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lunes, 2 de mayo de 2016

Seré radical entonces



Mis últimos escritos siguen levantando roncha y, la verdad, no me explico la o las razones para tanta sensiblería. Sobre el último me llegaron correos pero, ignoro la razón por la que siguen sin escribir comentarios públicos. Cito solo uno: “Tienes razón esta vaina va directo a una guerra civil...donde todos iremos a llorar al valle.. Eso es lo que quieren los radicales de lado y lado....” (SIC) Pero claro, a eso mismo me refiero, Eso es lo que quieren los radicales que están todos en la oposición criminal y los gringos, sus amos. Eso es lo que quiere la ultraderecha retrógrada, apátrida lacaya, vendida al imperialismo gringo, traidora a la Patria, que caigamos en la trampa que nos han intentado poner, que nos caigamos a golpes unos con otros para que vengan a aquietarnos los angelitos, léase precisamente los gringos, nos caigan encima con unos pequeños “bombardeos humanitarios” que tan solo nos dejen insignificantes “daños colaterales”, léase destrucción total, cientos de miles de muertos y saqueo de todo lo que puedan sacar como solo ellos saben y, si tienen alguna duda los invito a revisar la herencia que dejaron en todos los sitios del mundo donde han intervenido y han llegado con su beneficencia, porque la burguesía cipaya jura y perjura que los pondrán a ellos a gobernar y hacer del país lo que se les antoje, olvidándose que tan solo los estarían usando como al papel toilet, una vez usado es desechado. Por supuesto que a los ricachones no les pasará nada, ellos con todo el dinero robado al pueblo se irán a disfrutarlo donde les plazca y nada les ocurrirá, ni tan siquiera el más leve razguño. Pero, ¿y el pueblo? ¿Y nosotros los pobres por no decir los pendejos?

Tanto el gobierno como los revolucionarios hemos hecho llamado tras llamado a la paz, se les ha invitado repetidas veces al diálogo franco y constructivo, se les ha aguantado demasiado, en exceso diría; se les ha invitado a conversar, cordializar y encontrar soluciones y, ¿que han hecho ellos? Nada no es la correcta respuesta. No, han continuado con su complot y lo han arreciado. No se han cansado de patear la mesa. Su única salida es la salida, Maduro vete ya, quítate tú para ponerme yo. No señores, no, al Sr. Presidente Maduro lo puso el pueblo y no se va. Entonces ya hemos llegado a un límite intolerable e inaguantable. Me asombro ante la imperturbabilidad del gobierno que sigue aguantando y esperando que tengan algo de decencia y de moral; pero, Sr. Presidente Maduro, ellos son tercos, contumaces, amorales y van a seguir por lo que, lo mejor es darle ya un parao. Y cuanto antes mejor para la salud de todo el pueblo, incluyendo los descerebrados que apoyan a los traidores antipatria.

A lo que me he referido, y seguiré haciéndolo, es a que debemos tomar ciertas medidas para poner freno a la desmedida conducta de un pequeño grupo de politiqueros facinerosos cobardes muy envalentonados y a unos cuantos desaforados ladrones burgueses a quienes hay que aplicarles pequeñas dosis de cara seria y no dejarnos apabullar. A esos cobardes mamitas imitadores malos de guapetones de barrio atracadores por la fuerza hay que, por lo menos, amenazarlos con seriedad. Pongo solo un ejemplo, cuando un hombre macho les habla con carácter y determinación, ellos meten el rabo entre las piernas, se aquietan y obedecen. Veamos:

Cito una pequeña incidencia relatada en el libro de Villegas Poljak, Ernesto, Abril Golpe Adentro, Página 247. Si no lo han leído, invitados a descargarlo en:

http://www.minci.gob.ve/wp-content/uploads/downloads/2012/07/Abrilgolpeadentro-Ernesto-Villegas-web.pdf

Estaba aún secuestrado en La Orchila el Sr. Presidente Hugo Chávez durante del golpe de estado de Abril 2002 y los revolucionarios ya habían retomado Miraflores. Recordaremos que VTV Canal 8, el canal del Estado, había sido cerrado por los golpistas y era imperativo juramentar como Presidente Encargado al Vicepresidente y lanzar un mensaje tranquilizador al pueblo con los medios privados disponibles.

La siguiente llamada fue para Víctor Ferreres, presidente de Venevisión:

En 15 minutos vamos al aire. Si no transmites en vivo te voy a meter los tanques en esa mierda y no te quedará ni un tornillo.

Técnicamente no podemos.

Ese es tu problema. O sales o sales.

El canal fue de los primeros en transmitir la juramentación de Cabello como presidente encargado por parte de Willian Lara, Presidente de la Asamblea Nacional.”

Tenemos los venezolanos un refrán que reza así: Muerto el perro se acaba la rabia. No hubo necesidad de matar el perro en el referido caso, solo bastó aquello a lo que se refiere el excelso poeta Andrés Eloy Blanco en su famoso poema La Renuncia:

He renunciado a ti, serenamente,...
...como el perro que apaga sus amorosos bríos
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes; ...

Se le apagaron los bríos al entonces presidente de venenovicio. Se le acabó la bravuconería. Descendió de su pedestal. Basto la amenaza cierta de una nalgada que intuyó recibiría. No olvidemos tampoco que ese canal golpista encabezó la rebelión mediática y apoyó descaradamente el golpe de estado contra el Sr, Presidente Chávez y contra el pueblo venezolano. No hay duda que el escarmiento tuvo y tiene una gran simbología.

Nota de último momento: casualmente he leído dos escritos y me pareció pertinente recomendárselos porque, de alguna manera, complementan lo dicho aquí. Gracias, Son:





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sábado, 28 de noviembre de 2015

Al Profesor Britto García, con cariño

También dedicado a Y. R.

Una buena amiga envía para mi lectura parte de una supuesta entrevista que una periodista hace al Prof. Luís Britto García; pero, en la pequeña introducción que hace, creo entender que interpretó los conceptos como una crítica al Chavismo y a la Revolución.

Leí y releí y no vi crítica directa alguna. De hecho he oído algunas veces al Prof. Britto García emitir conceptos, sino iguales, bastante semejantes y los suscribo en su totalidad.

Muchas personas están actualmente, diría yo, encrispadas con el tema de la corrupción como si eso fuera ajeno o lejano a nosotros. Nada más lejano de nuestra realidad, hemos vivido y convivido con ella desde los albores de la Colonia cuando se decía que “las 3 llaves de la Contraloría eran tan de fiar como las de los cinturones de castidad”. Cuando me tocan ese tema de manera interesada intentando decirme que actualmente hemos llegado a límites inalcanzados de corrupción, enseguida me predispongo. Seguro son opiniones interesadas malévolamente para descalificar a alguien en particular, siendo el blanco actual preferido el Sr. Presidente Maduro o alguien cercano a él. De hecho, estoy persuadido que en la mayoría de los casos se trata de simples chismes malintencionados propios de comadre de vecindario arrabalero como decían antes. Lo terrible de este procedimiento también usado por palangristas venales es que una vez derramada el agua es imposible recogerla y el daño que se pretende hacer queda hecho.

Con sobrada razón, el Prof. Britto García afirma: “Terminar de socializar la mayoría de las tierras, tanto para desarrollar la producción agrícola como para acabar con la especulación de los terrenos urbanos y el crecimiento desmesurado de las ciudades. Destinar el ingreso petrolero a la producción o la compra de bienes básicos de consumo, y no a la satisfacción del consumismo de los privilegiados. Denunciar los Infames Tratados contra la Doble Tributación, en virtud de los cuales las transnacionales no pagan impuestos por sus ganancias en Venezuela, con la excusa de que los cancelan en los países de sus casas matrices. Aplicar estrictas medidas de control sobre la banca y nacionalizar algunos de sus establecimientos cuando sea indispensable. Reformar el sistema tributario para pechar los altos ingresos, y disminuir o eliminar el IVA, que castiga al consumidor pobre y que casi no es entregado al Fisco por los comerciantes que dicen retenerlo. Disminuir la proporción del PIB que va a los empresarios, e incrementar la que remunera a los trabajadores. Denunciar sin excepción todos los tratados que someten nuestros contratos de interés público o nuestras decisiones soberanas a la decisión de Tribunales, Cortes o Juntas arbitrales extranjeras. Sancionar drásticamente los delitos contra la cosa pública y contra los intereses generales y los bienes de la Nación.”

No son en realidad críticas a nadie. Para mí, son inmejorables propuestas para perfeccionar la Revolución y ojalá que la dinámica del proceso incluya esas ideas en futuras reformas; a las cuales, le agregaría la inclusión y la normativa respecto a la llamada “Renta Presunta”, una formidable arma para luchar contra la corrupción porque tocaría a los presuntos corruptos demostrar de donde provienen sus ostentosas riquezas; es decir, se invertiría la carga de la prueba y no sería el Estado quien tendría que demostrarlo. Sabemos que los corruptos son personas muy inteligentes y muy preparadas, saben de leyes y reglamentos, cuentan con asesores muy duchos y siempre encontraran formas, maneras, vías y escapes para burlar todas las legislaciones. Es más, muchas leyes tienen fallas y vacíos por donde facilmente se cuelan los delitos, pero éstos quedan solo como delitos de orden ético, de orden moral pero no legal. Recordemos que todo lo legal no es es justo, no es ético, no es moral y el ideal es que llegue a serlo.

En tiempos recientes se habla mucho del tema de la corrupción, pero debemos estar conscientes que solo se trata de un ardid propagandístico muy bien estructurado, canalizado y puesto en práctica por factores de poder que quieren acabar con la Revolución Bolivariana y, sin lugar a dudas, uno de los mejores métodos es atacarlos individualmente. Cuantos chismes y mentiras que se pueden calificar de inverosímiles he oído. Es más, si fueran ciertas las haciendas a todo lo largo y ancho del país que se le atribuyen a un determinado personaje, creo que harían falta varias Venezuela para contenerlas. Pero, por otra parte, también creo que es rigurosamente cierto que muchos se han disfrazado de revolucionarios muy habilmente, se han colado por los predios de la Administración y han hecho verdaderos desaguisados llegando al punto de introducirse en el mismo Palacio de Miraflores, llegar a ser Ministros y prominentes funcionarios de confianza. Tantos casos se han visto de como se enmascaran muy inteligentemente y engañan a casi todos.

Cristo, teniendo sabiduría infinita por ser Hijo de Dios, escogió solo doce (12) y entre ellos se le coló un corrupto y, - ¡que casualidad! - era el administrador del dinero.

Ojo, por favor no me malinterpreten interesadamente. No estoy afirmando ni afirmaré jamás que la corrupción no existe. Por supuesto que existe, pero también creo que no es tan fiero el león como lo pintan, aunque el hecho de ser menor tampoco la justifica y estoy diametralmente en contra de ella. Ojalá no existiera o se redujera a límites ínfimos y, aún así, intolerables. Las propuestas que hace el Prof. Britto García pueden ser elementos que ayudarían a fortalecer la lucha contra este flagelo universal porque, sépanlo, la corrupción está presente en todo el mundo y es consecuencia directa de los pecados capitales codicia y avaricia, elementos por cierto muy presentes que impulsan y dirigen la ideología perversa del capitalismo.

En otra parte de la entrevista, el Prof. Britto García afirma que Al poco tiempo fracasan o traicionan, para cubrir un desfalco o porque el Imperio les paga mejor.” Y también: “... habilitar mecanismos eficaces para la denuncia, que sepan discriminar entre situaciones verídicas o infundios interesados para descalificar personas o instituciones.” Gracias Profesor, usted ha dicho lo mismo que yo, solo que lo ha hecho con más sabiduría, elegancia y soltura.

Nota: los subrayados son míos.




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domingo, 18 de octubre de 2015

Empresarios



En mi anterior escrito me refería a la triste asociación que agrupa a muchos de los llamados “empresarios” venezolanos. Hoy les contaré dos pequeñas historias contrapuestas para ilustrar el carácter y el espíritu que animan dos tipos distintos de persona a quienes podemos llamar, a una empresaria, y a un pulpero.

Una mujer pobre con relativamente escasa preparación cultural y educativa trabajaba como costurera para criar y educar sus dos hijos, un varón y una hembra. Un cierto fin de semana su hija le pide dinero para comprar un traje de baño porque unos(as) amigos(as) la habían invitado a la playa. Ella procedió y con recortes de tela confeccionó un traje de baño, una prenda que requiere una cantidad mínima de tela. Esta confección llamó la atención de sus amigas y manifestaron el deseo de comprar algo parecido y se sorprendieron al saber que la mamá había sido la artífice, así que le encargaron varios.

Esto le dio la idea de producirlos, en pequeña escala por supuesto, e intentar venderlos en el comercio local. Inútil decir que los comerciantes no le compraron pero ella, tozuda al fin, tuvo otra idea. Preparó unos lindos estuches y les puso unas etiquetas llamativas y exóticas, inclusive con palabras extranjeras. Pidió mayor precio, se los arrancaron de las manos y le hicieron pedidos.

No es necesario recalcar que el negocio fue un éxito y al poco tiempo le agregó ropa interior para damas, que también colocó para la venta en estuches exóticos.

Lo que empezó con una sola persona, la costurera, se convirtió en tiempo relativamente breve en una exitosa pequeña industria de la confección con su respectivo equipamiento, constituyéndose en fuente de empleo para unas 40 operarias.

A la otra historia haré una breve introducción. Hace años había, y digo había porque no sé si todavía existe, una plantación de lechoza (papaya) en la zona de Barlovento al centro norte de Venezuela. A ese producto agrícola le hacían una pequeña transformación artesanal, la enviaban a Curaçao, luego a Alemania donde realmente la transformaban y volvía al país como un producto farmacéutico llamado Papaína, por cierto, el desinflamante o desinflamatorio más efectivo.

También, en una zona del Estado Falcón sembraban zábila o sábila, también le hacían una cierta preparación, la enviaban a Curaçao, a Alemania e igualmente la retornaban al país como ingrediente de jarabes, perfumes, cosméticos y otros productos con el pomposo apelativo de Aloe Vera.

Debo acotar que tanto la extracción de papaína, como de aloe vera, son procedimientos quimicamente sencillos y los equipos necesarios no tienen ninguna complejidad.

El caso es que fui compañero de estudios y todavía soy amigo de un muchacho que heredó de su padre una incipiente empresa quimico-farmacéutica, la cual transformó y fortificó después de haber hecho unos acuerdos con empresas alemanas. En cierta ocasión le plantee la posibilidad de incorporar a su industria un par de líneas de producción para obtener localmente la papaína y diversas fórmulas de aloe vera, e inclusive le asomé la idea de exportar productos casi terminados. Con la mayor naturalidad me respondió que eso no era necesario porque él las obtenía de Alemania y que no se iba a meter en complicaciones y adicionales inversiones, aunque fueran de poca monta. En definitiva, para él resultaba y resulta más fácil o práctico comprar materia prima semielaborada, ensamblar y vender. Creo que su razonada posición refleja fielmente el espíritu que anima a muchos de quienes se hacen llamar empresarios. Por supuesto que no es necesario decir que él pide divisas al Estado para importar insumos facilmente producibles en el país que solo requieren iniciativa; es decir, ganas de hacerlo e inversiones moderadas para lo cual también puede ocurrir a entes estatales que se lo financien y sería, de paso, una fuente para producir divisas para sí y para la nación.

Comparo ambas historias. Una iniciativa y una no iniciativa. La primera animó a una mujer pobre; la segunda, a un “empresario” millonario.

Para ustedes, caros lectores, ¿cual de los dos merece en verdad el calificativo de empresario?


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lunes, 12 de octubre de 2015

Clamo ante mi pueblo



El BRAVO pueblo de Venezuela, a decir del gran poeta Andrés Eloy Blanco, nació en un vivac y se crió en un cuartel y por eso es un pueblo retrechero, altanero y tercamente igualitario que no tolera señorías ni reconoce castas sociales. Pero también ese pueblo, al igual que nuestro Padre Libertador Simón Bolívar es el pueblo de las dificultades a las que siempre ha enfrentado y vencido. En los peores momentos de nuestra historia jamás se ha rendido ni doblado su cerviz.

La actual guerra económica debemos enfrentarla con brío y determinación hasta vencerla. No será fácil porque, además, es guerra con muchos frentes siendo el peor el del terrible veneno que han introducido en nuestras neuronas o, perdón, en las de muchos de mis compatriotas. La perfidia y la maldad de nuestros enemigos, valga decir la burguesía explotadora, apátrida y chupasangre, han sido increiblemente eficientes porque han puesto en práctica las peores teorías y prácticas de científicos y expertos en la manipulación de la mente colectiva. El peor frente de esta guerra actual es, sin el menor asomo de duda, el psicológico.

Precisamente, para intentar dar al menos una pequeña fórmula en contra tanta maldad, lo primero que digo es que reconozcamos que efectivamente esta guerra psicológica en contra nuestra existe; y existe en contra de todos los sectores, no hace distinción porque igual la sufrimos los revolucionarios patriotas que los más empecinados pitiyanquis. Lo que sí debemos distinguir es que también es una guerra de clases, los ricos ni la sienten porque ellos nos la hacen, la cosa es contra los pobres porque los ricos no soportan que la Revolución Bolivariana haya reivindicado a los pobres tal como Cristo mismo lo predicó, siendo ésta la mayor razón para crucificarlo. Ojo, que la llamada clase media ocupe su verdadero rango social porque los ricos también la odian y ella también sufre, quizás con mayor rigor, los efectos de esa guerra que he repetido tanto.

Al reconocer que la guerra psicológica efectivamente existe, pido, clamo, ruego a mi amado pueblo:

No permitas que pisoteen tu dignidad. Ten valor propio y mucho orgullo para que te respeten. Tu fuerza moral por delante.

No te arrastres ante los poderosos. Eso es indigno.

No te arrodilles ante ellos ni les ruegues que TE ROBEN al suplicar que, por caridad, te vendan caro una harina, un jabón, un litro de aceite, un rollo de papel toilet.

Mantente firme, con dignidad, vergüenza y mucha altivez. Reconoce que tienes valor y hazlo sentir, por lo tanto, NO HAGAS COLA. No les des el gusto de verte sudando y clamando por un producto que te niegan. No compres a bachaqueros, no pagues precios especulativos ni aceptes ventas condicionadas.

Pon en duda lo que los medios te digan. Verifica la información. Quítate de la mente la idea de que todo cuanto digan los medios es verdad. La mayoría de los medios miente y manipula. La mayoría de los medios es enemiga del pueblo pues son armas que usan contra ti. No te dejes embrutecer. ¡Reacciona, carajo!

Ahora me dirijo a ti, bachaquero(a) pendejo(a) especulador(a):

Que los ricos roben a los pobres es casi como un orden natural y así ha sido siempre, y lo será hasta tanto se lo permitamos. Ellos son ricos porque siempre nos han robado y de ese robo sempiterno proviene su mal habida riqueza; pero, POBRE ROBANDO POBRE ES UNA ABERRACIÓN, es contra natura.

Crees que te la estás comiendo, crees que eres muy vivo pero estás construyendo una trampa contra ti mismo. No creas que te harás rico. No, es un grave error pensar así. Al contrario, te volverás más pobre. Esa “ganancia” que crees hacer es tan solo una vana ilusión, ese dinero que crees ganar, y algo más, se te irá como el agua entre los dedos cuando quieras adquirir lo que necesitas para vivir porque otros como tú están ahí para robártelo también y, ¿sabes adonde irá todo ese dinero proveniente de la cadena de robos? Si no lo sabes ni lo intuyes te lo diré: a los bolsillos de los burgueses, a las arcas de tus eternos explotadores. Ellos serán cada día más ricos y nosotros cada día más pobres, la inflación solo los beneficia a ellos y, de paso, se chupan a sus trabajadores porque jamás les pagarán salarios ajustados a sus abusivas “ganancias” que pongo entre comillas porque deberemos leer ROBO DESCARADO.

Pueblo: no te dejes sojuzgar con argumentos, comentarios, chismes y maledicencia que son productos, o mejor dicho, armas para engañarte y modelar tu conducta para que hagas exactamente lo que ellos quieren. Los rumores también provienen de una fábrica de mentiras dirigidas a destruirte. Al contrario, intenta mantener abierta tu mente, razonar que es lo que individual y colectivamente nos conviene a todos. Cuando hayamos alcanzado cierto nivel de raciocinio ten por seguro que venceremos en una batalla más entre tantas que hemos ganado a lo largo de nuestra hermosa historia. Recuerda venezolano(a) que eres un(a) soldado(a) más del único ejército libertador del mundo.

Si tienes alguna duda sobre el éxito de nuestra pronta victoria, recuerda que Rondón no ha peleado todavía. Y si acaso eres uno que aún no sabe quien fue Rondón y que hizo, no pierdas tiempo, averígualo ya.


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Estado de Excepción



Publicamente, sin ambages, sin estridencia ni falsas poses, debo felicitar al Sr. Presidente Maduro por la declaratoria y puesta en ejecución del Estado de Excepción en varios municipios de los Estados Apure, Táchira y Zulia. No obstante mi alegría y entusiasmo ante ese hecho, me quejo por lo corto y le ruego encarecidamente que lo EXTIENDA A TODO EL PAIS.

Si, Sr. Presidente y demás funcionarios del Gobierno Bolivariano, vistas las inmensas bondades obtenidas apenas en escasos días en los territorios intervenidos, siento una enorme envida sana y quiero que esos maravillosos resultados lleguen ya a mi comunidad y a los lugares por donde suelo ir y, adonde no suelo ir, también.

Sufro cierta angustia y desazón cuando veo por TV a la gente de San Antonio, San Cristóbal, Maracaibo y otras poblaciones con una amplia sonrisa de satisfacción porque se acabaron las colas para tratar de adquirir productos necesarios. Eso lo quiero yo y ya para mi comunidad y para todo el país. Los veo felices porque están adquiriendo lo que necesitan y eso lo quiero yo para mi comunidad. Los veo felices porque compran lo que necesitan a precios justos, no los roban y eso lo quiero ya para mi comunidad.

Sé de antemano que algunos dirán que los paramilitares ni los cambistas están en otras partes del país y lo admito como parcialmente cierto; pero, los ladrones especuladores están en todas partes y a esos enemigos de la Patria hay que darles hasta con el tobo y ya.

Además hay otra plaga que debemos fumigar. Me refiero a todo tipo de funcionario que mira para otra parte y no cumple con su deber. A esos hay que erradicarlos ya.

No puede ser posible ni mucho menos aceptable que quienes se hacen llamar empresarios, se hacen llamar industriales y o comerciantes, hagan subir los precios a discreción multiplicándolos algunas veces 10, 20 y hasta 100 veces los valores que tenían hasta hace poco y los ejemplos concretos sobran. Daré ejemplos: los huevos suben de precio semanalmente, antes aumentaban a razón de Bs. 10 semanal, ahora a razón de Bs. 50; el jabón líquido marca Clic lo compré hace poco tiempo a Bs. 60/lt.; ahora lo vi con PVJusto a casi 500 y, por supuesto no lo compré. Un simple bollo de pan de tan solo 300 gramos ya los venden a Bs. 50, 60 o más. No hablemos de las laticas de sardina. ¿Existen razones serias y verdaderas para semejante abuso? ¿Quien fija los llamados Precios Justos de venta al público? ¿Quien los aprueba? Incrementar al precio de venta de un producto 10 veces su valor anterior es absolutamente injustificable.

No puede ser posible que distorsionen y manipulen las cadenas de distribución para represar los productos que deben llegar con fluidez al pueblo necesitado y para ello los esconden, los desvían, los venden a quienes acapararan y boicotean al pueblo.

Causa rabia e indignación la humillación a que someten al pueblo pobre y necesitado que debe hacer largas colas, muchas de ellas a tiempo perdido porque los productos que esperan no terminan de llegar. He visto con mis propios ojos (expresión común aunque muy redundante) como la gente sufre haciendo colas soportando calor e inclemencias y, al cabo de largo tiempo, aparece un camión con un escaso cargamento que no alcanza para satisfacerlos a todos. Esta criminal táctica por parte de los distribuidores genera rabia, frustración, confusión; pero, también intolerancia que a veces llega inclusive a provocar pleitos y rencillas entre los sufridos que esperan. Cuantos he visto irse rumiando su rabia por el tiempo y esfuerzo perdido para no conseguir nada.

Casos como los señalados y miles de ejemplos más tienen a la gente al borde de la desesperación y los cretinos antipatria de la derecha se aprovechan de eso para desprestigiar a la Revolución Bolivariana. No debemos esconder que aprovechan el terreno fértil de los ignorantes, desinformados, disgustados, etc. para hacer mella, causar daño y llevarlos al molino triturador de sus adherentes.

El Estado de Excepción permitiría al Estado aplicar sin piedad ni contemplaciones todo el peso de la ley, de manera expedita, a quienes abusan del pueblo. Ya basta de manos de seda y, por cierto, las multas no bastan porque ellos recuperan rapidamente lo que pagan, cuando no evaden, aumentando los precios a discreción. Cárcel parece ser el único método efectivo. Al respecto me viene a la memoria el episodio aquel cuando los banqueros se negaron rotundamente a prestar dinero al Gobierno encabezado por el General Cipriano Castro. Los metieron a todos en La Rotunda y pidieron cacao a los pocos minutos.

El pueblo gozará un puyero cuando vea a Fedecámaras, Consecomercio, Cavidea, Venemcham y otros grupos de traidores, mafiosos, especuladores, chupasangre pidiendo cacao. Las manos se me pondrían rojas rojitas de tanto aplaudir. Ruego al Sr. Presidente que me de ese fabuloso gusto... Y, millones de gracias anticipadas a nombre propio y de millones.


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jueves, 20 de agosto de 2015

Empresas del Estado, ¿estrategia perversa?



En mi anterior escrito sobre el tema de las Empresas del Estado que no pagan sus cuentas con regularidad no señalé causas ni presuntos culpables. De hecho, no tengo prueba alguna para soportar ninguna opinión y eso sería lo normal por no tener acceso a sus papeles; sin embargo, puedo elucubrar libremente, puedo imaginar posibles situaciones siempre y cuando ciertos indicios motiven mi imaginación, así que, todo cuanto diré a continuación lo pueden considerar como un sueño subrealista pero, ¿qué tal si estoy aproximando la fantasía a la realidad?

Mi basamento está anclado en el pasado, en cosas que ciertamente ocurrieron y, pensando mal, ¿por qué no podrían estarse repitiendo ahora aunque los esquemas hayan sido modificados?

En tiempos no tan remotos privatizaron varias empresas del Estado. El método satánico utilizado fue, en primer lugar, descuidarlas, no hacer mantenimiento, reparaciones ni actualización tecnológica, con lo cual les restaron eficiencia y productividad. Luego, contrataron gente sin calificar a troche y moche y las recargaron de burocracia que, de hecho, estorbaba. El esquema incluía no pagar deudas de tal manera que financieramente las llevaron al borde de la quiebra. La consecuencia visible era de empresas ineficientes, improductivas, con equipamiento anticuado que, Perogrullo dixit, era mejor salir de ellas cuanto antes al precio de gallina flaca con moquillo que se consiguiera porque solo daban pérdidas al Estado. Ese plan funcionó. Vinieron los privados, pagaron cuatro lochas por un “montón de chatarra”, supuestamente inyectaron dinero o sea “invirtieron” y “las salvaron” luego de despedir un gentío. Diz que volvieron a ser eficientes y productivas al poco tiempo y unos cuantos vivos se enriquecieron de la noche a la mañana con las comisiones que cobraron y ahora se dan la vida padre en los paraísos a donde se fueron.

¿No puede acaso estarse dando ahora una situación análoga?

El problema actual arranca con no pagar las cuentas. Los vendedores de todo tipo cortan el crédito y dejan de despachar repuestos y demás insumos necesarios para mantener los equipos actualizados y operativos eficientemente, o simplemente se paran indefinidamente. El asunto de las cuentas no pagadas, vencidas hace mucho tiempo, genera el peligro inminente de un vendaval de demandas judiciales por parte de los proveedores para intentar cobrar sus viejas acreencias y, como quiera que muchos de éstos son extranjeros, el temita lo aprovecharán todos los enemigos de la Revolución para atacar violentamente al Gobierno y al pueblo, así que imaginemos no más el temporal de descrédito que nos vendrá. El crédito y la moral de la República está ahora en grave peligro y en las tétricas manos de un grupo de burócratas cuyas intenciones reales desconocemos. De los proyectos nuevos ni hablar, éstos no se completan y jamás entrarán en funcionamiento. De esa manera se resta eficiencia y productividad, se reduce la producción, se incrementan los costos de operación, lo que se produce tiene costos superiores a los precios que se obtienen en los mercados y, desde luego, se generan pérdidas cada vez mayores que debe absorber el Estado. ¿No será acaso este el macabro plan en ejecución?

No quisiera completar la charada hablando de la corrupción. Se dice que los corruptos no son revolucionarios y lo creo; pero, ¿qué le impide a los ladrones disfrazarse de ángeles, hacerse pasar por revolucionarios patriotas, cometer sus fechorías y luego irse al exterior? Casos concretos hay. Es posible que muchos de esos elementos fueran sanos al comienzo, no lo pongo en duda pero, ¿tendrían la suficiente entereza moral para no sucumbir ante la tentación de comisiones millonarias?

¿Y si esos corruptos también tienen a su cargo la dirección de las empresas? Casos se han visto que, por cierto, alguien se ha encargado de sepultar en el olvido y jamás se volvió a hablar de ellos.

Volviendo a mi anterior petición, el Gobierno puede comenzar por averiguar las razones por las cuales las Empresas del Estado no pagan sus cuentas a tiempo. Es altamente probable que ese hilito conduzca a la madeja; así que, repito mi alarido: Gobierno, pide una relación detallada de todas las cuentas por pagar de todas las Empresas del Estado, sea cual sea su participación en ellas.

Pagando las cuentas se normaliza el flujo de repuestos e insumos necesarios para mantener una producción fluida y eficiente, para disminuir costos y lograr productos a precios competitivos. Esa gestión debe incluir también todos esos nuevos proyectos detenidos en el tiempo sin solución aparente.

De hacerse una investigación exhaustiva seguro que encontraran muchas cosillas desagradables, pero lo peor, dañinas para la salud de la patria.

Hay un punto oscuro al que nadie se refiere. Sé que muchos proyectos instalados no han entrado en funcionamiento por alguna rara y extraña razón. Se invirtió mucho dinero, se trajeron equipos y maquinarias, se instalaron o no, pero luego no pasó nada. Ahí están unos parapetos que no se usan. Si no tengo razón que alguien me corrija, un ejemplo concreto es una supuesta planta eléctrica que se instaló en Sidor para aliviar a Guri que años después no ha generado ni siquiera un kilowatio, o la planta de concentración de mineral de hierro allá en Ciudad Piar en la que ni siquiera se han echado las bases.

¿Donde está la fábrica de jeringas plásticas y la fábrica de pañales que inauguró el Sr. Presidente Chávez con bombos y platilos hace varios años? Mientras tanto seguimos dependiendo de los importadores de ambos rubros y ya sabemos la tragedia maternal por la ausencia de pañales en el mercado nacional.

Otro “pequeño” caso de menores dimensiones, valga la redundancia: ¿qué ha sucedido con las dos fábricas de productos de limpieza que abandonó la empresa Clorox? Recuerdo haber visto por TV al Sr. Vice Presidente recuperarla y ponerla en aparente funcionamiento. Podría en estos momentos estar suministrando esos productos a los hogares y contribuiría a aliviar la escasez. Por fin, ¿Clorox produce Nevex y otros productos o no? ¿Donde están esos productos? ¿También se los llevan los bachaqueros para Colombia? ¿Puede alguien responder estas preguntas?

Ustedes queridos(as) lectores(as) sabrán de otros casos. Unámonos y hagamos que estas ideas sean oídas por alguien que tome decisiones o todo se empeorará.


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miércoles, 17 de junio de 2015

Las empresas del Estado, ¿mala paga?

En alguna parte leí hace mucho tiempo que “el único responsable de su propio prestigio es uno mismo”; o lo que es lo mismo, solo tu mismo puedes construir, modificar, alterar o eventualmente arruinar tu prestigio. O dicho de otra forma adicional, nadie puede dañar tu prestigio sino tú mismo. Los demás podrán intentar dañarlo pero siempre florecerá la verdad verdadera, en cuyo caso se cumple la ley física de la gravedad específica, es decir, cada quien ocupa el sitial que se merece su propio peso específico.

Asociado al prestigio, empresarial y en algunos casos personal, existe también la llamada imagen de la cual hacen tanto uso los publicistas, especialistas de marketing y todos los manipuladores capitalistas que nos inducen a creer lo que no es cierto. Ellos intentan crear artificialmente una imagen que no es la real para consumo de todos nosotros. Pero, más allá de todo cuanto podamos teorizar existe la verdad irrefutable que cada quien es responsable por su propio prestigio y por la imagen que irradia a su entorno más cercano, a la comunidad, al mundo.

Las organizaciones, al igual que la personas, tienen de por sí una imagen; es decir, su propio prestigio. Solo que, dentro de esas organizaciones pueden y de hecho hay individuos a quienes no les importa ni la organización, ni mucho menos su prestigio. Y voy a un hecho real. Existen numerosas Empresas del Estado Venezolano con sus respectivos directorios, cuadros gerenciales y administrativos y todo un tren de burócratas; pero, dentro de esas categorías hay parásitos que van desde flojos y vagos hasta saboteadores en toda la línea y esos son quienes desprestigian, dañan la imagen de cada corporación en particular porque la gente no sabe generalmente distinguir entre la organización y cada uno de sus integrantes. Si en la empresa tal hay un corrupto, la gente ligeramente opina que toda la empresa está podrida.

Hace más ruido un deshonesto que un millón de honestos.

Y van tres largos párrafos que ya los debe aburrir, así que voy directo al grano y apelo a quienes me leen a mejorar y divulgar este clamor, de tal manera, que llegue hasta los más elevados estamentos del Estado Venezolano, incluyendo al Sr. Presidente de la República.

Es bien sabido que muchas Empresas del Estado son corporaciones industriales y que, como tales, tienen obligatoriamente que importar máquinas, equipos, repuestos e inclusive servicios especializados para sostener sus operaciones, por lo que pregunto:

¿Por qué no pagan puntualmente sus obligaciones a sus acreedores, tanto nacionales como extranjeros?

¿Abulía? ¿Desidia? ¿Incompetencia? ¿Ineficiencia? ¿Faltas o fallas de planificación? ¿O simplemente saboteo?

Recuerden, como consecuencia de la falta de pago por parte de las empresas, quien se desprestigia es nada más y nada menos que TODA la República Bolivariana de Venezuela. La imagen dañada es la de todos nosotros y especialmente la de nuestro Gobierno. Para la opinión de mucha gente, dentro y fuera del país, tenemos un Gobierno maula, un país maula, todos somos gente maula porque nadie dice ni afirma que los responsables directos son unos pocos saboteadores de oficio.

Sr. Presidente, me tomo la licencia de pedirle, en nombre de las personas decentes y honorables de mi país, que ordene una revisión profunda de la administración de todas las empresas del estado, haga un sacudón total y bote a todos los saboteadores de todo tipo de las empresas que son de todos nosotros. Pienso que es muy fácil comenzar pidiéndoles a la brevedad una relación detallada y minuciosa de todas la deudas que cada empresa tiene con sus proveedores. Si la lista es honesta, se sorprenderá al comprobar que tienen cuentas por pagar vencidas de hace más de un año cuando el compromiso asumido fue pagar a la entrega de la mercancía o a los 30, 60 o 90 días.

Por otra parte, como consecuencia del incumplimiento de los pagos en los plazos aceptados, muchos proveedores han suspendido los despachos de insumos que son necesarios para la actualización de equipos y maquinarias, para su mantenimiento normal e, inclusive, para la iniciación de nuevos procesos de producción. Y lo peor, muchos proveedores han amenazado con adelantar pasos legales; dicho por todo el cañón, demandar judicialmente para cobrar sus cuentas; así que, imagínense, una lluvia de demandas contra la Nación por una incomprensible falta de pagos.

Muchos gerentes honestos se quiebran la cabeza pensando en soluciones técnicas que se resuelven rapidamente con un cambio de repuestos o con el reemplazo de un elemento que ha llegado al fin de su vida útil. Hay muchos programas de actualización detenidos por estas razones; entonces me pregunto, ¿hasta cuando se van a detener? ¿Hasta cuando vamos a esperar para iniciar, mejorar, ampliar o modernizar nuevos procesos productivos? También cabe la o las razones por la cuales hay también muchos proyectos de nuevas instalaciones detenidos, muchos de ellos por tiempos injustificables.

Lo dicho anteriormente es una clara contradicción a los postulados de la frase “eficiencia o nada”. ¿De qué eficiencia estamos hablando?
Por mucho que deban las empresas del Estado, el monto consolidado de esas deudas no debe ser una cifra tan astronómica que el ESTADO no pueda solventar rapidamente en aras de salvar el prestigio de la República. Estoy casi seguro que al Sr. Presidente le han dicho que “no hay novedad”. Sr. Presidente, ordene una investigación y se asombrará ante las novedades reales, las existentes.


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domingo, 14 de diciembre de 2014

Bajaron los precios del petróleo

¡Que bueno! Me alegro que hayan bajado los precios del petróleo. Han tenido éxito todas las manipulaciones para hacer bajar artificialmente los precios del petróleo por parte de gobiernos, organismos y otras organizaciones de todo tipo de la burguesía mundial.

¡Lo han logrado! ¡Los felicito y los congratulo! Y no me digan que estoy loco por que me alegre. Lo más simplista sería creer, sin meditarlo antes, que un venezolano tendría que entristecerse porque bajara el precio del principal recurso del país, del que provee la mayor suma de divisas, de aquello que "nos posiciona" (vaya palabreja de moda) en el ámbito internacional.

Me parece maravilloso que hayan bajado los precios del petróleo. Tiene vigencia ahora la trillada frase aquella que "las crisis deben aprovecharse como oportunidades". Naturalmente, ahora tenemos otra gran oportunidad de hacer higiene social y, de paso, económica. Quienes tienen razón para estar cabizbajos son los eternos chupadores del erario público, las sempiternas sanguijuelas que desangran la economía nacional y, logicamente, al pueblo trabajador, al pueblo productor; los que solo aspiran que papá gobierno les colme sus ansias de divisas convertibles para satisfacer sus particulares gustos hedonistas.

Me parece maravillos porque es una gran oportunidad para poner un torniquete a la vena rota por donde se desangra al país.

El gobierno nacional tiene ahora la excusa perfecta para negar divisas convertibles a esos parásitos ladrones: NO HAY.

Y solo habrá para aquellos que realmente producen, fabrican, manufacturan, elaboran. Nada para traficantes de baratijas. ¿Que las baratijas también hacen falta? No lo niego. Es cierto que también se necesitan peines, espejitos, ganchitos para sujetar el cabello, cremitas, lociones; pantaletas, sostenes, calzoncillos, cordones para los zapatos; caramelos, chupetas y otras golosinas. Aquí hago un alto: he visto y me da pena y vergüenza ajena observar en muchos elegantes ventorrillos "chocolate importado". Carajo, si en nuestro país se produce el mejor cacao del mundo, ¿como es que vamos a importar chocolates de Europa, donde no se produce ni un gramo ni siquiera del malo, en vez de producir y orgullosamente consumir del nuestro? Francamente, lo que provoca es maldecir esos antipatrias asquerosos que lo importan; ṕero, también, a los burócratas que les hacen el juego, se los permiten y les otorgan divisas.

Sigo aleatoriamente con la lista de bagatelas que no es necesario importar. En todos los centros comerciales, esos santuarios del lujo y del consumismo desenfrenado e inhumano, se ven profusamente en exhibiciones de la desvergüenza, a precios generalmente estratosféricos, cosas tales como lápices, orfebrería barata, mala y carente de estética, pasta dental, revistas pornográficas o, en todo caso, vacías de contenido; correas para reloj, miles de confituras alimenticias, bebidas de dudoso valor alimenticio y una laaaaaarga etcétera.

A los peticionarios de divisas se les debe hacer una primera pregunta obligatoria:

Eso que se pretende importar, ¿ya lo fabrica usted o alguien en el país y, en caso negativo, se puede producir a corto plazo?

Pero también sería necesario hacerles otra pregunta: Eso que se pretende importar, ¿es realmente necesario? Hago la pregunta porque, francamente, he visto tal cantidad de cosas absolutamente inútiles, traídas de no sé donde, que, perdonen, no sé para que sirven; y lo peor, no lo saben ni siquiera los mismos vendedores.

Cuando exista producción local parcial que no llega a satisfacer "las necesidades del mercado" (tremendo eufemismo), se les puede perfectamente condicionar la entrega de licencias de importación al compromiso de producir en el país en plazo determinado.

Hoy en día es muy fácil contar con una base de datos actualizable que contenga a todos los productores, fabricantes, elaboradores, etc. de cualquier cosa. Si alguien pide permiso para importar algo de eso, se llama inmediatamente al productor real o potencial para que satisfaga con producción local, total o parcialmente, los requerimientos del aspirante a importador.

Ojalá este clamor llegue a oídos de alguien que pueda influir en la toma de ciertas decisiones y, de alguna manera, contribuya al ahorro de divisas que, maravillosamente, ahora son y serán menos y que debemos preservar, no despilfarrar, en beneficio del gran colectivo nacional. Cuando volvamos a tener abundancia sí se podrán emplear efectivamente bien y, ojala, cuando llegue ese momento se haya reducido el peligro de futuras hemorragias.

Señores con poder de decisión, tenemos tremenda excusa para justificar la "pichirrez" que se debería aplicar para, repito, poner un torniquete y detener ya, de una vez por todas, el desangre al que ha sido sometido el país por parte de esa oligarquía parasitaria, floja, sinvergüenza, inútil, traidora, cipaya, etc., etc.


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martes, 17 de septiembre de 2013

Dinámica de grupos en la vida real

He tenido recientemente una experiencia que me atrevo a calificar de poco agradable. Intento movilizar a los vecinos de una pequeña comunidad con la idea de obtener un beneficio para todos y, a pesar de los varios intentos para conseguirlo, no logro entusiasmarlos y, conste, he buscado argumentos que en principio captan la atención y la aprobación de esos interlocutores pero, de ahí no logro pasar más allá y convertirlo en acción creadora.

A veces tiendo a desanimarme pero me entusiasmo de nuevo y para darme ánimos me digo a mí mismo que estoy luchando contra un patrón cultural firmemente establecido, muy difícil de romper o modificar. ¿Contra qué lucho específicamente? Pues, sinceramente, yo mismo no le sé. ¿Egoísmo? ¿Molicie? ¿Incredulidad? ¿Abulia? ¿Individualismo?

¿Por qué no se dan cuenta que al beneficiar colectivamente a la comunidad donde viven, también se benefician ellos en lo personal, grupal o familiar?

¿Qué los mueve; o, mejor dicho, que los detiene?

Confieso también que he buscado por diferentes vías obtener una respuesta y me asombro de una paradoja que no sé como interpretar y, naturalmente, resolver. Esa paradoja consiste en que muchos parecieran negarse en vista de que consideran que los otros vecinos no cooperan y eso parece frenarles su deseo de cooperar. No hacen la pregunta, pero casi automáticamente la supongo:

¿Por qué debo yo hacer algo con lo cual beneficiaré a otro que no hace nada por beneficiarme a mí? Le agrego, ni siquiera por beneficiarse él mismo o ella misma.

La idea del beneficio directo propio parece predominar siempre y cuando no beneficie a más nadie. Por el contrario, soy de la idea que, si para beneficiarme yo debo ayudar a que otros también se beneficien, y es la única forma para yo lo logre; entonces, que muchos tengan también lo que yo tendré. La alegría, la felicidad, el bienestar, la mejor vida y muchas otras cosas más se disfrutan a plenitud cuando los vecinos también lo disfrutan. Eso elimina la posibilidad de que exista envidia y por ende maledicencia. Entendamos de alguna manera, es mejor ser felices todos juntos.

Soy ferviente repetidor de la una frase feliz expresada por el gran mexicano Don Mario Moreno, mejor conocido como Cantinflas quien afirmó que “el primer deber de un ser humano es ser feliz; el segundo, hacer felices a los demás”.

Oigamos a Cantinflas, hagamos felices a los demás y deslastrémonos de ese inveterado pensamiento egoísta que le he oído a unos cuantos, que se jodan los demás aunque me joda yo también. Eso es exactamente solidaridad al revés, sí estamos dispuestos a compartir la desgracia porque parece ser que las desgracias de los demás son las que nos satisfacen. ¿Algo absurdo, verdad?

Parte de ese negativo patrón cultural es la sempiterna quejadera. La gran mayoría lo hace a cada rato por los motivos más baladíes y el tema favorito es encontrar defectos y fallas en los demás para justificar la ausencia de cooperación. Para no abundar ni redundar en ese aspecto e intentando modificar esos patrones de conducta que propician la maledicencia, para cerrar les cuento una fábula (gracias al Rev. Numa Molina) y que cada quien saque sus conclusiones:

ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA

Hubo en la carpintería una extraña asamblea; las herramientas se reunieron para arreglar sus diferencias. El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le notificó que debía renunciar. ¡La causa! Hacía demasiado ruido, y se pasaba el tiempo golpeando.

El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

El tornillo aceptó su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, pues se la pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al final, el trozo de madera se había convertido en un hermoso mueble.

Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó la deliberación. Dijo el serrucho: “Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestra flaquezas, y concentrémonos en nuestras virtudes”.

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba solidez, la lija limaba asperezas y el metro era preciso y exacto. Se sintieron como un equipo capaz de producir hermosos muebles, y sus diferencias pasaron a segundo plano.

Moraleja
Cuando el personal de un equipo de trabajo suele buscar defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, florecen los mejores logros. Es fácil encontrar defectos –cualquier necio puede hacerlo–, pero encontrar cualidades es una labor propia de almas nobles, capaces de despertar lo mejor que tienen los demás.


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miércoles, 28 de agosto de 2013

Ser algo mejores

Hay un viejo cuento, fábula o como quiera que lo llamemos que brevemente narra la menuda historia de un hombre que intentó cambiar su país, y no pudo. Redujo sus metas y aspiraciones y se dijo a sí mismo que intentaría cambiar su estado, y no pudo. Continuó sucesivamente reduciéndolas e intentó cambiar entonces su municipio, su ciudad, su barrio y su cuadra, y tampoco pudo. Después de todos esos intentos y perdido inútilmente tanto tiempo, las redujo aún más, se dijo a sí mismo que intentaría cambiar su familia y, como imaginarán sin dificultad, tampoco pudo.

Ultimamente está intentando cambiarse a sí mismo.

La moraleja, según algunos, es fácil de deducir: para cambiar cualquier cosa es preciso cambiarnos a nosotros mismos; eso sí, siendo como dice la canción que canta Silvio Rodríguez “un tilín mejores”. No aspiremos a ser mucho mejores porque simplemente no lo lograremos, seamos tan solo un poquito mejores; persistamos, seamos un poquitín más con cada intento, y así lograremos, tal vez, llegar a ser algo mejores. Pero eso sí, hagamos pequeños esfuerzos y persistamos en alcanzar lo inalcanzable, lo que nunca lograremos, pero algo habremos conseguido.

Sé positivamente que estoy hablando de algo muy trillado. Cuantas veces hemos oído o leído cosas parecidas o semejantes a lo dicho. No obstante, a pesar de haberlo oído o leído tanto, seamos sinceros con nosotros mismos y hagámonos la pregunta: ¿Cuántas veces de veras lo he intentado? Y, en todo caso, ¿Qué he logrado hasta ahora?

Lo anterior se limita a una o a muchas personas. Pero, por extensión, lo podemos extrapolar a grupos humanos más grandes: una pequeña o gran comunidad, un barrio, un municipio, un estado, una región y hasta un país.

No tengo la menor duda que la Revolución Bolivariana ha logrado hacer que muchos venezolanos seamos un poco mejores de lo que antes éramos; pero, aún falta mucho. Y, precisamente, donde más falta es en aquellos conglomerados donde la revolución ha hecho poco o nada, pero no por falla de ella sino de la gente misma.

Resulta curioso darse cuenta que donde la Revolución ha tenido sus mayores y mejores éxitos ha sido en aquellas comunidades donde la gente era o se convirtió en algo mejor. Pero, más curioso resulta comprobar que, entre esos grupos humanos, los éxitos han sido más asombrosos en muchas comunidades indígenas. Sí señores(as) incrédulos(as), muchas comunidades de “salvajes sin educación” nos pueden dar y de hecho nos dan lecciones de organización, lucha comunitaria, acciones colectivas y sobretodo, gran solidaridad. La cooperación de unos con otros para lograr un fin colectivo ha sido y es notable. Digno de estudio y admiración.

Cualquiera puede argumentar que para “ellos” no es difícil porque esa es y ha sido su forma de vida. Efectivamente es cierto. Quien lo diga tiene razón y razón, mucha razón, tenía José Carlos Mariátegui – El Amauta – cuando afirmó que “no hay nada menos foráneo que el socialismo en América”. En Nuestra América – Ab ya yala - originaria agregamos nosotros. Las comunidades originarias han vivido durante siglos en sistemas socialistas en los cuales impera la solidaridad, o lo que es lo mismo, la desinteresada ayuda mutua con la que se consiguen logros que, para los imbuidos en la mal llamada civilización occidental, resultan asombrosos.

Se puede afirmar con lenguaje matemático que existe una relación inversa entre egoísmo individual y solidaridad colectiva. A menor egoísmo más solidaridad. Y también una relación directa: a más solidaridad más resultados concretos en lo colectivo y, por antonomasia, en lo individual. Se puede entonces afirmar que donde reina la felicidad colectiva reina la felicidad individual y no al revés.

Los nefastos antivalores impuestos por el capitalismo, especialmente el neoliberal salvaje, tales como el egoísmo y el individualismo, han creado seres insensibles pero a la vez muy infelices. Se han vuelto tan requetestúpidos que son infelices por lo que no tienen en vez de serlo por lo que sí tienen. Así, nunca podrán llegar a obtener la felicidad que ansían porque, por mucho que tengan, siempre habrá algo que no tendrán. En cambio, que feliz es quien lo es por y con lo que tiene. Y cuando digo lo que tiene no me estoy limitando solo a corotos materiales. Hay tantos intangibles que nos proporcionan tanta felicidad y, eso, los descerebrados lamentablemente no lo entenderán jamás a menos que lleguen a ser como canta Silvio, un tilín mejores.

Volvamos a comparar lo obtenido por una u otra comunidad. Aquellas que han echado a un lado el egoísmo y el individualismo, han actuado en colectivo y se han organizado mejor han logrado más y mejores cosas. Eso no requiere análisis ni discusión. Es absolutamente obvio que un grupo como el descrito tramita sus aspiraciones (convertidas en proyectos concretos) con más facilidad ante los entes gubernamentales. Y no me digan que no saben hacer proyectos. Buscan ayuda, se asesoran, aprenden. De paso, la Revolución enseña, la gente aprende y genera resultados maravillosos. ¿Quieren un ejemplo? Me remito a la gran Misión Vivienda. Ver http://juanpedrotorres.blogspot.com/2011/06/el-mas-importante.html#comment-form

Los que no cooperan no hacen nada y por mucho que chillen tampoco lograrán nada. Jamás.

Refocílense en su desidia, en su egoísmo y su flojera. Critiquen. La Revolución no sirve ni servirá…para ustedes. De hecho, ni la Revolución ni nada servirá.


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viernes, 12 de julio de 2013

Cero polémica

Mi último escrito originó más reacciones diversas de las que pude en principio suponer y, aunque solo hay dos (2) comentarios públicos más una respuesta mía, mi correo se llenó. Unos me dan la razón y lo agradezco; otros, casi neutrales, critican al gobierno pero; el colmo de los colmos es el de quienes me insultan o al menos me maltratan. Uno en particular me llama “chavizta degenerado alcahueta de inútiles corruptos”; otro, me llama “traidor enemigo de la revolución” y así una variopinta lista de expresiones que, en honor a la realidad, no me insultan porque no insulta quien quiere sino quien puede y, de hecho, nadie pudo. Cuando puse mis correos a la vista del público sabía a lo que me exponía y no me arrepiento porque, también, he recibido frases muy bellas, laudables, cariñosas y una larga e inmensamente preciosa etcétera.

Diré algo que nunca he dicho públicamente. Jamás milité en partido político alguno, ni de derecha ni de izquierda ni de nada; en 1998 no voté por Hugo Chávez (QEPD) y para esa fecha me había convertido en un iconoclasta respecto a la política. Posteriormente, muchas cosas me hicieron cambiar de percepción, poco a poco y de manera conscientemente razonada fui coincidiendo con el entonces Sr. Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y, un día, me inscribí en el PSUV porque me dio la gana…y punto.

Es pues cierto que milito en el PSUV pero nunca he ido a ninguna reunión, acto, manifestación o cosa que se le parezca; tampoco he tenido contacto con ningún dirigente de ningún rango, cargo, posición o lo que sea. Nunca llegué a ver al Comandante Eterno personalmente.

¿Qué estoy de acuerdo con el Gobierno? - Sí. ¿Qué lo apoyo? - También. ¿Qué lo defiendo? – Lo intento.

De igual manera me siento con el derecho de criticar las consecuencias malas de los errores. Observen bien la frase: “consecuencias malas de los errores”. No dije “errores” a secas porque todos cometemos errores y los únicos que no los cometen son quienes no hacen absolutamente nada. No critico a las personas, las respeto pero, eso sí, critico las consecuencias malas de los errores con la idea de que haya enmienda y no se repitan. Cosa mala es permanecer o, peor aún, propagar los errores y Marx tuvo razón cuando afirmó que la inteligencia no consiste en no cometer errores sino en saber aprender de ellos.

En otro correo alguien me echa en cara que no hable, que no critique, que no me queje y pregunta lo que yo hago en bien del partido, del gobierno, de la revolución. Empezaré por lo más elemental: ESCRIBO ESTAS LINEAS y me inspiro en el viejo lema de Kotepa Delgado: “Escribe que algo queda”. Si hubiera una sola persona que haya sido tocada en el corazón sería para mí una gran victoria y una enorme satisfacción porque mi palabra no habría caído al vacío total. El resto de lo que he hecho, hago o haré no lo diré porque auto alabarme no es mi estilo y eso, además, solo lo saben los involucrados directamente. Lo raro de todo lo sucedido es que nadie que pudiera estar directa o indirectamente relacionado con la situación descrita haya reaccionado hasta ahora. Pedí públicamente que me ayudaran a que mi clamor se oyera y es altamente probable que aún no haya sido oído donde debiera.

Me siento obligado a dejar por sentado que señalar errores no es ser contra revolucionario ni cosa que se le parezca pero, también me parece un exabrupto pretender que los errores necios de pequeños funcionarios o voluntarios sean achacados, sin pensar, a los altos dirigentes. ¿Cree realmente alguno de ustedes que nada más ni nada menos el Señor Presidente de la República o alguno de su tren ejecutivo llegó a tener algo que ver, directa o indirectamente, con la situación descrita en mi artículo anterior?

No hay que tomar el rábano por las hojas – de paso, nunca le he intentado – dice un viejo refrán; o como dicen otros, ni calvo ni con dos pelucas, pero intentar criticar TODA LA REVOLUCIÓN o TODO EL GOBIERNO porque una persona descuidada, quizás con la mejor intención del mundo, cometió un error que a su vez condujo a una consecuencia no del todo buena, es solo concebible en mente de tontos o de malintencionados que pretenden sacar provecho egoísta de todo lo que huela a descuido por parte de cualquier cosa relacionada con el Gobierno o la Revolución.  

Si antes critiqué a los organizadores del aludido operativo de Mercal, ahora los defenderé. Esa acción la organizaron personas comunes del pueblo, voluntariamente, voceros o no de Concejos comunales por tan solo el compromiso de cooperar con sus vecinos. Ningún funcionario burocrático participó y NADIE COBRÓ NADA tampoco. Un sábado cualquiera sacrificaron su descanso para, repito, cooperar con sus vecinos. No hablemos del nivel cultural o educacional de quienes participaron el operativo porque desconozco al respecto y no es mi intención especular en ese terreno. Digo esto con la intención de desterrar la posibilidad de cualquier ataque en contra del Gobierno y, en todo caso, habría la posibilidad de una falla por parte de la Revolución porque todavía no ha logrado “entrenar” a la totalidad de la población para ciertos menesteres.

A esos voluntarios los exalto y los animo a no desmayar en el solidario trabajo social en beneficio de sus vecinos, de su comunidad y de ellos mismos, pero sí les pediría más pasión revolucionaria para aprender disciplinadamente a enfrentar situaciones cotidianas e inclusive eventuales.

Si los perros ladran es señal que cabalgamos, Sancho amigo. Para los pocos que no lo sepan, que los hay y no es delito, la cita es de Don Quijote de la Mancha escrito por Don Miguel de Cervantes y Saavedra.

¿Me hice entender?

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