viernes, 31 de mayo de 2013

Fallas ¿garrafales?

Circula por la red una supuesta carta dirigida por una dama margariteña a la Lic. Mary Pily Hernández, actual Coordinadora de Gobierno para la Región Oriental, en la cual se señalan una serie de fallas y errores por parte del Gobierno Socialista que, supuestamente, contribuyeron directamente a la merma de la votación a favor de la Revolución en las pasadas elecciones presidenciales del 14 A. No entraré al análisis de las supuestas fallas pero, ciertas o no en su caso y localidad específicos, si puedo afirmar categóricamente que coinciden con lo que he observado en muchos lugares, especialmente en los pueblos y localidades pequeñas a las que, según mi apreciación, no se les presta la atención que requieren con la debida celeridad.

A comienzos del Siglo XX, por razones de sobra conocidas, comenzó el llamado éxodo campesino que prácticamente hizo colapsar las grandes ciudades de Venezuela, fenómeno que se incrementó notablemente a partir de la década de los 50. Bien sabido es que las condiciones de vida del interior del país obligaron a grandes contingentes humanos a ese malhadado desplazamiento que plagó a Caracas, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo, Puerto Ordaz/San Félix y Barcelona/Puerto La Cruz de los mal llamados cinturones de miseria.

La causa fundamental fue el olvido de los gobiernos de turno de esos compatriotas a quienes no les quedó más remedio que intentar paliar su miseria en esos polos de atracción. Creo que se nos convirtió en un patrón cultural la idea de atender prioritariamente a los habitantes de las grandes urbes en desmedro de las ciudades medianas y pequeñas, campos y caseríos.

Los problemas de estas últimas, por tener menos extensión y población, son problemas menos complejos y de menores dimensiones; en consecuencia, de más fácil y rápida solución; pero, hasta por inercia, se continúa con la vieja política de asumir resolver en primer término los problemas más complejos, y más costosos, de las grandes concentraciones humanas. No es que no se atiendan esos graves y complejos problemas sino la sobrevivencia de la abulia respecto a las de menor población.

Gran ilusión me originaron las reiteradas declaraciones del Sr. Presidente Chávez (QEPD) cuando se refirió a sus deseos de establecer incentivos, planes y programas para impulsar el  retorno de la gente a sus lugares de origen y, así, desconcentrar las grandes ciudades con la consecuente aminoración de tantos problemas de todo orden, pero, ¿cómo se puede lograr ese ansiado, romántico e idílico retorno si no se hace nada para mejorar las condiciones de vida de los pueblos y comunidades de menor envergadura?

Los habitantes de Caracas y las demás ciudades grandes cuentan con todos los servicios aunque con deficiencias mejorables, pero el problema es que los pequeños pueblos cuentan con muy poco por no decir nada. Creo que no ocurre en otras partes del mundo, pero el costo de la vida en los pueblitos es muy superior, todo es más caro en parte, porque los organismos de supervisión y control son prácticamente desconocidos y nula su acción; los servicios públicos son deficientes y tardíos, los trámites administrativos hay que canalizarlos a cientos de kilómetros de distancia, etc., etc.

Ignoro en estos momentos cuales son los planes inmediatos del Sr. Presidente Maduro y, por supuesto no sé cuales serán sus iniciativas para las siguientes fases de su Gobierno de calle, pero me da la impresión – y deseo rectificarla pronto – que sus acciones van encaminadas según el patrón cultural al que me he referido porque observo que a las comunidades pequeñas no le ha dedicado la atención que merecen y su acción se ha circunscrito al enganche de votos y simpatía donde hay bastante gente. De esa manera nunca se desconcentrarán las grande urbes; al contrario, el presupuesto de la nación se irá todos los años por el mismo desaguadero porque los problemas causados por el hacinamiento nunca serán resueltos y, al contrario, de ese círculo vicioso es muy difícil escapar a menos que se ejecuten acciones heroicas, drásticas y definitivas. ¿Estará el Gobierno en condiciones y será capaz de tomar ese tipo de medidas? Pues, aparentemente no. O al menos así lo dejan entrever las soluciones hasta ahora anunciadas.

Escogí vivir en una localidad pequeña porque quiero hacerlo en un lugar donde haya paz, tranquilidad, sin ruido, sin otras molestias y, sobretodo, alejado de multitudes y me da tristeza que las soluciones a problemas pequeños, tal vez insignificantes según la escala de las grandes ciudades, fáciles de resolver no son ni siquiera tomados en cuenta por los responsables de la administración pública, a quienes no culpo si ellos ni siquiera lo saben. Y no lo saben porque sencillamente no vienen, pero tampoco reciben o desoyen los reclamos si los llegan a visitar.

El mismo señalamiento de la dama margariteña referida al comienzo lo hago yo. Los votos se fueron para la oposición. Me parece un exabrupto que un pobre de solemnidad vote por la extrema derecha pero no lo culpo, su desilusión y sus esperanzas frustradas lo obligaron.

Rectificar a tiempo es de sabios. La Revolución debe ser sabia. Ser cretino es contra revolucionario.


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martes, 28 de mayo de 2013

3R2 ~ Eficiencia

En teoría me parece maravilloso el camino propuesto por el gobierno Nacional para enrumbar el país. Las 3R2 (revisión, rectificación, reimpulso elevadas al cuadrado) no es necesariamente, ni conduce al, aumento de la eficiencia de manera automática, porque la eficiencia; o lo que es lo mismo, el camino a la excelencia, es producto de un patrón cultural incrustado en la mente de los seres humanos.

Se pueden hacer todas las revisiones que se quieran hacer. Se puede pretender rectificar a partir de la revisión. Se puede poner toda la voluntad para reimpulsar. Eso no basta, No es suficiente. Hacer las cosas bien porque ésta sea la única forma de hacerlas forma parte de un concepto de vida y eso nos viene del hogar, de la buena escuela y de la voluntad de aceptarlo como lo más conveniente. Sin gente preparada y adaptada a esas exigencias nunca se llegará a la eficiencia (hacer bien las cosas).

Por ahí se llenan las bocotas diciendo que la empresa privada es eficiente y, ah, sí es transnacional es casi un paradigma. Por otro lado, se le niega a priori esa cualidad a todo cuanto sea público; o lo que es lo mismo para aquellos que no me entienden, dirigido u orientado por el Estado, es decir, en primer lugar por el Gobierno.

Escribir este bodrio parte de una experiencia vivida hoy. Viví la INEFICIENCIA con un organismo público, con una empresa privada nacional y con una transnacional. ¿Cuál de las tres es más ineficiente para resolver un problema casi trivial? Esa experiencia en particular me lleva a darles un empate en el rango más bajo – cero absoluto en eficiencia – porque no creo que exista escala más baja para medir nada (los matemáticos me podrían orientar)

La empresa pública simplemente no respondió varios números telefónicos marcados. ¿Qué hacen los burócratas que no atienden los teléfonos? ¿Para qué tienen teléfonos entonces? Ya lo intenté antes hacerlo por correo electrónico o fax y nunca recibí respuesta alguna. Si no atienden los teléfonos, ¿por qué carajo no responden tampoco las comunicaciones? Sugiero que alguien, si tiene la posibilidad de hacerlo, le sugiera a algún jefesote encumbrado del Gobierno que haga el intento de llamar, especialmente, a un 0 – 800. Y si le llegan a contestar no le resuelven NADA. Por inercia dicen que eso que usted solicita es imposible o le ponen las mil y una trabas para rechazar su petición. Mucho menos le dicen cual es la probable vía para hallar una solución.

Le doy un punto a las otras dos, la privada nacional y la transnacional. Responden el teléfono. Sí señoras y señores, responde el teléfono una máquina. Esa máquina infernal suele estar programada para darte instrucciones que no son en nada pertinentes a lo que quieres, intentas desesperadamente marcar un número que tal vez te lleve a alguien, a un ser humano que te oiga y ojalá te entienda, pero nada y, si avatares del destino, te topas con alguien que habla, éste o ésta debe ser un androide programado que contesta como autómata respuestas prefabricadas, programadas, te dice que ellos no, que eso es imposible, que, que, que…..

Si la empresa nacional es pequeña, sí te responde una persona (hombre o mujer) pero tampoco sabe nada. Hoy me respondió una mujer que seguramente no es complacida sexualmente por su marido, en caso que lo tenga, y simplemente me dijo que eso no lo resolvía su empresa porque ella era la gerente, allí se hacía lo que a ella “le daba la gana” y no le daba la gana de ordenarlo. ¡Qué carácter! ¡Qué avasallante personalidad! Resultado único: perdieron un cliente potencial. Felicitaré a los instructores que le dieron uno de esos maravillosos y costosos cursos de Ventas y Relaciones Humanas.

Para que tengan una mejor idea de mi karma, con la pública intenté saber el resultado de una solicitud; con las dos privadas se trata de un aparato electrónico, muy pesado, que se dañó y buscaba una orientación para resolver el problema sin tener que transportarlo cientos de kilómetros hasta un “centro autorizado”. Alguna solución probable que redujera riesgos y esfuerzos. Sepan burócratas de las dos empresas privadas que no me siento frustrado ni desanimado. Me han hecho un gran favor porque ahora dedicaré algunas horas a estudiar el problema y LO RESOLVERÉ YO MISMO, y mi única recomendación es que se vayan bien largo al mismísimo carajo.

Vuelvo entonces al comienzo. Sr. Presidente Nicolás Maduro Moros, Ministros del Gabinete y altos funcionarios, si por alguna extraña razón esto cuanto digo llega a alguno de ustedes – aunque lo dudo – piensen un poquito en la posibilidad de ir poco a poco entrenando y enseñando a la gente a, en primer lugar, ser gente y comportarse siempre como tal empezando por lo elemental: contestar llamadas telefónicas; en segundo, a tratar a los demás como gente; en tercero, a conocer sus deberes y sus capacidades y, en cuarto lugar, a conocer las soluciones a los problemas que les puedan llegar a plantear.

Sin eso anteriormente dicho, y otras cosas más, nunca jamás habrá eficiencia. No debe ser ningún consuelo que las empresas privadas sean ineficientes. No se trata de una competencia para saber cual lo es más.

Santo Tomás Moro dijo que el hombre (y la mujer también) debe prepararse para ser lo que él llamo un hombre – o una mujer - para toda ocasión. Entiéndase esto como preparación para todas las eventualidades que se le puedan presentar en la vida familiar, emocional, afectiva y, también, laboral. Si eres barrendero procura siempre ser el mejor barrendero y, en el otro extremo, si eres técnico de quinto o sexto nivel en astrofísica intergaláctica procura también ser el mejor. El conocimiento por sí solo no basta, lo que sirve es el uso que le das y sí lo usas con responsabilidad tendrá entonces utilidad. Saber más no implica tener más derechos; al contrario, genera tener más responsabilidades.

Espero con gusto todos los denuestos.

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domingo, 26 de mayo de 2013

¿Empresarios? ¿Qué emprenden?

Los empresarios privados, no todos pero si un inmenso número de ellos, constituyen uno de los  más grandes y más efectivos arietes de la oposición y del imperio para tratar de destruir al Gobierno, a la Revolución Bolivariana y al pueblo venezolano. No logro entender como el destrozar al pueblo y al país les resultará redituable. Si destruyen al pueblo y al país, la pregunta tonta sería quien les compraría entonces sus productos; a menos que, hayan calculado que el robo a posteriori será tanto que compensará con creces las eventuales pérdidas iniciales. Pero, por otro lado, destruir al pueblo incluye destruir su capacidad de compra, o sea de consumo, lo cual conduce a la misma pregunta. ¿Se estarán acaso imaginando que la recompensa del imperio por permitirles volver a su sempiterno saqueo de nuestros recursos naturales será tan jugosa que alcanzará para tantos? Sinceramente no lo creo. Pero si creo que el imperio volvería a su anterior rapiña incrementada para compensar lo que no robaron en años recientes y no les darían nada, absolutamente nada, a sus útiles imbéciles cretinos. Cero recompensa por los servicios prestados. Esa es y ha sido siempre la conducta imperial. Tutto per me, niente per te. (Traducción a mi manera: todo para mí, nada para ti) Siempre han desechado sus tontos útiles después de servirse de ellos.

Viene a mi mente la actitud patriótica que asumió el pueblo unido durante el maldito paro sabotaje petrolero de 2002/2003; en ese entonces, la mayoría de la población comprendió que la guerra era contra ellos y se defendió espléndidamente poniendo en marcha su creatividad. No había gas, cocinó con leña; no había harina de maíz, piló su maíz y lo molió como hacían las abuelas o comió topochos, plátano verde, yuca, etc.; no había licores, bebió guarapita, ponsigué, cholejoso, lavagallo, guasitruque y otros cuyos nombres no recuerdo; no había bebidas carbonatadas (Gracias a Dios por librarnos de esos venenos) y bebió jugos naturales (más saludables) y, mejor paremos de contar. Hay escenas elocuentes y verdaderamente emocionantes de gente haciendo gala de creatividad para sustituir los productos que la burguesía depredadora ha inventado para esclavizar a la población por la barriga. Y hay también en abundancia escenas muy sentidas de amas de casa del pueblo estimulando al Sr. Presidente Chávez (QEPD) a no dejarse vencer, argumentando con vehemencia que si a ellas se les dificultaba conseguir leña para cocinar, quemarían sus desvencijados pocos muebles.

Pero lo que quiero resaltar realmente es la gran diferencia en la forma como, buena parte de la población, ha tomado la reciente y en curso GUERRA ECONOMICA QUE LA DERECHA EMPRESARIAL HA DESATADO CONTRA EL PUEBLO. En vez de defenderse con pasión, tal como lo hicieron exitosamente antaño, ahora se quejan en contra del Gobierno por lo que los conspiradores les hacen. ¡Habrase visto mayor contradicción!

La única explicación es que la derecha perfecciona pérfidamente sus métodos. Esta vez los refinaron y comenzaron lavándole el cerebro a la población más distraída o; perdón, inoculándole veneno en contra de sí mismos. Y lo lograron. Increíblemente cierto, pero lo lograron, llegando al punto de hacer que el aporreado termine alabando a su aporreador y, para colmo de colmos, endilgándole la culpa quien lo defiende e intenta proteger.

Solo pido a esos compatriotas envenenados por esos canallas de más de siete suelas que abran una rendija en sus anquilosadas circunvoluciones cerebrales y traten de entender la realidad. Repiten como loros las frases prefabricadas por los laboratorios de guerra sucia, de terror psicológico, de aletargamiento o destrucción neuronal en vez de tratar de captar la verdadera naturaleza y falsedad de esos mensajes. Dice un viejo refrán que no hay peor sordo que quien no quiere oír; así que, sáquense ya las toneladas de cerumen que tienen atapuzadas en sus conductos auditivos y empiecen a oír lo que no quieren, porque parte del tratamiento inyectado consiste en implantarles una gran dosis de terquedad que les niega la posibilidad cierta de que hay otras versiones sobre el mismo problema.

A veces me he quedado paralizado escuchando algunas de esas frases prefabricadas y he llegado a la dolorosa conclusión que es preciso estar sumamente idiotizado para aceptarlas como ciertas. Tengamos una pequeña dosis de sindéresis, juzguemos correctamente y valga la redundancia, tratemos de observar la realidad real y no permitir que nos hagan tragar ruedas de molino con el cuento que son ostias. Volvamos al doloroso pero brillante heroísmo exhibido durante los 63 y más días del paro petrolero de 2002/2003, reconozcamos y señalemos a los verdaderos enemigos del pueblo. Simón Bolívar, el padre, nos dijo que por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza. Alguien (no sé quién es) dijo que el peor de los colonizados es aquel que admira a su colonizador. Haciendo un juego de palabras con ambas sentencias acuñemos: No seamos tan estúpidamente ignorantes, reconozcamos quienes pretenden imponer su tiranía contra nosotros aplicando sus diabólicas fuerzas en nuestras barrigas contra nuestros bolsillos y contra nuestra salud mental y, de paso, con el mayor asco y desprecio, los mandamos al mismísimo infierno, donde quizás el mismo Señor Lucifer no querrá recibirlos, no sea que intenten destruir el averno con sus recetas neoliberales cocinadas en otro infierno peor llamado CIA.


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miércoles, 22 de mayo de 2013

El retorno

Durante el tiempo que estuve inactivo en Internet y, por supuesto, en este blog, vinieron a mi cabeza muchas ideas sobre lo que tal vez diría al volver. Ahora, frente al teclado, no me decido a escribir nada sobre lo pensado y repensado. No me digan loco por el galimatías este, pero tratar de ponerme al día con noticias atrasadas, hechos, opiniones, acontecimientos, etc. me confirmaron que lo pensado no tiene nada que ver con la realidad de lo ocurrido a lo largo de ese tiempo y, menos aún, con lo que presumo que vendrá. Así que tomé algunas decisiones que modificarán mi conducta. En primer lugar, seguiré IGNORANDO con fuerza a los escuas del mundo, o mejor dicho, no me tomaré la molestia ni siquiera de ignorarlos; en segundo, ya pedí a un amigo que no ensucie mi correo enviando basura. Tercero, prometo no dar consejos a nadie y que cada quien encuentre su camino a su manera, con sus propios métodos que es, sin duda, la mejor forma de alcanzar la felicidad o, - ¿por qué no? - la infelicidad definitiva creada por el odio inoculado. Cuarto, no quiero ni querré saber nada de los medios de comunicación de la derecha nacional e internacional. Que ellos malgasten tinta o megabytes es su problema y me tiene sin la menor preocupación.


No enumero más razones para no ponerme tan fastidioso. Para quienes aún no se han aburrido y siguen leyendo les doy las gracias, les alabo la tolerante paciencia y solo les digo que escribiré sobre cosas “inocuas”, libres de toda esa carga escatológica que, como decimos algunos groseros vulgares en Venezuela, me tiene cagando azul.

¿Qué tal hablar de poesía, filosofía, ciencia, humor, deportes, religión, etc.? ¿De política? También; pero de Política, de esa que se escribe con P mayúscula y con mucho respeto.

¿Cuál es la diferencia entre una y otra? Ustedes, mis pacientes amigos lectores lo saben de sobra. Política no es lo mismo que política ni se escribe igual. La primera es una ciencia noble, engrandecedora del espíritu humano, que solo la practican los espíritus elevados que aman a la humanidad y al planeta donde ésta vive. La segunda es lo contrario; por tanto hiede ya que está podrida en esencia y, lo recomiendo, mejor ignorarla. Los españoles guarros tienen un refrán muy descriptivo que le es enteramente aplicable: cuanto más meneas la mierda más hedionda se pone. Seamos sensatos y cuidemos nuestras mucosas olfativas.

Durante mi ausencia del ciberespacio ocurrieron muchas cosas en Venezuela y el mundo que todos conocen, seguramente, mejor que yo. Me alegro de haber estado fuera de la diatriba porque, con toda sinceridad, me hubiera enfermado del estómago y del epiplón (o como le dije por Twitter a Liss, las entretelas de las tripas) De cuanta porquería me he librado gracias a la vida que me ausentó a juro. Se necesita un estómago a prueba de cohetes para soportar toda la basura que tuvo que tragar la sufrida humanidad proveniente de los medios nacionales e internacionales de la derecha en nombre de la política (sí, esa con p minúscula) “Su” política, naturalmente, como ellos la sienten, la ven y tratan de inocular en las inocentes masas y circunvoluciones cerebrales de la población más distraída, o, ¿la más idiotizada?

Entre líneas, he dicho hoy que voy a cambiar y no es enteramente cierto. No cambiaré a partir de hoy. Ya había comenzado a hacerlo y si quieren comprobarlo, por favor, relean mis escritos anteriores. Si quisieran ser buenos conmigo y me envían sus comentarios (aun cuando fueren insultos) los agradecería. De seguro, algo positivo podré extraer.

De la política diaria, de la que llaman menuda, de esa que está en permanente ebullición, que hablen y discutan los profesionales. Al fin y al cabo, ellos son profesionales y lo hacen infinitamente mejor que yo. Desde luego, descarto lo que venga de la derecha porque es una podredumbre tan asquerosa que causa repulsión hasta a las mismas moscas. Igual con los medios de comunicación de la derecha mundial que, dicho sea de paso, es solo la caja de resonancia de los dominadores del mundo. Sobre eso he hablado en escritos anteriores y se saturó mi capacidad mental para seguir pariendo ideas al respecto. Para mí, prácticamente todo está dicho hasta la saciedad.

Antes mencioné algunos temas sobre los que propondría hablar. ¿Por qué no hablamos del ser humano? Tema hay de sobra e inclusive podríamos hablar de “esas cosas” que tienen apariencia física de humanos, se visten, comen, se bañan (algunos), actúan parecido pero, coño, no son humanos. ¿Qué son? Los científicos no han inventado un término porque, seguramente, parte de esos científicos también es parte y o proviene del mismo sector. ¿Qué nombre les daremos? ¿Subhumanos, humanoides, androides? No sé. Si quisiéramos echarnos de cultos y sabihondos, buscaríamos entonces un latinazo como hacían nuestros abuelos y bisabuelos para salir del paso y no quedar mal.

Haré por ahora dos propuestas que someto a consideración. Si no les cuadran, sugieran las que quieran. Ahí van las dos: putridum subhumanus y stercore putris.


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