martes, 15 de marzo de 2016

Pueblo pequeño

Nota explicativa previa: este escrito tiene exactamente un año y no me decidí a publicarlo antes porque tuve la preocupación de enviarlo a un elevado funcionario del Estado, junto a las ideas para un Proyecto Integral de Desarrollo que menciono más adelante. El caso es que, muy lamentablemente, tres envíos no tuvieron respuesta alguna. Debo decir que no culpo al funcionario, es muy razonable que tenga un equipo de burócratas que revisa previamente la correspondencia que le llega y, dolorosamente, estamos en manos de personas que filtran los requerimientos que hacemos los ciudadanos de a pié. Fin de la nota.

Mi anterior escrito Intitulado “Mano durísima, Señor Presidente suscitó un comentario, positivo digo, por parte de un señor Anónimo. Esto me ha movido a no contestarle con otro comentario corto similar al suyo sino con un análisis un poco más extenso.

Omití el nombre del pequeño pueblo donde vivo porque la situación que vivimos y describí a grandes rasgos no es privativa de mi comunidad; el contrario, es generalizada en todos los pueblos pequeños del país, o por lo menos en todos aquellos por los cuales he tenido la oportunidad de pasar recientemente. Esta razón me ha traído a la mente una preciosa idea de la que se ha venido hablando desde hace mucho tiempo, que se deja de lado por algún tiempo y vuelve a reaparecer sin que, hasta el momento, ni el Gobierno ni la sociedad se decidan a ponerla en práctica. Se trata de la vieja idea de hacer de los pueblos pequeños y los campos lugares agradables para la vida, con todos los servicios y ciertas comodidades privativas de los grandes centros poblados.

Si nuestros miles de pequeños pueblos y comunidades tuvieran lo mínimo elemental para una vida satisfactoria se evitarían las migraciones temporales o definitivas a los grandes conglomerados. Por otra parte, serían muchos los habitantes de esos centros atraídos a las pequeñas poblaciones donde, por lo general, se respira algo casi imposible en los otros lados: PAZ.

Como es de imaginar, los problemas que se confrontan en los pueblos pequeños son también obviamente pequeños, de mucha menor dimensión, que se pueden entonces resolver con planes y proyectos mas modestos que, logicamente, requieren inversiones menores. Con lo que se invierte en un barrio de Caracas, por ejemplo, que no es más que un paño de agua tibia porque la presión demográfica siempre superará las soluciones, se pueden resolver definitivamente los problemas que confrontan muchas comunidades y poblaciones con escasa población.

Pongo un ejemplo concreto. El pequeño poblado donde vivo no tiene cloacas ni drenajes y las aguas putrefactas corren por zanjas en todas las calles, lo que sin duda constituye un peligro potencial para la salud pública. Los más de veinte Concejos Comunales existentes hace unos dos años (ahora son más y existen o están en formación tres comunas) estuvieron de acuerdo en elevar una propuesta general contentiva de ciertos lineamientos, o criterios, que debería contener un Plan Integral de Desarrollo del Municipio. Estas ideas incluyen la construcción de cloacas, drenajes y una o varias plantas de tratamiento de pequeñas dimensiones por lo reducido del núcleo poblacional, más otras previsiones para el saneamiento ambiental, tomando en cuenta que uno de los atractivos de la zona y, a la vez fuente de alimentos, es un bello y rico humedal que está siendo permanentemente atacado por la contaminación con heces fecales y otros desechos. Simultaneamente, se consideró entonces la remodelación, readecuación, reordenación territorial y embellecimiento del lugar en vista de que el Gobierno Nacional ha anunciado muchas veces la intención de convertir a la zona en Centro Turístico, lo que haría obligante volver atractivo el lugar para incentivar la presencia de visitantes. Es de Perogrullo que ningún turista se animaría a visitar un lugar feo, sucio, descuidado, desordenado, sin servicios, contaminado y sin población minimamente preparada para atenderlo.

Ese "Plan" fue entregado oportunamente, en sus propias manos, al Ciudadano Alcalde del Municipio, al Ciudadano Gobernador del Estado, al soberano Concejo Legislativo del Estado, al Consejo Federal de Gobierno y al Ciudadano Ministro del Ambiente de la época.

Es de justicia mencionar que los Diputados al Concejo Legislativo en algo lo tomaron en cuenta y enviaron una comisión a "inspeccionar" uno de los lugares claves del municipio. Pero, del resto, hasta el día de hoy, además de esa fulana inspección, no se conoce reacción alguna por parte de nadie, en ningún sentido.

Pasando a otro aspecto de la vida, ¿cuantas veces se ha solicitado Mercal, PDVAL u otros servicios alimentarios? ¿Cuantas gestiones se han hecho por distintas vías ante Corpoelec para que arregle problemas de alumbrado público, etc.? ¿Cuanto tiempo tienen algunas pequeñas comunidades, tres barrios especificamente, solicitando a CANTV la instalación de telefonía fija? ¿Cuantas llamadas y mensajes a la Sundee para que envíe fiscales a los comercios abusadores? No hablemos de educación como la sede del único liceo paralizada su construcción hace más de ocho años, salud con los aparatos dañados en el único CDI/SRI, vialidad urbana en estado desastroso, etc. La frialdad de las instituciones desanima y vuelve escéptica a la población. ¿Es que acaso nos consideran ciudadanos inferiores a los pobladores de pueblos pequeños?

¿Por qué ocurren estas cosas? No sé la verdadera razón pero me inclino a echarle la culpa a un determinado patrón cultural - o anticultural - que se ha sembrado en la neuronas de muchos venezolanos que solo consideran a Caracas como si fuera la totalidad del país. Sé positivamente que Caracas tiene infinidad de problemas, pero muchos de ellos son producto del hacinamiento propiciado por la migración. Está bien que se atienda a Caracas, no niego que se le resuelvan sus problemas, pero, por favor, entiendan que atendiendo las pequeñas poblaciones del interior se le evitan problemas a Caracas y otras ciudades muy pobladas.

Por último, hago públicas estas preocupaciones porque, en tantos años, no he conseguido respuesta en ninguna parte, a ningún nivel. Revisen mis escritos en este lugar y verán que siempre estoy pendiente y defendiendo la Revolución Bolivariana, así que descarten esta exteriorización de sentimientos como un ataque. No, al contrario, es un clamor que espera contar con el apoyo de muchos compatriotas de buena voluntad y, por parte de los burócratas, algún oído que oiga y, sobretodo, entienda; en fin que olvide su pequeño mundo rodeado de papeles sobrantes y se sensibilice ante los problemas que debe atender.

Y sigo sin mencionar el nombre del pueblo porque creo interpretar lo que sucede en otros miles de lugares similares. Si alguien tiene la curiosidad, por favor, escríbame a cualquiera de mis correos electrónicos que están en esta misma página y le daré todos los detalles menores que desee. Y gracias anticipadas a nombre de los casi diez mil habitantes de mi municipio.


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!


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