martes, 1 de enero de 2013

Adiós 2012, Bienvenido 2013

El pasado Día de Navidad, casi todo el tren ministerial del Gobierno del Sr. Presidente Hugo Chávez se confundió con la feligresía católica en una misa celebrada en la histórica Iglesia de San Francisco en Caracas que, entre otras finalidades, tenía el propósito de pedir a Dios por la salud del Presidente. Aunque casi se ha convertido en un lugar común esta petición, no solo entre los católicos sino entre todas las denominaciones religiosas en el mundo entero (ver mi anterior escrito “Chávez en Belén”) Dicha eucaristía fue oficiada por el Rev. Numa Molina, Sacerdote Jesuita, y voy a destacar parcialmente el contenido de su homilía porque considero que se salió de los límites estrictos de la liturgia católica y la hizo ecuménica. Cuanto dijo allí es válido entre los seguidores de cualquier confesión religiosa, y es válido también para aquellos que se confiesan ateos, agnósticos o cualquier otra cosa para desligarse de creencia o culto alguno. Lo dicho por el Padre Molina es aplicable a todos los seres humanos sin excepción aunque se apoyó en el Evangelio de Jesucristo.

No voy a repetir todo lo dicho que lo pueden leer y descargar en el siguiente enlace:


Pero si me referiré a algunos párrafos de su muy interesante disertación.

(Los textos en negrilla mostrados en lo adelante son fragmentos de lo dicho por el sacerdote)

El evangelio que acabamos de escuchar está todo él atravesado de símbolos, de expresiones que nos deberían cuestionar profundamente hoy si queremos ser auténticos seguidores y seguidoras de Jesucristo. La primera expresión que me parece digna de reflexión es esta: “Le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada” He aquí un primer símbolo, el de una humanidad excluyente donde el pobre no tiene espacio, desde esta actitud egoísta de todos los tiempos Jesús se convierte en el primer excluido de nuestra era.

Ciertamente, es mi opinión, prácticamente todo el Evangelio es una colección de simbolismos a través de los cuales podemos aprender toda una configuración sociológica de lo que, según la palabra de Cristo, debería constituir la conducta humana para llegar a ser una sociedad de justos. Jesús se convierte en el primer excluido de nuestra era. De hecho constituye el primer símbolo evangélico de la misión de Cristo; se expone a sí mismo para mostrar al mundo el propósito de su futura acción: luchar contra la exclusión de los oprimidos por la sociedad de entonces que, desgraciadamente no ha variado en más de 2000 años. Las clases sociales altas poseedoras de los medios de producción continúan con la misma práctica excluyente donde el desheredado de la fortuna no tiene espacio. El primer punto presentado de la vida de Jesús es también el primer punto del basamento de la tesis revolucionaria que no es otro que hacer todo lo posible para acabar con la exclusión.

La narración evangélica señala como primeros testigos a unos pastores “que pasaban la noche en el campo vigilando por turno sus rebaños” Pero, ¿quiénes son los pastores? Es la clase social más insignificante, más baja en tiempo de Jesús. Los pastores eran nómadas sin vivienda fija. Un pastor no tenía ningún significado en aquella sociedad y es a ellos a quienes Dios se manifiesta para darles la buena noticia. Ellos se convierten en testigos presenciales, sus ojos están capacitados para ver en aquel niño el misterio trascendente que los entendidos no eran capaces de ver. Son los sencillos sin ningún tipo de formación en las escuelas rabínicas quienes interpretan los signos de que una “buena noticia ha llegado que será motivo de alegría para todo el pueblo”, Los signos (la semiótica de Dios) solo pueden ser comprendidos por un corazón sencillo, desprendido de ataduras y de preceptos como el de los pastores, sin prejuicios dogmáticos, sin racionalismos académicos, solo con la escuela de la vida. Jesús dirá al respecto: “gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra porque has revelado estas cosas a los sencillos de corazón y se las has ocultado a los que se creen sabios y entendidos”.

No cabe duda que la relación es directa entre los pastores de la época de Jesús y los pobres excluidos de hoy en día sin significado en la sociedad. No cabe duda que a la humanidad no se le ha permitido avanzar durante estos dos milenios pasados, la situación no ha variado. Simón Bolívar, la fuente principal de inspiración de la Revolución Bolivariana, tal vez fue el primero y quizás único intérprete del mensaje evangélico y lo dejó plasmado en una frase lapidaria: “Creo más en el acertado tino del pueblo que en los consejos de los sabios”. Bolívar supo aquilatar la sabiduría intuitiva de los sencillos de corazón, sin ataduras ni prejuicios dogmáticos y sin ataduras académicas.

Dios desde la humildad de un establo confunde a los poderosos de ayer y de hoy.

Y los sigue confundiendo. Los poderosos no admiten los cambios porque no entienden los motivos que milenariamente los impulsan. No los entienden por falta de inteligencia, raciocinio o por carencias académicas. No, no lo entienden porque sus neuronas no se lo permiten. Esas neuronas anquilosadas atávicamente les mantienen los nervios ópticos imposibilitados para ver lo que sí pueden ver los sencillos de corazón o, dicho en otras palabras, lo que el pueblo sí puede y sabe ver. Igual decimos de sus cerebros que tampoco comprenden.

Deberíamos preguntarnos los cristianos y cristianas ¿Qué hemos hecho entonces de la Navidad hoy?, intoxicada por el mundo del mercado y alienada por la industria publicitaria inmoral, que nos crea necesidades ficticias, nos programa como robot para lo que debemos hacer y consumir mientras lo elemental que es la solidaridad de los pastores, la gratuidad, la sencillez de un establo queda desplazada de nuestros valores cristianos. Ciertamente que de eso hay mucho en el pueblo venezolano, solamente que nos hemos dejado influenciar por los antivalores egoístas de un capitalismo inhumano.

Repetiré un párrafo de mi escrito “21 de Diciembre, el día más corto y el más largo” que pueden leer en http://juanpedrotorres.blogspot.com/ “Diciembre es el mes de una loca y desenfrenada carrera a ver quién dilapida más dinero en menos tiempo, adquiriendo la mayor cantidad de cosas, las más inútiles en el menor tiempo posible”. No haré más comentarios salvo decir que, afortunadamente, una buena parte de nuestro pueblo venezolano no ha sido todavía afectado, no se comporta como robot y es capaz de compartir solidaridad y amor a raudales. De otra manera no se puede explicar esa generosidad maravillosa de unirse en oración ecuménica por la salud de su Presidente y, además, contagiar a muchos otros pueblos hermanos.

Razón tenía Francisco de Asís cuando se empeñó en crear el nacimiento viviente, el santo quería mostrar a los cristianos de todos los tiempos que los signos de la presencia de Dios en la tierra no son los del poderío aplastante de los magnates de este mundo ni la arrogancia del capital de las minorías ricas, sino la simplicidad de quienes siendo pobres saben dar desde su propia pobreza. Afortunadamente esas tradiciones de gratuidad compartida, hecha pan, hecha hallaca, hecha amor al lado de los que sufren, esas tradiciones se niegan a morir en nuestra América y se alimentan en nuestro tiempo desde los movimientos sociales y desde los proyectos de emancipación de los pueblos, se han hecho cultura de la solidaridad, de la organización comunitaria, de los sueños de fraternidad de las iglesias y de las comunidades eclesiales de base.

Jesús describe a quienes hacen la voluntad de Dios como “bendecidos por el Padre” porque “tuve hambre y me diste de comer, estaba preso y me visitaste, tenía sed y me diste de beber; etc.”

Hoy el hambre, la cárcel, la enfermedad siguen vigentes pero también otras carencias nuevas aparecen. Hoy otros rostros nos interpelan: los jóvenes manipulados por la droga y por el consumismo, los inmigrantes a quienes se les niegan sus derechos más elementales, los pueblos como Palestina la tierra de Jesús, atropellados por la violencia de las potencias armamentistas, los millones de pobres generados por el capital inhumano que unas minorías defienden impunemente, los indígenas, los campesinos, los niños olvidados a su suerte producto de una paternidad irresponsable, etc.

Vivamos este instante como un momento de gracia y de crecimiento humano-espiritual único. Dejemos que una fe alimentada por la lucha diaria a favor de un mundo más justo y más humano, sea nuestro signo de ser cristianos. No nos conformemos con la superficialidad de lo efímero, ni con la mediocridad de una vida cristiana sin incidencia en la historia. Pongámonos en camino junto a los pueblos que sueñan utopías, ellos están viendo más lejos que los sabios y entendidos. Dejémonos guiar por el olfato histórico de las mayorías pobres porque desde allí, desde esos espacios Dios se nos está revelando, son lugares habitados por el Dios que se nos reveló en Jesús.

¿Qué más se puede agregar a todas esas sabias palabras que deben llegar a todos los hombres y mujeres de “buena voluntad” en todo el mundo?

Que Jesús te sane presidente y que la paz del pesebre de Belén te inunde. Que el calor de todas y todos como pueblo lo puedas sentir muy dentro de su corazón en esta Navidad, estamos contigo hermano presidente hoy más que nunca, porque un misterioso vínculo de amor se ha establecido entre tu corazón y el de tu pueblo. Te abrazamos desde aquí y te ponemos junto Jesús en la humilde pesebrera de la periferia de las grandes ciudades, que sigas alimentando tu mejoría con mucha fe porque si tenemos fe El Señor podrá hacer maravillas en nuestra vida.

Dejemos que una fe alimentada por la lucha diaria a favor de un mundo más justo y más humano, sea nuestro signo de ser cristianos.

La Revolución Bolivariana ha hecho el maravilloso prodigio de construir fuertes lazos de amor entre el pueblo y su principal dirigente, creador e impulsor. No es un asunto de conveniencia política temporaria; de empatía por palabras pronunciadas en discursos políticos, postulados, promesas electorales o el término de nuevo cuño bajo el nombre de populismo. No, definitivamente no. La relación que existe es una relación de amor mutuo. José Martí afirmó que “amor con amor se paga” y el pueblo venezolano simplemente retribuye a su Comandante en Jefe todo el amor que él ha vertido solidariamente. Ilustraré mejor lo que quiero expresar en este párrafo final con una opinión, vertida por un autorizado crítico musical europeo, sobre la Orquesta de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y sus maravillosa performance en todo el mundo:

“Esos jóvenes músicos son maravillosos porque aman y disfrutan lo que hacen y, a diferencia de los músicos viejos profesionales que normalmente odian a sus directores, ellos aman los suyos y sus directores los aman a ellos”. ¿Quién lo dijo? No me pregunten, lo oí en un documental y no grabé su complicado nombre musiú.

Para concluir les dejo otra frase de padre desconocido que me impactó: “Chávez ha sido el único líder capaz de unir los pueblos en contra del TOTALITARISMO MERCANTIL”. Detrás de esa sentencia hay toda una filosofía política y social. ¡Pensemos y hagamos buenos augurios para los 365 días de 2013 y más allá!

La felicidad no está en los cachivaches que la sociedad de consumo nos atapuza por los sentidos, está en nosotros mismos y la orden es ser felices a toda costa todos y cada uno de los 365 días de 2013. Mi solidario abrazo para todas y todos.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
   

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