Se
acaba de inaugurar en Cumaná la no sé que número FITVEN, Feria
Internacional de Turismo de Venezuela. Lo que aprecié en TV parece
algo formidable, muy bonito, una excelente promoción y, a la vez, un
mentís rotundo a la propaganda denigrante contra Venezuela en el
exterior.
Desgraciadamente
voy a contrastar este bello evento con una desventura que me acaba de
ocurrir en Caracas y, desde ya, les pido perdón por hablar en
primera persona.
Lo
primero que me sorprendió de Caracas fue que en esta época “tan
difícil, con una situación económica tan mala, con el desastre
económico” todos los hoteles estaban llenos. Al fin, después
de mil peripecias encontré una taguara de mala muerte, sucio,
pesimamente mal atendido a un precio de hotel 5 estrellas.
Subí
a la habitación que me asignaron, el aparato de aire acondicionado
dañado y sin teléfono; así que tuve que bajar por las escaleras
porque el ascensor también estaba dañado y le pedí al
recepcionista toallas, jabón y papel higiénico; pero, como tenía
que salir le indiqué que ordenara llevarlos para disponer de ellos a
mi regreso. Confié.
Al
regresar en la noche cansado con necesidad de ducharme y descansar me
encuentro que no subieron nada. De vuelta a bajar, hago el reclamo y
el tipo descaradamente me dice:
No
hay toallas porque la gente se las roba.
Le
respondo que es deber del establecimiento suministrarme toallas,
jabón y papel, además me quiero bañar.
El
colmo de la desfachatez fue su respuesta lacónica. No te bañes.
Por
supuesto que me enojé pero no hice escena alguna. Subí, recogí me
equipaje y me largué no sin antes mandarlo al mismísimo carajo
porque también pretendía que le pagara.
Lo
malo de todo esto fue el subsiguiente calvario para encontrar otra
taguara con habitación disponible asegurándome que si tuviera las
desgraciadas toallas y jabón.
No
sé a quien o que autoridad dirigirme para poner la queja y, de paso,
creo que no vale la pena porque la rabia se me convirtió en risa
ante lo que luego consideré un chiste cruel de ese humor racista
llamado negro.
¿A
que se deberá esa situación? No lo sé. Es la primera vez en mi
vida que me pasa eso que jamás llegué a pensar como algo
imaginable. Si es mala fe de los dueños para sabotear al gobierno;
pues, son bien estúpidos porque, imagino, que nadie querrá ser su
huésped. Tampoco creo que el problema sea cultural salvo el de las
pocas personas que se encontraban allí presentes. Ser tan malos
comerciantes redundará en contra de sí mismos e irán
indefectiblemente al fracaso económico que luego achacarán al
gobierno.
No
deseo a nadie que le ocurra algo semejante, así que advierto a
probables viajeros a Caracas que ni siquiera se asomen al Hotel El
Escorial situado en la Calle El Colegio, Sabana Grande. Allí ahorran
mucho el agua, de ahí que recomienden no bañarse.
Dios
impida que cualquier turista se asome a ese tugurio de mala muerte.
El daño causado no sería a esa pocilga, el daño se lo estarían
indirectamente haciendo a la imagen del país.
Si
eres escuálido, alójate allí. Si te molestas culpas al
rrrrrrégimen pero, eso sí, no te bañes.
¡INDEPENDENCIA
Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ
VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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