sábado, 11 de agosto de 2012

La Democracia Participativa


Ha sido una constante característica de la falsa democracia que los candidatos a gobernante ofrezcan a sus electores fabulosos planes y proyectos para obtener el voto ciudadano y, una vez electos, ponen en práctica lo que les da la gana; o sea, engañan y traicionan al pueblo.

También ha sido una constante que, cuando inesperadamente triunfa algún candidato progresista que sí intenta en alguna medida gobernar para el pueblo, rápidamente los grupos de poder fáctico, o dicho directamente, los poderosos ricos sospechan que sus mal habidos intereses crematísticos puedan ser ligeramente afectados, inmediatamente despliegan todas sus trampas y ardides para quitarse de encima a quien presienten como una amenaza. Los ejemplos concretos abundan y no entraré en detalles. Ustedes, caros lectores, los conocen de sobra y muy bien.

La consigna universal “pueblo unido jamás será vencido” es absolutamente cierta, pero lo difícil es concretar la unidad frente a sus opresores que, aun siendo pocos, siempre están indisolublemente unidos y su larga experiencia de dominio los ha llevado a perfeccionar todos los inmorales métodos posibles para continuar sojuzgando, explotando y expoliando los pueblos mediante el engaño, la traición y la muerte.

Se han dado pocas experiencias en el mundo de lograr la unión efectiva de, al menos, una parte mayoritaria del pueblo y, hasta ahora, las que han prevalecido han sido a la larga desvirtuadas, corrompidas, compradas, chantajeadas o sangrientamente destruidas; pero, así como los poderes fácticos han aprendido como imponerse, parece que algunos pueblos también han aprendido o están aprendiendo a defenderse.

Uno de esos métodos se está ya experimentando en mayor o menor grado en América Latina con características acopladas a cada realidad en particular, y me refiero específicamente a la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGONICA.

La idea es que los ciudadanos participen activamente en las decisiones del estado y, a la vez, sean corresponsables de la efectividad de la obra de “su” gobierno. Inútil decir que no es anarquía sino participación de las comunidades organizadas en la toma de decisiones en asuntos que le competen y afectan en mayor o menor grado. ¿Quién conoce mejor las necesidades de una comunidad que sus propios miembros? ¿Quién pueden proponer las mejores soluciones? ¿Quiénes pueden llevar a cabo los proyectos con mayor eficiencia?

Y sobre los asuntos que atañen a la nación en general más allá del ámbito específico y localista de cada comunidad y, por supuesto, va también más allá de los limitados intereses de áreas geográficas menores, daré solo dos ejemplos concretos que ilustran palmariamente como se implementan los grandes asuntos dentro del maravilloso experimento de DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA en la República Bolivariana de Venezuela.

La formación de las leyes. La iniciativa legislativa puede provenir del Poder Legislativo (Asamblea Nacional y Concejos Legislativos Regionales), de los Poderes Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral o de la iniciativa popular. Para los caros amigos lectores de otras latitudes, en Venezuela hay cinco poderes, dos más que en los regímenes “democráticos” clásicos. Ninguna ley es aprobada sin el consentimiento previo de la población que la somete a las más variadas formas de discusión pública en foros, seminarios, talleres, asambleas de ciudadanos, etc., lo que se conoce como parlamentarismo de calle; y como se ve, el pueblo no delega su soberanía en los diputados electos a las Asambleas, éstos son apenas sus voceros. Si llega a ser aprobada una ley que no es del agrado de una buena porción de los habitantes, también existe el recurso constitucional del referéndum aprobatorio o abrogatorio.

El Plan de Gobierno. Los aspirantes a la Presidencia de la República elaboran los lineamientos generales de su propuesta de gobierno para el siguiente período constitucional y corresponde al pueblo darle forma y contenido. El candidato electo, el nuevo Presidente de la República lo someta a la Asamblea Nacional, cumpliendo así con un mandato constitucional, para que ésta lo convierta en ley según los procedimientos establecidos; o sea que, el pueblo elabora su propio plan de gobierno para cada período constitucional y, por supuesto, es legalmente de obligatorio cumplimiento. Esto ya se hizo exitosamente y se hará de nuevo con más experiencia en el próximo período que irá del 2013 al 2019. Como se puede observar, el plan de gobierno no es ni puede ser un plan caprichoso producto de la inventiva de candidato o presidente alguno y, en consecuencia, se cierran los caminos a la traición. Para cerrar, imposible que algún organismo supra nacional (FMI, Banco Mundial o cualquier potencia con pretensiones hegemónicas) pueda imponerse sobre la soberanía de un pueblo – valga la redundancia – soberano y libre.

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
http://juanpedrotorres.blogspot.com 

2 comentarios:

  1. Hola Juan Pedro,

    Desde Europa lo que cuentas sobre la democracia venezolana solo se puede mirar con envidia (sana). Aqui la democracia, si es que existió en algun momento, siempre fue elitista, y el pueblo limitado a votar al mafioso de turno en cada elección controlada.


    Un saludo

    JL

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  2. José Luís;
    Un saludote y los mejores deseos. Tú, como siempre, reaccionas con inusitada rapidez. Ya lo dije en mi anterior, siempre nos dieron a elegir entre entre Coca Cola y Pepsi Cola para escoger quien sería nuestro próximo represor y torturador. Lo digo en éste, algunos pueblos están aprendiendo ¡POR FIN!

    ¡Salud Camarada!

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