domingo, 23 de octubre de 2011

La Constitución Venezolana – Parte II


El pueblo venezolano acudió con singular entusiasmo en 1999 a votar en el primer referéndum que lo convocó a decidir si quería o no a una Asamblea Nacional Constituyente que redactaría una nueva Constitución para refundar la República. Acudió en masa, la abstención fue ínfima y lo aprobó con aproximadamente el 80% de los votos. No tengo estadísticas a la mano pero, como nota resaltante, se puede señalar que si anteriormente el Presidente Chávez había sido electo con el 56%, claramente se deduce entonces que, tanto muchos abstencionistas como muchos de quienes votaron en contra en las elecciones presidenciales, votaron a favor de su aprobación.

Voy a obviar los obstáculos que la derecha y los lacayos del imperialismo pusieron antes y después. El siguiente paso fue la elección de los Constituyentes y la votación fue nuevamente masiva. Una vez instalada la Asamblea se diseñaron mecanismos abiertos para CONSULTAR AL PUEBLO LO QUE QUERIA y, como lo pueden imaginar los amigos de otros países, el pueblo participó entusiastamente y llovieron las propuestas.

Miles de propuestas incluyendo las mías propias fueron analizadas e incluidas en el Texto Constitucional pero, ¡oh! Eso no bastó. Vino un nuevo referéndum para aprobar o no el texto discutido ya redactado, no en cenáculos cerrados, sino en presencia viva del pueblo.

Vuelvo a obviar una nueva y grosera campaña de los mismos asquerosos en contra del proyecto. Volvió el pueblo a votar masivamente y APROBO la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela con cerca del 80%. Igual observación, muchos no chavistas y antichavistas que no es lo mismo, votaron a favor.

Muchos estudiosos del Derecho Constitucional y del Derecho Comparado de todas partes afirmaron que se trataba de la Constitución más adelantada del mundo y, personalmente, así lo creo y, conste, no intento con mi opinión menoscabar ninguna otra. A todas respeto aunque no comparta algunos segmentos de aquellas pocas que elementalmente conozca.

Sobre nuestra Constitución es mucho lo que se puede hablar desde muchos puntos de vista, y muchos expertos lo han hecho y lo seguirán haciendo de manera profusa en muchas partes del mundo. No tengo ni idea sobre cuantos libros se han escrito desde que fue aprobada el 15 de Diciembre de 1999.

El pueblo venezolano quiere su Constitución. La ama porque la conoce y la conoce porque la ama y la ama porque la ha manoseado como se manosea un hijito o una hijita. Hizo propuestas y participó en la redacción. Pero no solamente la ama, la ha estudiado, interpretado, hecho suya; la ha hecho, la hace y la hará respetar. Pruebas: miles y solo mencionaré una. Cuando el inmundo golpe de estado del 11 de Abril de 2002 ejecutado con el absoluto respaldo y logística del imperio gringo, el pueblo acudió en masa a reclamar el respeto a “SU” Constitución y, hasta tanto no fue repuesto en su lugar de comando el Señor Presidente Chávez, no regresó a sus casas.

Hoy solo me referiré a un solo artículo de la misma.

Artículo 3.- El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en esta Constitución.

La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines.

Y del artículo aludiré la última parte, la cual repito resaltada:

La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines.

Para interpretar mejor esta formidable sentencia debemos remitirnos al 15 de Febrero de 1819 cuando Simón Bolívar pronunció su histórico discurso ante la instalación del Congreso de Angostura.

Digresión: para los amigos de tierras lejanas en la geografía pero cercanas en el corazón. Angostura es el antiguo nombre de la actual Ciudad Bolívar, capital del Estado del mismo nombre, situada a las márgenes del Río Orinoco en la Guayana Venezolana. Debe su antiguo nombre a estar situada frente a una estrechez del río.

Bolívar dijo entonces para la posteridad: Al proponeros la división de los Ciudadanos en activos y pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes palancas de la industria; el trabajo y el saber. Estimulando esos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo más difícil entre los hombres, hacerlos honrados y felices.

Previamente había dicho:

El sistema de Gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y mayor suma de estabilidad política.

No hay que hacer ningún malabarismo lingüístico para demostrar que la actual Constitución tiene su mayor fuente de inspiración en el adelantado pensamiento del Libertador.

Muchos no quieren entender o no les da la gana de entender que la economía y sus logros no sirven para nada si no se revierten y reparten equitativamente entre todos los ciudadanos. Tampoco quieren entender que es necesario darle todas las oportunidades posibles a los más desposeídos de la sociedad, para que alcancen lo más rápido posible los más elevados estadios de desarrollo en todos los sentidos. He ahí la importancia de todos los esfuerzos de la sociedad para que sus miembros participen en el progreso colectivo, pero es necesario que estén dotados con los elementos mínimos indispensables intelectual y laboralmente. Lo dijo Bolívar, las dos más grandes palancas son la EDUCACIÓN Y EL TRABAJO.

Entonces es de Perogrullo, para que un país se desarrolle sus ciudadanos deben estar educados, formados para poner en práctica sus habilidades y poner esas habilidades al servicio de sí mimos y de sus congéneres mediante la práctica sana del trabajo productivo. Obsérvese que digo TRABAJO PRODUCTIVO. Incapaz sería de siquiera pensar en actividad especulativa.

A lo largo de estos años de Revolución Bolivariana, revolución pacífica, democrática, tolerante, incluyente, se han estimulado hasta donde ha sido posible esas dos palancas de las que habló, sigue y seguirá hablando Bolívar.


PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

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