A muy
pocos, salvo aquellos interesados con malas intenciones respecto a la
Patria, les queda la duda que estamos siendo sometidos a una bestial
guerra con muchos sombríos y pérfidos componentes. Sobre eso ha
llovido ríos de tinta y trillones de bits. Parte de esa guerra es
negarnos, o hacernos imposible, disfrutar del pan nuestro de cada
día; que, dicho sea de paso, es parte del viejo intento que sin
dudas han logrado imponer, de hacernos cambiar parte de nuestra
cultura ancestral. El trigo no es parte de nuestra herencia ni
tampoco puede ser parte de nuestra gastronomía autóctona por la
sencilla razón que en Venezuela no se produce, y tal vez nunca se
producirá. Durante años se hicieron experimentos y pruebas para
encontrar, adaptar y adoptar semillas que se reprodujeran en nuestro
trópico. Al respecto, recuerdo a un empresario de apellido Zissman
(RIP) que empleó tiempo, esfuerzo y dinero en fallidos experimentos.
Las
mafias importadoras, molineras, distribuidoras y panaderas nos han
negado la harina de trigo importado y el pan durante meses y todos
conocemos el camino al calvario al cual nos han sometido, a todos sin
excepción; bolivarianos patriotas, descerebrados antipatria y ni ni
(una especie de la cual dudo su existencia porque todos tienen el
corazoncito hacia cualquiera de los lados) Es de bobos repetir el
cuento que, tanto la harina como el pan, son preciado objeto para los
especuladores, un eufemismo para llamar a los más asquerosos
ladrones, que nos someten a todo tipo de escarnio para robarnos sin
conmiseración.
Hace
poco vi y oí un alto funcionario declarando que “el Gobierno
Nacional había importado trigo, que los molineros hicieron su
trabajo, que había suficiente harina para suplir la demanda de los
panaderos y que se tendía hacia la normalización de la
distribución”. Pero dijo algo más, que vendían el saco de harina
por “algo más de Bs. 7.000,00 el saco” de ¿40? kilos. De ser
cierto, el precio de la harina de trigo al mayor; es decir, comprada
por sacos, es de solo Bs. 175,00 por kilo. Asumamos que con el “algo
más” lleguemos a la cifra de Bs. 200,00/kilo y trabajemos con esa
cifra.
No
niego que se incurre en costos adicionales para la elaboración del
pan: levadura, agua, sal, salarios, bolsas, etc., etc. Asumamos
también que esos gastos equivalen a un 100% sobre el costo de la
harina. La cifra teoricamente llegaría a Bs. 400,00/kilo. ¿De
acuerdo?
Visto
lo anterior, me pregunto:
¿Por
qué venden el pan a Bs. 2.000,00/kilo, 5 veces más que el costo de
la harina y otros insumos? Nunca mencionan el precio por kilo pero he
comprado panes que pesan 300 gramos por Bs. 600,00, o sea, Bs.
2,00/gramo, igual a Bs. 2.000,00/kilo. Con el pan de 50 gramos que
siempre pesa algo menos ocurre igual, lo venden a Bs. 100,00; es
decir 20 panes, igual a 1 kilo por Bs. 2.000,00. ¿No les parece algo
exagerado ese precio? ¿No creen que raya en la especulación? Y no
olvidemos que esos panaderos venden toda clase de delicatesses,
tortas, dulces, cachitos y otros preparados a precios simplemente
escandalosos y fuera de toda lógica. Hice la prueba, compre una
“piñita” por Bs. 200,00 y la pesé. No lo querrán creer: 25
gramos. Eso convierte al precio del pan dulce a Bs. 4.000,00/kilo
solo sustituyendo sal por AZUCAR. Los llamados dulces de pasta y las
raciones de torta dificilmente pasan de 50 gramos y los he visto a
Bs. 1.000,00, 2.000,00 y más. ¿Como llamar entonces ese abuso?
¿Especulación? ¿Grosería? Lo llamo ROBO DESCARADO y punto.
Pero
todo no termina ahí. Los canales de distribución “normales”
excluyeron hace tiempo las panaderías llamadas artesanales, las de
los barrios no controladas por las mafias, al eliminarles el llamado
“código”. A esos negocios, al igual que a los pizzeros y otros
pequeños comerciantes se les impide comprar harina directamente a
las distribuidoras de los molineros. Deben ir por los “caminos
verdes” para adquirir su materia prima. Pero, ¿saben qué? Se la
compran a los panaderos que a su vez la adquieren a “siete mil y
pico” el saco de 40 kilos. Pero, no se sorprendan, la compran entre
Bs. 60 y 100 mil el saco.
Pongamos
esto último en lenguaje claro. Los grrr%$&/”**#+]><¬
panaderos se ganan una pendejadita entre el 8.000 y el 13.333,33%.
A
quienes le gusta achacar culpas les diré que el culpable de estas
tropelías, por darle un adjetivo complaciente, es del Gobierno. Si,
afirmo que es del Gobierno, por no haberlos enjuiciado y encarcelado
hace tiempo y confiscado todos sus bienes. Y si no hubiera leyes
aplicables, redactarlas, aprobarlas y aplicarlas con todo rigor. A
esa clase de bichos no se les puede tratar con guantes de seda porque
esa conducta es de origen genético, son como el alacrán que picó
al sapo que le salvó la vida; su naturaleza no les permite ser de
otra manera, jamás serán decentes, siempre buscarán la manera de
robar y atropellar.
También
somos culpables todos nosotros los consumidores, los come pan, por
pendejos. Si, por pendejos, por arrastrarnos y rogarles que abusen
con nosotros y nos roben a su antojo descaradamente. Somos culpables
por comprarles. Si nos enfureciéramos, como deberíamos, y nos les
compráramos, tal vez reducirían sus agallas y se acercarían a
precios decentes que no atenten contra nuestros bolsillos y nuestra
salud mental.
¿Por
qué no pensamos un poquito y adoptamos otra conducta frente a
quienes nos amargan nuestro pan nuestro de cada día? ¿Y por qué no
contra todos quienes abusan de nuestra bondad o nuestra idiotez?
¿No
les parece que ha llegado el tiempo para dejar de ser tan pendejos
como hemos sido?
¡INDEPENDENCIA
Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ
VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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