domingo, 25 de septiembre de 2011

No pensaba escribir tan pronto


Es cierto. No pensaba escribir tan pronto pero, - siempre hay un pero – un muy amable lector de allende el Atlántico, específicamente de Alemania, me ha enviado un muy agradable correo y no puedo fallarle; así que, aquí va mi respuesta pública, tal como lo prometí en privado.

No pensaba ni quería escribir. Total no hay tema que me inspire. Si es por la política vernácula, no ha habido sino basura y, por supuesto, ha venido de esa esquizoparanoica (¿existirá la palabreja?) disociada oposición. De parte del Gobierno Bolivariano, todo ha sido cotidiano porque en Revolución lo extraordinario se vuelve cotidiano y, como ya es costumbre siguen en marcha los programas sociales; viviendas para quienes la necesitan, computadoras GRATIS para los niños de las escuelas primarias (el reinicio de clases ha sido una verdadera fiesta), el país crece, crece, crece en todos los sentidos.

En cuanto a la política internacional, todo es asqueroso, nauseabundo, a mí personalmente no me provoca ponerme a repetir lo que tanta gente ha dicho en todas partes. Que si Palestina, que si israel (con minúsculas en señal de asco a todo lo que huela a sionismo), que si los gringos, Libia, los dramas que sufren los pueblos europeos, etc.

Nada agradable, ligero, entusiasmante (vuelvo a preguntar, ¿existirá la palabra) por  ninguna parte. No encuentro nada que me motive; pero, sí, el desconocido amigo de Germania logró tocarme alguna fibra interior.

¿Por qué? Sencillo. Me dice que mi anterior artículo le agradó y me pide le informe sobre otros poemas del GRAN NERUDA sobre Venezuela. Así que no los fastidio más y dejemos que hable el bardo infinito. Ah, pero, antes, gracias por los conceptos emitidos, trataré de no fallar. Y sin más demora:

Oda a los nombres de Venezuela

Los llanos requemados
de Febrero,
ardiente es Venezuela
y el camino divide
su extensa llamarada,
la luz fecundadora
despojó el poderío
de la sombra.

Cruzo por el camino,
mientras crece
el planeta a cada lado,
desde Barquisimeto
hacia Acarigua.

Como un martillo
el sol
pega
en las ramas,
clava
clavos celestes
a la tierra,
estudia los rincones
y como un gallo encrespa
su plumaje
sobre las tejas verdes de Barinas,
sobre los párpados de Suruguapo.

Tus nombres, Venezuela,
los ritos
enterrados,
el agua, las batallas,
el sombrío
enlace de jaguar y cordilleras,
los plumajes
de las desconocidas
aves condecoradas
por la selva,
las palabras
apenas
entreabiertas
como de pluma o polen,
o los duros
nombres de lanza o piedra:
Aparurén, Guasipati, Canaima,
Casiquiare, Mavaca,
o más lejos, Maroa,
donde los ríos bajo las tinieblas
combaten como espadas,
arrastran tu existencia,
madera, espacio, sangre,
hacia la espuma férrea del Atlántico.

Nombres de Venezuela
fragantes y seguros
corriendo como el agua
sobre la tierra seca,
iluminando
el rostro
de la tierra
como el araguaney cuando levanta
su pabellón de besos amarillos.

Ocumare,
eres ojo, espuma y perla,
Tocuyo, hijo de harina,
Siquisique, resbalas
como un jabón mojado y oloroso
y, si escogiera, el Sol
nacería en el nombre de Carora,
el agua nacería en Cabudare,
la noche dormiría en Sabaneta.
En Chiriguare, en Guay, en Urucure,
en Coro, en Bucaral, en Moroturo,
en todas las regiones
de Venezuela desgranada
no recogí sino este,
este tesoro:
las semillas ardientes de esos nombres,
que sembraré en la tierra mía lejos.

Espero lo hayan disfrutado. Y lo disfruten tanto como yo.


PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

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