miércoles, 6 de octubre de 2010

Las elecciones parlamentarias – 2

¿Quiénes votan?

Por la opción de la revolución: los miembros del PSUV, sus adherentes o simpatizantes, otros que votan indistintamente por uno u otros según las circunstancias; pero, debemos agregar uno que otro no tan escuálido que también lo hace y, también, otros que no son revolucionarios pero tampoco escuálidos, a quienes llaman niní.

Por la otra opción: todos los escuálidos viscerales a quienes no les importan los candidatos ni las ideas, ni nada, solo liberarse de Hugo Chávez como sea. Más algunos niní. Yo afirmo que también lo hacen muchos escuálidos disfrazados de revolucionarios, que se ponen camisa y cachucha roja, que gritan y vociferan consignas revolucionarias y se las echan de chavistas patria o muerte. En este último segmento están incluidos muchos, muchísimos burócratas hipócritas que no tienen la suficiente vergüenza para renunciar y son ellos, precisamente quienes sabotean la obra de gobierno desde las instituciones públicas, elementos sumamente dañinos para todo el país, incluidos los mismos escuálidos porque se supone que la obra de gobierno sí es realmente para todos, para todos son las vías, las escuelas, las universidades, los hospitales, el empleo, la electricidad, la producción agrícola, Mercal, PDVAL, Bicentenario; en fin, el bienestar de todo el país.

Por otra parte, quiero hacer notar que en todas las elecciones el cien por ciento de los que conforman el segundo grupo salen a votar. De eso no me cabe la menor duda. ¿No me lo creen? En estas últimas elecciones, los estados con menos abstención fueron precisamente donde ganaron los escuálidos porque salieron a votar todos, mientras que entre los supuestos revolucionarios muchos se abstuvieron. Observemos como la abstención fue mayor en los estados mayoritariamente chavistas. ¿Triunfalismo? Tal vez. ¿Seguridad en el triunfo? Quizás. ¿Flojera para participar en un evento donde se saben ganadores? Es probable.

Veamos otra cara de la misma moneda. Yo tengo el atrevimiento de afirmar que muchos de los dirigentes, y muchos de los funcionarios, crearon un estado de ánimo adverso a la revolución y por su inútil actuación se produjeron muchos desencantos y pérdida de votos. No se escandalicen. Es la verdad. Todos sabemos que hay ciertos gobernadores, muchos alcaldes, muchos funcionarios y empleados que son ineficientes, abúlicos, incapaces y otras lindezas. No sirven para gobernar, programar, dirigir, gerenciar, encausar, motivar al trabajo creador y obtener resultados positivos para la población. Mucho menos para hacer funcionar eficientemente, al menos con resultados mínimos, a la pesada burocracia que campea por los vericuetos de la administración pública centralizada y descentralizada. La anquilosada, vieja y roñosa contra cultura adeca campea por sus fueros. Pero todavía hay más. Se habla a vox populi de la corrupción. Es probable que se exagere y que la oposición la infle; pero, de que vuelan, vuelan. ¿Y la contraloría social? Bien, gracias. Sin embargo, son las cosas aparentemente nimias las que más fastidian el ánimo de todos entre los cuales me incluyo. Ejemplos - ¿quieren ejemplos? - ¿Qué tal la arrechera que uno agarra cuando trata de llamar por teléfono a un despacho oficial y nadie responde? Y, si llegan a responder, lo hacen con una displicencia digna de mejor causa o se ponen con esa conductica arrogante de perdona vidas creyéndose seres superiores a quienes se les pide bajar del olimpo a soportar molestias de mortales insignificantes.

¿No les basta? ¿Qué tal los burócratas con cara de fastidio que te ponen a esperar y esperar, y luego te devuelven con las manos vacías, sin explicación alguna, por algo estúpido que sólo a ellos se les ocurre? ¿Y los otros a quienes nunca les compete nada? A niveles un poco más arriba, los funcionarios que entran y salen por las puertas traseras y disimuladas de sus despachos para que ese “poco de tierrúos” no los moleste.

Sabemos palmariamente que hay muchos pueblos y ciudades, tal cual como el lugar donde yo vivo, donde no se ha hecho una solo obra de valía en once años. Hace falta, al menos, mejorar escuelas, liceos, centros de salud, vías, infraestructura, resolver el problema del agua potable y de las cloacas, etc., etc. No hablemos de construir nada nuevo. Es inconcebible que no se haya instalado ni siquiera un solo Mercal – solo vienen los operativos móviles a cielo abierto ocasionalmente – ni un solo PDVAL y tan solo se ha construido un CDI para una población de más de cien mil habitantes y que el transporte público es el peor del mundo. En descargo parcial a los pecados de funcionarios electos o designados, también le echo mucha de la culpa a la actitud abúlica y despreocupada de los habitantes que vomitan su pasiva conformidad a cada rato con aquella consabida y chocante frase que no hay otra cosa, que peor es nada, que el gobierno no sirve, que nunca ha servido.

Estoy seguro de algo. El gobierno central no sabe estas cosas. Se las ocultan. Le dicen que todo está bien. Pues no es así. Ocultar cosas y decir mentiras son equivalentes, conducen a lo mismo, generalmente a la omisión. Quisiera informar “allá arriba” pero, ¿Cómo hago? No existen canales y, si existen, no los conozco.

Mencionaré un increíble caso extremo. El Presidente creó la misión Chávez Candanga para oír directamente al pueblo. Envié una queja y, A LOS TRES MESES, me llamó una niña a pedirme que la repitiera porque yo me había equivocado y la clasifiqué de diferente forma a su gusto particular. Carajo, si no es, por ejemplo, infraestructura sino servicios públicos, ¿por qué no la cambia ella? ¿O su supervisor? ¿O su jefe? Agreguemos otra pregunta estúpida: ¿por qué tuvo que esperar tres meses para darse cuenta de esa pendejada?

El rebaño burocrático no piensa. No está en condiciones de hacerlo. Nadie los ha enseñado a pensar. Tradicionalmente, las mujeres se la pasan pintándose las uñas y los hombres estudiando la gaceta hípica. Hay que enseñarlos a pensar y motivarlos a actuar para que sirvan de algo y para algo.

Estudiaré muy bien a los que se enfurezcan conmigo.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

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