martes, 14 de agosto de 2012

No te complazco, amigo


Un inusitado amigo lector de estos escritos, de un para nosotros inusitado país por la lejanía geográfica –Lituania – a quien pedí permiso para usar su nombre públicamente pero rehusó, me escribe y me emplaza a que le hable sobre la actividad política menuda en Venezuela y, de alguna manera me da a entender que simpatiza con la oposición y casi me empuja a decir algo sobre su candidato.

Lo lamento amigo porque sería infiel a una autopromesa escrita el 15 de Marzo pasado que invito a releer en http://juanpedrotorres.blogspot.com/2012/03/el-retorno.html Eso por una parte y, otra, porque personalmente no tengo nada que decir, a menos que me refiera a lo que llaman propaganda negra - (¿Por qué negra? ¿Racismo?) - una repetidera automática, calichosa, de redundantes refritos de slogans, frases prefabricadas sin relación y sin contenido que nada dicen, que son mentiras aberrantes distorsionadoras de la realidad diseñadas para continuar engendrando odio entre los enfermos seguidores que, sin pensar, siguen ciegamente a quienes se llaman opositores y, de hecho, se oponen a troche y moche a todo cuanto haga el Gobierno Bolivariano, inclusive en el extraño caso que esas acciones los beneficie directamente como individuos, grupos o sectores.

En 2002, los psiquiatras definieron una rara y extraña enfermedad mental que aqueja a los simpatizantes mecánicos de la oposición llamada INFOFRENIA, un estado mental absolutamente distorsionante de la realidad real; enfermedad previa o concurrente con otra bastante desastrosa llamada DISOCIACIÓN PSICOTICA. Sí, querido amigo, los opositores en Venezuela, muy lamentablemente, no son personas sanas; tienen la mente totalmente enferma, pero lo peor es que también tienen el alma y o el espíritu irremisiblemente enfermos en camino a la putrefacción, sí acaso todavía quedan algunos raros ejemplares que no están completamente podridos. En definitiva, lo que tienen dentro de su cavidad encefálica no es de color gris, es ocre. Sé que suena muy duro, sé que es una declaración que muchos considerarán insultante, sé que una persona decente no debe decir ciertas cosas sobre nadie, pero me atrinchero en una verdad y en un deseo. En cuanto a la verdad me apoyo en el Gran José Gervasio Artigas quien dijo que “con la verdad ni ofendo ni temo” y; en cuento al deseo, es el mío y muy ferviente, que “ellos” oyendo o leyendo verdades duras les sirva de acicate, reaccionen y busquen el camino a su cura, a su salvación y puedan eventualmente volver al camino de la normalidad del cual no debieron nunca salir. Y también sé que no desviaron el curso de su vida por cuenta propia sino porque fueron inducidos (les lavaron el cerebro) por esos asquerosos e inmundos medios de comunicación que diseñó el imperio para someter mentalmente a los más débiles, para convertirlos en cipayos dóciles, en lamepatas incondicionales, en tontos útiles o inútiles, en seguidores inconscientes y otras caracterizaciones para que realicen automáticamente trabajos sucios aún en contra de su propia madre cuando a esos engendros de la naturaleza - los agentes del imperio - les resulte apropiado, conveniente y a tiempo.

Lo dicho anteriormente explica las razones por las cuales esos seres que, en cierta medida, merecen compasión a no ser por las consecuencias terribles de las daños que han causado. En desgraciados momentos para el país, la patria, la nación, han sido dañinos, han causado daños irreparables, no solo económicos sino morales y espirituales, han destrozado el patrimonio nacional, el colectivo y el personal de muchos. Hablan mal de “su” país en todas partes sin rubor y sin vergüenza y, no solo eso, se alían con enemigos externos para hacernos daño a todos. He llegado a la conclusión – y la he repetido en numerosas ocasiones – que esas “cosas” que traicionan la patria tienen cédula de identidad como venezolanos, que pueden haber nacido en Guaracaral de Abajo o en San Fermín de Perromojado, pero, ¡coño! No son venezolanos, se avergüenzan y, para colmo, intentan humillar y destruir al país y al resto de sus habitantes.

No amigo mío, perdóneme, no me puedo referir a la campaña politiquera que emplea la oposición para intentar engañar a la gente y para seguir aumentando la gravedad de la enfermedad de sus conmilitones. También lo lamento porque simplemente no tengo nada que decir. Es más, busco y busco y no encuentro nada serio y nada con algún sentido, nada que valga la pena repetir, nada que valga la pena destacar. Créame amigo, ellos no tienen nada que decir salvo el libreto que les escriben en Gringolandia por gente que no tiene la menor idea del país ni de su gente y, muchos menos de la gestión de la Revolución Bolivariana la cual tratan de negar, ocultar, desacreditar por todos los medios a nivel mundial. El imperio tiene y controla los medios por sí mismo o por medio de testaferros aún más asquerosos que ellos.

Tampoco quieren oír. Están ciegos y sordos. Independientemente de tantos esfuerzos que se hacen para que entiendan inclusive lo que personalmente les conviene, – créame amigo – se niegan de plano y rechazan todo cuanto se intente.

Para decir una última frase por ahora, el mismo candidato opositor no conoce al país, a su gente, sus costumbres y tradiciones. A veces me recuerda aquel perverso presidente boliviano que, nacido en Bolivia ni siquiera hablaba correctamente el castellano, no sabía nada de su tierra natal pero fue impuesto por el imperio para desgracia de los altiplánicos.

Sé positivamente que a estas alturas te estarás haciendo una pregunta que resulta lógica: ¿Por qué los soportamos y no nos liberamos de ellos?

También sé positivamente que la respuesta no la encuentra la mayoría de las personas que están fuera de Venezuela. Tampoco la entienden muchos de los de adentro y eso es lamentable y desilusionante. Pero te la daré de inmediato:

Es parte del alto precio que tenemos que pagar por estar haciendo LA PRIMERA REVOLUCIÓN PACIFICA EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.

Sí querido amigo, siempre se ha entendido que revolución es acabar con todo y con todos y, sobre esas ruinas, construir lo que se ha de construir. Así ha sido siempre, así lo relatan los libros de historia. Lo que aquí ocurre en Venezuela es inédito, nunca se había intentado antes y por eso muy pocos lo entienden porque simplemente no les cabe en el cerebro. Trata de entender, amigo mío, que la nuestra es UNA REVOLUCIÓN BASADA EN EL AMOR Y EN LOS MÁS ELEVADOS VALORES HUMANOS, es una revolución enmarcada en los más altos valores incluyendo los del más puro cristianismo, el de Jesús y no en el de las cúpulas jerárquicas de las denominaciones cristianas y, a esos hermanos desviados les tenemos reservados algún lugar en nuestros corazones para cuando, más temprano que tarde, se regeneren en su propio beneficio y, lógicamente, no intentamos ni intentaremos jamás destruirlos aunque ellos si quieran e intenten destruirnos a nosotros.

En contrapartida, no me referiré a nosotros mismos, por fortuna muchos sí escriben y apelaré a uno en particular que puedes leer en  http://www.vtv.gob.ve/index.php/opinion/86135-yo-no-votare-por-chavez- Allí se mencionan sucintamente solo algunos pocos beneficios para el pueblo alcanzados hasta ahora por la Revolución Bolivariana porque la lista de logros reales en beneficio del pueblo es larguísima, y no exagero. Y si por casualidad eso no basta, no hay desperdicio en ningún escrito de http://manuelote.blogspot.com/

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

2 comentarios:

  1. Juan Pedro: la oposicion de Venezuela sufren la misma enfermedad que todos los psicopatas capitalistas, amos o esclavos, y que consiste en hacer cualquier cosa, mentir, matar o perpetrar genocidios si es necesario, para seguir atesorando capital saqueado de los pueblos y los trabajadores del mundo. En Cuba, Venezuela y otros paises que se han librado o estan zafandose de la tirania capitalista se les nota aun mas, porque alli estan desesperados porque los gobiernos sirven a los pueblos y no a las elites.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. José Luís;
    Un saludote. Tú como siempre tan acertado; pero te digo amigo, que todavía nos falta mucho - tal vez deba decir muchísimo - para zafarnos del capitalismo, pero ahí vamos.

    Ojalá, por nosotros mismos y por todos los pueblos del mundo, podamos completar esa proeza. En estos momentos, la agresión del capitalismo absurdo es inclemente y a medida que pierdan privilegios se hará peor.

    ¡Salud Camarada!

    ResponderEliminar