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jueves, 21 de enero de 2016

Ministro care’ malandro

El título lo he copiado de otro escrito por Carola Chávez en su blog, al cual reaccioné publicando en Twitter lo que ven a continuación:

Le cae a quien no lea: Ministro care’ malandro http://wp.me/p4f3O-AK vía @tongorocho RT #TROPA

Y para comprender mejor, les sugiero leer primero a Carola y, como verán, el personaje principal es un redomado idiota carente de ombligo que, sin dudas, desprecia ostensiblemente a todos nosotros los amulatados. Para que se regodee, le publico, aquí mismo y valga la rebuznancia, las fotos de dos ejemplares con quienes le causará placer hacer todo tipo de negocio con la seguridad que le irá muy bien. Eso sí, no le garantizo la falta de amulatamiento de sus admirados héroes.

 Como podrán observar, le estoy haciendo propaganda al nuevo término acuñado por otro despreciable cretino, también carente de ombligo, quien pretendió insultar, nada más y nada menos, que al mismísimo Libertador, Padre de la Patria, Simón Bolívar y le ocurrió lo mismo que a todo quien escupe hacia arriba. El tipo de marras se las ha echado de payaso insolente toda su vida porque no le ha salido nadie a pararle el trote; aunque, miento, que recuerde sí le salió una vez uno y lo calló por varios años. ¿Recuerdan? No. Les recuerdo:


Corría el gobierno del Dr. Luís Herrera Campins y el fulano se puso a despotricar toda clase de embustes contra el Dr. Leopoldo Díaz Bruzual, presidente del Banco Central y cariñosamente apodado El Búfalo por algunos. Recuerdo clarito como le respondió publicamente llamándolo tinterillo, ofreciéndole unos foetazos. Bastó y sobró. Creo que El Búfalo murió y el aspirante a payaso nunca más lo volvió a nombrar.
Increíble, no fue hasta ahora que se me ocurrió buscar el significado de la palabra “Tinterillo” en el diccionario de la real lengua de los españoles. Veamos.

Tinterillo, lla
 Del diminutivo de tintero.
coloquial, oficinista.
2. m. y f. Am. Picapleitos, abogado de secano, rábula.

Rábula
Del latín  rabŭla.
1. m. y f. Abogado indocto, charlatán y vocinglero.   
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Como se ve, el Dr. Díaz Bruzual acertó al escoger los vocablos que caracterizan al tipo ese que, por cierto, continúa mereciéndolos.

Bolívar fue despreciado y ofendido y, por lo tanto, creo yo, millones de venezolanos también. Por mucho que han tratado de ocultarlo a lo largo del tiempo para sentirse mejor, no se puede esconder que Bolívar sí era amulatado, tal como lo somos la gran mayoría. Su bisabuela por rama paterna se llamaba Josefa Marín de Narváez, hija de un mantuano con una esclava negra africana; el color de la piel de Bolívar era morena y esa es una de las razones por las cuales los mantuanos limeños lo llamaban Zambo y los bogotanos longaniza. Con Bolívar pasa algo parecido con Jesucristo, a quien Hollywood ha tratado de agringar presentándolo catirito de ojos claros cuando todos sabemos, o deberíamos saber, que Jesús era semita, moreno, pelo crespo, ojos negros.

Por mucha seriedad que traten de imponer a sus argumentos, es una burla a la mayoría de los venezolanos que se trate de despojar a Simón Bolívar de su propia gran esencia y es tiempo de recordarles que El Libertador sí era, si fue, si es uno más de nosotros. Es de idiotas redomados pensar que lo pueden sacar del corazón de los venezolanos que amamos la Patria, y con burlitas menos lo lograrán jamás. Entretanto, sueño que salga por ahí otro Búfalo y, esta vez sí, le reviente el jocico a quien te conté para que aprenda a respetar. 

Lo expresado en esta viñeta le viene de perlas al tinterillo. ¿Cierto?

Comenzamos sugiriendo leer lo escrito por Carola Chávez, “Ministro care' malandro” y finalizamos recomendando leer dos escritos muy serios donde se tocan estos temas con mucho rigor histórico:



Del último extraemos para que reflexionen: Escribió el genial Simón Rodríguez: “¿Qué dirán las naciones europeas, cuando lleguen a saber que Bolívar es ZAMBO? — ¿Qué dirán los rubios de Inglaterra, los de Escocia, los de Francia, y sobre todo los de ... Andalucía?! — un Zambo, mandando Indios en el Perú! ... ¡qué impropiedad! — Y ¿qué dirían las gentes de juicio, si el autor de esta defensa emprendiese probar, con papeles o con opiniones, que Bolívar es blanco de primera, de segunda o de trigésima extracción? — noble de primera o de centésima jerarquía? — Bolívar y su defensor son ZAMBOS; pero ninguno de los dos es NECIO.”


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!



jueves, 7 de enero de 2016

Tengamos claro y presente

La burguesía es el sector más podrido de la sociedad venezolana. Tiene en sus genes el racismo social y todos los demás somos menos que nada; es el antiquísimo concepto judío extremista que ellos son los elegidos de Dios y todos los demás somos goim, que aunque eufemisticamente traducido como gentiles, realmente significa mierda. Identicamente, la burguesía se cree ungida por el derecho divino para ser los únicos rectores de la vida, que solo ellos tienen derecho a todo y, especialmente, que tienen siempre la palabra rectora.

Recordemos que ellos traicionaron y nunca quisieron a El Libertador Simón Bolívar, Padre de la Patria. Cuando El Libertador murió hicieron fiesta y el Concejo Municipal de Caracas emitió decretos ordenando quemar todos los documentos sobre los honores que le fueron concedidos, sus retratos y, en fin, todo cuanto le recordara. Que el asqueroso actual presidente de la Asamblea Nacional haya lanzado a la basura, despectivamente, empleando lenguaje soez, los símbolos patrios y los recuerdos de El Libertador no debe asombrarnos aunque nos genere patriótica rabia. Es lo normal y natural en ellos, no son patriotas, no tienen patria ni saben que cosa es, odian y desprecian al pueblo que, supuestamente, está ahí solo para servirles, obedecerles, adularles, ser esclavizados y explotados. Solo esperan loas de esos a quienes consideran útiles unicamente como sus serviles lacayos. Encima, sienten un profundo desprecio por las leyes que ellos no hicieron, no las reconocen y menos están dispuestos a cumplirlas u obedecerlas; ya lo demostraron con hechos concretos al desacatar, nada más y nada menos, que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada con el voto mayoritario del pueblo; es decir, el pueblo los importa un cipote y no les da la gana de respetarlo.

Dicho lo anterior, tengamos siempre presente que ellos no descansarán hasta desaparecer la Revolución Bolivariana y sus ejecutorias. Para eso trabajan y dirigen todas sus acciones y todos sus esfuerzos. Tampoco debe asombrarnos pero si acicatearnos a enfrentarlos con todo en todos los terrenos. Si ellos quieren desaparecernos, ¿qué podremos nosotros intentar entonces?

Lograron un triunfo electoral que los sorprendió a ellos mismos; cada diputadillo se cree, además, presidente, ministro, gobernador, alcalde; en fin, dictador supremo y no están dispuestos a respetar ley ni nada. Lo que quieren es imponer a troche y moche su “augusta” voluntad. Lograron ese triunfo coyuntural porque fue realmente efectiva la guerra desarrollada contra la sociedad, lograron engañar con falsas ofertas a muchos; también, lograron envenenar a muchos con la sarta de chismes que urdieron contra la integridad de mucha gente honorable, que regaron por todos los medios de alienación nacionales e internacionales. Es más. Todos sabemos sin lugar a dudas que no hacen nada por propia iniciativa, todos sabemos que obedecen órdenes de sus amos imperiales y, también, todos sabemos quien paga la orquesta para que bailen los monos.

Tienen tanta ansia y desespero por asaltar el poder político que no se controlan y sueltan la lengua. Ya vimos el triste, inmundo y grotesco espectáculo de ciertos pichones de Mefistófeles anunciando su programa: tumbar el gobierno en seis meses.

Y es llegado este punto cuando advierto que, si les dio resultado la guerra económica para asaltar la Asamblea Nacional, incrementarán esa guerra, aumentarán la ofensiva, nos someterán a más privaciones para lograr su objetivo.

Pueblo, no seamos tan cautos, entre sus falsas promesas estuvo la desaparición de las colas y la normalización del abastecimiento por parte de sus socios de fedecámaras, consecomercio, ansa, conindustria, venamcham, asociación de droguerías y farmacias (minúsculas en señal de asco y repudio) y demás grupos mafiosos. Al contrario, están envalentonados y la escasez se agudizará, los precios subirán a la estratósfera, el hambre campeará, morirán muchos por falta de medicinas y todo empeorará.

¿Permitiremos que la burguesía y los gringos logren lo que quieren? La respuesta la tienen ustedes. Peores las ha visto este glorioso pueblo y ha vencido. Esta vez, un pueblo retrechero que se nació en los vivacs y se crió en los campos de batalla no debe ser derrotado y no lo será. Ya sabemos de antemano cuales son los planes del enemigo y eso es una ventaja a nuestro favor.

Pueblo, adelante, ya sabemos lo que nos viene y nos vendrá. Esperemos que no sea necesaria la intervención de Rondón, quien permanecerá en la reserva. ¡Por ahora!


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!



domingo, 16 de agosto de 2015

La entrada de Bolívar a Bogotá



La pérdida de la Batalla de Boyacá significó la catastrófica tragedia final para el Virreinato de la Nueva Granada y se ha hablado y escrito mucho sobre las acciones militares y de otra índole, pero poco de las historia menudas que siguieron al triunfo Patriota al mando del Libertador Simón Bolívar.

¿Cual era el ambiente en Bogotá previo a la batalla? El boato y el protocolo del virreinato era el pan de cada día desde tiempos inmemoriales; de tal forma que, el pueblo se acostumbró a los imponentes desfiles de tropas muy arregladas, muy engalanadas en los mejores caballos. Eran parte de lo mejor, en apariencia, de los ejércitos imperiales y tenían fama de invencibles. Por otra parte, la tremenda influencia de la jerarquía eclesiástica tenía sumido al pueblo en la más tenebrosa ignorancia. No olvidemos que desde 1814 cuando el Libertador, actuando a las órdenes del Congreso de Tunja, o lo que es lo mismo, del Gobierno de la Unión, somete al disidente gobernador de Cundinamarca (Bogotá) Manuel Alvarez por la fuerza, se originó una repugnante reacción de los clérigos quienes inclusive lo excomulgaron llamándolo "impío hereje e irreligioso", lo que a su vez originó para Bolívar el terrible apelativo de "El Diablo" que la burguesía inyectó al sometido e ígnaro pueblo.

El desastre de Boyacá provocó la desbandada y vergonzosa huida de algunos restos del ejército imperial y a la pregunta generalizada sobre quien podía derrotarlos surgió la respuesta tétrica: El Diablo. Un miedo irracional se apoderó de todos y llegó a tal punto el pavor que el Virrey, y todo su séquito gubernamental, huyeron despavoridos abandonando en las arcas un millón de pesos en oro.

Imaginemos ahora el aspecto del ejército patriota cuando entró en Bogotá el día 10 de Agosto de 1819 aproximadamente a las 4:30 pm, tres días después de su clamoroso triunfo en Boyacá. Su aspecto no podía ser más lamentable. En su mayoría hombres de tierras muy cálidas, llaneros de Apure, maltratados fisicamente por las penurias del Paso de Los Andes, habiendo soportando el frío y el soroche a más de 4000 metros de altura además de los sangrientos combates, sin las vestimentas adecuadas, barbudos, muchos descalzos, desarrapados con bastantes de ellos heridos o mutilados; en fin, una verdadera calamidad a los ojos de cualquiera. Y habían vencido a los "invencibles". Se confirmó entre muchos la malintencionada conseja, al frente de ellos no podía estar otro que el mismísimo Diablo.

Comparemos ahora fisicamente a los combatientes. Por un lado los "bonitos" de acicalada piel tersa y por el otro, "los feos" de piel tostada, aporreada por los elementos y los sacrificios. Los unos de preciosa indumentaria, los otros de harapos y la mayoría descalzos. Imaginemos, no más, la impresión que debieron haber causado cuando hicieron su entrada triunfal a la ciudad virreinal.

Los burgueses que permanecieron en la ciudad porque no tuvieron tiempo para huir, apelando a su rancia hipocresía y maldad se presentaron inmediatamente a los vencedores a rendirles falsa pleitesía como historicamente han hecho y harán en casos similares. Organizaron un suntuoso banquete y un baile en honor a los héroes, a los vencedores. Naturalmente, buscaban conservar sus viejas prerrogativas.

Imaginemos el estado de los uniformes de los principales oficiales del Ejército Patriota y del mismo Libertador. No tenían indudablemente su mejor presentación. Sus rostros tampoco. De hecho, digámoslo, estaban feos y descompuestos comparados con los caballeros y damas de aquella rutilante burguesía virreinal.

Durante el baile, una de aquellas damas despreció ostensiblemente al General José Laurencio Silva cuando éste la requirió para bailar. Aparentemente lo llamó "sucio plebeyo" entre otros epítetos; pero, Bolívar observó aquello.

El Libertador, inmediatamente, ordenó que la orquesta cesara y que nadie bailara. Tensión general. Dijo entonces: General Silva, el Libertador bailará con usted. Ordenó a la orquesta que recomenzara la interpretación. Bailaron ellos solos.

Al terminar la pieza musical se subió a una mesa y, palabras más, palabras menos, dijo:

Ningún miembro del Ejército Libertador merece, ni debe soportar la ofensa del desprecio de ninguna ramera por muy mantuana que sea. Por eso, en desagravio, Yo, el Libertador, he bailado con el General Silva. Se ha terminado la fiesta, ¡váyanse todos al carajo!

La burguesía bogotana todavía, doscientos años después, no ha perdonado a Bolívar. La oligarquía descendiente de aquella parece odiarlo cada vez más.

Aunque a muchos de otras latitudes les pudiera parecer extraño, el pueblo lo ama.


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!