Con
dolor, con rabia, con frustración clamo a mi pueblo:
¡Pueblo
mío, cuanto dolor siento por ti cuando te veo humillado, cuando veo
tu dignidad pisoteada, cuando te veo arrastrarte en una cola rogando,
rogando a unos sucios mercaderes de pacotilla que te estafen!
A
ese nivel indigno de sinvergüerzura te han conducido tus amorales
verdugos, a ese indigno nivel de alienación te han hecho llegar
quienes han contaminado tu mente y tu espíritu altivo, guerrero,
retrechero, igualitario, rebelde, porfiado que no le aguanta vainas a
nadie.
¿Qué
parte de los genes de tus antepasados se habrán perdido? ¿Qué
parte de la sangre guerrera de tus antepasados se volvió agua sucia?
Si
alguno de tus antepasados resucitara se metería de nuevo en la
tumba, avergonzado de verte tan cobarde, vil y bajo que no te has
rebelado todavía ante tanta humillación y como has soportado
impávido durante tanto tiempo.
Pueblo,
es momento que interiorices la idea que tu tiempo de venganza ha
llegado para redimir tu apatía y quitarte de encima esa maldición
que la burguesía te ha impuesto. Probemos algunos métodos para
nosotros, ahora, aporrearlos aunque sea en muy mínima proporción,
mucho menos de lo que ellos nos hacen todos los días de una manera
inclemente y, encima, se ríen y burlan de nosotros y nos echan en
cara nuestra imbecilidad.
Propongo
un método que ha resultado infalible muchas veces en muchas partes
del mundo:
Escojamos
un producto comercializado por una empresa cualquiera. No lo
compremos durante una semana; que nadie absolutamente lo compre.
Si no reaccionan, abastecen profusamente y bajan los precios,
continuemos una semana, o un mes más. Luego escogemos otros
productos, otra empresas
productoras y así
sucesivamente. De esa manera los golpearemos donde les duele; lo
único que les importa, sus bolsillos y sus vulgares cuentas
bancarias.
Para
comenzar, propongo hacer boicot a un producto emblemático,
harina de maíz precocida marca P. A. N.
tramposamente elaborada por polar (minúsculas en señal de asco y
repudio) Sí, ya sé, me dirán muchos sobre el sufrimiento de no
comer arepas ni bollitos. Muy bien, lo acepto pero es preferible no
hacerlo un corto período de tiempo que seguir con el actual yugo
encima. De paso, no nos va a ocurrir nada. Muchas personas hemos
pasado largo tiempo en otros países donde no se comen arepas y no
nos ha ocurrido nada, aquí estamos, aquí seguimos y no nos iremos
del país como ellos seguramente harán al menor asomo de una
insurrección popular. Entretanto, si otros
nos la venden, compremos
cualquier otra marca siempre y cuando lo hagan en las cantidades y
precios que aceptemos; de lo contrario, aguantemos como machos,
¡carajo!
No
perdemos nada haciendo la prueba; eso sí, garantizo los resultados.
Personalmente, muchos boicoteamos los productos polar (idem) desde el
Paro
Sabotaje Petrolero de 2002/2003; pero somos pocos y no sienten el
efecto; pero, siendo muchos, ojalá
todos, la cosa cambia. No
faltarán esquiroles que también venceremos.
Pido
encarecidamente a todos aquellos lectores que estén de acuerdo,
contribuir a dar la mayor difusión posible a este escrito y aportar
su cuota en la lucha por el beneficio de todos. Sus ideas para
mejorar estas propuestas
las estamos todos ansiosamente esperando. Echemos
a un lado la abulia, demostremos que somos un pueblo corajudo,
reencontremos esa olvidada retrechería que siempre nos caracterizó.
La pelea tenemos que darla
TODOS.
Recordemos,
tengamos presente
la frase del Che: Si la
lucha se dispersa no habrá victoria popular en el combate.
O a Bolívar en Pativilca, muy
enfermo, sumido en una grave crisis y grandes contradicciones,
interrogado por Joaquín Mosquera sobre que haría, respondió
tajante:
¡VENCER!
¡VENCER! ¡VENCER!
Y...
¡ VENCIÓ!
¡INDEPENDENCIA Y PATRIA
SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA
PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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