Nota
introductoria: una buena amiga, a quien no mencionaré por su nombre,
pero ella sabe quien es, me ha inspirado este escrito. Gracias amiga
y te pido sigas siendo inspiración para tantas cosas. Gracias
también a una nieta que ha colaborado con sus ideas.
La
Revolución Bolivariana ha cumplido 17 años de haber llegado
oficialmente al poder. El histórico día 2 de Febrero de 1999 tomó
posesión de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela
el Comandante Eterno Hugo Chávez y, vaya, los cambios que han
transformado el país desde entonces han sido fenomenales; pero, la
Revolución no ha estado exenta de avatares, de golpes, trampas,
amenazas, peligros, ataques despiadados de todo tipo. No obstante ha
prevalecido hasta ahora, ha tenido sus altos y sus bajos, ha cometido
errores – nadie lo niega – pero también - ¿quien puede negarlo?
- grandes aciertos.
Ultimamente
se le ha dado exagerada importancia al tema de los errores de la
Revolución y se ha querido magnificar el caso de la corrupción.
Desde luego, es una tendencia inducida por la ultraderecha con fines
propagandísticos. Para entender mejor, voy a copiar una frase de
Voltaire en su obra de teatro “Sócrates”, cuya lectura
recomiendo ampliamente:
“Se
le llama corrupción, Felipe. Una palabra que se ha usado tantas
veces que ha perdido su significado. La oyes en todas partes todos
los días una y otra vez y; sin embargo, no llegas a percibirla como
el mecanismo fundamental de ruptura que lleva implícita. Y en
nuestro actual estado de cosas no hay mucho que podamos hacer al
respecto, sin importar cuantos motines o revoluciones tengamos, sin
importar cuantas veces cambiemos al liderazgo, o tampoco a quien de
hecho coloquemos al frente, la corrupción continuará mostrando sus
podridos dientes más tarde o más temprano, porque no es más que un
síntoma de un problema mucho, mucho peor subyacente en
la humanidad”.
George
Orwell constantemente escribió acerca de “la habilidad de la gente
para manipular la verdad entre ellos mismos” y acuñó una frase
lapidaria que dice: “A través de toda la historia podemos verlo
claramente: los egos son más poderosos que el interés común
asignando culpas en vez de encontrando soluciones...”
No
nos sintamos infelices creyendo que la corrupción solo está
presente en Venezuela ni nos sintamos culpables, la corrupción es
universal y ha existido desde siempre, desde que el homo sapiens
habita este planeta. Jesús de Nazareth, creemos muchos que era Hijo
de Dios; por tanto, tenía la sabiduría de Dios. Escogió tan solo
doce hombres para que lo acompañaran en su misión inicial y se le
coló un corrupto, precisamente el encargado de manejar el dinero de
la comunidad. ¿Les suena la palabra comunidad? Y, ¿cual es
nuestra mayor comunidad? ¿No es acaso la nación entera? El dinero,
el tesoro, de la comunidad es vulgarmente apetecido por los
corruptos, por los Judas de siempre. San Agustín escribió que la
perdición de la humanidad se fundamentaba en el daño que causan los
llamados pecados capitales. La gula, la avaricia, la ira, la pereza,
la lujuria, la envidia, la soberbia los llama Santo Tomás de Aquino
como el origen del resto de los demás pecados. La envidia y la
soberbia son dos pecados que para muchas personas pueden ir de la
mano ya que uno puede ser incluso la consecuencia del otro y, muchas
personas consideradas envidiosas son al mismo tiempo soberbias porque
no aceptan el hecho de no ser mejor que alguien o no poseer lo que el
otro posee. Si quieres encontrar quienes pecan a diario con esos
pecados señalados no los busques en el pueblo humilde y trabajador,
búscalo entre los ricos, entre los explotadores, entre quienes se
creen superiores, entre quienes tienen la soberbia de creerse
elegidos entre los hombres para aplastar a aquellos a quienes
envidian su bondad y solidaridad, virtudes que ellos están
imposibilitados de practicar. Entre quienes hacen su esfuerzo para
robar lo que no les pertenece porque para eso les sobra avaricia.
Las
revoluciones al comienzo son como los ríos crecidos, arrastran de
todo; pero, a medida que la creciente aminora; a medida que las aguas
pierden su ímpetu y comienzan a calmarse, toda la basura es echada a
las orillas; es decir, esos ríos se van aclarando y deslastrándose
de cuanto los contamina. Eso explica que, desde su mismo inicio, la
Revolución Bolivariana fue contaminada por mucho bicho de uña.
Hagamos memoria. Llegaron a penetrar al mismísimo consejo de
ministros, llegaron a meterse en los mismísimos sobacos de Chávez
porque los corruptos son súper especialistas en el arte - ¿arte? -
de la mimetización; así que, ¿de qué nos extrañamos que los
tengamos infiltrados en los estamento públicos de menor importancia?
No nos extrañemos encontrarlos escondidos en casi todas partes pero
tampoco olvidemos que no existe corrupto sin corruptor. Y, pensemos
si no lo sabemos porque es muy fácil de deducir, ¿quienes son los
corruptores?
No
permitamos que la visión de un árbol nos impida la visión
holística de la totalidad del bosque. No caigamos en la trampa en la
que quieren hacernos caer a la cual nos empujan aquellos interesados
en hacernos desviar la atención. Los corruptos no son los
revolucionarios que se equivocan de buena fe, que cometen errores
como los cometemos todos, son otros habilmente disfrazados de
abuelita que, en realidad, son lobos feroces salivando a chorros. Son
quienes realmente pecan. Son quienes se aprovechan de nosotros. No
seamos incautos o pendejos, no les facilitemos ganar el juego al que
nos empujan muy habilmente.
Para
finalizar, recordemos. La burguesía tiene muchísimos siglos de
experiencia explotando pueblos en todo el planeta. Se saben todas las
trampas y todas las mañas. Las tienen configuradas estructuralmente
en su ADN y es por ello que siempre estamos cayendo, es por ello que
con frecuencia nos usan como sus tontos útiles para lograr sus
perversos propósitos. ¿No es verdad cuanto digo o no te lo parece,
compatriota que te dejaste apendejear y votaste por ellos el 6D? Son
además expertos en crear chismes para destruir reputaciones, inducir
creencias y manipular gente cándida o definitivamente estúpida; así
que, terminaré con algo precisamente del sabio mencionado antes,
Sócrates.
Tomen
en cuenta esta lección cuando les vengan a contar un chisme.
En
la antigua Grecia, como sabemos, Sócrates tenía una gran reputación
por su sabiduría. Un día vino alguien y le dijo:
-
¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
-
Un momento, - respondió Sócrates – antes que lo cuentes te haré
la prueba de los tres tamices.
-
¿Los tres tamices?
-
Si, - continuó Sócrates – antes de contar cualquier cosa sobre
otros, es bueno tomar tiempo y filtrar lo que se dice. El primer
tamiz es la verdad. ¿Has comprobado que lo que repetirás es verdad?
-
No, Solo he oído decir.
-
Bien, así que no sabes si es la verdad. Vayamos al segundo tamiz, La
bondad. ¿Lo que quieres repetirme es algo bueno?
-
Ah, no. Por el contrario.
-
Entonces, - continuó Sócrates – quieres repetirme cosas malas y
ni siquiera estás seguro que sean verdaderas. Es posible que pases
por el tercer tamiz. La utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que
quieres repetirme?
-
No, en serio.
-
Entonces, - concluye Sócrates – lo que querías contarme no es
cierto, ni bueno ni útil. ¿Por qué querías decírmelo?
¡INDEPENDENCIA
Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ
VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
Como siempre muy interesante tu articulo JP. Lo tuiteo.
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