Los diccionarios son muy formales
y nos dan definiciones muy académicas y muy serias. La vida diaria nos da
acepciones más amplias de las palabras y éstas cambian de un barrio, ciudad,
región o país a otro. Es más, diferentes individuos suelen tener sus propias
interpretaciones. Para mí y la mayoría de mis coterráneos, y ahí discrepamos
con la RAE, la mentira puede inclusive ser inocente sin ánimo de dañar a nadie,
cuando se dice algo sobre lo que no se sabe realmente si es cierto o falso;
también puede ser compulsiva o forma expresiva de algún síntoma de megalomanía;
otras veces forma parte de chistes o bromas que se juegan entre amigos; pero en
cambio, el embuste es cuando se dice a propósito algo que se sabe que no es
verdad con el deliberado propósito de engañar para obtener interesadamente
algún fin.
Embustero es, pues, aquel tipo
que sabiendo que lo que dice está totalmente divorciado de la realidad lo
expresa deshonestamente, interesadamente, con alguna finalidad dolosa. La
mayoría de las veces obedece a una acción planificada, con su táctica y su
estrategia, para llegar a determinado fin y, desde luego, obtener beneficios
ambicionados.
Copio a
continuación las definiciones “oficiales” de ciertas palabras según el
diccionario de Real Academia Española de la Lengua.
Mentira. (De mentir).
mentiroso, sa.
embuste.
embustero, ra.
Desde tiempo
inmemorial se habla de la mentira, pero también se practica ampliamente.
Mentira, además de las definiciones anteriores, para unos es algo que no es verdad
y que alguien puede expresarla inocentemente creyéndola cierta. Embuste –
repito - es aquello que se dice deliberadamente sabiendo que no es cierto. Los
embusteros han desarrollado técnicas eficaces para los fines que se proponen.
El embuste no
es solo hablado. Medita, querido lector, te invito a meditar sobre las mil y
más formas de meter embustes, las que te han contado, las que has sufrido y las
que por desgracia estás viviendo. El embuste se aplica a diario a todas las
situaciones de la vida; la tuya privada, la de tu comunidad, la de tu ciudad,
la de tu país, la del mundo entero y hasta más allá. Todos concluiremos
inexorablemente que eso es malo. Sí, malo a secas. Eso lo dice todo.
Existe otra clasificación entre
los embusteros que para mí es la peor de todas. Es la de aquellos individuos
que todo cuanto ellos dicen creen que es verdad aunque eso sea diametralmente
opuesto a la realidad. Es “su” verdad solo porque coincide con sus valores, con
sus conceptos, con su forma de interpretar la realidad y con sus deseos de cómo
les gustaría que fuese la realidad. Les doy un ejemplo: un burgués gobernante
proporciona un rancho inmundo a una persona pobre bajo condiciones onerosas e
indignantes, y afirma que le está proveyendo un “hogar adecuado”. Para ese
burgués es verdad porque para él, según su visión, se trata de lo que el pobre
merece. Es incapaz de reconocer y menos aceptar que esa persona es una persona
y aunque sea pobre merece que se le trate con dignidad y respeto. Igual ocurre
cuando le da mendrugos y sobrados de comida a un pobre en cualquier tiesto.
Ejemplos concretos abundan.
A lo largo de la historia se han
documentado y se han hecho famosos muchos engaños, trucos, felonías, trampas,
ardides, fraudes, timos, artimañas, etc. que se han inventado para engañar, al
punto que muchas personas reales han pasado a la historia como grandes
embaucadores, timadores, estafadores, ladrones, felones, pillos y otros
calificativos. Para colmo de colmos, muchos de ellos se han ganado, además de
fama, la admiración de muchos otros que han celebrado sus fechorías y han
servido de modelo a seguir por otros engañadores de oficio.
El engaño se ha generalizado de
tal manera que, no solo se ha convertido en disciplina de vida, sino que
adquirió jerarquía académica, se estudia con profusión y mucha seriedad en
universidades y “centros de saber”. ¿No me creen? ¡Créanme! Hay gente con
títulos, diplomas, certificados y otros documentos que los certifican ante el
mundo como engañadores, de lo cual se sienten orgullosos y lo exponen como gran
logro ante los públicos que los admiran sin reserva alguna. Embusteros
profesionales certificados profesionalmente con todo rigor.
El engaño produce resultados
desde menores montos hasta cuantías de dimensiones colosales. Lo han revestido
de ropajes que lo enaltecen y dignifican hasta lograr que los engañados se
sientan felices, satisfechos y orgullosos de ser absoluta y totalmente pendejos
y, de paso, hacen todo lo posible y hasta ruegan que los sigan desplumando.
El engaño está en todas partes y
por todas partes. Lo encontramos a diario en todo el quehacer humano; desde la
religión, la ciencia, la política, la economía, la industria, el comercio, la
educación, las relaciones entre las naciones y mejor paramos la enumeración así
que, tú, amigo lector, que seguramente llegues a creer que te estoy engañando,
agrégale lo que quieras a la lista precedente.
Sé de antemano que muchos ya se
aburrieron y dejaron de leer este bodrio. A esos los felicito, pero te digo a
ti, que todavía sigues sufriendo esta aborrecible lectura que busquemos algunos
ejemplos concretos. Bien, daré solo uno de los engaños universales, por cierto
aceptado y también aplaudido, que mueve miles de miles de miles de millones en
todo el mundo, impulsado por el más grande ejército de manipuladores, pillos,
embaucadores, etc. de todas las partes imaginables.
No me digas que no lo has
deducido aún. La pausa fue a propósito.
Sí aún no, ahí va. La tal llamada
publicidad, propaganda, promoción, marketing,
o el edulcorado calificativo que sea, una de las actividades más tramposas del
mundo, sin restarle mérito (si se puede llamar así) a muchos banqueros,
políticos, industriales, comerciantes y tanto otro bicho de uña incluyendo a
los hombres mujeriegos y mujeres no sé cómo llamarlas que inventan cada truco,
ardid, chanchullo, viveza, etc. para lograr sus deshonestos fines; deshonestos,
inmorales, no éticos; sí, pero muy redituables.
La publicidad o como se le llame
es perversa, malvada, pérfida, cínica, hipócrita, falaz, manipuladora y
tramposa. Emplea descaradamente y sin empacho todos esos “atributos” para
hacernos tragar todos sus EMBUSTES y es el más refinado engendro diabólico y
perverso del capitalismo.
Son gigantescas las ruedas de
molino que nos hacen tragar y nos preparan de tal forma que no solo las
engullimos con gusto, sino que llegamos al extremo de anhelar tragarlas.
Continuará.
PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA -
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
http://juanpedrotorres.blogspot.com
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