Cuanto me gustaría que Dios me
hubiese dotado de la capacidad para escribir con sentido humorístico y, así,
darle a este escrito un carácter jocoso y no precisamente las características
tragidramáticas (valga la palabra) que el tema tiene, porque me estaré
refiriendo precisamente a la sempiterna tragedia que las oligarquías, o como
las llamemos, – burguesía, plutocracia, explotadores, expoliadores, dictadores,
tiranos, chupasangre, derechas, ultraderechas, retrógrados, etc. – les han
causado a numerosos pueblos que definitivamente no terminan de aprender y
unirse para liberarse para siempre de ese infernal yugo que, para colmo, cada
día que pasa refina sus técnicas e instrumentos de manipulación y engaños para
apretar más el dogal en el pescuezo de la humanidad.
Hay tragedias que terminan
provocando hilaridad por el macabro chiste o humor negro que encierran.
Digresión: ¿Por qué lo llamarán precisamente “negro”? ¿Racismo? Tal es el caso del
recurrente engaño que los hombres mujeriegos le hacen a algunas mujeres para
conquistarlas, utilizarlas, divertirse, satisfacer sus apetencias sexuales,
chulearlas y, luego, desecharlas, lo que ha dado origen en muchas ocasiones a
verdaderas tragedias con muertos incluidos. Ojo, también existe en contraparte
la versión femenina de la llamada mujer fatal, la dominadora de hombres. ¿Qué
daños no han causado los eternos explotadores a los pueblos?
Al igual que los donjuanes con las mujeres, o
las doñabárbaras con los hombres, las y los colman de maquilladas y edulcoradas
promesas que, luego de obtener el poder, no cumplen y terminan haciendo algo
muy diferente. La cadena comienza con la mentira y el engaño y los
subsiguientes eslabones son el fraude, el robo y la masacre. Masacre real y
masacre social. Cuando me refiero a “masacre real” hablo de muertos, muertos y
más muertos, desaparecidos, lisiados o muertos vivos que engrosan el enorme
caudal de los excluidos.
A lo largo de los siglos han ido
perfeccionando sus métodos y técnicas, no solo para engañar sino para
justificarse ante sus víctimas llegando a la tremenda aberración de hablar de
bombardeos (con miles de muertos) humanitarios, de someter a la extrema pobreza
con la manida excusa que es por el propio bien, con el estamos mal pero vamos bien, o como dicen los gitanos “porque te quiero te apórreo” (sic). Simón
Bolívar acuño una frase lapidaria, nos
han dominado más por la ignorancia que por la fuerza” y, desgraciadamente,
los pueblos permanecen en la ignorancia que en muchos ostentosos casos no es
superada por los diplomas universitarios expedidos por “prestigiosas” casas de
estudio.
Tener el gobierno no significa
tener el poder, por lo tanto, el pueblo debe decidirse y prepararse para tomar
el poder y para ello escoger líderes dirigentes que lo oigan, que lo entiendan,
que los tome en cuenta, que no los engañe ni les mienta, y para ello la única
fórmula probada es escoger alguien que sea del pueblo, se parezca al pueblo, se
sienta pueblo, le duela el pueblo, que no se venda, no se deje chantajear, ni
claudique ante relamidos cantos de sirena. Esos dirigentes deben ser fieles a
otra opinión del Libertador cuando afirmó (no tengo a mano la cita real) que
“prefería las opiniones del pueblo a los consejos de los sabios” porque, entre otras
razones, el pueblo “no puede ser seducido” y, está más que probado que esos
“sabios” pueden y de hecho llegan a ser pasto del chantaje, el amedrentamiento,
la compra-venta o, como también dijo Bolívar, la seducción. Esos sabios, a la
hora de la verdad, anteponen sus intereses crematísticos a las más puras
enseñanzas filosóficas, sociales, económicas e inclusive teológicas.
Los medios de comunicación
escritos o audiovisuales son un instrumento más de las elites de poder que usan
descarada e ilimitadamente para engañar, manipular, envilecer y aterrorizar a
los pueblos. Así como crean casi superhombres que “salvarán al pueblo”, de
igual manera crean más que demonios entre quienes se arriesgan, aunque sea, a
señalarles sus crímenes. Y de esto abundan los ejemplos en el mundo, el viejo y
el reciente que vivimos ahora.
Existimos algunos pocos que nos
hemos quitado la venda y ahora comprendemos, al menos una pequeña parte, del
secular engaño al cual nos sometieron y con solo un escaso conocimiento se han
derrumbado estrepitosamente muchos de esos viejos ídolos con pies de barro y
resto de algo peor.
Confieso sin rubor que estuve
engañado durante mucho tiempo y creí en individuos mientras pudieron
engañarnos, pero ellos mismos se encargaron con sus ejecutorias y con sus
resultados a desengañarme, a escudriñar la verdad de sus acciones pasadas y a
entender que hice el ridículo papel de mujer engañada, - en este caso de hombre
engañado – luego vituperada y lanzada inmisericordemente al arroyo, como diría
cualquier escritor cursi de guiones de telenovelas. Tipos arrogantes que se
hacían “adorar”, como casi mesías que venían a redimir al pueblo, pulverizados
por el conocimiento y colocados en su verdadero sitial de pichones de diablo.
No me pidan ejemplos concretos porque
me daría asco repetir sus nombres; pero, ustedes tienen sus propios ejemplos y
saben los nombres y las ejecutorias de muchos de ellos a quienes ustedes, – sí,
ustedes mismos – repetitivamente, les dieron el voto y los hicieron llegar a
sitiales de poder que luego usaron para despanzurrar a quienes los eligieron.
El tiempo cuando cada tantos años
elegíamos entre embusteros venenosos quienes serían nuestros próximos
torturadores o asesinos está llegando a su final en algunas partes. Busquemos
esos faritos de luz, abramos los ojos y el entendimiento y comencemos a poner
en duda lo que nos ha rodeado. Atrevámonos a descorrer el velo y encontraremos
sorpresas macabras.
PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA -
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
http://juanpedrotorres.blogspot.com
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