Durante la reciente
agresión sionista al pueblo palestino vimos una vez más la
reiteración de una aberrante conducta terrorista, genocida,
etnocida, crímenes de guerra y de lesa humanidad, contra el inerme
pueblo de la Franja de Gaza, y todo eso ante la vista y complicidad
de todo el mundo, salvo muy honrosas excepciones precisamente por
parte de países cuyo poder no puede hacer nada para impedir
semejante masacre malvada y despiadada. Es manera de proceder de los
sionistas no es nueva. Ha sido reiterativa sobre todo a partir de
1948 del pasado siglo. Esa manera cruel de actuar cuando se tiene el
poder es explicada por la peculiar forma de pensar de los sionistas.
Observen que uso la palabra “sionistas” y en ningún momento me
refiero a judíos, hebreos o semitas, aunque ese aspecto creo haberlo
explicado con suficiente claridad anteriormente.
Los sionistas usan
de forma totalmente manipulada muchas de las enseñanzas de los
llamados libros sagrados de la religión judía para deliberadamente
confundir incautos, inocentes o, digámoslo claro y sin ambages,
ignorantes, especialmente entre aquellos que profesan la religión
judía, de la cual se originó el cristianismo y, sorpréndanse
algunos, también el islamismo.
He tratado
inutilmente de encontrar la fuente bibliográfica de una creencia
arraigada entre los judíos poderosos y, muy especialmente, entre los
sionistas según la cual, si alguien es rico, poderoso, inteligente,
sano, bello, etc., es por que Dios lo ama y; si por el contrario,
alguien es pobre, no muy inteligente, enfermo, feo, etc., es por que
Dios no lo ama. Por lo tanto si alguien no es amado por Dios, no
tiene por que ser amado por las demás personas. He ahí la razón
fundamental para despreciar y, por supuesto, humillar y desfenestrar
a aquellos no bien dotados por la naturaleza ni por la vida.
Por otra parte,
como ya hemos visto, aquellos que “por desgracia no pertenecemos al
pueblo elegido”, somos goim; es decir, menos que bestias
asquerosas, inmundas y despreciables, no hay pues entonces razones
para no excluirnos y, si posible, aniquilarnos. Solo nos permitirían
vivir en tanto fuéramos útiles a sus propios fines, para realizar
tareas “indignas”. Es algo aproximado a la visión que muchos
tienen en todas partes respecto a ciertos animales. Si, por ejemplo,
tengo un caballo, lo exploto pero al llegar a la vejez y volverse un
ser inútil, lo mato. O como otros frente a las cucarachas o los
gusanos ponzoñosos, los aplasto sin campasión alguna porque son
solo bichos inutiles, feos, despreciables, asquerosos, etc. Bueno, en
resumen, ese es el concepto que ellos tienen de los goim y de los
mismos judíos que no son amados por Dios, lo que, dicho sea de paso,
supuestamente Dios no los ama porque alguno de sus antepasados
cometió pecado y él o ella tiene que pagarlo. Menuda concepción
teológica de un Dios tunante y castigador durante generaciones de
descendientes inocentes del pecado de alguno de sus antepasados.
Los cristianos,
logicamente, creen en los llamados milagros de Jesús. Eso es un
asunto teológico en el cual no voy a opinar porque son ideas que
pertenecen solo al fuero interno de cada quien. Sin embargo, uno de
los milagros más difundidos de Jesús es la sanación de leprosos.
Sean ciertos o no los milagros de Jesús, este en particular
constituiría un milagro simbólico. Recordemos que los
leprosos en aquellas bíblicas épocas constituían los seres más
excluidos entre los excluidos de cualquier sociedad y, al ser
rescatados y curados por Jesús, él estaba enviando un mensaje
diciendo que hasta los seres más excluidos de cualquier sociedad
eran también sujetos y objetos de redención. Esa nueva concepción
de la redención social echa por tierra la inutilidad de la creencia
a la que me he referido antes. Pues bien, es mi opinión personal,
que los sionistas niegan la posibilidad de redención a los demás y
que solo ellos creen ser los únicos entre el llamado pueblo elegido
por Dios, aunque todavía no he encontrado por ninguna parte la
respuesta a una pregunta que podría ser considerada vital por unos
cuantos:
¿Para que carajo
eligió Dios al pueblo judío?
Muy difícil creer
y aceptar que algún Dios, respetando fielmente todas las creencias,
haya elegido a un determinado pueblo para joder a los demás en su
nombre. Sinceramente prefiero pensar que si Dios realmente existe,
cualesquiera sea su concepción, es un ser de amor, paz,
bienaventuranza y factor de solidaridad entre “sus hijos”.
Imposible que Dios pudo crear unos hijos más hijos que otros. Dios,
tampoco creo, discrimina porque eso sería ir precisamente en contra
de la esencia y del mismo concepto que se tiene universalmente de
Dios, por parte de quienes los tienen.
¡INDEPENDENCIA Y
PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y
VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario