El gran humorista español Enrique
Jardiel Poncela escribió hace muchos años un maravilloso libro que nos hizo
desternillar de risa y siempre he estado confundido con el título de ese libro,
porque, para mi particular manera de entender tiene dos, a saber, …Y hubo una vez once mil vírgenes o La Historia
de un Don Juan llamado Pedro. Pero lo realmente importante no es el o los
títulos sino el contenido. Si no lo han leído aún, lo recomiendo y espero que
lo disfruten.
Por supuesto que no voy a
referirme al texto de esa obra y solo mencionaré tangencialmente unos pocos
aspectos. A Grosso modo se trata de
un seductor de mujeres que perfeccionó sus diferentes métodos de conquista, los
cuales seleccionaba y aplicaba según las características de cada interfecta.
Tenía un archivo muy bien sistematizado en el cual tenía asentadas miles de
características, particularidades, preferencias, aficiones, etc., de ejemplares
del mal llamado sexo “débil”. También, al contrario, lo que no cuadraba a las
mujeres según su “raza”, tipo, oficio, religión, nacionalidad, etc. En resumen,
en ese maravilloso archivo tenía además los lineamientos del plan de ataque a
seguir según el caso, lo cual le aseguraba el éxito que, según el autor,
siempre obtuvo. La infalibilidad de aquellos métodos le funcionó a la
perfección y, de esa manera, las ciencias aplicadas a la esfera “amorosa”
rindieron sus frutos a cabalidad.
Así también ocurre con el engaño
a personas, colectividades, pueblos y naciones. Los más variados métodos hoy en
día se estudian en profundidad, se sistematizan y se aplican, y para ello se
valen, entre otros, de la Psicología, la Informática, la Psiquiatría y las
llamadas Ciencias del Comportamiento, etc. La aplicación de métodos científicos
en Universidades, Centros de Investigación, tanto teóricos como aplicados, es
algo que se hace hasta con alarde al punto de discutirse públicamente en Foros,
Conferencias y Congresos “Científicos” en muchas partes e inclusive se publican
y difunden los resultados en libros, revistas y “papeles científicos”. Es más,
se llevan a cabo experimentos que califico de inmorales, con la anuencia o no
de personas, de seres humanos convertidos en ratas de laboratorio. Quienes
duden, lean un libro que creo bien documentado, La Doctrina del Shock (The
Shock Doctrine) de la escritora
canadiense Naomi Klein. Los pelos se me erizaron cuando o leí.
Lo que escribió humorísticamente
Jardiel Poncela me movió a la risa, pero es lo mismo que lo desarrollado por
Naomi Klein que me movió a la rabia y al estupor. Las diferencias son tan solo
de estilo, el primero se basa en la imaginación y el segundo en la dura
realidad; y los propósitos de cada libro también, por supuesto, también son
distintos aunque ambos autores lograron y logran lo que se propusieron.
A propósito dejé de último el
final de …Y hubo una vez once mil
vírgenes o La Historia de un Don Juan llamado Pedro. No lo diré pero es una
gran lección a futuro – quienes lo hayan leído saben a qué me refiero – que
resumo con un refrán muy común, con sus distintas versiones entre los países
donde hablamos castellano: A CADA COCHINO LE LLEGA SU SABADO.
PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA -
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
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