jueves, 23 de enero de 2014

Guerras económicas –Tercera Parte

Aquí no hay empresarios emprendedores que construyan empresas productivas, sino pulperos enfranelaos – Palabras aproximadamente textuales de Antonio Guzmán Blanco, malamente titulado “el Ilustre americano”, Presidente de Venezuela durante varios períodos en el último tercio del siglo XIX. A mi manera de ver, Antonio Guzmán Blanco fue un déspota vende patria muy corrupto que enajenó la soberanía nacional a los banqueros ingleses, pero tenía razón cuando afirmó lo dicho antes. Sí, así es, lamentablemente en Venezuela, salvo muy honrosas excepciones, jamás ha habido empresarios aunque traficantes trepadores sí, y muchos. Tal como lo explica Eduardo Galeano en sus “Venas abiertas de América Latina”, las clases dominantes de América, y de Venezuela muy en particular, se acostumbraron desde tiempos coloniales a MEDRAR, a pisotear los pueblos y garantizarse a toda costa sus groseros privilegios de toda índole. En consecuencia, no les importa en absoluto el destino del pueblo al que siempre han intentado, y logrado, esclavizar y matar de hambre y miseria con tal de obtener réditos. La vieja frase izquierdosa  que los tildaba de hambreadores del pueblo no es de ninguna manera una exageración en nuestros días. De hecho, están manteniendo un sostenido ataque por los dos flancos más sensibles de los seres humanos, los dos extremos del aparato digestivo. No despachan la comida ni tampoco papel higiénico. Los esconden, acaparan y sueltan por cuenta gotas para aumentar la desesperación de la gente y no les arriendo la ganancia si el pueblo se arrecha, los saquea, les incendia los camiones y depósitos y, en fin, no domina su buen sentido y, aunque sea leve, les rasguña sus delicadas pieles. Auguro que la reacción soberana del pueblo será lo contrario de lo que ellos buscan, irá contra ellos y no contra “su” gobierno.

La PATRIA jamás ha tenido valor alguno para ellos y de eso hay abundantísima documentación histórica que incluye traiciones de las más abyectas. El destino de la sociedad les ha importado menos que un comino. Solo les ha interesado la especulación, la usura, el robo descarado y para ello se valieron secularmente de su poderío económico para comprar, sobornar, corromper y poner a su servicio a quienes han oficialmente gobernado el país. ¿Valores morales? Carecen completamente de ellos. ¿Etica? Idem. ¿Valores humanos? Ni hablar. Su única justificación la dio recientemente uno de sus más conspicuos e inmorales representativos cuando afirmó que “especulamos pero damos empleo”; y, pregunto, ¿qué clase de empleos? Respuesta, los más precarios sin garantías laborales, semiesclavitud en suma.

A lo largo de la historia han intentado numerosas veces hundir al país antes que dejarse hacer el más leve rasguño a sus delicadas pieles (entiéndase privilegios de todo orden) Cada vez que se han visto remotamente amenazados de que sus privilegios se vean tocados han emprendido y, de hecho triunfado muchas veces, despiadadas guerra económicas en contra del pueblo.

Hay una serie de hechos menores que aparentemente no se entienden, pero están claros para todos. Intentaré dar algunos ejemplos concretos que ilustran algunos de los mecanismos perversos puestos en práctica, muy inteligentemente, por esos perversos seres malvados que dirigieron y siguen dirigiendo otra batalla más de otra guerra económica más contra el Gobierno Revolucionario y el pueblo venezolano en general. Y digo el pueblo porque a los muy ricos nunca los afecta nada; al contrario, se benefician cada vez que el pueblo sufre y es obligado a pagar precios exorbitantes. ¿Adonde creen que va la masa monetaria pagada de más,  millones y millones, que pertenecen a sencilla gente del pueblo?

Haré algunas preguntas, entre ellas una a ustedes amables, sufridas(os) lectoras(es):

¿Cómo es posible que no hay leche pero sí hay abundancia de productos lácteos?

¿Cómo es posible que no hay azúcar pero sí hay abundancia de toda clase de productos azucarados? Que yo sepa nunca jamás ha habido escasez de bebidas carbonatadas, por cierto muy dañinas a la salud.

¿Cómo es posible que no hay harina de trigo pero sí hay abundancia de galletas y toda clase de confites que se elaboran industrialmente también con azúcar?

¿Cómo es posible que no hay harina de maíz corriente pero se consigue, a veces, harina envenenada, saborizada, trampeada y más cara y toda clase de confites a base de maíz tales como el llamado corn flake y otras porquerías similares?

¿Cómo es posible que no hay arroz NORMAL pero si arroz muy caro, envenenado, saborizado, al cual le agregan un poquito de veneno que solo les cuesta pocos céntimos por kilo y le clavan al pobre consumidor una verdadera puñalada, tanto al bolsillo como a su salud?

¿Cómo es posible que no hay papel higiénico pero si hay toda clase de cartones, empaques, rollos de papel especial, todo elaborado con la misma materia prima?

Podríamos hacernos muchas preguntas más dentro de este mismo orden de ideas. Por ahora, la última pregunta dirigida directamente a la conciencia de ustedes: ¿Esto que estamos sufriendo, es o no es una batalla más de la más despiadada guerra económica contra el pueblo venezolano?

INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA    -    ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!   -    ¡CHÁVEZ VIVE Y VIVE!    -   ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!

jueves, 16 de enero de 2014

Guerras económicas –Segunda Parte

¿Y qué hablar de Chile? ¿Acaso no emprendieron una desquiciante guerra económica contra el gobierno socialista del Dr. Salvador Allende? ¿Acaso no existe abundante información sobre la aberrante intervención gringa para derrocar un gobierno violando la decisión del pueblo chileno? ¿Es que a estas alturas van a negar u ocultar el contubernio de las empresas gringas y los traidores empresarios chilenos ultraderechistas? ¿Dónde dejan los documentos “secretos” de la ITT? (Pueden descargarlos desde http://aporrea.org/media/2009/07/Documentos-Secretos-de-la-ITT.pdf ) Y más modernamente, las declaraciones públicas de Von Haieck cuando afirmó que “las teorías neoliberales solo eran aplicables en Chile porque existía un Pinochet”. Mi corresponsal tiene razón, no fue solo guerra económica, fue mucho más que eso; fue, además, terror psicológico, guerra con agresión criminal, bombardeos, ejecuciones, desapariciones en masa, exiliados, desterrados, muerte por doquier. Punto y aparte merece la despiadada guerra mediática encabezada por los reaccionarios empresarios dueños del diario El Mercurio y otras publicaciones, además de la radio y TV.

Hay varias frases que reflejan fielmente el espíritu de los conspiradores contra el Gobierno de Allende, y se encuentra entre los motivos que comunican a sus capos para dar lineamientos a sus acciones: “Una esperanza más realista entre los que desean detener a Allende es que una economía en rápido deterioro (corridas bancarias, quiebras de fábricas, etc.) provoque una ola de violencias que resulte en un golpe militar.” “Las actuales probabilidades de frustrar la asunción del poder por Allende, se sostienen fundamentalmente en un colapso económico que es estimulado por algunos sectores de la comunidad política y financiera y por el mismo Presidente Frei.” Fragmentos de memo confidencial de ITT Buenos Aires a la sede central de ITT Nueva York el 29 de Septiembre de 1970, pag. 36, marcada 23, del libro sugerido anteriormente.

Volviendo a la Venezuela de estos días, cometeré el abuso de copiar sin permiso un artículo aparecido recientemente en el Correo del Orinoco, titulado La Canalla Mediática, escrito por Alfredo Oliva:

He venido denunciando –con la secreta esperanza de que algún medio de la Revolución, vocero del Gobierno o especialista de los derechos humanos se hiciera eco de ello– que la guerra económica que impulsa la CIA, la oligarquía parasitaria y sus medios en Venezuela, cumple todos los requisitos de crimen de lesa humanidad. Ha sido una guerra económica planificada y ejecutada en forma generalizada y sistemática, con el fin de hacer daño en la población.

La oposición y la oligarquía parasitaria organizaron –muy importante– conscientemente: el desabastecimiento, subida de precios, ocultaron medicinas, alimentos, repuestos médicos, reactivos, productos higiénicos, etc. que causaron y siguen causando daño a la salud física y mental de la población.”

Los gremios e instituciones de oposición –fascistas–actúan como delincuencia organizada, con complicidad de los medios. El Ministerio Público y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas deberían actuar, porque esta guerra económica también pudiera ser clasificada como crimen organizado.

Mientras gobiernos capitalistas en el mundo suprimen derechos sociales y lanzan a millones de familias a la miseria, ¡a la calle!; en Venezuela, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro atiende la deuda social, lucha contra la pobreza, por la inclusión y la justicia social. Por eso cuando la oposición y la oligarquía parasitaria abandonan la lucha política para destruir la acción del Gobierno, que satisface las necesidades humanas, y atentar contra la vida, se convierten en criminales. ¡Así deben ser tratados!”

Me consta, he visto pruebas parciales como fue conducida una faceta de la guerra económica contra nuestro país y nuestro pueblo, que no ha concluido y, creo, que nunca concluirá mientras gobierne en nuestro país la Revolución Bolivariana y Chavista. Especificamente, me refiero a la planificación cronológica de los aumentos de precios durante los meses pasados, dirigida por la embajada gringa y ejecutada por Fedecámaras, Consecomercio y Venamcham. Las fechas cuando debían incrementarse los precios se avisaban a los comercios minoristas con una precisión milimétrica en cuanto a los intervalos entre uno y otro, y se dio el asombroso caso de ordenarlos un par de veces con CUATRO días de diferencia. Los otros fueron cada una o dos semanas. Lo anterior era reforzado con las repetitivas amenazas de escasez, limitaciones de los suministros y otras presiones psicológicas para amedrentar a esos comerciantes minoristas. En la mayoría de los casos daban indicaciones precisas a que precios vender, entregar facturas ilegales, simplemente vender de contado sin facturas o cobrarles “por debajo de la mesa” diferencias no justificadas; todo lo anterior conjuntamente con restricciones variables en los suministros o ausencia de entrega de productos. Ni que hablar de muchos condicionamientos como “te vendo tal cosa siempre y cuando me compres esta otra”. Pude darme cuenta que todas las veces que el Gobierno Nacional anunció incrementos del salario mínimo y, consecuencialmente, de las todas las pensiones, una semana antes subían sus precios todas las “grandes” empresas. Inútil decir que los aumentos de precios superaban con creces los incrementos salariales. También inútil decir que era una fórmula fabulosa para traspasar la masa monetaria que debía contribuir a elevar el nivel de vida, sobretodo de los más necesitados, a las arcas de los empresarios y, de paso extraer de sus bolsillos una parte de los que antes recibían, lo que a su vez contribuía a reducirles su anterior nivel de vida. Muchos se reían antes anuncios de aumentar unos pocos bolívares a ciertos productos y trataban de restarle importancia, pero jamás se detuvieron a pensar en que unos pocos bolívares multiplicados por millones de unidades de productos constituían cifras astronómicas de dinero. Para disimular esas grandes planificadas exacciones de dinero a las personas y sus familias, los empresarios ayudados por sus medios indefectiblemente se quejaban de la situación, expresaban los “momentos difíciles” que atravesaban sus empresas y pedían compensaciones gubernamentales. Todo eso me hacía recordar una frase lapidaria del expresidente Dr. Luís Herrera Campins, hace unos 30 años: No entiendo como hay tantas empresas quebradas con tantos empresarios tan prósperos.

Que nadie crea que la última guerra económica es de data reciente. Hace más de DOS años la puso en práctica, entre otros, el grupo de empresas de una marca de cervezas, la cual ordenaba a sus camioneros cobrar sumas extras sin ningún soporte contable, condicionaba las ventas de una manera grotesca o ponía en práctica otros tipo de presión para obligar a los pequeños comerciantes a cobrar por encima del PVP de productos regulados, de hecho convirtiéndolos en violadores de la ley. Ya me referí a eso en uno de mis anteriores escritos (ver http://juanpedrotorres.blogspot.com/2013/08/ladron-es-ladron.html )

Pero, vuelvo a repetir; existen los nefastos antecedentes de la huelga y subsiguiente golpe de estado contra el Sr. Presidente Chávez (RIP) en 2002, el paro sabotaje petrolero del mismo año y comienzos del 2003 y muchos otros intentos que siempre tuvieron el ingrediente de la desestabilización política y, por supuesto, ECONÓMICA.

Lo lamento mucho, apreciado corresponsal, lo ocurrido en México, Cuba, Chile y Venezuela, sin mencionar cerca de 80 intervenciones gringas a otros países de América Latina y muchísimas al resto del mundo, no es pura coincidencia ni tampoco una mampara del Gobierno para distraer la atención de los ciudadanos ni caracterizaciones y deformaciones inherentes a la misma naturaleza del capitalismo que a veces “afectan a algunos”; por lo tanto no puedo estar de acuerdo con tus opiniones y o apreciaciones y, con gran afecto, te sugiero documentarte aunque sea un poquito. Por último, ante cada arremetida de la oligarquía y el imperio – usualmente de ambos – me engrincho porque, como dice el refrán criollo “el picao e culebra brinca cuando ve un bejuco”.


INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA    -    ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!   -    ¡CHÁVEZ VIVE Y VIVE!    -   

¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!


Continuará.

domingo, 12 de enero de 2014

Guerras económicas – Primera Parte

Practicamente soy emplazado mediante correo de un amable lector a que le dé mis puntos de vista sobre lo que titulé “Guerra Económica” que escribí recientemente; pero, también él opina que “eso de la guerra económica contra Venezuela no es más que una mampara del Gobierno para distraer la atención de los ciudadanos” y, más adelante dice que “son caracterizaciones (SIC) y deformaciones inherentes a la misma naturaleza del capitalismo que a veces “afectan a algunos””.

No polemizaré; sin embargo, ruego a mi corresponsal que se sirva excusar mi terquedad y daré a continuación algunas fundamentaciones a mis ideas. De memoria. No haré investigaciones bibliográficas profundas ni cosa parecida.

Empiezo dándole la razón cuando afirma que no existe tal cosa como guerra económica sino combinación de factores que producen ese cariz. Es cierto, como única acción contra un pueblo, no existe guerra económica por sí. Siempre viene unida la acción contra la economía junto con otros frentes de ataque y para nadie es un secreto la arremetida simultánea de los medios de comunicación (de todo tipo) para crear corrientes de opinión interesadas que confundan la opinión pública. En el reciente caso venezolano, a los dos anteriores, le sumaron una guerra eléctrica ejecutada como SABOTEO a las instalaciones de todo tipo, una guerra política que buscó y sigue buscando a todo trance la desestabilización del país y una horrenda guerra psicológica que, justo es decirlo, ha desquiciado mentalmente a grandes núcleos poblacionales que sufren de infofrenia y disociación psicótica entre otras enfermedades mentales. A lo largo de la historia ha habido muchas guerras económicas que han utilizado otras argucias para atacar sociedades desde diversos flancos.

Guerra económica es negar acceso a productos por parte de la sociedad, total o parcialmente. Durante la colonia, España quiso castigar a “su colonia” y hubo puertos venezolanos donde no llegó un solo barco durante QUINCE años. Abundante documentación histórica existe. Guerra económica fue la instauración de la Compañía Guipuzcoana a troche moche por parte de la Corona para someter los mantuanos criollos cuyo poder crecía en aquellos días. Por cierto, parte de los nocivos efectos que sufrimos hoy en día provienen de descendientes de aquellos verdaderos filibusteros que vinieron con esa empresa cuasi real. Guerra económica fue el bloqueo e intento de invasión a que fue sometida Venezuela en 1902 por parte de algunas potencias europeas y también lo fue la “presión” a que fue sometido el régimen dictatorial de Pérez Jiménez porque tuvo el atrevimiento de proponer en Panamá, durante una Conferencia Interamericana, que se fundase un banco para el desarrollo del continente en el que todos los países hiciera un aporte de capital en proporción a su PIB. Solo imaginen por que EEUU se opuso y, de paso, arremetió para castigar la insolencia. Guerra económica fue la hecha en contra del Gobierno del Dr. Luís Herrera Campins en la década de los 80 que condujo a la devaluación de la moneda, fuga de capitales y estallido inflacionario. Guerra económica directamente contra el pueblo y la sociedad toda fue el PAQUETE NEOLIBERAL impuesto por el FMI y el Banco Mundial que prácticamente llevó a Venezuela a la ruina total durante “el segundo reinado del nefasto sanguinario criminal vende patria Carlos Andrés Pérez” (me da asco solo escribir su nombre) que originó el conocido y sangriento acontecimiento conocido como “El Caracazo” en 1989.

Guerra económica ha sido la impuesta contra el Gobierno Revolucionario y Nacionalista del Presidente Hugo Chávez (RIP) y su continuador Nicolás Maduro desde antes de ser electo por primera vez en 1998, por parte del imperio gringo y sus inmundos lacayos pitiyanquis que desgraciadamente nacieron y medran en Venezuela; o, ¿es que acaso no se acuerdan de la tragedia que causaron con el mal llamado paro petrolero de 2002/2003? ¿Cómo se llamaría eso sino Guerra Económica?

Estoy de acuerdo que NO FUE SOLO Guerra Económica. Lo económica sí fue solo una parte. Las guerras económicas no vienen solas, son aderezadas y condimentadas con guerra psicológica, guerra mediática, intrigas, guerra real (saboteos, guarimbas, atentados, terrorismo, intentos de magnicidio, crímenes, etc., etc.) Lo anterior solo para referirnos a pocos ejemplos anteriores.

¿Quién puede negar el que el criminal bloqueo que mantiene el imperio gringo contra Cuba sea también una guerra económica, desde luego aderezada con otros frentes también de naturaleza criminal? Cuba ha soportado el bloqueo más largo de la historia, por el cual se le niegan inversiones, financiamiento, avances tecnológicos, medicinas y alimentos. Los cubanos han pagado además un alto precio: más de 3 mil murieron y una cifra similar resultó herido o incapacitado por actos terroristas financiados y apoyados desde territorio estadounidense. Ataques armados, sabotajes, atentados a los líderes de la Revolución, agresiones biológicas, planes de subversión interna y de aislamiento externo formaron parte del arsenal contra la pequeña isla caribeña.

¿Y qué no decir de nuestro México lindo y querido? Ciertamente México es el trozo de nuestra América que quizás ha sufrido más las agresiones del imperialismo gringo. La frase lapidaria del gran Benito Juárez lo ejemplifica: Pobrecito México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos. Lo primero fue el doloroso despojo de más de la mitad de su territorio y luego una larga cadena de intervenciones de todo tipo hasta nuestros días, tal como lo resumen Sergio Rodríguez Gelfenstein en un reciente artículo – “México, lo que el PRI te da el PRI te lo quita - publicado el Diario Ciudad CCS el 26/12/13, del cual me he tomado la licencia de extraer y parafrasear algunos fragmentos que copio a continuación:

“La guerra de la Reforma fue un movimiento político que estremeció al país a mediados del siglo XIX. La victoria de los liberales condujo a Benito Juárez a la Presidencia, sin embargo inauguró un largo período de inestabilidad que incluyó la intervención militar francesa en 1862. Esta etapa de la vida política del país concluyó con la llegada al poder de Porfirio Díaz quien gobernó despoticamente desde 1876 hasta 1911 y contó con el apoyo de los latifundistas, el clero y de Estados Unidos, cuyos inversionistas tuvieron relevantes privilegios para recibir concesiones mineras, petroleras y agrícolas.

 En 1910, hubo comicios en los que Díaz aspiraba a la reelección, sin embargo, todo el descontento acumulado en más de tres décadas de represión y marginación exigieron democracia y la no reelección del presidente. Así dio inicio la Revolución mexicana cuando Francisco Madero se puso al frente de un movimiento armado con apoyo popular de obreros, intelectuales y sobre todo campesinos que tomaron el poder y convocaron a una asamblea constituyente. Los titubeos de Madero, quien vacilaba ante la necesidad de desarrollar acciones radicales exigidas por el pueblo, llevó al alzamiento del líder campesino Emiliano Zapata quien propugnaba la realización de una profunda reforma agraria. Estados Unidos intervino para derrocar a Madero e instalar en el poder a Victoriano Huerta, quien pretendió retrotraer los avances que la Revolución postulaba para los más humildes. Además de Zapata, contra Huerta se alzó el líder del norte del país, Pancho Villa. Estados Unidos acudió en apoyo de Huerta, sus tropas desembarcaron en Veracruz en abril de 1914. Posteriormente se retiró del territorio mexicano para volver en 1917 a fin de perseguir a Villa sin lograr derrotarlo.

El 5 de febrero de 1917 es publicada en el Diario Oficial de la Federación, la Constitución Política de Estados Unidos Mexicanos, herramienta política muy avanzada no solo para México, sino para América Latina y el mundo, en materia social y de defensa de los derechos de los ciudadanos; fue muy destacable y transformador lo que aportó en cuanto a protección de los recursos naturales para su explotación a favor del desarrollo económico del país, sobre todo de las grandes mayorías excluidas a través de la historia.

En 1934, el PRI llevó al poder al general Lázaro Cárdenas, quien desde la jefatura del Estado realizó las más profundas transformaciones que recuerde la historia mexicana. Gobernó a favor de los sectores más humildes, los pequeños propietarios agrícolas y los sectores medios empobrecidos de las ciudades. Estados Unidos y las facciones oligárquicas mexicanas reaccionaron negativamente contra el gobierno de Cárdenas cuando este tomó medidas para proteger a los obreros petroleros ante la voracidad de las firmas transnacionales estadounidenses. Las empresas extranjeras desacataron la decisión del Gobierno mexicano y el general Cárdenas procedió a nacionalizar la industria petrolera. Paralelamente creó la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), a la cual se le estableció un status especial con rango constitucional e instituyó su misión de ser la única instancia para manejar los recursos energéticos en territorio mexicano, con la responsabilidad de administrar, explorar, explotar y vender el petróleo y gas producido en el país. México comenzó a manejar su industria más importante, luchando contra el sabotaje de las empresas petroleras estadounidenses, poniendo en primer término la distribución del producto en el mercado nacional, lo cual creó un verdadero problema en Estados Unidos al verse privado de las cuantiosas exportaciones de crudo mexicano. Así, Pemex se transformó en un ícono nacional, siendo la empresa más importante del país y una de las mayores del mundo colocando a México como el décimo productor de petróleo y décimo tercero de gas a escala mundial.”

Hemos sido testigos de los últimos acontecimientos en México como producto de la descarada intervención gringa, con apoyo de sus cipayos, con la imposición del NAFTA y el más devastador paquete neoliberal, cuyas consecuencias más obvias se resumen en los siguientes párrafos:

“Lo más paradójico es que la pobreza aumentó en México de 36,3 a 37,1% a pesar de que este país es permanentemente elogiado y felicitado por el presidente Barack Obama y su vicepresidente Joe Biden por sus “éxitos económicos y el desarrollo de su democracia”. Y cómo no iba alabar Barack Obama a los dirigentes de México si hace pocos días su presidente Enrique Peña Nieto y el Congreso de la República formalizaron la cesión de su sistema energético a las empresas transnacionales poniendo con este gesto el punto final a la soberanía de México.

Los héroes nacionales Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y Juan Aldama que hace 203 años dieron el “Grito de Dolores” deben de estar revolcándose en sus tumbas, indignados por la liquidación voluntaria de la independencia del país que resistió guerras e invasiones pero sucumbió al poder del dólar. También ya está en marcha la nueva Reforma Educativa, orientada a la privatización del sistema educativo mexicano al estilo chileno. También se propone un nuevo recorte del gasto público siguiendo las recetas ortodoxas económicas cómo sucedió en América Latina en los años 1980.” (Tomado del Correo del Orinoco del 28/12/2013, pag. 22  – América Latina frente a los desafíos del 2014)

Continuará.

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