Nuestro país está actualmente en medio de una grave crisis social producto de las torrenciales lluvias que han azotado y continúan azotando una buena parte del territorio nacional. Coincidencialmente, han aflorado los papeles oficiales de las autoridades de los Estados Unidos en los cuales se pone claramente de manifiesto la maldad, perversidad, perfidia, insidia, saña, hipocresía, cinismo y otras maldades que caracterizan a ese gobierno imperial. No les importa atropellar y avasallar a nadie, incluido su propio pueblo, con la deliberada intención de favorecer abiertamente a sus corporaciones transnacionales, haciendo absoluta abstracción de los deseos, intereses, derechos, sueños y ambiciones de todos los pueblos del planeta.
¿Por qué atacar a Venezuela? ¿Cuál es el interés para intentar desviar el curso histórico y social que el pueblo venezolano quiere darse e intenta construir?
Hay, a mi manera de ver, una sola razón: después de doscientos años, por fin, el pueblo venezolano ha descubierto un camino en pos de su redención social. Ese camino empieza por consolidar su independencia y soberanía, libre de tutelajes, imposiciones, chantajes y presiones extrañas.
Es de conocimiento universal que el imperio siempre se ha valido de lacayos traidores apátridas que contribuyen con ellos a cambio de migajas. Pues bien, Venezuela ha comenzado a controlar a esos traidores y eso supone intentar acabar con los latifundios históricos, con los monopolios y oligopolios que explotan inmisericordemente a sus trabajadores y también a los consumidores, con la banca anatosista y otras monstruosidades que han segregado a la población en dos aberrantes grupos sociales; uno muy pequeño que retiene y disfruta casi toda la riqueza nacional y, otro muy grande, que soporta estoicamente su pobreza o miseria atávica.
Innecesario decir que la mayor parte de la población ha sido marginada de las tierras productivas y también de las habitables. La movilización rural hacia las grandes ciudades en busca de mejores condiciones ha terminado por desarrollar grandes cordones de miseria, habitados por personas a quienes se les negaban las posibilidades de educarse, obtener atención a los problemas de salud, aprender oficios calificados; en fin, secularmente se les han violado los más elementales derechos humanos. Lo natural ocurrió en 1989, el pueblo se sublevó contra tanta injusticia, buscó un cauce y lo halló. Tomó el poder en 1999 y desde entonces lucha tenazmente para alcanzar su propio destino. Eso no le gusta al imperio, eso va en contra de sus intereses y, si a ver vamos, hasta tienen razón: a nadie le gusta perder sus privilegios. Por eso arremeten.
Parte muy pequeña de esa arremetida la ha sacado a la luz Wikileaks. Quienes tengan ojos que vean, quienes tengan oídos que oigan. Bíblico.
Parte de la lucha ha sido educar al pueblo. Una sola muestra: Venezuela acabó con el analfabetismo y hoy en día cerca de trece millones están estudiando niveles secundarios, técnicos y universitarios. Se han creado 28 nuevas universidades públicas incluidos institutos politécnicos. La educación es gratuita y obligatoria hasta el nivel medio. Se han logrado éxitos sorprendentes en la erradicación de la pobreza y la miseria. Según las últimas cifras, la primera ha bajado de casi el 60% al 23% y la segunda del 41% al 6%. La desnutrición que era elevada casi ha desaparecido al punto que el crecimiento y peso de los niños se ha elevado de manera sorprendente. Otro factor: el desempleo ha bajado de más del 20% a un razonable 7%.
Falta mucho por hacer. El camino es largo. Se cometen errores, se presentan fallas pero, ¿qué invento es perfecto? Es necesario someterlo a continuos ensayos. Ensayo y error hasta llegar a niveles aceptables. Simón Rodríguez, el maestro del Libertador acuñó la frase inventamos o erramos. Para él, errar era copiar modelos extranjeros que no se adaptan a la idiosincrasia, forma de ser y particularidades propias de los venezolanos.
La Constitución aprobada por el pueblo en referéndum, por cierto la primera del mundo, considera derechos humanos a la educación y la salud; por tanto, son servicios gratuitos de calidad que el pueblo disfruta, incluyendo la dotación de material educativo y de medicinas.
La tragedia producida por las lluvias la estamos enfrentando con nuestros medios, a nuestra nueva manera. A diferencia del pasado, a los afectados se les trata de forma humana y se busca remediar su situación rápido y eficazmente y se les dotará de viviendas dignas en el menor tiempo.
Para concluir, aunque las comparaciones son odiosas, voy a contarles una experiencia que para mí fue desagradable. En un país vecino, triste y lamentablemente, las lluvias también hicieron sus estragos y lo sentimos mucho. Los afectados me causaron tristeza, lo que me desagradó fue lo primero que oí a un locutor dando cuenta de la tragedia por un medio de difusión internacional:
Los empresarios han sufrido grandes pérdidas y exigen al gobierno su ayuda compensatoria para resarcirles.
¡Que diferencia con Venezuela! Los ricos que resuelvan sus problemas. Ellos tienen bastante dinero. Ya han acumulado bastante a lo largo del tiempo expoliando a quienes hoy son pobres. Nosotros le damos prioridad inmediata a quienes más necesitan, a quienes menos tienen. La doctrina dice: de todos según sus capacidades, a todos según sus necesidades.
Por eso los ricos, y los gringos, odian a la Revolución Bolivariana.
Por eso quieren destruirla.
Por eso el pueblo dice NO VOLVERAN. NO VOLVERAN. NO VOLVERAN
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!
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