sábado, 16 de enero de 2016

Otra vez, ¡Clamo a mi pueblo!

Con dolor, con rabia, con frustración clamo a mi pueblo:


¡Pueblo mío, cuanto dolor siento por ti cuando te veo humillado, cuando veo tu dignidad pisoteada, cuando te veo arrastrarte en una cola rogando, rogando a unos sucios mercaderes de pacotilla que te estafen!

A ese nivel indigno de sinvergüerzura te han conducido tus amorales verdugos, a ese indigno nivel de alienación te han hecho llegar quienes han contaminado tu mente y tu espíritu altivo, guerrero, retrechero, igualitario, rebelde, porfiado que no le aguanta vainas a nadie.

¿Qué parte de los genes de tus antepasados se habrán perdido? ¿Qué parte de la sangre guerrera de tus antepasados se volvió agua sucia?
Si alguno de tus antepasados resucitara se metería de nuevo en la tumba, avergonzado de verte tan cobarde, vil y bajo que no te has rebelado todavía ante tanta humillación y como has soportado impávido durante tanto tiempo.

Pueblo, es momento que interiorices la idea que tu tiempo de venganza ha llegado para redimir tu apatía y quitarte de encima esa maldición que la burguesía te ha impuesto. Probemos algunos métodos para nosotros, ahora, aporrearlos aunque sea en muy mínima proporción, mucho menos de lo que ellos nos hacen todos los días de una manera inclemente y, encima, se ríen y burlan de nosotros y nos echan en cara nuestra imbecilidad.

Propongo un método que ha resultado infalible muchas veces en muchas partes del mundo:

Escojamos un producto comercializado por una empresa cualquiera. No lo compremos durante una semana; que nadie absolutamente lo compre. Si no reaccionan, abastecen profusamente y bajan los precios, continuemos una semana, o un mes más. Luego escogemos otros productos, otra empresas productoras y así sucesivamente. De esa manera los golpearemos donde les duele; lo único que les importa, sus bolsillos y sus vulgares cuentas bancarias.

Para comenzar, propongo hacer boicot a un producto emblemático, harina de maíz precocida marca P. A. N. tramposamente elaborada por polar (minúsculas en señal de asco y repudio) Sí, ya sé, me dirán muchos sobre el sufrimiento de no comer arepas ni bollitos. Muy bien, lo acepto pero es preferible no hacerlo un corto período de tiempo que seguir con el actual yugo encima. De paso, no nos va a ocurrir nada. Muchas personas hemos pasado largo tiempo en otros países donde no se comen arepas y no nos ha ocurrido nada, aquí estamos, aquí seguimos y no nos iremos del país como ellos seguramente harán al menor asomo de una insurrección popular. Entretanto, si otros nos la venden, compremos cualquier otra marca siempre y cuando lo hagan en las cantidades y precios que aceptemos; de lo contrario, aguantemos como machos, ¡carajo!

No perdemos nada haciendo la prueba; eso sí, garantizo los resultados. Personalmente, muchos boicoteamos los productos polar (idem) desde el Paro Sabotaje Petrolero de 2002/2003; pero somos pocos y no sienten el efecto; pero, siendo muchos, ojalá todos, la cosa cambia. No faltarán esquiroles que también venceremos.

Pido encarecidamente a todos aquellos lectores que estén de acuerdo, contribuir a dar la mayor difusión posible a este escrito y aportar su cuota en la lucha por el beneficio de todos. Sus ideas para mejorar estas propuestas las estamos todos ansiosamente esperando. Echemos a un lado la abulia, demostremos que somos un pueblo corajudo, reencontremos esa olvidada retrechería que siempre nos caracterizó. La pelea tenemos que darla TODOS.

Recordemos, tengamos presente la frase del Che: Si la lucha se dispersa no habrá victoria popular en el combate.

O a Bolívar en Pativilca, muy enfermo, sumido en una grave crisis y grandes contradicciones, interrogado por Joaquín Mosquera sobre que haría, respondió tajante:

¡VENCER! ¡VENCER! ¡VENCER!
Y... ¡ VENCIÓ!


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!






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