. Pero, más allá de todo cuanto podamos teorizar existe la verdad irrefutable que cada quien es responsable por su propio prestigio y por la imagen que irradia a su entorno más cercano, a la comunidad, al mundo.

Las organizaciones, al igual que la personas, tienen de por sí una imagen; es decir, su propio prestigio. Solo que, dentro de esas organizaciones pueden y de hecho hay individuos a quienes no les importa ni la organización, ni mucho menos su prestigio. Y voy a un hecho real. Existen numerosas Empresas del Estado Venezolano con sus respectivos directorios, cuadros gerenciales y administrativos y todo un tren de burócratas; pero, dentro de esas categorías hay parásitos que van desde flojos y vagos hasta saboteadores en toda la línea y esos son quienes desprestigian, dañan la imagen de cada corporación en particular porque la gente no sabe generalmente distinguir entre la organización y cada uno de sus integrantes. Si en la empresa tal hay un corrupto, la gente ligeramente opina que toda la empresa está podrida.

Hace más ruido un deshonesto que un millón de honestos.

Y van tres largos párrafos que ya los debe aburrir, así que voy directo al grano y apelo a quienes me leen a mejorar y divulgar este clamor, de tal manera, que llegue hasta los más elevados estamentos del Estado Venezolano, incluyendo al Sr. Presidente de la República.

Es bien sabido que muchas Empresas del Estado son corporaciones industriales y que, como tales, tienen obligatoriamente que importar máquinas, equipos, repuestos e inclusive servicios especializados para sostener sus operaciones, por lo que pregunto:

¿Por qué no pagan puntualmente sus obligaciones a sus acreedores, tanto nacionales como extranjeros?

¿Abulía? ¿Desidia? ¿Incompetencia? ¿Ineficiencia? ¿Faltas o fallas de planificación? ¿O simplemente saboteo?

Recuerden, como consecuencia de la falta de pago por parte de las empresas, quien se desprestigia es nada más y nada menos que TODA la República Bolivariana de Venezuela. La imagen dañada es la de todos nosotros y especialmente la de nuestro Gobierno. Para la opinión de mucha gente, dentro y fuera del país, tenemos un Gobierno maula, un país maula, todos somos gente maula porque nadie dice ni afirma que los responsables directos son unos pocos saboteadores de oficio.

Sr. Presidente, me tomo la licencia de pedirle, en nombre de las personas decentes y honorables de mi país, que ordene una revisión profunda de la administración de todas las empresas del estado, haga un sacudón total y bote a todos los saboteadores de todo tipo de las empresas que son de todos nosotros. Pienso que es muy fácil comenzar pidiéndoles a la brevedad una relación detallada y minuciosa de todas la deudas que cada empresa tiene con sus proveedores. Si la lista es honesta, se sorprenderá al comprobar que tienen cuentas por pagar vencidas de hace más de un año cuando el compromiso asumido fue pagar a la entrega de la mercancía o a los 30, 60 o 90 días.

Por otra parte, como consecuencia del incumplimiento de los pagos en los plazos aceptados, muchos proveedores han suspendido los despachos de insumos que son necesarios para la actualización de equipos y maquinarias, para su mantenimiento normal e, inclusive, para la iniciación de nuevos procesos de producción. Y lo peor, muchos proveedores han amenazado con adelantar pasos legales; dicho por todo el cañón, demandar judicialmente para cobrar sus cuentas; así que, imagínense, una lluvia de demandas contra la Nación por una incomprensible falta de pagos.

Muchos gerentes honestos se quiebran la cabeza pensando en soluciones técnicas que se resuelven rapidamente con un cambio de repuestos o con el reemplazo de un elemento que ha llegado al fin de su vida útil. Hay muchos programas de actualización detenidos por estas razones; entonces me pregunto, ¿hasta cuando se van a detener? ¿Hasta cuando vamos a esperar para iniciar, mejorar, ampliar o modernizar nuevos procesos productivos? También cabe la o las razones por la cuales hay también muchos proyectos de nuevas instalaciones detenidos, muchos de ellos por tiempos injustificables.

Lo dicho anteriormente es una clara contradicción a los postulados de la frase “eficiencia o nada”. ¿De qué eficiencia estamos hablando?
Por mucho que deban las empresas del Estado, el monto consolidado de esas deudas no debe ser una cifra tan astronómica que el ESTADO no pueda solventar rapidamente en aras de salvar el prestigio de la República. Estoy casi seguro que al Sr. Presidente le han dicho que “no hay novedad”. Sr. Presidente, ordene una investigación y se asombrará ante las novedades reales, las existentes.


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lunes, 15 de junio de 2015

Importaciones y Producción

Ya lo he dicho en reiteradas ocasiones. Los empresarios venezolanos, salvo algunas honrosas excepciones, son unos verdaderos parásitos chupasangre y me avergüenzo que sean mis compatriotas. En vez de producir bienes invirtiendo y arriesgando “SU” capital, que dicho sea de paso no tocan pero sí mantienen en cuentas en otros países, se dedican a llorar y pedir divisas al Estado para importar bagatelas y cachivaches de pésima calidad, con las que luego esquilman al pueblo vendiéndolas con sobreprecios tan vulgares que a veces llegan a la increíble cifra de 6000% y más, aunque debo reconocer que unos pocos importan partes para luego ensamblarlas en el país; pero lo que es producir, muy poco o casi nada. Emprender y crear, mejor no hablar.

Espero que mis amigos lectores, que estén de acuerdo conmigo, se encarguen de divulgar estas observaciones y la propuesta al Gobierno que haré a continuación, a ver si llega a oídos de alguna persona con influencia y, a su vez, la divulga entre las altas esferas y ... ver que pasa.

Empecemos separando los productos en tres categorías:

Caso 1: Productos que se fabrican en el país y quieren importar cantidades adicionales.

Caso 2: Productos que no se fabrican actualmente pero son factibles de ser producidos localmente a corto plazo.

Caso 3: Productos que por alguna razón no se podrán producir sino, tal vez, a largo plazo o nunca.

En el primer caso se establece una relación entre la producción actual y lo que se desea importar. El importador se obliga a producir localmente una cantidad en función de lo importado, cantidad que irá aumentando paulatinamente hasta que la producción local cubra la demanda local y no haya necesidad de importar.

En el segundo se condiciona el permiso al compromiso del importador a comenzar a producir localmente en un determinado plazo. Una vez comenzada la producción local se clasificaría en el caso 1.

En el tercero, se condicionaría la importación al compromiso de producir localmente cualquier otro bien equivalente monetariamente a lo importado.

Otra posibilidad, en ciertos casos, está en condicionar la importación de ciertos bienes a la exportación de otros.

Se da con frecuencia el caso de creer que algo no se produce en el país pero no es cierto. Alguien lo produce o está en condiciones inmediatas de producir; así que, una medida sabia sería indagar primero si alguien está en condiciones de producir aquello para lo cual se pide permiso de importación. Esto es relativamente fácil porque el gobierno y las distintas asociaciones disponen de los correspondientes censos e información necesaria para cotejar datos. Si realmente ese alguien puede producir, que lo produzca localmente y que no se importe total o parcialmente lo solicitado.

Inútil decir que estas propuestas iniciales están sujetas a ser mejoradas para lo cual las(os) invito a opinar, sugerir, recomendar, etc.

El Gobierno Nacional Revolucionario y Bolivariano hace enormes esfuerzos para derrotar la terrible guerra económica con la que nos ha enormemente afectado el imperio gringo y sus lacayos criollos traidores. Es obligación de todo patriota combatirlos hasta derrotarlos y una de las mejores estrategias es la de no caer como tontos en las trampas que nos tienden. No nos dejemos sojuzgar con los llamados "deseos inducidos". Hagamos un exámen de conciencia y seguro que encontraremos, facilmente, una enorme lista de productos que realmente no necesitamos, pero nos han inducido malevolamente a comprar sin mirar atrás

Muchos productos deliberadamente ausentes de los anaqueles no los necesitamos realmente. Preguntemos a nuestros abuelos como satisfacían ellos muchas de sus necesidades sin tener que recurrir a cosas que, inclusive, no existían en sus tiempos. Avivemos también nuestra imaginación y, seguro, encontraremos con que reemplazarlos, y reemplacémoslos. Recordemos que ellos son ávidos comerciantes que necesitan meter ganancias en sus ya podridos bolsillos y, tarde o temprano, reaccionarán al darse cuenta que sus nefastas prácticas no funcionan y tampoco nos afectan.

Parte de la batalla la tenemos ganada de antemano con solo no darles el gusto de caer en sus trampas. No hagamos cola desesperadamente cuando llegan los camiones con su miseria de suministro. Tengamos voluntad y paciencia y aguantemos las ganas y, luego, comprar solo lo justo porque también se produce una terrible falta de equidad distributiva cuando solo algunos atiborran sus despensas en desmedro de la mayoría. No es justo ni moralmente correcto que algunas familias tengan muchos paquetes de cualquier producto que, inclusive de hecho llegan a perderlos, mientras otros no tengan ni migajas con que cubrir sus "necesidades" más inmediatas.



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sábado, 13 de junio de 2015

Ni un dólar más

Tuve la suerte, o la desgracia, de saber muchas cosas nefastas de la historia cuando era aún un muchacho y, al saberlas, me daba mucha rabia la cosas malas que los gobiernos de otros países le habían hecho a Venezuela y Nuestra América en general. Así que, ambicionaba que algún día hubiera en mi país “alguien” con la suficiente dignidad nacional, que demostrara su amor a LA PATRIA, que les endilgara, que les echara en cara sus fechorías y, como se dice coloquialmente, que los pusiera en su sitio. Llegué a pensar que moriría sin darme ese gusto. Me emocioné y casi llegué al llanto cuando el eterno Comandante Chávez les dijo a la clase dirigente de los gringos, por toda la calle del medio y en lenguaje alto, claro e inteligible lo que ellos eran y lo que historicamente habían sido en cuanto a Venezuela.

Todos sabemos que nuestro sufrido país fue pasto de la explotación secular por parte de podridas oligarquías parásitas que lo esquilmaron durante siglos. Se perpetuó esa forma de dominación aberrante en contubernio con los imperios de turno; primero, el español, luego el inglés y durante todo el siglo XX, el gringo.

Si bien Chávez “tuvo los cojones negros y rayaos” como dicen los llaneros para hacerlo con los demonios imperialistas gringos, faltaba alguien que dijera e hiciera algo para poner los oligarcas y la burguesía criolla en su sitio.

Pues, gracias a Dios, también tuve esa inmensa satisfacción y me emocioné cuando el Sr. Presidente Maduro les dijo las verdades a fedecámaras (en minúsculas en señal de asco y repudio) y, más aún, cuando ordenó que no se les diera un solo dólar más, lo que implica directamente que se les cerró la teta de la cual chuparon al erario público desde siempre. Ahora, lo que me toca es rogar a Dios que esa sabia, inteligente, sensata decisión se mantenga en el tiempo.

Desde muchacho oí y repetí muchas veces aquella frase que dice lo que es bueno para fedecámaras es malo para el pueblo. Cuantas desgracias tuvo que sufrir el pueblo venezolano debido a las políticas de los malos gobiernos entreguistas que hacían, deshacían y decidían solo para beneficiar los intereses crematísticos de los grandes centros de poder mundiales y sus lacayos lamebotas internos. Frescos están aún los recuerdos que llevaron al pueblo a la sublevación popular del “El Caracazo” en 1989, primera rebelión en el mundo contra los dictados del FMI y del Banco Mundial, brazos económicos financieros del imperio gringo y las burguesías mundiales para explotar, oprimir y hambrear pueblos.

Si algún lector acucioso lo intenta, puede encontrar en este blog muchos escritos donde afirmo categoricamente que los mal llamados empresarios venezolanos, especialmente muchos de los afiliados a fedecámaras, salvo las excepciones que siempre confirman la regla, no son realmente empresarios porque jamás emprenden nada, jamás arriesgan su propio capital, jamás invierten, jamás desarrollan métodos o innovaciones productivas, jamás hacen nada positivo en bien del país; al contrario, siempre han chupado la teta del estado para financiar sus sucias actividades.

Ahora recuerdo que, durante el gobierno puntofijista del Dr. Luís Herrera Campins, hubo un escarceo entre algunos sectores “empresariales” y el gobierno porque los primeros exigían, como siempre, dinero y prebendas a lo que momentaneamente se negó el gobierno. Herrera declaró que no entendía como era posible que existieran empresas quebradas y empresarios tan prósperos y, además, los conminó a pagar capital e intereses sobre los préstamos que el estado les había concedido desde – sorpréndase otra vez – 1941 y que, una vez pagadas las deudas antiguas, se sentarían a conversar sobre nuevos financiamientos.

No sé como resolvieron entonces los problemas que decían tener pero si se puede comprobar que, a partir de ese momento, los ataques contra ese gobierno arreciaron de manera desproporcionada y, como cosa comprobable, las matrices de opinión creadas artificialmente por los medios de propaganda y alienación de mentes (jamás los llamaré medios de comunicación porque no comunican nada) hicieron que ese gobierno se convirtiera en una de los más impopulares de esa época. Como detalle curioso, recordemos que el Presidente Herrera Campins fue vetado vitaliciamente por los canales de TV y sigue así, aún después de muerto.

Cuando la oligarquía burguesa lacaya antipatria no obtiene lo que pide comienza de inmediato a atacar a los gobiernos. Eso es un axioma que no necesita demostración porque así ha ocurrido historicamente en todos los países; especialmente, en los mal llamados subdesarrollados del también mal llamado tercer mundo, o lo que es lo mismo, en todos los países dependientes sometidos por el capitalismo mundial y sus mafias. Que no se le ocurra a ningún dirigente, del signo que sea, pero que sea nacionalista, intentar independizarse y deslastrarse de esas oprobiosas cadenas porque, en menos de lo que “respira un cura loco”, se convertirá en blanco de todos los ataque imaginables o no. Podemos revisar la historia de Nuestra América de los últimos doscientos años y encontraremos una ristra de ataques, intervenciones, invasiones y otras formas de presión para someter esos gobiernos o torcerles el brazo, como ha declarado recientemente Barack Obama con toda sinceridad. Así es que no debe sorprendernos el hecho concreto de los despiadados ataques de todo tipo contra el gobierno nacionalista y popular del Señor Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro, incluyendo el nefasto reciente decreto imperial gringo declarando a Venezuela como una amenaza inusual a la seguridad de los mismísimos Estados Unidos de Norte América. ¡Vaya ridiculez!

Dijo don Quijote a Sancho Panza, si los perros ladran es señal que avanzamos. Que ladren todos los perros malos del mundo, pero el pueblo Venezolano ha decidido por mayoría, con la excepción de los lacayos traidores antipatria que existen en todas partes para desgracia de los pueblos, ser definitivamente libre, independiente y soberano frente a toda dominación e influencia por parte de jerarquía alguna a escala planetaria. No hay ni habrá jauría, por feroz que sea, que nos tuerza el brazo.


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jueves, 4 de junio de 2015

Verdad gráfica


La viñeta que copio la encontré al azar en Internet y me trajo ciertas memorias sobre hechos pasados en Venezuela de los que nadie comenta. No le dan ninguna importancia, lo olvidaron o ¿qué se yo?

Lo que hablan los personajes de la viñeta refleja casi fielmente un proceso que ocurrió en este país durante, aproximadamente, los últimos veinte años de la república llamada puntofijista; es decir, el período previo a la Revolución Bolivariana.

Pero, hagamos un poco de memoria. De memoria, por supuesto, porque no me voy a tomar la molestia de hacer investigaciones solo para aportar datos especificos. Después de todo, tampoco vale la pena el esfuerzo. Así que, solo recordemos.

Por allá por años finales de la década de los70 y principios de los 80; pienso yo, se reunieron una serie de señoritos hijitos de papi y mami, todos con dineritos mal habidos (of course, como les gusta a ellos decir) que, creyéndose el cuento inventado por ellos mismos, que eran los finos, los cuchi cuchi, los estudiados, los fisnos; los sabelotodo, o como decía entonces el refrán popular, se creían la última pepsi cola del desierto. Pues bien, estos “angelitos” llegaron a la conclusión que ellos debían tomar el poder total de la nación y regirla ellos mismos, por supuesto, y no a través de personajes interpuestos, valga decir sus testaferros, que formaban parte de los llamados partidos políticos que, para la época, habían llegado a niveles vergonzantes de degradación de todo tipo.

Ellos, como tenían el control sobre el dinero, tenían y tienen todavía el control sobre los mal llamados medios de comunicación social que prefiero llamar medios de alienación, armas que usaron, y todavía usan para promover sus torvos fines y enlodar reputaciones ajenas.

Uno de esos señoritos en particular, muy famoso por sus mal interpretadas poses teatrales, cuya gran proeza y mérito había sido dar uno de los más famosos y productivos braguetazos que se conozcan en los últimos tiempos, muy engolado y prosopopéyico él, le impuso a los demás la tarea de hacerlo nada más y nada menos que presidente de la República, toda vez que se creía el ungido de los dioses. Paréntesis: lo imagino rumiando una tremenda frustración desde hace 16 años.

Pues bien, armaron diversos parapetos para auto encumbrarse; pero, sobretodo, para descalificar, ergo, destruir el imperante sistema bipartidista. Usaron sus medios y, a fe de Dios, contribuyeron a lograrlo; y digo contribuyeron, porque los mismos partidos y sus conmilitones se encargaron de la mayor parte de su auto destrucción, de tal manera que la impronta del Comandante Chávez la vio el pueblo como su tabla de salvación para liberarse del desastroso régimen que hizo padecer al pueblo hambre, miseria y desolación.

Resalto que manipularon tanto a la derecha como a la izquierda, a la cual me he referido anteriormente en estos escritos. Si se quieren tomar la molestia, por favor relean mis viejos escritos ¿Izquierda? y Más sobre la izquierda

A la derecha la desprestigiaron, lo que fue tarea fácil. A la izquierda le ensalzaron ciertos elementos y los enfrentaron con otros, la dogmatizaron, la fragmentaron, y al final todos ellos resultaron tanto o más derechistas que los mismos derechistas declarados.

Derecha desprestigiada más izquierda fragmentada y manipulada parecía abonado el terreno para ellos entrar en la escena política como los salvadores de la patria, los eficientes, los que sabían gerenciar y dirigirían la cosa pública como sus “eficientes” y “honestas” empresas privadas. Los lauros que los adornaban eran aparentemente impresionantes y contaban con embaucar al pueblo.

Realmente tuvieron un éxito impresionante y casi, creo yo, llegaron muy cerca de lograr sus torcidos fines, lo cual hubiera sido un tremendo descalabro para el país porque el neoliberalismo lo hubieran impuesto a troche y moche, represión bestial incluida porque el pueblo para ellos jamás ha contado y jamás contará. La plebe solo sirve para explotarla y someterla a la más abyecta miseria porque, para ellos los elegidos, la plebe no piensa, no oye, no siente, solo sirve, valga la redundancia, para servirles y beber aguardiente, etc., etc., etc.

Volviendo a la viñeta, no puede resistir la tentación de copiarla y mostrársela a ustedes porque, creo, que resume graficamente cualquier explicación que alguien pudiera dar sobre estas cosas que ocurrieron en el país y que parece un episodio ya olvidado. Chávez borró ese tenebroso pasado pero lo malo es que ellos siguen agazapados con deseos de volver por sus fueros. Alerta pueblo.


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