sábado, 25 de agosto de 2012

Las Técnicas del Engaño – Parte I de IV


Los diccionarios son muy formales y nos dan definiciones muy académicas y muy serias. La vida diaria nos da acepciones más amplias de las palabras y éstas cambian de un barrio, ciudad, región o país a otro. Es más, diferentes individuos suelen tener sus propias interpretaciones. Para mí y la mayoría de mis coterráneos, y ahí discrepamos con la RAE, la mentira puede inclusive ser inocente sin ánimo de dañar a nadie, cuando se dice algo sobre lo que no se sabe realmente si es cierto o falso; también puede ser compulsiva o forma expresiva de algún síntoma de megalomanía; otras veces forma parte de chistes o bromas que se juegan entre amigos; pero en cambio, el embuste es cuando se dice a propósito algo que se sabe que no es verdad con el deliberado propósito de engañar para obtener interesadamente algún fin.

Embustero es, pues, aquel tipo que sabiendo que lo que dice está totalmente divorciado de la realidad lo expresa deshonestamente, interesadamente, con alguna finalidad dolosa. La mayoría de las veces obedece a una acción planificada, con su táctica y su estrategia, para llegar a determinado fin y, desde luego, obtener beneficios ambicionados.

Copio a continuación las definiciones “oficiales” de ciertas palabras según el diccionario de Real Academia Española de la Lengua.

Mentira. (De mentir).
1. f. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.
4. f. coloq. Chasquido que producen las coyunturas de los dedos al estirarlos.
~ oficiosa.
1. f. La que se dice con el fin de servir o agradar a alguien.
coger a alguien en ~.
1. loc. verb. coloq. Hallar o verificar que ha mentido.
mentiroso, sa.
1. adj. Que tiene costumbre de mentir. U. t. c. s.
3. adj. Engañoso, aparente, fingido, falso.
embuste.
1. m. Mentira disfrazada con artificio.
embustero, ra.
1. adj. Que dice embustes. U. t. c. s.

Desde tiempo inmemorial se habla de la mentira, pero también se practica ampliamente. Mentira, además de las definiciones anteriores, para unos es algo que no es verdad y que alguien puede expresarla inocentemente creyéndola cierta. Embuste – repito - es aquello que se dice deliberadamente sabiendo que no es cierto. Los embusteros han desarrollado técnicas eficaces para los fines que se proponen.

El embuste no es solo hablado. Medita, querido lector, te invito a meditar sobre las mil y más formas de meter embustes, las que te han contado, las que has sufrido y las que por desgracia estás viviendo. El embuste se aplica a diario a todas las situaciones de la vida; la tuya privada, la de tu comunidad, la de tu ciudad, la de tu país, la del mundo entero y hasta más allá. Todos concluiremos inexorablemente que eso es malo. Sí, malo a secas. Eso lo dice todo.

Existe otra clasificación entre los embusteros que para mí es la peor de todas. Es la de aquellos individuos que todo cuanto ellos dicen creen que es verdad aunque eso sea diametralmente opuesto a la realidad. Es “su” verdad solo porque coincide con sus valores, con sus conceptos, con su forma de interpretar la realidad y con sus deseos de cómo les gustaría que fuese la realidad. Les doy un ejemplo: un burgués gobernante proporciona un rancho inmundo a una persona pobre bajo condiciones onerosas e indignantes, y afirma que le está proveyendo un “hogar adecuado”. Para ese burgués es verdad porque para él, según su visión, se trata de lo que el pobre merece. Es incapaz de reconocer y menos aceptar que esa persona es una persona y aunque sea pobre merece que se le trate con dignidad y respeto. Igual ocurre cuando le da mendrugos y sobrados de comida a un pobre en cualquier tiesto. Ejemplos concretos abundan.

A lo largo de la historia se han documentado y se han hecho famosos muchos engaños, trucos, felonías, trampas, ardides, fraudes, timos, artimañas, etc. que se han inventado para engañar, al punto que muchas personas reales han pasado a la historia como grandes embaucadores, timadores, estafadores, ladrones, felones, pillos y otros calificativos. Para colmo de colmos, muchos de ellos se han ganado, además de fama, la admiración de muchos otros que han celebrado sus fechorías y han servido de modelo a seguir por otros engañadores de oficio.

El engaño se ha generalizado de tal manera que, no solo se ha convertido en disciplina de vida, sino que adquirió jerarquía académica, se estudia con profusión y mucha seriedad en universidades y “centros de saber”. ¿No me creen? ¡Créanme! Hay gente con títulos, diplomas, certificados y otros documentos que los certifican ante el mundo como engañadores, de lo cual se sienten orgullosos y lo exponen como gran logro ante los públicos que los admiran sin reserva alguna. Embusteros profesionales certificados profesionalmente con todo rigor.

El engaño produce resultados desde menores montos hasta cuantías de dimensiones colosales. Lo han revestido de ropajes que lo enaltecen y dignifican hasta lograr que los engañados se sientan felices, satisfechos y orgullosos de ser absoluta y totalmente pendejos y, de paso, hacen todo lo posible y hasta ruegan que los sigan desplumando.

El engaño está en todas partes y por todas partes. Lo encontramos a diario en todo el quehacer humano; desde la religión, la ciencia, la política, la economía, la industria, el comercio, la educación, las relaciones entre las naciones y mejor paramos la enumeración así que, tú, amigo lector, que seguramente llegues a creer que te estoy engañando, agrégale lo que quieras a la lista precedente.

Sé de antemano que muchos ya se aburrieron y dejaron de leer este bodrio. A esos los felicito, pero te digo a ti, que todavía sigues sufriendo esta aborrecible lectura que busquemos algunos ejemplos concretos. Bien, daré solo uno de los engaños universales, por cierto aceptado y también aplaudido, que mueve miles de miles de miles de millones en todo el mundo, impulsado por el más grande ejército de manipuladores, pillos, embaucadores, etc. de todas las partes imaginables.

No me digas que no lo has deducido aún. La pausa fue a propósito.

Sí aún no, ahí va. La tal llamada publicidad, propaganda, promoción, marketing, o el edulcorado calificativo que sea, una de las actividades más tramposas del mundo, sin restarle mérito (si se puede llamar así) a muchos banqueros, políticos, industriales, comerciantes y tanto otro bicho de uña incluyendo a los hombres mujeriegos y mujeres no sé cómo llamarlas que inventan cada truco, ardid, chanchullo, viveza, etc. para lograr sus deshonestos fines; deshonestos, inmorales, no éticos; sí, pero muy redituables.

La publicidad o como se le llame es perversa, malvada, pérfida, cínica, hipócrita, falaz, manipuladora y tramposa. Emplea descaradamente y sin empacho todos esos “atributos” para hacernos tragar todos sus EMBUSTES y es el más refinado engendro diabólico y perverso del capitalismo.

Son gigantescas las ruedas de molino que nos hacen tragar y nos preparan de tal forma que no solo las engullimos con gusto, sino que llegamos al extremo de anhelar tragarlas.

Continuará.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!   

http://juanpedrotorres.blogspot.com

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