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jueves, 21 de enero de 2016

Ministro care’ malandro

El título lo he copiado de otro escrito por Carola Chávez en su blog, al cual reaccioné publicando en Twitter lo que ven a continuación:

Le cae a quien no lea: Ministro care’ malandro http://wp.me/p4f3O-AK vía @tongorocho RT #TROPA

Y para comprender mejor, les sugiero leer primero a Carola y, como verán, el personaje principal es un redomado idiota carente de ombligo que, sin dudas, desprecia ostensiblemente a todos nosotros los amulatados. Para que se regodee, le publico, aquí mismo y valga la rebuznancia, las fotos de dos ejemplares con quienes le causará placer hacer todo tipo de negocio con la seguridad que le irá muy bien. Eso sí, no le garantizo la falta de amulatamiento de sus admirados héroes.

 Como podrán observar, le estoy haciendo propaganda al nuevo término acuñado por otro despreciable cretino, también carente de ombligo, quien pretendió insultar, nada más y nada menos, que al mismísimo Libertador, Padre de la Patria, Simón Bolívar y le ocurrió lo mismo que a todo quien escupe hacia arriba. El tipo de marras se las ha echado de payaso insolente toda su vida porque no le ha salido nadie a pararle el trote; aunque, miento, que recuerde sí le salió una vez uno y lo calló por varios años. ¿Recuerdan? No. Les recuerdo:


Corría el gobierno del Dr. Luís Herrera Campins y el fulano se puso a despotricar toda clase de embustes contra el Dr. Leopoldo Díaz Bruzual, presidente del Banco Central y cariñosamente apodado El Búfalo por algunos. Recuerdo clarito como le respondió publicamente llamándolo tinterillo, ofreciéndole unos foetazos. Bastó y sobró. Creo que El Búfalo murió y el aspirante a payaso nunca más lo volvió a nombrar.
Increíble, no fue hasta ahora que se me ocurrió buscar el significado de la palabra “Tinterillo” en el diccionario de la real lengua de los españoles. Veamos.

Tinterillo, lla
 Del diminutivo de tintero.
coloquial, oficinista.
2. m. y f. Am. Picapleitos, abogado de secano, rábula.

Rábula
Del latín  rabŭla.
1. m. y f. Abogado indocto, charlatán y vocinglero.   
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Como se ve, el Dr. Díaz Bruzual acertó al escoger los vocablos que caracterizan al tipo ese que, por cierto, continúa mereciéndolos.

Bolívar fue despreciado y ofendido y, por lo tanto, creo yo, millones de venezolanos también. Por mucho que han tratado de ocultarlo a lo largo del tiempo para sentirse mejor, no se puede esconder que Bolívar sí era amulatado, tal como lo somos la gran mayoría. Su bisabuela por rama paterna se llamaba Josefa Marín de Narváez, hija de un mantuano con una esclava negra africana; el color de la piel de Bolívar era morena y esa es una de las razones por las cuales los mantuanos limeños lo llamaban Zambo y los bogotanos longaniza. Con Bolívar pasa algo parecido con Jesucristo, a quien Hollywood ha tratado de agringar presentándolo catirito de ojos claros cuando todos sabemos, o deberíamos saber, que Jesús era semita, moreno, pelo crespo, ojos negros.

Por mucha seriedad que traten de imponer a sus argumentos, es una burla a la mayoría de los venezolanos que se trate de despojar a Simón Bolívar de su propia gran esencia y es tiempo de recordarles que El Libertador sí era, si fue, si es uno más de nosotros. Es de idiotas redomados pensar que lo pueden sacar del corazón de los venezolanos que amamos la Patria, y con burlitas menos lo lograrán jamás. Entretanto, sueño que salga por ahí otro Búfalo y, esta vez sí, le reviente el jocico a quien te conté para que aprenda a respetar. 

Lo expresado en esta viñeta le viene de perlas al tinterillo. ¿Cierto?

Comenzamos sugiriendo leer lo escrito por Carola Chávez, “Ministro care' malandro” y finalizamos recomendando leer dos escritos muy serios donde se tocan estos temas con mucho rigor histórico:



Del último extraemos para que reflexionen: Escribió el genial Simón Rodríguez: “¿Qué dirán las naciones europeas, cuando lleguen a saber que Bolívar es ZAMBO? — ¿Qué dirán los rubios de Inglaterra, los de Escocia, los de Francia, y sobre todo los de ... Andalucía?! — un Zambo, mandando Indios en el Perú! ... ¡qué impropiedad! — Y ¿qué dirían las gentes de juicio, si el autor de esta defensa emprendiese probar, con papeles o con opiniones, que Bolívar es blanco de primera, de segunda o de trigésima extracción? — noble de primera o de centésima jerarquía? — Bolívar y su defensor son ZAMBOS; pero ninguno de los dos es NECIO.”


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!



miércoles, 2 de diciembre de 2015

Traición a la Patria – Parte 2

Reconocimiento: El Dr. Herman Escarrá motivó estos escritos. Vi y oí su declaración por TV. Dijo, palabras más, palabras menos, que fue invitado al Departamento de Estado de los EEUU y allá, según le contaron altos funcionarios, “todos los venezolanos que iban a pedir ayuda querían que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, redactada y aprobada por el pueblo en Referendum, fuese abolida”

En las religiones existe el llamado pecado para señalar las faltas, fallas, desviaciones, atentados y otros actos que se pueden llegar a cometer, y de hecho cometemos los humanos, contra los preceptos, la fe, la teología y otros aspectos religiosos. La gravedad de los pecados es variable y se podría decir, aun cuando no sea lo tecnicamente exacto, que existen diversos grados de pecado; es decir, de las distintas faltas. Se considera como el peor, el de la “Apostasía”, es decir “renegar de la fe”, o lo que es lo mismo, traicionar la fe.

Igual ocurre con las leyes de todos los países. Se tipifican las faltas y los delitos en leves, menores y graves. A cada tipo de incumplimiento tipificado como falta o delito, las leyes contemplan la imposición de una sanción de acuerdo a la gravedad; es decir, al igual que con los pecados cuando se habla de religión, existe también una especie de gradación. No entraré en polémica con los juristas porque existen diversas maneras para hacer esta clasificación.

Para ilustrarnos mejor, la teología católica clasifica los pecados en: actual, capital, contra natura, de bestialidad, de comisión, de omisión, externo, formal, grave, habitual, interno, material, mortal, original. No analizaré la remisión ni el perdón de los pecados por que no es el tema.

Adonde quiero llegar es a una afirmación en la que creo como un dogma de fe.

Creo que la peor, la más abyecta, la más abominable e imperdonable de las faltas o delitos es la TRAICIÓN A LA PATRIA. En eso soy tercamente intransigente y ni siquiera acepto discusión alguna. Para mi, repito, para mi no existe nada peor.

¿Que dice el Código Penal venezolano sobre la Traición a la Patria?

Dice el artículo 132:
"Cualquiera que, dentro o fuera del territorio nacional, conspire para destruir la forma política republicana que se ha dado la nación será castigado con presidio de ocho a dieciséis años. En la misma pena incurrirá el venezolano que solicitare la intervención extranjera en los asuntos de la política interior de Venezuela, o pidiere su concurso para trastornar la paz de la República o que ante sus funcionarios, o por publicaciones hechas en la prensa extranjera, incitare a la guerra civil en la República o difamare a su Presidente o ultrajare al representante diplomático o a los funcionarios consulares de Venezuela, por razón de sus funciones, en el país donde se cometiere el hecho".

Universalmente, veamos cual es su Dimensión jurídica:

En términos legales, la traición consiste en una conducta desleal hacia la nación. Cada estado determina taxativamente para sí los actos que implican el crimen de traición, algunos de los más tipificados son:
  • Sublevarse o incitar a otros a sublevarse contra la autoridad del Estado.
  • Conspirar contra el gobierno, intento de golpe de Estado.
  • Asesinato o intento de asesinato de altas autoridades del Estado.
  • Pensar o difundir ideas contrarias al orden establecido por el Estado.
  • Terrorismo.
  • Colaborar o asociarse con estados declarados "no gratos" o enemigos de la nación.
  • Cooperar o colaborar con otras naciones durante período de estado de guerra.

Volvamos a Venezuela: Éstas son las cinco principales condiciones descritas en el actual ordenamiento jurídico venezolano, y previstas en el Código Penal vigente, que pueden servir como causa o motivo para que algún ciudadano sea acusado por el delito de Traición a la Patria:

1. Que se atente contra la independencia de la República.
2. Que un grupo de personas confabulen para destruir la forma política republicana que se ha dado la Nación.
3. La solicitud expresa de la intervención de algún país extranjero en los asuntos de la política interior de Venezuela.
4. Revelar los secretos políticos o militares concernientes a la seguridad de Venezuela.
5. La entrega de recursos a un país extranjero para que sean empleados en perjuicio de Venezuela, de sus instituciones republicanas, de sus ciudadanos y ciudadanas o sirvan para desestabilizar el orden social.
Con respecto a las penas que estos cargos conllevan, algunos de los artículos del actual Código Penal que establecen jurisprudencia sobre este delito, como el 128, dicen que “Cualquiera que, de acuerdo con una Nación extranjera o con enemigos exteriores, conspire contra la seguridad del territorio de la patria, conspire contra sus instituciones republicanas, o la hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años”. Por otra parte, el artículo 129 establece otra pena: “El que dentro o fuera de la República Bolivariana de Venezuela, sin complicidad con otra Nación, atente por si solo contra la independencia o la integridad del territorio de la República, será castigado con la pena de presidio de veinte a veintiséis años. Con la misma pena será castigado quien solicite, gestione o impetre, en cualquier forma, la intervención de un gobierno extranjero para derrocar el gobierno Venezolano”.

En la Historia Universal existen famosos casos de famosos traidores a sus patrias y cada país tiene sus maneras particulares de castigarlos. En eso no me meto aun cuando no soy partidario de la pena de muerte. En los EEUU, los condenados por traición a la patria son, por lo general, irremisiblemente condenados a cadena perpetua o a pena de muerte. Volveré sobre este particular más adelante.

No he revisado la historia pero creo que en Venezuela no se ha condenado a nadie por ese delito desde la Guerra de Independencia. Agradeceré si alguien me corrige. Desde niño se me quedó grabada la histórica escena cuando el Libertador Simón Bolívar descubrió entre los prisioneros, después de la Batalla de Boyacá, al traidor Vinoni, responsable de la pérdida del Castillo de Puerto Cabello en 1812. Ordenó que fuera irremisiblemente pasado por las armas. No lo he comprobado en ningún texto histórico pero, supuestamente, ordenó que fuera degollado porque “la vida de un traidor no vale ni siquiera lo que vale una bala”. Cierto o no, fantasía o realidad, mito o leyenda, no importa, estoy de acuerdo con Bolívar. La traición es aberrante y repudiable. Es vil y despreciable en grado máximo. Y lo es porque acumula en sí misma lo peor del alma humana, tanto legal como teologicamente. Es el summun de todas las porquerías desde todo punto de vista.

Es público, notorio y comunicacional – lo sabemos todos - que muchos ciudadanos venezolanos, nacidos en Venezuela, con cédula de identidad venezolana aunque sus peludos corazones y sus putrefactas mentes pertenezcan a otro país, han atentado y atentan contra la Patria, sus instituciones, su gobierno, su Constitución, sus leyes, su soberanía, contra sus habitantes y su paz de distintas formas y maneras; sobre todo han atentado y atentan a diario de mil maneras contra la paz y la tranquilidad de sus pacíficos habitantes, en connivencia abierta y declarada con potencias extranjeras descaradamente hostiles a Venezuela, entre otras formas, negándole su alimentación y sus medicinas al igual que constriñendo muchos otros derechos sociales mediante actos criminales tales como el boicot, el acaparamiento, la especulación, la usura, la reducción o la suspensión de la producción de insumos vitales, pido a las autoridades de mi Patria Venezuela, exijo a la Fiscalía General de la República, estudiar rapidamente la viabilidad de acusar y enjuiciar por TRAIDORES A LA PATRIA a:

Todos los directivos de Fedecámaras.

Todos los directivos de Cavidea.

Todos los directivos de la Cámara Venezolana de Droguerías y Farmacias.

Todos los directivos de la Cámara Venezolana de la Industria Farmacéutica.

Todos los directivos de Consecomercio

Todos los directivos de Venamcham

Todos aquellos otros no mencionados, incluidos muchos dirigentes "políticos", a quienes se les comprobare el despreciable delito de TRAICION A LA PATRIA.

Todos los mencionados y muchos más han cometido ese delito de lesa Patria a la vista de todos y, de paso, se dragonean y se burlan de todos nosotros echándonos desfachatadamente en cara (valga la redundancia) sus acciones con toda impunidad.

El la Primera Parte señalé algunos apellidos de los traidores infames del Siglo XIX. Observemos los apellidos actuales y veremos que muchos se repiten. Las miasmas de ahora provienen de aquellos detritos. Es necesario resaltar que los nietos superaron las agallas de sus abuelos que solo pretendían negociar un tercio de Venezuela. Los nietos pretenden negociarla TODA.

Dije arriba que volvería sobre los EEUU. Si todos esos traidores que he señalado fueran ciudadanos gringos, estarían en cárcel de por vida o los hubieran ya ajusticiado. Que gran hipocresía, falsedad y perfidia, los gringos los apoyan, asesoran, financian y dirigen a cometer acciones que castigan severamente en su país. Y no me digan que estoy inventando nada, es público, notorio y comunicacional e, inclusive, todos los delincuentes se vanaglorian publicamente de ello.


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
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lunes, 30 de noviembre de 2015

Traición a la Patria – Parte 1

El escritor Federico Brito Figueroa en su libro “Tiempo de Ezequiel Zamora”, Capítulo Octavo, La segunda etapa de la insurrección campesina de 1859 – 1863, escribe: “Politicamente, la oligarquía venezolana había fracasado en sus intentos de continuar gobernando el país, en los mismos términos que en 1830. Sus ideólogos, “godos de uña en el rabo”, como los llamaba el pueblo, fraguaron el golpe cuartelario de 1858, y las consecuencias no podían ser más nefastas para sus intereses de clase: la insurrección y la rebelión de la pobrecía urbana. Apelaron al constitucionalismo abstracto, agrupados en torna al partido civilista, y los hombres del partido militar se apoderaron del gobierno. Proclamaron la dictadura de José Antonio Páez, y “las inteligencias más notables” solicitaron la intervención extranjera para liquidar la insurrección campesina... Es decir, en defensa de sus intereses de clase, los oligarcas no vacilaron en particiṕar en actos de traición a la Patria.”

En efecto, el 22 de Noviembre de 1861 - hace exactamente 154 años y 8 días – una comisión formada por Manuel Felipe de Tovar, Pedro Gual, Pacífico Gual, Nicomedes Zuloaga, Juan José Mendoza, Federico La Madriz, Federico Núñez de Aguilar y Aureliano Otáñez redactó un documento implorando la intervención de una potencia extranjera y ofreciendo “... entregar girones del territorio patrio a cambio del orden y del respeto de sus propiedades amenazadas” por la guerra social.

La historia, por supuesto escrita por historiadores burgueses ha intentado ocultar esta fea mancha; pero, junto con Brito Figueroa, transcribamos algunos fragmentos de ese documento, cuyo contenido explica por sí solo el calificativo de traidores a la Patria para quienes lo elaboraron y también para sus firmantes, que no vacilaron en enviarlo a la Cancillería de una potencia extranjera, por intermedio de una representación diplomática en Caracas. Vueltas que da la historia y cualquier parecido con hechos recientes no es, definitivamente, pura coincidencia inclusive de los mismos apellidos de los actores, los de entonces y los actuales.

EXPOSICION QUE MUCHOS HABITANTES DE VENEZUELA DIRIGEN AL GOBIERNO DE S. M. LA REINA DE GRAN BRETAÑA, CARACAS, 21 DE NOVIEMBRE DE 1861.

Los que hacemos esta manifestación somos habitantes de Venezuela, hablamos por la experiencia que actualmente nos está suministrando este país, entregado a todo género de excesos y a la guerra social de que hemos hablado, la que no tendrá término sino con su completa ruina, y dentro de poco estará perdido para sus habitantes y para las demás naciones que pudiera reportar inmensas ventajas con su comercio y relaciones amistosas, si estas comarcas pudieran estar en paz y seguir su marcha regular. Es un deber que tienen las naciones civilizadas de Europa de tender la vista a estos países e intervenir en ellos de una manera directa, cuya intervención no podrá menos que producir los mejores resultados. ... Ninguna de las naciones de Europa puede con más ventajas poseer a Venezuela como la Gran Bretaña, y creemos que le sea más ventajosa esta posesión que la que tiene en la India Oriental. El paso que debe darse en esta materia está muy indicado, y aún es de extrañarse que hasta ahora nada se haya hecho en esto. Hay en Venezuela, entre los hombres pensadores, la opinión de que conviene a ésta desprenderse del territorio de La Guayana y negociarlo con la Gran Bretaña pagando con él la deuda extranjera contraída con súbditos ingleses, y además la deuda externa de la República que reconocerá o pagará en los términos que se estipule, que ambas deudas no montan a diez millones de libras esterlinas. Esta opinión es mayor cada día, pero la multitud, el populacho y los demagogos se oponen a este traspaso de territorio o por lo menos no manifiestan buena voluntad a que se realice tal idea. Es esta la causa que hay para que nunca proponga esta negociación el Gobierno de Venezuela, por el temor que le inspira el desenfreno de las masas. Toca al gobierno inglés dar principio a esta negociación de la que sacará felices resultados... La Guayana venezolana es un país más extenso que Francia... Este vasto territorio que linda con la Guayana Inglesa, y que puede decirse que está desierto, está llamado a tener una gran importancia en la América del Sur... Aquel suelo es también aurífero, diversas minas de este metal se han descubierto recientemente... La posesión de este territorio tiene inmensas ventajas para la nación que lo ocupe. Por el Orinoco llevará su comercio a la mayor parte de la América Meridional; penetrando por las arterias de este río se irá al interior del resto de Venezuela, a la Nueva Granada, al Ecuador, y por el canal de Casiquiare que lleva las aguas al majestuoso Amazonas, se irá al Perú, Bolivia y al centro del Imperio del Brasil. Flameando el poderoso pabellón inglés en La Guayana, no solamente mostrará ésta su riqueza hasta ahora desconocida, sino que será un centro civilizador que repartirá su influencia benéfica a todas estas repúblicas enseñándoles las ventajas positivas que trae al hombre el trabajo aplicado con inteligencia a todas las industrias, e impedirá que continúen en esta guerra devastadora que los consume y embrutece. ...Es este un deber que tienen que llenar las naciones europeas para con las repúblicas americanas que necesitan su intervención tutelar sin esperar a que directamente se les llame desde estas naciones, porque los propietarios y hombres de inteligencia no tienen libertad para hacerlo y sufren la presión del desenfreno popular, hasta el caso de no atreverse a firmar esta exposición, la que hemos concebido, por el justo temor de que puedan difamarse nuestros nombres. Antes de terminar debemos manifestar y encarecidamente pedir al gobierno británico la más pronta resolución de esta materia, ya sea que se acojan nuestras ideas respecto de la negociación de la Guayana, o bien que se decida y lleve a cabo la intervención de una manera igual a la que las tres potencias occidentales de la Europa emplean respecto a México, que es el medio más pronto y expedito que puede atajar los infinitos males que sufren estos pueblos.

Como se ve, los civilistas no tuvieron “... escrúpulos en apelar al sacrificio de la Patria” para salvaguardar sus intereses amenazados por la insurrección campesina.

Este documento no solo llegó a su destino, es decir la Cancillería Británica, sino que llegó también a los Gobiernos de Francia, Estados Unidos de Norteamérica, Alemania e inclusive la Rusia Zarista, fue redactado por calificados ideólogos de la oligarquía caraqueña y firmado por unas cien (100) personas, incluyendo algunos propietarios territoriales de la Provincia de Aragua. Los apellidos son los mismos de los que aplaudieron en la Plaza Mayor de Caracas el descuartizamiento de José María España y participaron en la entrega de Francisco de Miranda a la monarquía española. Solo que junto a los apellidos de origen colonial aparecen algunos nuevos, los enriquecidos a partir de 1830. En párrafo aparte, destacados, veamos algunos:

Zuloaga, Machado, Romero, Morales, Tovar, Mendoza, Sosa Altuna, La Madriz, Paúl, Key, Las Casas, Rodríguez, Gallegos, Mancera, Veloz, Delgado, Correa, Mijares, Fernández, Otañez, Palacios, Blanco, Herrera, Llamozas, De La Sota, etc.

Cualquier parecido con hechos, acontecimientos, actos, conspiraciones y eventos recientes y o en desarrollo en esta época, no es mera coincidencia. La miasma actual es producto de aquellos detritos.


Subrayados y negrillas son míos.
Continuará.


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sábado, 5 de septiembre de 2015

¿Colombia vs Venezuela o lucha de clases?



La Excelentísima, Honorabilísima, Señora Encopetada de Alta Alcurnia, Ilustre Canciller de la no menos Ilustre República de Nueva Granada – ahora llamada Colombia – nombre creado por Francisco de Miranda y fundada por Simón Bolívar - me ha dado la clave para entender los orígenes, causas y fundamentos del horrible problema que ahora confrontan con Venezuela; así, a secas, sin títulos nobiliarios porque aquello de “Bolivariana” debe ser para ellos algo como vulgar, ergo despreciable.

Veamos. Ella dijo, palabras más o palabras menos, que los culpables de todo somos nosotros porque nuestro gobierno subsidia muchos productos para que los venezolanos muertos de hambre podamos comer algo, resultando esos productos muy baratos o, lo que es lo mismo, creamos una tentación para que sus paisanos, nuestros vecinos, vengan en masa a comprarlos. Estrategicamente olvidó mencionar todas las conquistas sociales, por cierto, extensivas sin egoísmo alguno a los colombianos y todas las demás nacionalidades que felizmente conviven con nosotros.

Soy medio tarado pero haré una analogía. Es como si a alguien le roban una joya, o cualquier objeto valioso, va a la policía a denunciar el robo y el encargado de recibir la queja le espeta en el rostro que el o ella es el o la culpable por tentar al ladrón.

Confieso que al principio estaba medio paralizado y tuve que ir a la historia antigua para desentrañar la que creo la verdadera razón para que la Señora Canciller - ¿o se dirá Cancillera? - diga esa profunda aseveración, porque ella, en realidad solo dijo algo de la boca para fuera, pero en el fondo, allá bien profundo, quiso decir otra para que los inteligentes como ella, naturalmente, si lo comprendieran todo incluyendo sus razones más íntimas.

Perdonen lectores(as) si me pongo fastidioso pero no me queda más remedio que remontarme en el tiempo. Retrocedamos solo unos 4 ó 5 siglos. En esa reciente época la sociedad esta estratificada más o menos así: primero El Rey, el Monarca, el Supremo, el ungido de Dios. Segundo los y las cortesanas. Tercero los favoritos de los dos primeros. Cuarto los nobles y luego, allá abajo, muy lejos los inexistentes invisibles, es decir los siervos, la plebe, súbditos o vasallos o, como se le dice modernamente, el pueblo.

Entre los segundos, terceros y cuartos había intrigas, luchas, muertes y muchas perversiones pero eso no tiene importancia y el denominador común era que todos trataban de trepar hacia alturas mayores en esa sociedad. Pero como la conexión con quienes se partían el lomo para trabajar y mantener toda esa caterva de inútiles y flojos, es decir el pueblo, la tenían los nobles, éstos se acostumbraron a mandar y que los pendejos obedecieran ciegamente sin derecho a chistar porque de lo contrario, ay Dios, las palizas, latigazos, tormentos o la muerte les esperaba. En resumen, los nobles cuyo origen estaba en algo por lo general oscuro en un antepasado criminal, ladrón o ambos, se acostumbraron a que su palabra fuera considerada santa, única, última, obedecida sin chistar por la gente del pueblo. Siempre tenían la última palabra. Era superior a la de la Biblia. Más adelante la denominación de nobles cambió a mantuanos, burgueses u oligarcas aunque ellos siguen considerándose nobles de prosapia y sangre limpia, desde luego imposibilitados de ensuciarse permitiendo que un sucio y hediondo miembro del perraje siquiera los mire, mucho menos hablarles y, peor aún, pensar en igualarse a ellos poniéndose a su nivel. Y llevarles la contraria algo peor que una profanación al Santísimo Sacramento.

Había olvidado mencionar que de los segundos a los cuartos, como estrategia para figurar, se acostumbraron a lamer los pies, oler los peos y jalar bolas al supremo.

Pero la historia de los dos últimos siglos ha sido una vaina rara. En algunos países mandamos al carajo al viejo orden pero los burgueses de otros no lo han notado y, ¡que vaina! No les queda más remedio que tolerarlos a regañadientes pero siempre con el morboso deseo de quitárselos de encima y poner a alguien de su prosapia y alcurnia. Y como el supremo cambió, ahora no es el rey sino un capitalista también burgués pero de otro imperio, siguen con su inveterada práctica de lamer los pies, oler los peos y jalar bolas al representante del imperio al cual sirven mansamente. Los que no chillan son ellos porque están felices y satisfechos que su nuevo supremo les diga todo cuanto tienen que hacer. Es decir, no han cambiado nada en 500 años.

Volviendo a la Señora Cancillera y su gobierno, entendamos, ellos no pueden aceptar ni siquiera oír ninguna razón o explicación que les de Venezuela. Ellos son ellos y nosotros nadie. Su palabra es la única, la que debe ser oída y la que se debe imponer; así que, su declaración aludida al principio debemos aceptarla porque sería muy incómodo para ella, hoy en día, decir por todo el cañón que nosotros somos una pila de pendejos, que ella es ella y tanto ella como su gobierno tienen que tener la palabra final.

Para mis lectores(as) de otras latitudes les aclaro que la República de Colombia, después del desmembramiento causado por la burguesía al país fundado por Simón Bolívar, para mal de ellos venezolano, ha sido gobernado por una burguesía oligárquica criminal que no ha salido todavía del siglo XVII, que sigue pensando, actuando y comportándose como en aquellos tiempos y debemos entenderlo. Para ellos es normal aplastar al pueblo colombiano, para ellos es normal aniquilarlos, para ellos es normal desplazarlos de sus territorios ancestrales cuando les convenga, para ellos es normal que se vayan sobre todo a Venezuela que la tienen cerquita y muchas otras aberraciones más. Pero también debemos entender que para ellos es normal hablar con lenguaje y que refinado, muy modositos ellos y ellas para decir eufemismos, es decir nada; que para ellos es normal manipular, mentir, intentar confundir, para ellos es normal construir verdades inexistentes a partir de falsos positivos (vaya contradicción inclusive lingüística) y, también, es normal para ellos tener siempre la última palabra porque, al igual que sus viejos y nuevos reyes, son infalibles ungidos de Dios.

Pero, ¡que vaina otra vez! Cada día que pasa solo ellos se creen su propio embuste. Por mi parte, mi deseo personal es que el sufrido, perseguido, preterido y masacrado pueblo neogranadino emerja de su gloriosa historia y se alce, haga su REVOLUCIÓN y se los quite de encima. Que se libere de sus verdugos. Ya basta ya. Adelante camaradas, como dice nuestro Himno Nacional en su última estrofa:

¡SEGUID EL EJEMPLO QUE CARACAS DIO!


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domingo, 16 de agosto de 2015

La entrada de Bolívar a Bogotá



La pérdida de la Batalla de Boyacá significó la catastrófica tragedia final para el Virreinato de la Nueva Granada y se ha hablado y escrito mucho sobre las acciones militares y de otra índole, pero poco de las historia menudas que siguieron al triunfo Patriota al mando del Libertador Simón Bolívar.

¿Cual era el ambiente en Bogotá previo a la batalla? El boato y el protocolo del virreinato era el pan de cada día desde tiempos inmemoriales; de tal forma que, el pueblo se acostumbró a los imponentes desfiles de tropas muy arregladas, muy engalanadas en los mejores caballos. Eran parte de lo mejor, en apariencia, de los ejércitos imperiales y tenían fama de invencibles. Por otra parte, la tremenda influencia de la jerarquía eclesiástica tenía sumido al pueblo en la más tenebrosa ignorancia. No olvidemos que desde 1814 cuando el Libertador, actuando a las órdenes del Congreso de Tunja, o lo que es lo mismo, del Gobierno de la Unión, somete al disidente gobernador de Cundinamarca (Bogotá) Manuel Alvarez por la fuerza, se originó una repugnante reacción de los clérigos quienes inclusive lo excomulgaron llamándolo "impío hereje e irreligioso", lo que a su vez originó para Bolívar el terrible apelativo de "El Diablo" que la burguesía inyectó al sometido e ígnaro pueblo.

El desastre de Boyacá provocó la desbandada y vergonzosa huida de algunos restos del ejército imperial y a la pregunta generalizada sobre quien podía derrotarlos surgió la respuesta tétrica: El Diablo. Un miedo irracional se apoderó de todos y llegó a tal punto el pavor que el Virrey, y todo su séquito gubernamental, huyeron despavoridos abandonando en las arcas un millón de pesos en oro.

Imaginemos ahora el aspecto del ejército patriota cuando entró en Bogotá el día 10 de Agosto de 1819 aproximadamente a las 4:30 pm, tres días después de su clamoroso triunfo en Boyacá. Su aspecto no podía ser más lamentable. En su mayoría hombres de tierras muy cálidas, llaneros de Apure, maltratados fisicamente por las penurias del Paso de Los Andes, habiendo soportando el frío y el soroche a más de 4000 metros de altura además de los sangrientos combates, sin las vestimentas adecuadas, barbudos, muchos descalzos, desarrapados con bastantes de ellos heridos o mutilados; en fin, una verdadera calamidad a los ojos de cualquiera. Y habían vencido a los "invencibles". Se confirmó entre muchos la malintencionada conseja, al frente de ellos no podía estar otro que el mismísimo Diablo.

Comparemos ahora fisicamente a los combatientes. Por un lado los "bonitos" de acicalada piel tersa y por el otro, "los feos" de piel tostada, aporreada por los elementos y los sacrificios. Los unos de preciosa indumentaria, los otros de harapos y la mayoría descalzos. Imaginemos, no más, la impresión que debieron haber causado cuando hicieron su entrada triunfal a la ciudad virreinal.

Los burgueses que permanecieron en la ciudad porque no tuvieron tiempo para huir, apelando a su rancia hipocresía y maldad se presentaron inmediatamente a los vencedores a rendirles falsa pleitesía como historicamente han hecho y harán en casos similares. Organizaron un suntuoso banquete y un baile en honor a los héroes, a los vencedores. Naturalmente, buscaban conservar sus viejas prerrogativas.

Imaginemos el estado de los uniformes de los principales oficiales del Ejército Patriota y del mismo Libertador. No tenían indudablemente su mejor presentación. Sus rostros tampoco. De hecho, digámoslo, estaban feos y descompuestos comparados con los caballeros y damas de aquella rutilante burguesía virreinal.

Durante el baile, una de aquellas damas despreció ostensiblemente al General José Laurencio Silva cuando éste la requirió para bailar. Aparentemente lo llamó "sucio plebeyo" entre otros epítetos; pero, Bolívar observó aquello.

El Libertador, inmediatamente, ordenó que la orquesta cesara y que nadie bailara. Tensión general. Dijo entonces: General Silva, el Libertador bailará con usted. Ordenó a la orquesta que recomenzara la interpretación. Bailaron ellos solos.

Al terminar la pieza musical se subió a una mesa y, palabras más, palabras menos, dijo:

Ningún miembro del Ejército Libertador merece, ni debe soportar la ofensa del desprecio de ninguna ramera por muy mantuana que sea. Por eso, en desagravio, Yo, el Libertador, he bailado con el General Silva. Se ha terminado la fiesta, ¡váyanse todos al carajo!

La burguesía bogotana todavía, doscientos años después, no ha perdonado a Bolívar. La oligarquía descendiente de aquella parece odiarlo cada vez más.

Aunque a muchos de otras latitudes les pudiera parecer extraño, el pueblo lo ama.


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