El pueblo venezolano acudió con
singular entusiasmo en 1999 a
votar en el primer referéndum que lo
convocó a decidir si quería o no a una Asamblea Nacional Constituyente que
redactaría una nueva Constitución para refundar la República. Acudió
en masa, la abstención fue ínfima y lo aprobó con aproximadamente el 80% de los
votos. No tengo estadísticas a la mano pero, como nota resaltante, se puede
señalar que si anteriormente el Presidente Chávez había sido electo con el 56%,
claramente se deduce entonces que, tanto muchos abstencionistas como muchos de
quienes votaron en contra en las elecciones presidenciales, votaron a favor de
su aprobación.
Voy a obviar los obstáculos que
la derecha y los lacayos del imperialismo pusieron antes y después. El
siguiente paso fue la elección de los Constituyentes y la votación fue
nuevamente masiva. Una vez instalada la Asamblea se diseñaron mecanismos abiertos para
CONSULTAR AL PUEBLO LO QUE QUERIA y, como lo pueden imaginar los amigos de
otros países, el pueblo participó entusiastamente y llovieron las propuestas.
Miles de propuestas incluyendo
las mías propias fueron analizadas e incluidas en el Texto Constitucional pero,
¡oh! Eso no bastó. Vino un nuevo referéndum
para aprobar o no el texto discutido ya redactado, no en cenáculos cerrados,
sino en presencia viva del pueblo.
Vuelvo a obviar una nueva y
grosera campaña de los mismos asquerosos en contra del proyecto. Volvió el
pueblo a votar masivamente y APROBO la nueva Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela con cerca del 80%. Igual observación, muchos no chavistas y
antichavistas que no es lo mismo, votaron a favor.
Muchos estudiosos del Derecho
Constitucional y del Derecho Comparado de todas partes afirmaron que se trataba
de la Constitución
más adelantada del mundo y, personalmente, así lo creo y, conste, no intento
con mi opinión menoscabar ninguna otra. A todas respeto aunque no comparta
algunos segmentos de aquellas pocas que elementalmente conozca.
Sobre nuestra Constitución es
mucho lo que se puede hablar desde muchos puntos de vista, y muchos expertos lo
han hecho y lo seguirán haciendo de manera profusa en muchas partes del mundo.
No tengo ni idea sobre cuantos libros se han escrito desde que fue aprobada el 15
de Diciembre de 1999.
El pueblo venezolano quiere su
Constitución. La ama porque la conoce y la conoce porque la ama y la ama porque
la ha manoseado como se manosea un hijito o una hijita. Hizo propuestas y
participó en la redacción. Pero no solamente la ama, la ha estudiado,
interpretado, hecho suya; la ha hecho, la hace y la hará respetar. Pruebas:
miles y solo mencionaré una. Cuando el inmundo golpe de estado del 11 de Abril
de 2002 ejecutado con el absoluto respaldo y logística del imperio gringo, el
pueblo acudió en masa a reclamar el respeto a “SU” Constitución y, hasta tanto
no fue repuesto en su lugar de comando el Señor Presidente Chávez, no regresó a
sus casas.
Hoy solo me referiré a un solo
artículo de la misma.
Artículo 3.- El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el
desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático
de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la
paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del
cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en esta
Constitución.
La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar
dichos fines.
Y del artículo aludiré la última
parte, la cual repito resaltada:
La educación y el trabajo son los
procesos fundamentales para alcanzar dichos fines.
Para interpretar mejor esta
formidable sentencia debemos remitirnos al 15 de Febrero de 1819 cuando Simón
Bolívar pronunció su histórico discurso ante la instalación del Congreso de
Angostura.
Digresión: para los amigos de
tierras lejanas en la geografía pero cercanas en el corazón. Angostura es el
antiguo nombre de la actual Ciudad Bolívar, capital del Estado del mismo
nombre, situada a las márgenes del Río Orinoco en la Guayana Venezolana.
Debe su antiguo nombre a estar situada frente a una estrechez del río.
Bolívar dijo entonces para la
posteridad: Al proponeros la división de
los Ciudadanos en activos y pasivos, he pretendido excitar la prosperidad
nacional por las dos más grandes palancas de la industria; el trabajo y el
saber. Estimulando esos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo
más difícil entre los hombres, hacerlos honrados y felices.
Previamente había dicho:
El sistema de Gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y mayor suma de estabilidad
política.
No hay que hacer ningún
malabarismo lingüístico para demostrar que la actual Constitución tiene su
mayor fuente de inspiración en el adelantado pensamiento del Libertador.
Muchos no quieren entender o no
les da la gana de entender que la economía y sus logros no sirven para nada si
no se revierten y reparten equitativamente entre todos los ciudadanos. Tampoco
quieren entender que es necesario darle todas las oportunidades posibles a los
más desposeídos de la sociedad, para que alcancen lo más rápido posible los más
elevados estadios de desarrollo en todos los sentidos. He ahí la importancia de
todos los esfuerzos de la sociedad para que sus miembros participen en el
progreso colectivo, pero es necesario que estén dotados con los elementos
mínimos indispensables intelectual y laboralmente. Lo dijo Bolívar, las dos más
grandes palancas son la EDUCACIÓN Y
EL TRABAJO.
Entonces es de Perogrullo, para
que un país se desarrolle sus ciudadanos deben estar educados, formados para
poner en práctica sus habilidades y poner esas habilidades al servicio de sí
mimos y de sus congéneres mediante la práctica sana del trabajo productivo.
Obsérvese que digo TRABAJO PRODUCTIVO. Incapaz sería de siquiera pensar en
actividad especulativa.
A lo largo de estos años de
Revolución Bolivariana, revolución pacífica, democrática, tolerante,
incluyente, se han estimulado hasta donde ha sido posible esas dos palancas de
las que habló, sigue y seguirá hablando Bolívar.
PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA -
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
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