Alguien
dijo alguna vez que la vida y el almanaque son como una noria en
perpetuo giro. Debe ser cierto y a cada giro le agregamos propósitos
que en su mayoría no se concretan, y debe ser porque nos proponemos
muchas cosas grandiosas que jamás lograremos; así que, para
facilitarnos la vida, hagamos propósitos de ralativo fácil
cumplimiento, al alcance de nuestras posibilidades.
No
me he propuesto cosas rayanas en lo imposible, con ser más y mejor
revolucionario me basta. 2014 nos dejó secuelas, muchas de ellas que
marcarán nuestras vidas y las del país en general, quien sabe por
cuanto tiempo. Nadie duda que fue un año duro con muchas desgracias
que facilmente pudieron no haber sido, pero en compensación también
un año de muchas cosas buenas. Desechemos las malas, corrijamos los
errores y estemos atentos a que no se repitan. En cuanto a las
buenas, el propósito está hecho de mejorarlas para que tengan algún
otro tipo de impacto positivo.
Conocemos
mejor a los desquiciados descerebrados de la oposición perversa que
nos ha tocado soportar con sus terribles enfermedades mentales,
expresadas en un odio visceral que aparentemente no tiene ningún
sentido. ¿Qué provoca ese odio? No lo sé, solo hago conjeturas y a
lo mejor pego alguna. En particular creo que no existe razón alguna
para que los humanos nos odiemos entre sí, teniendo en cuenta que es
mucho más fácil y provechoso amarnos aún a pesar de nuestras
lógicas diferencias de enfoques y puntos de vista que pueden ser
relativos o que, de hecho, lo son. He preguntado a muchos escuas la
razón de su odio y lo niegan y les creo a título individual. Estoy
casi convencido que a nivel personal, siendo ellos también como
nosotros, no existe aparentemente ese odio, así que el problema es a
nivel colectivo.
Trataré
de explicarme. Tomemos una persona en particular y, si quieres
lector(a) enfócate en alguien conocido por ti. Es probablemente
alguien como tú, con sus caracteŕisticas relativamente positivas y
negativas, con una familia normal, con una actividad laboral o
profesional normal, con ambiciones y metas también dentro lo llamado
normal, pero no la pongas en contacto con un grupo porque
automaticamente cambiará, se transformará en no sé que porque el
problema lo veo como perteneciente a los grupos y no a los
individuos. Entonces surge la segunda pregunta, ¿qué dispara en los
grupos esa conciencia y ese comportamiento anómalo? Si de alguna
manera lográramos evitar ese disparo, es altamente posible que se
evitarían muchas de las conductas grupales desquiciadas y altamente
dañinas a veces.
Pero
no me pregunten como evitar el disparo. Tampoco lo sé aunque aspiro
que nuestra creatividad colectiva nos dé probables soluciones que
tampoco serían duraderas en el tiempo porque, no olvidemos, las
conductas mutan porque las circunstancias también. Evitar ese
disparo forma parte de mis aspiraciones para 2015 al menos en la
pequeña comunidad donde vivo. Hay mucha gente que piensa de manera
ilógica porque no corresponde a su verdadera naturaleza ni tampoco
al entorno social donde se desenvuelven. No debe ser posible que
alguien que ha sido pobre toda su vida, que ha tenido que masticar su
pobreza, piense, actué, admire y apoye a sus depredadores, a sus
sempiternos explotadores. A mi, en lo personal, me parece una
conducta que me atrevo a calificar de aberrante a menos que, ese o
esa alguien ni siquiera llegue a entender, que sí es una víctima.
Historicamente,
el país ha pasado antes por crisis y circunstancias mucho peores. A
los descerebrados sin memoria el recuerdo algo muy reciente. El paro
sabotaje petrolero de 2002/2003, de más de dos meses de duración,
que dejó profundas y dolorosas secuelas de todo tipo a la nación y
a todos los habitantes. Lo que pasa ahora con la baja inducida de los
precios petroleros no es nada comparado con aquello porque, entonces,
el petróleo realmente bajó a cero dólares por barril porque al no
producirse nada, entonces, ¿a qué precio se vende lo que no se
produce? En esa época no fue que escasearon muchos alimentos y
muchos otros insumos, simplemente no se produjeron y lo poco que se
producía no se podía distribuir; pero, lo grandioso estuvo en que
el pueblo puso en marcha sus poderes creadores y produjo sustitutos a
productos, servicios y otras necesidades individuales o colectivas,
sobrevivió con éxito e inclusive salió fortalecido de esa crisis
provocada por los sectores más dañinos que aún persisten en
nuestra sociedad.
Me
río mucho de las grandes imbecilidades que oigo, de los rumores que
propalan, de lo pronósticos de los profetas del desatre. ¿Qué
significa todo esto? Mi respuesta sencilla es que esas personas o
grupos no conocen el alma del pueblo. Este pueblo bueno, generoso,
solidario, trabajador, siempre dispuesto al sacrificio y propulsor
del todos los grandes cambios históricos de relevancia que van más
allá de nuestras fronteras no se dejará someter ni, mucho menos,
avasallar por unos cuantos desquiciados prepotentes y soberbios que
se creen superiores y apenas son unos débiles pigmeos mentales e
intelectuales, que apenas son unos burros - con el perdón de esos
tiernos y nobles animales - cargados de dinero. Aquí repito una
hermosa frase de Victor Hugo en su monumental obra Los Miserables: el
millonario de la inteligencia llega a compadecer a los millonarios
del dinero.
Basta
con recordar que uno de los mejores métodos para neutralizarlos es
no hacer caso a sus absurdas pretenciones. No los tomemos en cuenta.
Oídos sordos a sus disociadas ideas y llamados. Dejemos que se
ahoguen en su propia bilis o en sus propios excrementos. Es a ese
pozo fétido, putrefacto y maloliente donde, por su naturaleza,
pertenecen y merecen siempre estar.
¡PATRIA
SOCIALISTA Y VICTORIA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHÁVEZ
VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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