miércoles, 11 de agosto de 2010

Esto fue y sigue siendo real – Parte 2

Durante más de cien años ha existido una familia en mi zona que es emblemática porque recoge en su seno y en sus actuaciones toda la basura que puede ser capaz de generar grupo humano alguno. Pero, eso sí, todo lo han hecho de la manera más honorable posible. Para empezar, entre ellos ha habido profesionales “destacados” de todo tipo: médicos, abogados, ingenieros, sacerdotes, militares y pare de contar. Sus actividades van desde gobernadores estado, ministros, senadores y diputados, pasando por otras categorías de “servidores públicos”; hacendados, industriales, dueños de establecimientos de “prestigio” como clínicas, laboratorios farmacéuticos y las correspondientes cadenas de farmacias, bancos, periódicos, emisoras de radio, ferreterías, almacenes agropecuarios y, también, pare de contar.

Eso sí, siempre se les consideró gente absolutamente impoluta, honrados a carta cabal, merecedores de toda clase de respeto y consideración. Entre sus grandes habilidades estuvo siempre la gran capacidad que han tenido para construirse esa fama. Recuerdo que, cuando era niño, mi madre se enorgullecía de haber sido operada de las amígdalas por el Dr. Fulano en la clínica de su mismo nombre, tomaba las medicinas producidas en los laboratorios del Dr. Fulano y, por supuesto, también las compraba en su farmacia.

Se les consideraba grandes benefactores de toda la zona, y más allá, porque sus haciendas y otras empresas “daban trabajo” a cientos de personas e, inclusive, cooperaban para superar ciertos problemas derivados de la pobreza porque, ocasionalmente, auxiliaban para uno que otro entierro y, por supuesto, eran también de los grandes mecenas de la Santa Apostólica Madre Iglesia. Toda fiesta religiosa contaba con su generoso patronazgo.

Entre sus propiedades más emblemáticas figuraban sus grandes extensiones de tierra y un central azucarero; pero, ¿cómo adquirieron esas tierras? Recientemente – tan solo recientemente cuando se puso en práctica la nueva Ley de Tierras – se “descubrió” que de sus 8.500 hectáreas solo habían adquirido legítimamente 18,5. El maestro Rómulo Gallegos sonreirá en su tumba al recordar que describió en Doña Bárbara los episodios de las cercas que caminan y los pobres campesinos que asesinan. ¿Y el central? Los manejos turbios vienen desde la década de los 50 del siglo pasado, cuando el gobierno creó la antigua CVF (Corporación Venezolana de Fomento para impulsar el desarrollo industrial del país) y les “prestó” dinero que, hasta la fecha, se las han arreglado para no pagar ni un céntimo a capital ni a intereses.

Las prácticas mafiosas, indecentes y deshonestas se han transmitido de generación en generación, así como también sus habilidades plañideras. Si apenas se les intenta tocar con el pétalo de una rosa, se rasgan las vestiduras cual vestales ofendidas y lloran y chillan cual magdalenas y, como es natural, se apoyan en sus propios medios de comunicación y en la solidaridad automática de sus conmilitones del Bloque de Prensa, SIP, Fedecámaras, similares, conexos y afines, para pregonar ante el mundo sus inmaculadas virtudes y la perversa maldad de quienes los señalan.

Antiguamente, ellos aparentaban sus virtudes y la gente se los creía porque no había forma de que se supiera la verdad. Como ahora es distinto, entre otras cosas, se apoyan en un descarado cinismo rayano en ofensa a la inteligencia del común. Son tantas las historias que se pueden contar de ellos, como los contubernios con los viejos gobiernos – naturalmente los distintos miembros de la familia militaban y medraban en los dos partidos del sistema y, por tanto, siempre estaba alguien enchufado – que siempre les apañaron sus múltiples desafueros, les dieron facilidades para llevar a cabo sus fechorías y encima les dieron – no fueron realmente préstamos porque nunca han pagado nada – abundante dinero de las arcas públicas para que afianzaran y expandieran sus dominios.

Ahora están casi desenmascarados. Solo se sabe, por ahora, lo que hay en la punta del primer hilo. ¿Qué se sabrá cuando se desenrede la madeja?

Pero, volviendo al descarado cinismo del cual hacen abundante gala, recientemente se les descalabró un banco – más que seguro adquirido por medios precisamente non sanctos - que, obviamente, desfalcaron porque se ROBARON el dinero de los depositantes; el gobierno lo intervino y de los fondos públicos resarció a los ahorristas que, estupidamente, además del su dinero, depositaron también su fe y su confianza en ellos; pues bien, al angelito que fungía como gran capitoste, ahora pretende nada menos que el pueblo lo elija diputado a la Asamblea Nacional – por la oposición, por supuesto - y exhibe su descarado rostro sonriente en grandes vallas publicitarias para pedir el voto. ¡¡¡¿Habrase visto mayor descaro?!!!

Algo podridita nuestra burguesía.


PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!

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