martes, 15 de marzo de 2016

Pueblo pequeño productivo

Nací en un pueblo pequeño y recuerdo fielmente que mi pueblo era autónomo en muchos aspectos en cuanto a las necesidades elementales de los pobladores. La carne vacuna y la leche, así como la porcina, caprina y de aves era surtida por sus propios habitantes, bien porque en los solares de las casas se criaban gallinas que producían huevos y pollos, cerdos y otros animales o porque había producción en los campos cercanos. Igual ocurría con frutas, hortalizas y verduras en general y no hablemos de granos, cereales y otros rubros porque la situación era igual. En lo que respecta a productos agro-industriales, en las afueras del pueblo había haciendas de caña y el papelón era abundante. Basicamente, lo único que se traía de otras partes era la sal y alguna que otra excentricidad.

Parte de mis recuerdos infantiles eran los arreos de burros o mulas provenientes de las campos de la periferia con sus cargamentos para surtir el llamado Mercado Municipal y las pulperías. Todo cuanto se comía o bebía era 100% natural. Del pan ni hablar, muchas casas tenían su horno redondo de barro, a leña, en el cual se hacían también muchas granjerías y para la ocasiones especiales las famosas y deliciosas cabezas de cochino horneadas.

Luego vino una especie de maldición. Llegaron las bebidas carbonatadas, los enlatados y una serie de productos que llamaré exóticos. Pero esa maldición trajo aparejada la implantación de una rara cultura que inducía al desprecio de lo campesino, a las labores del campo y sus productos. Lo chic era consumir comida chatarra importada y cuanto más exótico el incomprensible nombre, mejor

La autonomía del pueblo no era solo en lo alimentario. La ropa era elaborada por las costureras y sastres del pueblo, los zapatos y alpargatas igual. En definitiva, había una economía local productiva y la dependencia respecto a otros lugares era ínfima. Que recuerde, jamás hubo crisis de abastecimiento de ningún rubro.

Los sociólogos y los antropólogos tendrán explicaciones sobre este terrible cambio cultural que acabó con la autonomía de, me atrevo a decirlo, todos los pueblos pequeños del país. Ahora se depende de las grandes agro-industrias que están practicamente centralizadas en zonas muy específicas y particulares del país. Igual pasa con la ropa, el calzado y otros artículos necesarios para la vida diaria, lo que quiere decir que estamos en manos, a merced, de lo que decidan unos pocos empresarios quienes ultimamente nos acogotan con sus prácticas malsanas. Y peor aún, muchos de estos mal llamados empresarios cerraron o redujeron al mínimo su producción, se dedicaron a importar toda suerte de cachivaches lo que, obviamente, nos hace dependientes de otros países. Me parece un exabrupto que cosas tan sencillas como un peine, unos caramelos o un par de calcetines tenga que importarse de lugares tan distantes como la mismísima China.

Es hora que intentemos, al menos, darnos cuenta, percatarnos de nuestra terrible involución disfrazada de adelanto y progreso. No digo que volvamos exactamente al esquema al cual me he referido antes; pero, sí estudiar como vivíamos antes y extraer de esas vivencias lo positivo que había y adaptarlo a nuestra nueva realidad y, de paso, creo imperativo dar pasos firmes hacia muchos núcleos en todo el país de pequeños pueblos con la mayor autonomía productiva posible, con economías locales sustentables que satisfagan muchas de las necesidades elementales de sus pobladores.

Insisto en hablar del tema de la alienación cultural. Presencié por TV un acto en el cual se inauguraba un mercado en un pueblo no tan pequeño con el fin de reubicar un grupo de buhoneros, o como les dicen, miembros de la economía informal. El representante de los vendedores de ropa insistía en que los importadores les vendieran directamente para rebajar sus costos. Analicemos. El hombre pretendía seguir vendiendo ropa importada y me pregunto y les pregunto, ¿cómo no se le ocurrió proponer que se financiara un grupo de costureras del pueblo para que les suministraran las prendas que ellos venden? De esa manera, se quedaría en el pueblo parte del esfuerzo, el llamado valor agregado de la confección, porque al no haber empresas fabricantes de telas en el municipio tendrían que traerla de otras partes del país, suponiendo de buena fe que los empresarios textiles no estén saboteando el abastecimiento.

Los pobladores de pueblos pequeños, y con más razón los de medianos y grandes, deben hacer esfuerzos para aumentar su producción local de la mayor parte de sus necesidades; es decir, buscar su propia autonomía económica. En caso de no poseer determinadas capacidades productivas, ir pensando en desarrollarlas. Después vendría la interacción comercial entre localidades cercanas y así, sucesivamente, estableciendo circuitos regionales más ambiciosos y para ellos solo se necesita motivación, que alguien tenga la idea de propagar entre la gente la conveniencia de emprender una actividad productiva para satisfacerse a sí mismos y nadie mejor para hacerlo que los Concejos Comunales y las Comunas. Ya he observado algunos ejemplos iniciales que vale la pena imitar, de actividades en ese sentido en algunos lugares del país en materia agrícola y artesanal.

Cada población haría las cosas en razón de su vocación. Por ejemplo, si el pueblo tiene vocación turística, pensar en producir localmente para satisfacer los pedidos de sus visitantes.

Me entusiasma tanto la idea que ya me imagino, en un futuro próximo, una serie de poblados productivos cuya vida haya cambiado para su propio bien y olvidado las desastres que la guerra económica nos está causando en estos momentos.

La ayuda proveniente de “papá estado” no debe faltar pero ésta no llegará si previamente los pobladores de esos pequeños centros poblados no toma la iniciativa y muestra, por lo menos, que sus ideas funcionan. Hagan una pequeña prueba, muestren sus resultados iniciales, muestren los productos que son capaces de generar y el mandado estará practicamente hecho.

A pensar como resolver sus propios problemas y ¡suerte!


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!



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