Un inusitado amigo lector de
estos escritos, de un para nosotros inusitado país por la lejanía geográfica –Lituania – a quien pedí permiso para
usar su nombre públicamente pero rehusó, me escribe y me emplaza a que le hable
sobre la actividad política menuda en Venezuela y, de alguna manera me da a
entender que simpatiza con la oposición y casi me empuja a decir algo sobre su
candidato.
Lo lamento amigo porque sería
infiel a una autopromesa escrita el 15 de Marzo pasado que invito a releer en http://juanpedrotorres.blogspot.com/2012/03/el-retorno.html Eso por una parte y, otra, porque
personalmente no tengo nada que decir, a menos que me refiera a lo que llaman
propaganda negra - (¿Por qué negra? ¿Racismo?) - una repetidera automática,
calichosa, de redundantes refritos de slogans,
frases prefabricadas sin relación y sin contenido que nada dicen, que son
mentiras aberrantes distorsionadoras de la realidad diseñadas para continuar
engendrando odio entre los enfermos seguidores que, sin pensar, siguen
ciegamente a quienes se llaman opositores y, de hecho, se oponen a troche y
moche a todo cuanto haga el Gobierno Bolivariano, inclusive en el extraño caso
que esas acciones los beneficie directamente como individuos, grupos o sectores.
En 2002, los psiquiatras
definieron una rara y extraña enfermedad mental que aqueja a los simpatizantes
mecánicos de la oposición llamada INFOFRENIA,
un estado mental absolutamente distorsionante de la realidad real; enfermedad
previa o concurrente con otra bastante desastrosa llamada DISOCIACIÓN PSICOTICA. Sí, querido amigo, los opositores en
Venezuela, muy lamentablemente, no son personas sanas; tienen la mente
totalmente enferma, pero lo peor es que también tienen el alma y o el espíritu
irremisiblemente enfermos en camino a la putrefacción, sí acaso todavía quedan
algunos raros ejemplares que no están completamente podridos. En definitiva, lo
que tienen dentro de su cavidad encefálica no es de color gris, es ocre. Sé que
suena muy duro, sé que es una declaración que muchos considerarán insultante,
sé que una persona decente no debe decir ciertas cosas sobre nadie, pero me
atrinchero en una verdad y en un deseo. En cuanto a la verdad me apoyo en el
Gran José Gervasio Artigas quien dijo que “con
la verdad ni ofendo ni temo” y; en cuento al deseo, es el mío y muy
ferviente, que “ellos” oyendo o leyendo verdades duras les sirva de acicate, reaccionen
y busquen el camino a su cura, a su salvación y puedan eventualmente volver al
camino de la normalidad del cual no debieron nunca salir. Y también sé que no
desviaron el curso de su vida por cuenta propia sino porque fueron inducidos
(les lavaron el cerebro) por esos asquerosos e inmundos medios de comunicación
que diseñó el imperio para someter mentalmente a los más débiles, para
convertirlos en cipayos dóciles, en lamepatas incondicionales, en tontos útiles
o inútiles, en seguidores inconscientes y otras caracterizaciones para que
realicen automáticamente trabajos sucios aún en contra de su propia madre
cuando a esos engendros de la naturaleza - los agentes del imperio - les
resulte apropiado, conveniente y a tiempo.
Lo dicho anteriormente explica
las razones por las cuales esos seres que, en cierta medida, merecen compasión
a no ser por las consecuencias terribles de las daños que han causado. En
desgraciados momentos para el país, la patria, la nación, han sido dañinos, han
causado daños irreparables, no solo económicos sino morales y espirituales, han
destrozado el patrimonio nacional, el colectivo y el personal de muchos. Hablan
mal de “su” país en todas partes sin rubor y sin vergüenza y, no solo eso, se
alían con enemigos externos para hacernos daño a todos. He llegado a la
conclusión – y la he repetido en numerosas ocasiones – que esas “cosas” que
traicionan la patria tienen cédula de identidad como venezolanos, que pueden
haber nacido en Guaracaral de Abajo o en San Fermín de Perromojado, pero,
¡coño! No son venezolanos, se avergüenzan y, para colmo, intentan humillar y
destruir al país y al resto de sus habitantes.
No amigo mío, perdóneme, no me
puedo referir a la campaña politiquera que emplea la oposición para intentar
engañar a la gente y para seguir aumentando la gravedad de la enfermedad de sus
conmilitones. También lo lamento porque simplemente no tengo nada que decir. Es
más, busco y busco y no encuentro nada serio y nada con algún sentido, nada que
valga la pena repetir, nada que valga la pena destacar. Créame amigo, ellos no
tienen nada que decir salvo el libreto que les escriben en Gringolandia por
gente que no tiene la menor idea del país ni de su gente y, muchos menos de la
gestión de la Revolución Bolivariana la cual tratan de negar, ocultar,
desacreditar por todos los medios a nivel mundial. El imperio tiene y controla
los medios por sí mismo o por medio de testaferros aún más asquerosos que
ellos.
Tampoco quieren oír. Están ciegos
y sordos. Independientemente de tantos esfuerzos que se hacen para que
entiendan inclusive lo que personalmente les conviene, – créame amigo – se
niegan de plano y rechazan todo cuanto se intente.
Para decir una última frase por
ahora, el mismo candidato opositor no conoce al país, a su gente, sus costumbres
y tradiciones. A veces me recuerda aquel perverso presidente boliviano que,
nacido en Bolivia ni siquiera hablaba correctamente el castellano, no sabía
nada de su tierra natal pero fue impuesto por el imperio para desgracia de los
altiplánicos.
Sé positivamente que a estas
alturas te estarás haciendo una pregunta que resulta lógica: ¿Por qué los
soportamos y no nos liberamos de ellos?
También sé positivamente que la
respuesta no la encuentra la mayoría de las personas que están fuera de
Venezuela. Tampoco la entienden muchos de los de adentro y eso es lamentable y
desilusionante. Pero te la daré de inmediato:
Es parte del alto precio que tenemos que pagar por estar haciendo LA
PRIMERA REVOLUCIÓN PACIFICA EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.
Sí querido amigo, siempre se ha
entendido que revolución es acabar con todo y con todos y, sobre esas ruinas,
construir lo que se ha de construir. Así ha sido siempre, así lo relatan los
libros de historia. Lo que aquí ocurre en Venezuela es inédito, nunca se había
intentado antes y por eso muy pocos lo entienden porque simplemente no les cabe
en el cerebro. Trata de entender, amigo mío, que la nuestra es UNA REVOLUCIÓN
BASADA EN EL AMOR Y EN LOS MÁS ELEVADOS VALORES HUMANOS, es una revolución
enmarcada en los más altos valores incluyendo los del más puro cristianismo, el
de Jesús y no en el de las cúpulas jerárquicas de las denominaciones cristianas
y, a esos hermanos desviados les tenemos reservados algún lugar en nuestros
corazones para cuando, más temprano que tarde, se regeneren en su propio
beneficio y, lógicamente, no intentamos ni intentaremos jamás destruirlos
aunque ellos si quieran e intenten destruirnos a nosotros.
En contrapartida, no me referiré
a nosotros mismos, por fortuna muchos sí escriben y apelaré a uno en particular
que puedes leer en http://www.vtv.gob.ve/index.php/opinion/86135-yo-no-votare-por-chavez- Allí se mencionan
sucintamente solo algunos pocos beneficios para el pueblo alcanzados hasta
ahora por la Revolución Bolivariana porque la lista de logros reales en
beneficio del pueblo es larguísima, y no exagero. Y si por casualidad eso no
basta, no hay desperdicio en ningún escrito de http://manuelote.blogspot.com/
PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA -
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
Juan Pedro: la oposicion de Venezuela sufren la misma enfermedad que todos los psicopatas capitalistas, amos o esclavos, y que consiste en hacer cualquier cosa, mentir, matar o perpetrar genocidios si es necesario, para seguir atesorando capital saqueado de los pueblos y los trabajadores del mundo. En Cuba, Venezuela y otros paises que se han librado o estan zafandose de la tirania capitalista se les nota aun mas, porque alli estan desesperados porque los gobiernos sirven a los pueblos y no a las elites.
ResponderEliminarSaludos
José Luís;
ResponderEliminarUn saludote. Tú como siempre tan acertado; pero te digo amigo, que todavía nos falta mucho - tal vez deba decir muchísimo - para zafarnos del capitalismo, pero ahí vamos.
Ojalá, por nosotros mismos y por todos los pueblos del mundo, podamos completar esa proeza. En estos momentos, la agresión del capitalismo absurdo es inclemente y a medida que pierdan privilegios se hará peor.
¡Salud Camarada!