sábado, 6 de febrero de 2016

Ver todo el bosque

Nota introductoria: una buena amiga, a quien no mencionaré por su nombre, pero ella sabe quien es, me ha inspirado este escrito. Gracias amiga y te pido sigas siendo inspiración para tantas cosas. Gracias también a una nieta que ha colaborado con sus ideas.

La Revolución Bolivariana ha cumplido 17 años de haber llegado oficialmente al poder. El histórico día 2 de Febrero de 1999 tomó posesión de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela el Comandante Eterno Hugo Chávez y, vaya, los cambios que han transformado el país desde entonces han sido fenomenales; pero, la Revolución no ha estado exenta de avatares, de golpes, trampas, amenazas, peligros, ataques despiadados de todo tipo. No obstante ha prevalecido hasta ahora, ha tenido sus altos y sus bajos, ha cometido errores – nadie lo niega – pero también - ¿quien puede negarlo? - grandes aciertos.

Ultimamente se le ha dado exagerada importancia al tema de los errores de la Revolución y se ha querido magnificar el caso de la corrupción. Desde luego, es una tendencia inducida por la ultraderecha con fines propagandísticos. Para entender mejor, voy a copiar una frase de Voltaire en su obra de teatro “Sócrates”, cuya lectura recomiendo ampliamente:

Se le llama corrupción, Felipe. Una palabra que se ha usado tantas veces que ha perdido su significado. La oyes en todas partes todos los días una y otra vez y; sin embargo, no llegas a percibirla como el mecanismo fundamental de ruptura que lleva implícita. Y en nuestro actual estado de cosas no hay mucho que podamos hacer al respecto, sin importar cuantos motines o revoluciones tengamos, sin importar cuantas veces cambiemos al liderazgo, o tampoco a quien de hecho coloquemos al frente, la corrupción continuará mostrando sus podridos dientes más tarde o más temprano, porque no es más que un síntoma de un problema mucho, mucho peor subyacente en la humanidad”.

George Orwell constantemente escribió acerca de “la habilidad de la gente para manipular la verdad entre ellos mismos” y acuñó una frase lapidaria que dice: “A través de toda la historia podemos verlo claramente: los egos son más poderosos que el interés común asignando culpas en vez de encontrando soluciones...”

No nos sintamos infelices creyendo que la corrupción solo está presente en Venezuela ni nos sintamos culpables, la corrupción es universal y ha existido desde siempre, desde que el homo sapiens habita este planeta. Jesús de Nazareth, creemos muchos que era Hijo de Dios; por tanto, tenía la sabiduría de Dios. Escogió tan solo doce hombres para que lo acompañaran en su misión inicial y se le coló un corrupto, precisamente el encargado de manejar el dinero de la comunidad. ¿Les suena la palabra comunidad? Y, ¿cual es nuestra mayor comunidad? ¿No es acaso la nación entera? El dinero, el tesoro, de la comunidad es vulgarmente apetecido por los corruptos, por los Judas de siempre. San Agustín escribió que la perdición de la humanidad se fundamentaba en el daño que causan los llamados pecados capitales. La gula, la avaricia, la ira, la pereza, la lujuria, la envidia, la soberbia los llama Santo Tomás de Aquino como el origen del resto de los demás pecados. La envidia y la soberbia son dos pecados que para muchas personas pueden ir de la mano ya que uno puede ser incluso la consecuencia del otro y, muchas personas consideradas envidiosas son al mismo tiempo soberbias porque no aceptan el hecho de no ser mejor que alguien o no poseer lo que el otro posee. Si quieres encontrar quienes pecan a diario con esos pecados señalados no los busques en el pueblo humilde y trabajador, búscalo entre los ricos, entre los explotadores, entre quienes se creen superiores, entre quienes tienen la soberbia de creerse elegidos entre los hombres para aplastar a aquellos a quienes envidian su bondad y solidaridad, virtudes que ellos están imposibilitados de practicar. Entre quienes hacen su esfuerzo para robar lo que no les pertenece porque para eso les sobra avaricia.

Las revoluciones al comienzo son como los ríos crecidos, arrastran de todo; pero, a medida que la creciente aminora; a medida que las aguas pierden su ímpetu y comienzan a calmarse, toda la basura es echada a las orillas; es decir, esos ríos se van aclarando y deslastrándose de cuanto los contamina. Eso explica que, desde su mismo inicio, la Revolución Bolivariana fue contaminada por mucho bicho de uña. Hagamos memoria. Llegaron a penetrar al mismísimo consejo de ministros, llegaron a meterse en los mismísimos sobacos de Chávez porque los corruptos son súper especialistas en el arte - ¿arte? - de la mimetización; así que, ¿de qué nos extrañamos que los tengamos infiltrados en los estamento públicos de menor importancia? No nos extrañemos encontrarlos escondidos en casi todas partes pero tampoco olvidemos que no existe corrupto sin corruptor. Y, pensemos si no lo sabemos porque es muy fácil de deducir, ¿quienes son los corruptores?

No permitamos que la visión de un árbol nos impida la visión holística de la totalidad del bosque. No caigamos en la trampa en la que quieren hacernos caer a la cual nos empujan aquellos interesados en hacernos desviar la atención. Los corruptos no son los revolucionarios que se equivocan de buena fe, que cometen errores como los cometemos todos, son otros habilmente disfrazados de abuelita que, en realidad, son lobos feroces salivando a chorros. Son quienes realmente pecan. Son quienes se aprovechan de nosotros. No seamos incautos o pendejos, no les facilitemos ganar el juego al que nos empujan muy habilmente.

Para finalizar, recordemos. La burguesía tiene muchísimos siglos de experiencia explotando pueblos en todo el planeta. Se saben todas las trampas y todas las mañas. Las tienen configuradas estructuralmente en su ADN y es por ello que siempre estamos cayendo, es por ello que con frecuencia nos usan como sus tontos útiles para lograr sus perversos propósitos. ¿No es verdad cuanto digo o no te lo parece, compatriota que te dejaste apendejear y votaste por ellos el 6D? Son además expertos en crear chismes para destruir reputaciones, inducir creencias y manipular gente cándida o definitivamente estúpida; así que, terminaré con algo precisamente del sabio mencionado antes, Sócrates.

Tomen en cuenta esta lección cuando les vengan a contar un chisme.

En la antigua Grecia, como sabemos, Sócrates tenía una gran reputación por su sabiduría. Un día vino alguien y le dijo:

- ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
- Un momento, - respondió Sócrates – antes que lo cuentes te haré la prueba de los tres tamices.
- ¿Los tres tamices?
- Si, - continuó Sócrates – antes de contar cualquier cosa sobre otros, es bueno tomar tiempo y filtrar lo que se dice. El primer tamiz es la verdad. ¿Has comprobado que lo que repetirás es verdad?
- No, Solo he oído decir.
- Bien, así que no sabes si es la verdad. Vayamos al segundo tamiz, La bondad. ¿Lo que quieres repetirme es algo bueno?
- Ah, no. Por el contrario.
- Entonces, - continuó Sócrates – quieres repetirme cosas malas y ni siquiera estás seguro que sean verdaderas. Es posible que pases por el tercer tamiz. La utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que quieres repetirme?
- No, en serio.
- Entonces, - concluye Sócrates – lo que querías contarme no es cierto, ni bueno ni útil. ¿Por qué querías decírmelo?


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!












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