miércoles, 14 de septiembre de 2011

Solidaridad sentimental


Recuerdo que cuando niño me contaron algo que todavía no sé si es historia, leyenda, fábula o que, el relato bíblico de David y Goliat. Automáticamente, sin que nadie me empujara, desde el primer momento simpaticé con el débil niño. Más adelante me fueron contando o fui leyendo sobre otros eventos imaginarios o históricos y, al igual que el anterior, simpaticé siempre con los más débiles. Fui creciendo con esa, llamémosla sensibilidad, y me identifiqué de todo corazón con los Norcoreanos, Argelinos, Guatemaltecos, Dominicanos, Vietnamitas del Norte, Chilenos de la UP con el Compañero Allende a la  cabeza, Granadinos (Bishop), Panameños y una larga etcétera. Inclusive, en el plano de la fantasía, sufría cuando masacraban a la Pieles Rojas en las películas de vaquero y, aunque sabía que era un guión imaginario, anhelaba una solución mágica de última hora que al menos los salvara de una muerte cierta. No he cambiado. He vivido bastantes años y sigo con la misma “manía”.

Por esa atávica e inveterada inclinación, lo digo sin ambages, simpatizo de frente con Moamar Al Cadafi (no sé como lo escriben los anglófilos pero en castellano fonético me suena así) y el resto de los libios y demás que lo apoyan. ¿Qué es un dictador, abusivo, déspota u otra cosa? No me importa, eso es problema de los libios y son ellos quienes tienen que resolver esa situación interna. Les concedería in extremis que peleen con él personalmente pero, me hago la pregunta, ¿Por qué carajo tienen que violar la sagrada soberanía del pueblo libio y matar débiles e inocentes? Si Cadafi es un macho morirá como Allende defendiendo SU trinchera y eso, a esta fecha, está por verse.

Estoy en contra – SI, con mayúsculas – de que asesinen inocentes niños y otras personas, destruyan toda la infraestructura de un país, roben – sí, ROBEN con mayúsculas – su dinero y sus recursos naturales y hundan un país completo en la miseria y la desolación. Eso no tiene justificación alguna, es despreciable y todo el género humano debe levantar su voz de condena en contra de esos modernos filibusteros, corsarios, piratas, asesinos, ladrones. Atila, quien ha sido secularmente desprestigiado por los historiadores “occidentales”, jamás fue tan malo como estos despreciables engendros que carecen de ombligo.

¿Cómo que carecen de ombligo? ¡Si! Nunca estuvieron en un útero materno conectados con un cordón umbilical. Jamás tuvieron amor de madre y por eso carecen de toda sensibilidad humana. Esos engendros antinatura no nacieron, los cagaron. Toda esa inmundicia putrefacta se la tragará la cloaca de la historia.

Mi solidaridad sentimental no se queda, por ahora, en Libia. Se extiende a Iraq, Afganistán, Palestina, el Cuerno de África. También a Chile y Colombia que merecen capítulo aparte, y a todos los confines del planeta donde hay gente que sufre pero también ama y espera.  

Lo dejo hasta ahí. Estoy asqueado y se me alborotó el epiplón.


PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

2 comentarios:

  1. muy bien Pedro me parece excelente de verdad tu opinión, los libios son los que deben resolver sus problemas y ningún país debe admitir una intromisión extraña o ajena. Pero me hago una pregunta si esos países invasores dibujan al mundo un panorama de ser los salvadores del mundo, porque no intervienen para ofrecer ayuda humanitaria a aquellos países que ni agua potable tienen?? triste realidad pero es muy simple , no les interesa la felicidad de la humanidad, solo buscan como extraer , robar las riquezas ajenas para satisfacer sus ambiciones. Pero todo llega y a ellos les llegara el día de pagar sus barbaridades, la humanidad esta despertando!!!!!!!!!!!! Delia Espinoza

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  2. Delia; como siempre acertada en tus comentarios. Ratifico que creo que ellos solo buscan lo que les interesa de orden material. Generosos para destruir y después ROBAR; pichirres y mezquinos para dar.
    Han banalizado la maldad a tal extremo que ya, a quienes los siguen y admiran no les importa nada sin los muertos son diez (muy lamentable) o un millón.

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