viernes, 17 de junio de 2011

Guayana - Parte II

Guayana no es solo hidroelectricidad, hierro y aluminio. Hay muchas otras cosas más: oro, magnesio, manganeso, cuarzo, piedras preciosas, tierras raras (uranio, wolframio, cadmio, coltán, etc.), grandes ríos para la navegación y la pesca, muchísimas riquezas forestales, bellezas turísticas y una larga etcétera. La ecuación en la cual todos los términos son altamente positivos, ¿por qué arroja resultados negativos, o por decir lo menos, poco positivos?

¿Qué nos ha pasado como nación o como pueblo que no hemos sabido o podido realizar una suma de solo términos positivos y nos da, por el contrario, resultados pírricos cuando no han sido francamente negativos? Tomemos un solo ejemplo. La transnacional Iron Mines company of Venezuela permaneció en el país, en forma directa, explotando y exportando mineral de hierro durante unos cuarenta años. Asumió entre otras las minas de El Pao, a pocos kilómetros de Palúa (puerto situado en la vecindad de San Félix en la desembocadura del Caroní en el Orinoco). Construyó un ferrocarril para realizar el transporte y "urbanismos" y otras instalaciones para alojar trabajadores. Hasta ahí todo aparentemente bien. ¿Qué le dejó al país cuando un gobierno corrupto "nacionalizó" el hierro en 1975? La respuesta es asombrosa. Nada y nada hubiera sido algo positivo. Donde antes existía una enorme montaña, casi toda con contenido de hierro de ALTO tenor, no se asombren, quedó un inmenso hueco de descomunal profundidad. Se llevaron toda la montaña y, además, gigantescas cantidades de subsuelo. El ferrocarril lo desmantelaron y la vía se perdió. No dejaron ni tan siquiera una escuelita o un minúsculo centro
de salud. Viviendas o otras instalaciones, ni una. La miseria después era mayor que la de antes de la llegada de la empresa. Pero, ¿por qué?

En mi opinión, no hubo venezolanos con suficientes cojones para imponerle condiciones a los gringos. Hicieron con nosotros lo que les dió la gana. Nos exprimieron inmisericordemente con la complacencia de gobernantes traidores a la patria que se lo permitieron o simplemente siguieron sus órdenes. La culpa no la tiene el ciego sino quien les da el garrote. Los gringos deben haber pagado muy barato por ese garrote.

Esa dolorosa experiencia se ha repetido hasta el infinito, no solo en Guayana, no solo en Venezuela, no solo en Sur América, no solo en América Latina y El Caribe; no, no y no; se ha repetido en todo el mundo. Hierro, aluminio, petróleo, etc. han sido algunos protagonistas.

Lamentablemente esas acciones, ejecutadas bajo esos parámetros sociales, políticos y económicos, dejaron una cultura; perdón, quise decir una contracultura, sembrada en la mente, la forma de vida y los hábitos de los pueblos explotados. Unos pocos se enriquecieron con las pequeñas migajas que cayeron de la mesa del festín; pero, la inmensa mayoría nadó, nada y nadará en un oscuro pozo de pobreza y alienación. Entre muchas de las aberraciones del comportamiento social, están las nefastas conductas de dirigentes de todo tipo tales como los mal llamados líderes sindicales, quienes siempre se aliaron con los mismos explotadores en detrimentos de quienes supuestamente representaban. Resulta increíble y totalmente aberrante una alianza casi carnal, contra natura, entre explotadores y explotados que funcionó y aún tiene reminiscencias; Fedecámaras y la CTV aliados, o lo que es lo mismo, directivos de empresas aliados con "líderes" sindicales contra los trabajadores. ¿No me creen? ¿Recuerdan la "venta" de las prestaciones sociales que negoció la tristemente famosa TRIMALDITA? ¿Qúe me dicen del asqueroso contubernio cuando el Golpe de Estado de 2002 y el subsiguiente Paro Petrolero? Y si quieren algo muy reciente porque no recuerdan cosas viejas, ¿qué tal la reciente captura de altos capos enchufados en Sidor contrabandeando las cabillas del pueblo hacia Colombia? ¿Estos tipos no y que eran trabajadores? ¿Por qué tienen comportamiento de empresario mafioso?

El caso Sidor es emblemático de la descomposición social, ética, moral y política a lo largo de más de medio siglo y los pocos que levantaron su voz fueron estigmatizados. Como se ha dicho, Sidor nació supuestamente para explotar el hierro en beneficio de la nación, pero siempre solo produjo materia prima que después nos reenviaban, y renvían, elaborada a precios prohibitivos. Es cierto que gente de buena fe hizo planes y se llegaron a comprar equipos para industrializar el hierro aguas abajo, equipos que por cierto nunca se instalaron y se perdieron irremisiblemente. En una segunda etapa, Sidor fué regalada (eufemísticamente privatizada). ¿Recuerdan la campaña publicitaria para hacernos tragar la idea del enorme beneficio que la eficiente empresa privada generaría? El resultado concreto fue que Sidor fue exprimida, los equipos se pusieron viejos, jamás se invirtió en actualizarla tecnologicamente, se tercerizaron los trabajadores, se fueron las ganancias del país y, ¿qué quedó? Quedó lo que canta Alí Primera: miseria y sudor de obrero. Cuando Sidor estaba en manos privadas, transnacionales por cierto, los productos se iban al exterior y, además, las divisas se quedaban fuera lo que originó una escasez de productos básicos de acero en el país y un gigantesco mercado negro a precios exageradamente altos. Vino la renacionalización y se intentó poner las cosas en orden.

Como lo podemos imaginar facilmente, ese proceso no es nada fácil. Se tropieza con todos los inconvenientes que el status quo inventa para hacerlo fracasar; pero, sobretodo hay que enfrentar el nefasto patrón cultural implantado en el país. Las mafias políticas, comerciales, sindicales y las de todo tipo se oponen tenazmente a cualquier cambio que desmejore sus beneficios, prebendas y privilegios. Un ejemplo reciente de esto se manifiesta en la corrupción rampante que ha reinado entre muchos gerentes, directores y altos empleados que, por ejemplo, siguieron con sus viejas prácticas sacando cabillas de contrabando fuera del país y otro, el de las mafias sindicales que con muchas argucias enfrentan los trabajadore entre sí, al punto que la violencia casi se ha generalizado y llegado a extremos execrables como la provocación de muertos y heridos.

Lo afirmé en el anterior artículo, no dudo que los laboratorios de guerra sucia de los gringos, conjuntamente con esa nefasta legión de cipayos vende patria traidores, sean los artífices de ese estado de cosas. No es posible ni cabe en ninguna mente sensata que parte de los trabajadores estén aliados con sus explotadores históricos. Quienes impulsan esas acciones, tampoco cabe duda, tienes sus articulaciones lubricadas con la asquerosa grasa hecha a base de mucho dolar sucio.

Continuaré.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

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