Pido a cualquier
fanático que me lea que no empiece por adelantado a cuestionar los
que escribiré a continuación. Nada de eso es de mi propia cosecha.
Solo voy a copiar textualmente un artículo escrito el 15 de enero
1921, hace casi un siglo, en la revista que supongo desaparecida “La
Vita Italiana”, reproducido en el Apéndice del libro “Los
Protocolos de los Sabios Ancianos de Sión”, editado por Sociedad
Editora de “Novissima”, Roma 1938. No es mi costumbre escribir
muy largo y, como quiera que este artículo sí lo es, lo dividiré
en dos porciones. Gracias por su paciencia, queridos lectores y
lectoras.
Hago hincapié en
la fecha de su escritura para que nos demos cuenta que el problema
con los sionistas – sionazis – no es nada nuevo. De hecho, como
decimos popularmente, esos malditos sionistas del
carajo andan jodiéndole la vida a los demás desde hace más de cien
años.
EL SIONISMO Y
LA INTERNACIONAL HEBRAICA
“Para comprender
el movimiento del sionismo, del que hoy tanto se habla, conviene
recordar que los hebreos se dividen en los siguientes partidos: a)
sionistas propiamente dichos, organizados por Herzel, que aspiran a
reconstituir el estado hebraico de Jerusalem (Sión) en Palestina; b)
los sionistas impropiamente dichos, que sería más acertado llamar
territorialistas, organizados por Zangwill (centro británico) que
aspiran a constituir una “tierra hebraica”, en cualquier parte
del mundo que ofrezca buenas condiciones; c) los cosmopolitas, que
prefieren que Israel siga esparcido por el mundo para dominarlo:
muchos de éstos, por oportunismo, se fingen sionistas, contribuyendo
al correspondiente fondo, pero en realidad su programa no es sionista
ni territorial.”
“En cuanto a la
política hebraica en general, tenemos: a) los israelitas
ultraconservadores, que se organizaron aproximadamente en 1880,
contrarios a toda cultura y asimilación “goi”; b) los
conservadores, que aceptan contactos oportunos con la vida “goi”,
siempre que la vida del hebraismo siga siendo sustancialmente
tradicional; c) los demócratas sociales, que han venido invadiendo y
dominando cada vez más a las democracias europeas y americanas, a
contar desde los socialistas clásicos Marx y Bebel; hasta los
actuales independientes y bolcheviques de Rusia y espartaquianos de
Alemania. Estos se organizaron en el viejo “Bund” (palabra
alemana que significa Liga) de revolucionarios hebreos, que se reveló
en el Congreso de Ginebra de 1906.”
“La alta banca
hebraica subsidia a todos estos partidos y se hace servir por todos
ellos. Los Rothschild, los Hirsch, los Schiff, etc., no desean, por
cierto, ser ciudadanos de un pequeño estado judaico, pues que son
los amos del mundo; pero siempre apoyarán los esfuerzos tendientes a
tal fin, ya sea para gozar de popularidad entre los judíos, ya sea
porque cada una de esas empresas hebraicas resulta siempre un buen
negocio.”
“Los
territorialistas, Zangwill y los socios de la I. T. O. (Jewish
Territorial Organization), buscan desde hace tiempo la nueva tierra
prometida en el mundo. A este respecto, convendrá recordar lo que
publicó la revista mensual Touring Club Italiano en abril de 1914:
“La misión de la ITO en Benguela. El nombre ITO está formado por
las iniciales de la Jewish Territorial Organization, sociedad que se
propone estudiar cuales territorios presentan condiciones favorables
para recibir una colonia hebrea, y que, con mayor precisión, busca
un territorio donde puedan vivir autónomos los israelitas que no se
encuentran en condiciones favorables en los países donde residen
actualmente. Poco antes de la ocupación italiana, la ITO envió a
Cirenaica una misión a la cual debemos una excelente descripción de
esa tierra. Las conclusiones de la misión resultaron desfavorables
a la idea de fundar una colonia hebrea en Cirenaica y ello, por
razones ajenas a la fertilidad del suelo, o, mejor dicho, a la
potencialidad de la producción agraria que la ITO tuvo ocasión de
constatar (nota nuestra: la verdadera razón fue la fácil previsión
de que la población árabe no iba a tolerar esa intromisión
hebraica) Una nueva misión, enviada a la colonia portuguesa de
Angola, al sur del Congo Belga, acaba de presentar una memoria
favorable a la fundación de una colonia hebraica en la altiplanicie
de Benguela, en la parte central del África Occidental Portuguesa, a
la que se conserva el nombre de Angola”.
“El movimiento
ITO es de base británica; y el gobierno inglés lo sigue y lo apoya
desde el punto de vista de su política imperialista. No por nada
Zangwill ha venido haciendo buenos buceos en Cirenaica, que confina
con Egipto, y en las colonias portuguesas, tan deseadas por
Inglaterra.”
“Por otra parte,
los no-hebreos no han de creer que los judíos que personalmente no
son territorialistas ni sionistas, sean real y lealmente fusionistas,
es decir, que deseen sinceramente que el hebreo de Francia o Alemania
sea ni más ni menos que un ciudadano francés o alemán como todos
los otros. El viejo elemento farisaico (pharah = dividir), o sea,
separatista; subsiste en la gran mayoría hebraica aunque haya
perdido la fe tradicional. El hebreo cosmopolita no es sionista ni
territorialista, porque en estos dos proyectos no ve un buen negocio
para Israel; pero es sionista a su manera, es decir, quiere que los
israelitas materialmente dispersos en el mundo, sean ciudadanos de
los respectivos estados para gozar de todos los derechos de la
ciudadanía, pero también quiere que tales Estados reconozcan los
privilegios nacionales de Israel. Esta dúplice pretensión es
contradictoria; pero Israel se dispensa de la lógica, cuando le
conviene. En efecto, veremos a los hebreos de Checoslovaquia reclamar
y obtener, y a los de Polonia exigir con todos los medios, que el
hebreo de Praga y de Varsovia sea un ciudadano checo o polaco con
todos sus derechos, pero al mismo tiempo el gobierno local tiene que
reconocer la nacionalidad Israelita, acordándole escuelas propias,
con idioma propio, etc., etc.”
“Este estado de
ánimo existe incluso en los Estados Unidos, donde, sin embargo, la
confusión de tantas razas y la nivelación democrática favorece la
fusión definitiva.”
Hace dos años
nosotros denunciamos desde La Vita Italiana la pretensión de
privilegios nacionales de Israel, a propósito de una reunión que
tuvo lugar el Roma el 9 de febrero de 1919 por iniciativa de la “Pro
Israel Italiana”, con asistencia del señor Rosemberg. Se formuló
la tesis de que la Sociedad de Naciones debía reconocer una
autonomía política a las aglomeraciones israelitas considerables de
Galitzia, Polonia, Lituania, Rumania, etc. Se reclamaba esta
autonomía aún en los casos
en que a los israelitas se les reconociera plena igualdad jurídica o
política con respecto a los de otros habitantes de esas regiones.
En resumen, los judíos querían y quieren constituir Estados dentro
de los Estados. Y no se manifestaban dispuestos, siquiera por razones
de coherencia, a permitir que núcleos de población no israelita, en
el estado de Palestina, siguiesen siendo ciudadanos autónomos o de
otro estado a la vez que se convertían en ciudadanos del estado
hebraico.”
Su
razonamiento era muy sencillo: nosotros – decían – no nos
contentamos con gozar de garantías para la práctica de nuestra
religión y el ejercicio de todos los derechos, a la par de los otros
ciudadanos del estado en que vivimos; queremos también conservar a
nuestra raza un reconocimiento
legal para no ser asimilados.
“Según
esta pretensión, los Estados Unidos, por ejemplo, deberían permitir
a sus doce millones de negros constituirse un Estado en el Estado, y
así también a sus tres millones de italianos, a los alemanes,
irlandeses, chinos, etc. Resultaría una condición de real
inferioridad para los ciudadanos autenticamente originarios del
estado. Esa pretensión induce a considerar a los judíos como a
extranjeros en tierra ajena, como lo son en el extranjero los
italianos que conservan su nacionalidad de origen.”
En vísperas de la
guerra, el rabino norteamericano Schindler proporcionó un “caso”
interesante de la irreductibilidad hebraica a una verdadera y leal
fusión con los pueblos en medio de los cuales vive Israel. El tal
rabino escribía en la Jewish Chronicle del 28 de abril de 1911,
página 26: “Durante cincuenta años, yo fui partidario
de la asimilación hebrea, y creía en ella. Hoy confieso mi
error. La gran olla de los Estados Unidos no hará jamás la
fusión de ningún hebreo. Hace cincuenta años, estábamos próximos
a asimilarnos con los norteamericanos, pero desde entonces dos
millones de hermanos nuestros han venido de Oriente (Europa, y
sobretodo de la Europa centro oriental), fieles a sus viejas
tradiciones y trayendo consigo su viejo ideal. Este ejército nos ha
sumergido. En esto se ve la mano de Dios. El pueblo judío tiene que
diferenciarse de su vecino. Y lo debe saber, debe tener noción de
ello y estar orgulloso”.”
(Continuará)
¡INDEPENDENCIA Y
PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y
VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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