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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Traición a la Patria – Parte 2

Reconocimiento: El Dr. Herman Escarrá motivó estos escritos. Vi y oí su declaración por TV. Dijo, palabras más, palabras menos, que fue invitado al Departamento de Estado de los EEUU y allá, según le contaron altos funcionarios, “todos los venezolanos que iban a pedir ayuda querían que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, redactada y aprobada por el pueblo en Referendum, fuese abolida”

En las religiones existe el llamado pecado para señalar las faltas, fallas, desviaciones, atentados y otros actos que se pueden llegar a cometer, y de hecho cometemos los humanos, contra los preceptos, la fe, la teología y otros aspectos religiosos. La gravedad de los pecados es variable y se podría decir, aun cuando no sea lo tecnicamente exacto, que existen diversos grados de pecado; es decir, de las distintas faltas. Se considera como el peor, el de la “Apostasía”, es decir “renegar de la fe”, o lo que es lo mismo, traicionar la fe.

Igual ocurre con las leyes de todos los países. Se tipifican las faltas y los delitos en leves, menores y graves. A cada tipo de incumplimiento tipificado como falta o delito, las leyes contemplan la imposición de una sanción de acuerdo a la gravedad; es decir, al igual que con los pecados cuando se habla de religión, existe también una especie de gradación. No entraré en polémica con los juristas porque existen diversas maneras para hacer esta clasificación.

Para ilustrarnos mejor, la teología católica clasifica los pecados en: actual, capital, contra natura, de bestialidad, de comisión, de omisión, externo, formal, grave, habitual, interno, material, mortal, original. No analizaré la remisión ni el perdón de los pecados por que no es el tema.

Adonde quiero llegar es a una afirmación en la que creo como un dogma de fe.

Creo que la peor, la más abyecta, la más abominable e imperdonable de las faltas o delitos es la TRAICIÓN A LA PATRIA. En eso soy tercamente intransigente y ni siquiera acepto discusión alguna. Para mi, repito, para mi no existe nada peor.

¿Que dice el Código Penal venezolano sobre la Traición a la Patria?

Dice el artículo 132:
"Cualquiera que, dentro o fuera del territorio nacional, conspire para destruir la forma política republicana que se ha dado la nación será castigado con presidio de ocho a dieciséis años. En la misma pena incurrirá el venezolano que solicitare la intervención extranjera en los asuntos de la política interior de Venezuela, o pidiere su concurso para trastornar la paz de la República o que ante sus funcionarios, o por publicaciones hechas en la prensa extranjera, incitare a la guerra civil en la República o difamare a su Presidente o ultrajare al representante diplomático o a los funcionarios consulares de Venezuela, por razón de sus funciones, en el país donde se cometiere el hecho".

Universalmente, veamos cual es su Dimensión jurídica:

En términos legales, la traición consiste en una conducta desleal hacia la nación. Cada estado determina taxativamente para sí los actos que implican el crimen de traición, algunos de los más tipificados son:
  • Sublevarse o incitar a otros a sublevarse contra la autoridad del Estado.
  • Conspirar contra el gobierno, intento de golpe de Estado.
  • Asesinato o intento de asesinato de altas autoridades del Estado.
  • Pensar o difundir ideas contrarias al orden establecido por el Estado.
  • Terrorismo.
  • Colaborar o asociarse con estados declarados "no gratos" o enemigos de la nación.
  • Cooperar o colaborar con otras naciones durante período de estado de guerra.

Volvamos a Venezuela: Éstas son las cinco principales condiciones descritas en el actual ordenamiento jurídico venezolano, y previstas en el Código Penal vigente, que pueden servir como causa o motivo para que algún ciudadano sea acusado por el delito de Traición a la Patria:

1. Que se atente contra la independencia de la República.
2. Que un grupo de personas confabulen para destruir la forma política republicana que se ha dado la Nación.
3. La solicitud expresa de la intervención de algún país extranjero en los asuntos de la política interior de Venezuela.
4. Revelar los secretos políticos o militares concernientes a la seguridad de Venezuela.
5. La entrega de recursos a un país extranjero para que sean empleados en perjuicio de Venezuela, de sus instituciones republicanas, de sus ciudadanos y ciudadanas o sirvan para desestabilizar el orden social.
Con respecto a las penas que estos cargos conllevan, algunos de los artículos del actual Código Penal que establecen jurisprudencia sobre este delito, como el 128, dicen que “Cualquiera que, de acuerdo con una Nación extranjera o con enemigos exteriores, conspire contra la seguridad del territorio de la patria, conspire contra sus instituciones republicanas, o la hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años”. Por otra parte, el artículo 129 establece otra pena: “El que dentro o fuera de la República Bolivariana de Venezuela, sin complicidad con otra Nación, atente por si solo contra la independencia o la integridad del territorio de la República, será castigado con la pena de presidio de veinte a veintiséis años. Con la misma pena será castigado quien solicite, gestione o impetre, en cualquier forma, la intervención de un gobierno extranjero para derrocar el gobierno Venezolano”.

En la Historia Universal existen famosos casos de famosos traidores a sus patrias y cada país tiene sus maneras particulares de castigarlos. En eso no me meto aun cuando no soy partidario de la pena de muerte. En los EEUU, los condenados por traición a la patria son, por lo general, irremisiblemente condenados a cadena perpetua o a pena de muerte. Volveré sobre este particular más adelante.

No he revisado la historia pero creo que en Venezuela no se ha condenado a nadie por ese delito desde la Guerra de Independencia. Agradeceré si alguien me corrige. Desde niño se me quedó grabada la histórica escena cuando el Libertador Simón Bolívar descubrió entre los prisioneros, después de la Batalla de Boyacá, al traidor Vinoni, responsable de la pérdida del Castillo de Puerto Cabello en 1812. Ordenó que fuera irremisiblemente pasado por las armas. No lo he comprobado en ningún texto histórico pero, supuestamente, ordenó que fuera degollado porque “la vida de un traidor no vale ni siquiera lo que vale una bala”. Cierto o no, fantasía o realidad, mito o leyenda, no importa, estoy de acuerdo con Bolívar. La traición es aberrante y repudiable. Es vil y despreciable en grado máximo. Y lo es porque acumula en sí misma lo peor del alma humana, tanto legal como teologicamente. Es el summun de todas las porquerías desde todo punto de vista.

Es público, notorio y comunicacional – lo sabemos todos - que muchos ciudadanos venezolanos, nacidos en Venezuela, con cédula de identidad venezolana aunque sus peludos corazones y sus putrefactas mentes pertenezcan a otro país, han atentado y atentan contra la Patria, sus instituciones, su gobierno, su Constitución, sus leyes, su soberanía, contra sus habitantes y su paz de distintas formas y maneras; sobre todo han atentado y atentan a diario de mil maneras contra la paz y la tranquilidad de sus pacíficos habitantes, en connivencia abierta y declarada con potencias extranjeras descaradamente hostiles a Venezuela, entre otras formas, negándole su alimentación y sus medicinas al igual que constriñendo muchos otros derechos sociales mediante actos criminales tales como el boicot, el acaparamiento, la especulación, la usura, la reducción o la suspensión de la producción de insumos vitales, pido a las autoridades de mi Patria Venezuela, exijo a la Fiscalía General de la República, estudiar rapidamente la viabilidad de acusar y enjuiciar por TRAIDORES A LA PATRIA a:

Todos los directivos de Fedecámaras.

Todos los directivos de Cavidea.

Todos los directivos de la Cámara Venezolana de Droguerías y Farmacias.

Todos los directivos de la Cámara Venezolana de la Industria Farmacéutica.

Todos los directivos de Consecomercio

Todos los directivos de Venamcham

Todos aquellos otros no mencionados, incluidos muchos dirigentes "políticos", a quienes se les comprobare el despreciable delito de TRAICION A LA PATRIA.

Todos los mencionados y muchos más han cometido ese delito de lesa Patria a la vista de todos y, de paso, se dragonean y se burlan de todos nosotros echándonos desfachatadamente en cara (valga la redundancia) sus acciones con toda impunidad.

El la Primera Parte señalé algunos apellidos de los traidores infames del Siglo XIX. Observemos los apellidos actuales y veremos que muchos se repiten. Las miasmas de ahora provienen de aquellos detritos. Es necesario resaltar que los nietos superaron las agallas de sus abuelos que solo pretendían negociar un tercio de Venezuela. Los nietos pretenden negociarla TODA.

Dije arriba que volvería sobre los EEUU. Si todos esos traidores que he señalado fueran ciudadanos gringos, estarían en cárcel de por vida o los hubieran ya ajusticiado. Que gran hipocresía, falsedad y perfidia, los gringos los apoyan, asesoran, financian y dirigen a cometer acciones que castigan severamente en su país. Y no me digan que estoy inventando nada, es público, notorio y comunicacional e, inclusive, todos los delincuentes se vanaglorian publicamente de ello.


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!


sábado, 5 de septiembre de 2015

¿Colombia vs Venezuela o lucha de clases?



La Excelentísima, Honorabilísima, Señora Encopetada de Alta Alcurnia, Ilustre Canciller de la no menos Ilustre República de Nueva Granada – ahora llamada Colombia – nombre creado por Francisco de Miranda y fundada por Simón Bolívar - me ha dado la clave para entender los orígenes, causas y fundamentos del horrible problema que ahora confrontan con Venezuela; así, a secas, sin títulos nobiliarios porque aquello de “Bolivariana” debe ser para ellos algo como vulgar, ergo despreciable.

Veamos. Ella dijo, palabras más o palabras menos, que los culpables de todo somos nosotros porque nuestro gobierno subsidia muchos productos para que los venezolanos muertos de hambre podamos comer algo, resultando esos productos muy baratos o, lo que es lo mismo, creamos una tentación para que sus paisanos, nuestros vecinos, vengan en masa a comprarlos. Estrategicamente olvidó mencionar todas las conquistas sociales, por cierto, extensivas sin egoísmo alguno a los colombianos y todas las demás nacionalidades que felizmente conviven con nosotros.

Soy medio tarado pero haré una analogía. Es como si a alguien le roban una joya, o cualquier objeto valioso, va a la policía a denunciar el robo y el encargado de recibir la queja le espeta en el rostro que el o ella es el o la culpable por tentar al ladrón.

Confieso que al principio estaba medio paralizado y tuve que ir a la historia antigua para desentrañar la que creo la verdadera razón para que la Señora Canciller - ¿o se dirá Cancillera? - diga esa profunda aseveración, porque ella, en realidad solo dijo algo de la boca para fuera, pero en el fondo, allá bien profundo, quiso decir otra para que los inteligentes como ella, naturalmente, si lo comprendieran todo incluyendo sus razones más íntimas.

Perdonen lectores(as) si me pongo fastidioso pero no me queda más remedio que remontarme en el tiempo. Retrocedamos solo unos 4 ó 5 siglos. En esa reciente época la sociedad esta estratificada más o menos así: primero El Rey, el Monarca, el Supremo, el ungido de Dios. Segundo los y las cortesanas. Tercero los favoritos de los dos primeros. Cuarto los nobles y luego, allá abajo, muy lejos los inexistentes invisibles, es decir los siervos, la plebe, súbditos o vasallos o, como se le dice modernamente, el pueblo.

Entre los segundos, terceros y cuartos había intrigas, luchas, muertes y muchas perversiones pero eso no tiene importancia y el denominador común era que todos trataban de trepar hacia alturas mayores en esa sociedad. Pero como la conexión con quienes se partían el lomo para trabajar y mantener toda esa caterva de inútiles y flojos, es decir el pueblo, la tenían los nobles, éstos se acostumbraron a mandar y que los pendejos obedecieran ciegamente sin derecho a chistar porque de lo contrario, ay Dios, las palizas, latigazos, tormentos o la muerte les esperaba. En resumen, los nobles cuyo origen estaba en algo por lo general oscuro en un antepasado criminal, ladrón o ambos, se acostumbraron a que su palabra fuera considerada santa, única, última, obedecida sin chistar por la gente del pueblo. Siempre tenían la última palabra. Era superior a la de la Biblia. Más adelante la denominación de nobles cambió a mantuanos, burgueses u oligarcas aunque ellos siguen considerándose nobles de prosapia y sangre limpia, desde luego imposibilitados de ensuciarse permitiendo que un sucio y hediondo miembro del perraje siquiera los mire, mucho menos hablarles y, peor aún, pensar en igualarse a ellos poniéndose a su nivel. Y llevarles la contraria algo peor que una profanación al Santísimo Sacramento.

Había olvidado mencionar que de los segundos a los cuartos, como estrategia para figurar, se acostumbraron a lamer los pies, oler los peos y jalar bolas al supremo.

Pero la historia de los dos últimos siglos ha sido una vaina rara. En algunos países mandamos al carajo al viejo orden pero los burgueses de otros no lo han notado y, ¡que vaina! No les queda más remedio que tolerarlos a regañadientes pero siempre con el morboso deseo de quitárselos de encima y poner a alguien de su prosapia y alcurnia. Y como el supremo cambió, ahora no es el rey sino un capitalista también burgués pero de otro imperio, siguen con su inveterada práctica de lamer los pies, oler los peos y jalar bolas al representante del imperio al cual sirven mansamente. Los que no chillan son ellos porque están felices y satisfechos que su nuevo supremo les diga todo cuanto tienen que hacer. Es decir, no han cambiado nada en 500 años.

Volviendo a la Señora Cancillera y su gobierno, entendamos, ellos no pueden aceptar ni siquiera oír ninguna razón o explicación que les de Venezuela. Ellos son ellos y nosotros nadie. Su palabra es la única, la que debe ser oída y la que se debe imponer; así que, su declaración aludida al principio debemos aceptarla porque sería muy incómodo para ella, hoy en día, decir por todo el cañón que nosotros somos una pila de pendejos, que ella es ella y tanto ella como su gobierno tienen que tener la palabra final.

Para mis lectores(as) de otras latitudes les aclaro que la República de Colombia, después del desmembramiento causado por la burguesía al país fundado por Simón Bolívar, para mal de ellos venezolano, ha sido gobernado por una burguesía oligárquica criminal que no ha salido todavía del siglo XVII, que sigue pensando, actuando y comportándose como en aquellos tiempos y debemos entenderlo. Para ellos es normal aplastar al pueblo colombiano, para ellos es normal aniquilarlos, para ellos es normal desplazarlos de sus territorios ancestrales cuando les convenga, para ellos es normal que se vayan sobre todo a Venezuela que la tienen cerquita y muchas otras aberraciones más. Pero también debemos entender que para ellos es normal hablar con lenguaje y que refinado, muy modositos ellos y ellas para decir eufemismos, es decir nada; que para ellos es normal manipular, mentir, intentar confundir, para ellos es normal construir verdades inexistentes a partir de falsos positivos (vaya contradicción inclusive lingüística) y, también, es normal para ellos tener siempre la última palabra porque, al igual que sus viejos y nuevos reyes, son infalibles ungidos de Dios.

Pero, ¡que vaina otra vez! Cada día que pasa solo ellos se creen su propio embuste. Por mi parte, mi deseo personal es que el sufrido, perseguido, preterido y masacrado pueblo neogranadino emerja de su gloriosa historia y se alce, haga su REVOLUCIÓN y se los quite de encima. Que se libere de sus verdugos. Ya basta ya. Adelante camaradas, como dice nuestro Himno Nacional en su última estrofa:

¡SEGUID EL EJEMPLO QUE CARACAS DIO!


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!