domingo, 12 de enero de 2014

Guerras económicas – Primera Parte

Practicamente soy emplazado mediante correo de un amable lector a que le dé mis puntos de vista sobre lo que titulé “Guerra Económica” que escribí recientemente; pero, también él opina que “eso de la guerra económica contra Venezuela no es más que una mampara del Gobierno para distraer la atención de los ciudadanos” y, más adelante dice que “son caracterizaciones (SIC) y deformaciones inherentes a la misma naturaleza del capitalismo que a veces “afectan a algunos””.

No polemizaré; sin embargo, ruego a mi corresponsal que se sirva excusar mi terquedad y daré a continuación algunas fundamentaciones a mis ideas. De memoria. No haré investigaciones bibliográficas profundas ni cosa parecida.

Empiezo dándole la razón cuando afirma que no existe tal cosa como guerra económica sino combinación de factores que producen ese cariz. Es cierto, como única acción contra un pueblo, no existe guerra económica por sí. Siempre viene unida la acción contra la economía junto con otros frentes de ataque y para nadie es un secreto la arremetida simultánea de los medios de comunicación (de todo tipo) para crear corrientes de opinión interesadas que confundan la opinión pública. En el reciente caso venezolano, a los dos anteriores, le sumaron una guerra eléctrica ejecutada como SABOTEO a las instalaciones de todo tipo, una guerra política que buscó y sigue buscando a todo trance la desestabilización del país y una horrenda guerra psicológica que, justo es decirlo, ha desquiciado mentalmente a grandes núcleos poblacionales que sufren de infofrenia y disociación psicótica entre otras enfermedades mentales. A lo largo de la historia ha habido muchas guerras económicas que han utilizado otras argucias para atacar sociedades desde diversos flancos.

Guerra económica es negar acceso a productos por parte de la sociedad, total o parcialmente. Durante la colonia, España quiso castigar a “su colonia” y hubo puertos venezolanos donde no llegó un solo barco durante QUINCE años. Abundante documentación histórica existe. Guerra económica fue la instauración de la Compañía Guipuzcoana a troche moche por parte de la Corona para someter los mantuanos criollos cuyo poder crecía en aquellos días. Por cierto, parte de los nocivos efectos que sufrimos hoy en día provienen de descendientes de aquellos verdaderos filibusteros que vinieron con esa empresa cuasi real. Guerra económica fue el bloqueo e intento de invasión a que fue sometida Venezuela en 1902 por parte de algunas potencias europeas y también lo fue la “presión” a que fue sometido el régimen dictatorial de Pérez Jiménez porque tuvo el atrevimiento de proponer en Panamá, durante una Conferencia Interamericana, que se fundase un banco para el desarrollo del continente en el que todos los países hiciera un aporte de capital en proporción a su PIB. Solo imaginen por que EEUU se opuso y, de paso, arremetió para castigar la insolencia. Guerra económica fue la hecha en contra del Gobierno del Dr. Luís Herrera Campins en la década de los 80 que condujo a la devaluación de la moneda, fuga de capitales y estallido inflacionario. Guerra económica directamente contra el pueblo y la sociedad toda fue el PAQUETE NEOLIBERAL impuesto por el FMI y el Banco Mundial que prácticamente llevó a Venezuela a la ruina total durante “el segundo reinado del nefasto sanguinario criminal vende patria Carlos Andrés Pérez” (me da asco solo escribir su nombre) que originó el conocido y sangriento acontecimiento conocido como “El Caracazo” en 1989.

Guerra económica ha sido la impuesta contra el Gobierno Revolucionario y Nacionalista del Presidente Hugo Chávez (RIP) y su continuador Nicolás Maduro desde antes de ser electo por primera vez en 1998, por parte del imperio gringo y sus inmundos lacayos pitiyanquis que desgraciadamente nacieron y medran en Venezuela; o, ¿es que acaso no se acuerdan de la tragedia que causaron con el mal llamado paro petrolero de 2002/2003? ¿Cómo se llamaría eso sino Guerra Económica?

Estoy de acuerdo que NO FUE SOLO Guerra Económica. Lo económica sí fue solo una parte. Las guerras económicas no vienen solas, son aderezadas y condimentadas con guerra psicológica, guerra mediática, intrigas, guerra real (saboteos, guarimbas, atentados, terrorismo, intentos de magnicidio, crímenes, etc., etc.) Lo anterior solo para referirnos a pocos ejemplos anteriores.

¿Quién puede negar el que el criminal bloqueo que mantiene el imperio gringo contra Cuba sea también una guerra económica, desde luego aderezada con otros frentes también de naturaleza criminal? Cuba ha soportado el bloqueo más largo de la historia, por el cual se le niegan inversiones, financiamiento, avances tecnológicos, medicinas y alimentos. Los cubanos han pagado además un alto precio: más de 3 mil murieron y una cifra similar resultó herido o incapacitado por actos terroristas financiados y apoyados desde territorio estadounidense. Ataques armados, sabotajes, atentados a los líderes de la Revolución, agresiones biológicas, planes de subversión interna y de aislamiento externo formaron parte del arsenal contra la pequeña isla caribeña.

¿Y qué no decir de nuestro México lindo y querido? Ciertamente México es el trozo de nuestra América que quizás ha sufrido más las agresiones del imperialismo gringo. La frase lapidaria del gran Benito Juárez lo ejemplifica: Pobrecito México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos. Lo primero fue el doloroso despojo de más de la mitad de su territorio y luego una larga cadena de intervenciones de todo tipo hasta nuestros días, tal como lo resumen Sergio Rodríguez Gelfenstein en un reciente artículo – “México, lo que el PRI te da el PRI te lo quita - publicado el Diario Ciudad CCS el 26/12/13, del cual me he tomado la licencia de extraer y parafrasear algunos fragmentos que copio a continuación:

“La guerra de la Reforma fue un movimiento político que estremeció al país a mediados del siglo XIX. La victoria de los liberales condujo a Benito Juárez a la Presidencia, sin embargo inauguró un largo período de inestabilidad que incluyó la intervención militar francesa en 1862. Esta etapa de la vida política del país concluyó con la llegada al poder de Porfirio Díaz quien gobernó despoticamente desde 1876 hasta 1911 y contó con el apoyo de los latifundistas, el clero y de Estados Unidos, cuyos inversionistas tuvieron relevantes privilegios para recibir concesiones mineras, petroleras y agrícolas.

 En 1910, hubo comicios en los que Díaz aspiraba a la reelección, sin embargo, todo el descontento acumulado en más de tres décadas de represión y marginación exigieron democracia y la no reelección del presidente. Así dio inicio la Revolución mexicana cuando Francisco Madero se puso al frente de un movimiento armado con apoyo popular de obreros, intelectuales y sobre todo campesinos que tomaron el poder y convocaron a una asamblea constituyente. Los titubeos de Madero, quien vacilaba ante la necesidad de desarrollar acciones radicales exigidas por el pueblo, llevó al alzamiento del líder campesino Emiliano Zapata quien propugnaba la realización de una profunda reforma agraria. Estados Unidos intervino para derrocar a Madero e instalar en el poder a Victoriano Huerta, quien pretendió retrotraer los avances que la Revolución postulaba para los más humildes. Además de Zapata, contra Huerta se alzó el líder del norte del país, Pancho Villa. Estados Unidos acudió en apoyo de Huerta, sus tropas desembarcaron en Veracruz en abril de 1914. Posteriormente se retiró del territorio mexicano para volver en 1917 a fin de perseguir a Villa sin lograr derrotarlo.

El 5 de febrero de 1917 es publicada en el Diario Oficial de la Federación, la Constitución Política de Estados Unidos Mexicanos, herramienta política muy avanzada no solo para México, sino para América Latina y el mundo, en materia social y de defensa de los derechos de los ciudadanos; fue muy destacable y transformador lo que aportó en cuanto a protección de los recursos naturales para su explotación a favor del desarrollo económico del país, sobre todo de las grandes mayorías excluidas a través de la historia.

En 1934, el PRI llevó al poder al general Lázaro Cárdenas, quien desde la jefatura del Estado realizó las más profundas transformaciones que recuerde la historia mexicana. Gobernó a favor de los sectores más humildes, los pequeños propietarios agrícolas y los sectores medios empobrecidos de las ciudades. Estados Unidos y las facciones oligárquicas mexicanas reaccionaron negativamente contra el gobierno de Cárdenas cuando este tomó medidas para proteger a los obreros petroleros ante la voracidad de las firmas transnacionales estadounidenses. Las empresas extranjeras desacataron la decisión del Gobierno mexicano y el general Cárdenas procedió a nacionalizar la industria petrolera. Paralelamente creó la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), a la cual se le estableció un status especial con rango constitucional e instituyó su misión de ser la única instancia para manejar los recursos energéticos en territorio mexicano, con la responsabilidad de administrar, explorar, explotar y vender el petróleo y gas producido en el país. México comenzó a manejar su industria más importante, luchando contra el sabotaje de las empresas petroleras estadounidenses, poniendo en primer término la distribución del producto en el mercado nacional, lo cual creó un verdadero problema en Estados Unidos al verse privado de las cuantiosas exportaciones de crudo mexicano. Así, Pemex se transformó en un ícono nacional, siendo la empresa más importante del país y una de las mayores del mundo colocando a México como el décimo productor de petróleo y décimo tercero de gas a escala mundial.”

Hemos sido testigos de los últimos acontecimientos en México como producto de la descarada intervención gringa, con apoyo de sus cipayos, con la imposición del NAFTA y el más devastador paquete neoliberal, cuyas consecuencias más obvias se resumen en los siguientes párrafos:

“Lo más paradójico es que la pobreza aumentó en México de 36,3 a 37,1% a pesar de que este país es permanentemente elogiado y felicitado por el presidente Barack Obama y su vicepresidente Joe Biden por sus “éxitos económicos y el desarrollo de su democracia”. Y cómo no iba alabar Barack Obama a los dirigentes de México si hace pocos días su presidente Enrique Peña Nieto y el Congreso de la República formalizaron la cesión de su sistema energético a las empresas transnacionales poniendo con este gesto el punto final a la soberanía de México.

Los héroes nacionales Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y Juan Aldama que hace 203 años dieron el “Grito de Dolores” deben de estar revolcándose en sus tumbas, indignados por la liquidación voluntaria de la independencia del país que resistió guerras e invasiones pero sucumbió al poder del dólar. También ya está en marcha la nueva Reforma Educativa, orientada a la privatización del sistema educativo mexicano al estilo chileno. También se propone un nuevo recorte del gasto público siguiendo las recetas ortodoxas económicas cómo sucedió en América Latina en los años 1980.” (Tomado del Correo del Orinoco del 28/12/2013, pag. 22  – América Latina frente a los desafíos del 2014)

Continuará.

  INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA    -    ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!       ¡CHÁVEZ VIVE Y VIVE!    -    ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!

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