miércoles, 16 de noviembre de 2011

Más sobre la izquierda


En honor a la verdad, en ningún momento pensé que mi anterior escrito - ¿Izquierda? – fuera a provocar tan variadas reacciones en diversas partes. De hecho, he recibido unos cuantos correos al respecto; pero, mayor ha sido mi sorpresa saber que en esas partes ha ocurrido un fenómeno de alguna manera similar al por mi descrito sobre la particular situación en Venezuela. El denominador común de la mayoría de los correos mencionados me pide una ampliación a los conceptos emitidos. Bien, trataré de complacerlos pero no haré análisis estadísticos o históricos con profusión de datos, sino que lo haré de manera general.

Desde que fui tomando conciencia de los fenómenos políticos en Venezuela, por alguna recóndita razón siempre desconfié a priori de los llamados izquierdistas porque no les veía sustancia ni me parecían sinceros sus planteamientos. En primer lugar, la gran mayoría se rasgaba las vestiduras proclamando y anunciando el advenimiento de la revolución que reivindicaría la especie humana de las garras de la oligarquía  capitalista., imperialista, explotadora, chupa sangre, etc. Pero nunca los vi acometer ninguna acción práctica en esa dirección. El partido Acción Democrática, que por cierto dominó la escena política venezolana más de medio siglo, se anunciaba en sus inicios como el partido del pueblo, su lema Pan, Tierra y Trabajo y su símbolo Juan Bimba  con un bollito de pan en el bolsillo. También se autoproclamaban como socialistas. Pasado cierto tiempo olvidaron a uno y otro.

Para mis lectores de otras latitudes explico. Juan Bimba se intentó imponer como la  representación gráfica del proletario venezolano, un muñequito con sombrero de cogollo que calzaba alpargatas y vestía liquiliqui, que era una típica vestimenta de la Venezuela pobre del Siglo XIX y buena parte del XX. Hoy en día es raro ver un venezolano con esa vestimenta y ha quedado relegada a representaciones folklóricas.

Leer los postulados teóricos adecos era emocionante. Nacionalismo por todas partes tal vez tomado del PRI mexicano y del APRA peruano. Sin embargo, cuando fueron gobierno; primero en 1945 después dar un golpe de estado al democrático régimen del General Isaías Medina Angarita; y luego, después de la rebelión popular que derrocó la tiranía de Marcos Pérez Jiménez, sus actuaciones fueron diametralmente opuestas a sus propios postulados y entregaron el país en bandeja de plata a la oligarquía criolla vasalla de las transnacionales imperiales. Dicho contradicho por hechos.

Muchos de sus propios copartidarios se desencantaron con esas actuaciones, sobretodo la brutal represión contra todos sus adversarios que también se hacían llamar de izquierda, y formaron tienda aparte. Uno de sus desprendimientos formó el MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, del cual salieron muchos de sus cuadros a integrar la lucha armada. Otro desprendimiento fue el MEP, Movimiento Electoral del Pueblo.

No diré nada de los Comunistas que también se escindieron en varios toletes. El denominador común de todos los políticos venezolanos fue que todos, sí, no se asombren, todos sin excepción se autonombraban revolucionarios, progresistas, anti todo, y de IZQUIERDA. Nadie jamás fue sincero y nunca mencionó la palabra centro y mucho menos derecha. Era como una especie de maldición aceptar la realidad que luego demostraron fehacientemente con hechos concretos. Aquí todo el mundo proclamó a los cuatro vientos su condición de revolucionario, socialista de izquierda. Ser de otro signo era algo así como una mácula tenebrosa.

Sin embargo, apenas tuvieron oportunidad persiguieron, encarcelaron, torturaron, asesinaron, desaparecieron o, cuando menos, destruyeron moralmente a cuanto comunista o parecido le echaron garra y, también a todos los demás que cansados de sus antiguos correligionarios se fueron a luchar contra ellos.

Ya lo dije antes, los izquierdistas connotados, los más visibles, los que chillaban más que cochino en motocicleta, se refugiaron en tascas y restoranes de lujo a jartase y a bebé caña. Hicieron de su izquierdismo un negocio rentable que tiene forzosamente que haber sido financiado por la derecha. Esto último se comprueba en el hecho incontrastable de que aparentemente cada uno halaba por su lado y jamás se pusieron de acuerdo para unificar sus “luchas” contra el “enemigo común”. El negocio se basaba en ser marxista, maoísta, trotskysta, hochiminista, lumumbista, nasserista, y que sé yo cuantos istas más. Si iban a elecciones no agarraban voto alguno. Ni su propia familia votaba por ellos y de esa forma se consolidaba el dominio de la extrema derecha siguiendo los designios de las transnacionales y del imperio.

Entre esos dinosaurios de la política y la Revolución Bolivariana no existe vínculo alguno posible. Ellos se volvieron sus enemigos irreconciliables y la gran mayoría se cuadró sin escrúpulo ni disimulo alguno con la extrema derecha, la que ahora defienden a capa, espada, alma, vida y sombrero.

Si alguien me pide razones, especulando un poco le diría que se les acabó el negocio. Ya no medran en instituciones “culturales” del estado, ya no cobran subsidios, canonjías, dádivas; no tienen contratos oficiales en sus agencias de publicidad ni se les subvencionan o patrocinan libros, folletos, revistas y mejor paremos de contar. En los últimos tiempos, como siempre, continúan jartándose y tragando caña, pero a costa de sus nuevos amos, la extrema derecha oligárquica lacaya del imperio que bastante dinero recibe de la NED, USAID, CIA, fundaciones, organizaciones, grupos y bandas criminales con sello made in USA.

Lo curioso del caso es que esta animadversión no proviene solo de los izquierdistas vernáculos. No. Viene también de los supuestos izquierdistas de muchos países.

¿Por qué se ve entonces el triste espectáculo que presenta tanto izquierdista como enemigo de la Revolución Bolivariana a nivel mundial?

Yo no lo sé a ciencia cierta, pero tengo todo el derecho de mundo a imaginar. Me gustaría leer sus opiniones. Gracias.


PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!  

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