Dedicado
con especial afecto a un amigo argentino. Che, vos sabés quien sos.
Perdonen
el egocentrismo, es una anécdota personal pero la cuento porque el
personaje central es otro y no yo. Vale.
Antes
de entrar en materia propiamente dicha, repasemos un poco de
historia. William Shakespeare nació en Stratford-upon-Avon, Reino
Unido, en fecha incierta que puede ser 26 o 23 de abril de los años
1564 o 1616 según el calendario que se emplee, sea juliano o
gregoriano. Fue dramaturgo, poeta y actor; conocido en ocasiones como
el Bardo de Avon (o simplemente El Bardo), Shakespeare es considerado
el escritor más importante de la lengua inglesa y uno de los más
célebres de la literatura universal. La New Encyclopædia
Britannica señala que "muchos lo consideran el mayor
dramaturgo de todos los tiempos. Sus piezas se representan más veces
y en mayor número de naciones que las de cualquier otro escritor".
Las obras de Shakespeare han sido traducidas a los principales
idiomas y sus piezas dramáticas continúan representándose por todo
el mundo. Además, muchas citas y aforismos de sus obras han pasado a
formar parte del uso cotidiano, tanto en el idioma original como en
los otros.
El
poblado donde nació y está enterrado Shakespeare, está situado al
margen del Río Avon, donde millones de visitantes de todo el mundo
celebran anualmente su nacimiento y sus obras. Son muy famosos los
festivales de teatro que se celebran durante casi todo el año,
especialmente en el Royal Shakespeare Theatre que puede
albergar 1040 espectadores. Por cierto, en él se conservan muchas
obras de art deco del viejo Shakespeare Memorial Theater.
Entre
otras, existe también una vieja academia de teatro con siglos de
tradición. A ella ingresan niños y muchos permanecen hasta la
senectud estudiando arte dramático y ensayando una y mil veces las
obras que se presentarán. Se puede asegurar sin caer en
exageraciones que son los actores de teatro más perfectos del mundo
según la opinión de muchos “entendidos”; no en balde muchos de
esos actores han estudiado, repasado y ensayado durante sus largas
vidas. Como detalle adicional, obras que han representado
anteriormente cientos de veces, las ensayan un mínimo de seis meses
antes de cada premiere.
Hace
muchos años asistí a una de esas presentaciones teatrales y,
siguiendo una vieja costumbre, al final solicité el autógrafo del
actor principal sobre el programa de la función. Era un atildado y
sereno caballero a quien le calculé unos sesenta años. Se mostró
sorprendido que un joven suramericano, cuya lengua madre no es el
inglés, le hiciera tal petición y, con inimaginable gentileza, como
buen inglés me invitó a tomar té.
Hablamos
más de una hora y siempre he recordado desde entonces una
maravillosa lección de vida.
La
vida es un teatro – me dijo – en el cual todos esperan que tú
representes un papel que a ellos les guste; pero no es cualquier
papel, es el que ellos de improviso aspiran que representes aún sin
dártelo. Esa representación, además, quieren que sea perfecta, sin
fallos, que no amerite crítica al alguna. Todo a su total
satisfacción.
Después
de una pausa, continuó hablando de manera perfectamente pedagógica.
Fíjate
– dijo pausadamente – nosotros estudiamos arte dramático durante
décadas, aprendemos todas las técnicas histriónicas, sinceramente
ponemos nuestro corazón y nuestro intelecto en cada parlamento,
ensayamos durante largos meses; de hecho, nos convertimos en
personajes vivientes de cada obra y, sin embargo, nos critican
amargamente, a veces de manera soez y procaz, sin ningún miramiento
nos descalifican de la manera más despiadada. Y no son pocos que
hasta puede decirse, sin llegar a exagerar, que son casi todos los
espectadores; quienes, dicho sea de paso, saben de teatro lo que yo
de sánscrito.
¿Qué
no dirán de ti, que no has estudiado, practicado ni ensayado cuando
no representes a perfección un papel que te han dado de improviso?
¿Cual
es entonces la solución? - Creo recordar haberle preguntado.
Jamás
olvidaré aquella fascinante respuesta.
Sé
siempre tú mismo. - Continuó. - Es el único papel que siempre
podrás representar bien en cualquier tiempo, condición y bajo todas
las circunstancias.
Después
de una pausa que creo estudiada, remató:
Te
criticarán igual. Tampoco les gustará. Pero te quedará la
satisfacción que no perdiste ningún esfuerzo. Si representas mal el
papel que ellos te dan o si representas el tuyo propio, te
criticarán. Siempre lo harán.
Tampoco
llegaré a olvidar cuando, con el rostro iluminado, remató:
Ellos
son felices criticando a los demás. Sé bueno con ellos. Prodígales
esa felicidad, pero no les des nunca el gusto de haber dejado de ser
tú mismo por satisfacer a gente que no se satisface con nada.
PATRIA
SOCIALISTA Y VICTORIA - ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
muy interesante
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