miércoles, 23 de diciembre de 2015

Chismes

La ultra derecha retrógrada, oligárquica, burguesa, golpista, traidora, lacaya, pitiyanqui, explotadora y todos los demás epítetos que quieran agregar se apoderó de la Asamblea Nacional con una aplastante mayoría mediante una criminal guerra sucia, destructiva para la cual conjugaron todas las fuerzas más tenebrosas, mientras que las fuerzas revolucionarias hicieron una campaña limpia y honesta, o por lo menos, una campaña decente.

Hasta ahora ningún analista ha mencionado una de sus estrategias más asquerosas, y me refiero al chisme rastrero. Todos se han referido a los diferentes tipos de guerra: económica, psicológica, mediática, paramilitar, eléctrica pero, repito, nadie ha mencionado los chismes propagados por medios sociales y, peor aún, boca a boca. No analizaré teoricamente este asqueroso lodazal y me remitiré a un pequeño número de los que llegué a oír.

  1. Un elegante “caballero” bien trajeado, con una de esas súper camionetotas, domiciliado en Prados del Este que dragoneaba de cultura y altos estudios hablaba horrores de un alto funcionario del Gobierno que fue ministro y ejecutivo de una empresa del Estado. Al preguntarle como sabía “esas cosas”, tranquilamente me respondió que había estado casado con una hija de ese señor. Todos los circunstantes aparentemente le creyeron pero, da la rara y extraña casualidad que el ministro en cuestión solo tuvo un hijo varón.
  2. A un alto funcionario del rrrrégimen le atribuyen haciendas por todas partes e ingentes cantidades de ganado; por supuesto, todo adquirido mediante corrupción. En las cercanías del pueblo donde nací le atribuyen tres, una de ellas con 20.000 hectáreas; pero, da la casualidad que esa hacienda perteneció a un tío mío fallecido y mis primos la vendieron a alguien también conocido. Curiosamente solo tiene 16 hectáreas que contienen y han contenido solo algunos potreros de ceba y dificilmente caben muchas cabezas de ganado. Traigo esto a colación porque un amigo, cuya actividad lo obliga a moverse practicamente por todo el país, tuvo la disparatada idea de anotar todas las haciendas atribuidas por los chismosos en todas partes, de punta a punta del país. Al sumar sus hallazgos comprobó que el número total de hectáreas constituyen una superficie casi dos veces mayor a Venezuela y el número de cabezas de ganado supera al de toda Argentina.
  1. Una vez fui a Cumaná y me aseguraron que un cierto “corrupto” era el propietario del Sambil de Barinas. Curiosamente en Barinas me lo dijeron al contrario, que era propietario del Sambil de Cumaná. Lo raro es que ni en Cumaná ni en Barinas hay Sambil alguno. Se me ocurre que los chismosos creerán que la gente no viaja y, si lo hace, no se fija en nada.
  1. Ya mencioné en otro escrito el ridículo cuento de los 700 trillones de dólares que tiene una dama en bancos gringos pero, si sumamos todo el dinero “robado” que le atribuyen a la mayoría de los funcionarios del gobierno llegaríamos a la conclusión que somos un país con un elevadísimo PIB y se lo roban todo. Perdonen que hable de mí, pero hace varios años personas, que no sé a ciencia cierta si me quieren o me odian, me querían proponer como candidato a alcalde de mi pueblo. Participaba en esa época en un programa de radio y mis compañeros de trasmisión lo tomaron a chiste, pero la gente lo creyó, se regó la especie y muchos me ofrecieron su apoyo. Lo curioso del caso es que una tarde fui a comprar pan y en el sitio estaba un fulano despotricando en mi contra, me atribuía negocios sucios, el robo nada menos que de una mina de arena (?) y otras tracalerías.“Sabía” eso porque me conocía “desde niño porque estudiamos juntos”. En silencio me incorporé al grupo, el tipo aseguraba que me conocía y seguía hablando. Lo interrogué si de veras “lo” conocía y afirmó positivamente. Me identifiqué y lo amenacé con caerle a garrotazos si me volvía a nombrar y santo remedio. Después supe que era funcionario de la alcaldía, en ese entonces en manos de un mafioso, y presumo que lo enviaron a destruirme antes de tiempo. Lo llegué a tropezar varias veces y con disimulo me miraba como gallina que ve sal.
Tengo más pero no pretendo abrumarlos y les he contado estos pocos para ilustrar el enorme daño que hacen, especialmente entre los más incautos. De nada vale hacer aclaraciones ni responder, después que se derrama el agua es imposible recogerla; o como diría mi cristiana abuela, “después de ojo afuera no vale Santa Lucía”. Eso de regar chismes es propio de gente que debe tener una cucaracha bailando en alguna circunvolución cerebral. No es de gente sana y ni honesta.

Finalizaré con otro cuento que también tiene que ver con el reciente pasado certamen electoral. Hice mi propia encuesta en el pueblito donde vivo, entrevisté 30 personas y les pregunté como habían votado, si conocían al nombre del candidato uninominal y la razón. Los resultados les asombrarán, tal vez, digo yo:

Votaron por la mud (minúsculas en señal de asco y repudio) 29. Ninguno conocía el nombre del candidato. De ellos, 28 votó por “el cambio” y 1 porque “estaba disgustado con Maduro por haber rebajado los precios del petróleo”.

Debo admitir que este último fue sincero porque, al explicarle rapidamente como se fijan y manipulan los precios en el mercado mundial exclamó: ¡¿Eso es cierto?! ¡Entonces puse la cagada!

Por el PSUV votó 1, conocía los nombres de los candidatos, uninominal y por lista, se declaró revolucionario. Extrañamente era el más joven de los 30.

Saquen ustedes sus propias conclusiones y gracias por leer mis tontas elucubraciones.


¡INDPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
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miércoles, 16 de diciembre de 2015

¿Me disgusto o espero más?

Soy Revolucionario, lo he sido desde muchacho y con la edad he afianzado más esas convicciones. Por primera vez en mi vida me inscribí en un partido político, el PSUV cuyo logotipo adorna estas publicaciones. Soy fiel adherente a la Revolución Bolivariana como producto de una larga y profunda reflexión y no por motivos emocionales o viscerales. Visto lo anterior intento mantener mi conducta pública dentro de ciertos lineamientos por lo que trato. dentro de los cauces establecidos por la disciplina partidista, especialmente en cuanto se refiere a los señalamientos de errores, fallas, faltas, desviaciones, corruptelas, etc., porque los trapos sucios debemos lavarlos adentro y no dar armas a los enemigos con las cuales nos pueden atacar y de hecho nos atacan inmisericordemente.

Hoy iré en contra de mí mismo. No me queda otro recurso que la queja pública sobre situaciones que considero inaguantables y lo hago porque estoy casi persuadido que son producto del sabotaje por parte de enemigos infiltrados dentro de la Revolución a todos los niveles. No olvidemos que hemos tenido infiltrados contrarrevolucionarios inclusive dentro del mismísimo Palacio de Miraflores, con distintas categorías o jerarquías dentro del Gobierno incluyendo la de ministro; así que no nos extrañemos que a lo largo de todo el estamento gubernamental los tengamos de todas las formas y tamaños. Casos de han visto.

A ningún demonio le cuesta disfrazarse de angelito, ponerse una boina o una franela roja y proclamar a los cuatro vientos que es más revolucionario que el Che e infiltrarse en cualquier rama del gobierno. No olvidemos tampoco que esta Revolución, desde su mismo inicio, no botó a nadie de ningún cargo público, los respetó y, por supuesto, no tiene nada de raro que muchos de los viejos empleados cuarto republicanos que aún conservan sus viejas mañas sean también saboteadores. Sabotear no es solo poner una bomba y volar algo, sabotear también es no tratar bien al público, sabotear es almacenar papeles en una gaveta y no darle curso, sabotear es no informar sobre alguna irregularidad, sabotear es decir que todo está bien cuando no es así, sabotear es argumentar que se tiene mucho trabajo y que “lo suyo no ha salido”, sabotear son todas esas formas sutiles de entorpecer el trabajo y, evidentemente, los resultados. Por parte de trabajadores manuales, sabotear es piratear una reparación, no reportar partes o piezas dañadas, trabajar con lentitud, no pedir las piezas de reemplazo, hacer las cosas con desgano, etc. Sabotear es por parte de los gerentes argumentar que no hay recursos porque el bueno busca y encuentra los recursos “donde sea”.

Ya lo he mencionado otras veces, sabotear es no pagar las cuentas a tiempo y las consecuencias las expongo en un escrito reciente y subsiguientes, a los cuales nadie hizo caso hasta ahora y, lamentablemente, los canales de comunicación que conozco no sirven, no los atienden, los presumo saboteados. Pues bien, el caso concreto que ruego divulgar, a ver si llega a alguien con poder de intervención, es que las demandas judiciales que predije contra Empresas del Estado para forzarlos a pagar viejas cuentas son una realidad. De hecho, es totalmente cierto que han demandado al Estado muchas veces por diversas razones, incluyendo el pago de viejas deudas, pero hasta ahora había creído que el Gobierno Revolucionario intentaba evitarlas. El caso concreto que hoy me preocupa es que tengo conocimiento que por lo menos una de ellas ya está en su curso inicial. ¿Cuantas habrá en curso y cuantas le seguirán? En este caso específico al que me refiero, pienso que es por absoluta negligencia, descuido o saboteo voluntario o ¿involuntario? de los funcionarios encargados de pagar correcta y puntualmente.

A los perversos saboteadores no les importa la Patria y solo les interesa complacer a sus perversos amos. A muchos y a mí sí nos importa mucho.

Por razones obvias no puedo decir publicamente de que se trata; así que, pido la oportunidad de hacerlo en privado por el canal que sea más conveniente y, parodiando a Mahoma, como no puedo ir al canal que éste venga a mi. Y que sea rápido, nada más y nada menos porque el prestigio de la Patria está en juego.


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viernes, 11 de diciembre de 2015

Análisis post electoral

Llegaron los sarracenos
y nos majaron a palos,
Dios protege a los malos
cuando son más que los buenos.

Antigua copla española del medioevo.

Me alegro de no haber tenido conexión a Internet durante los días previos y posteriores a las pasadas elecciones legislativas realizadas en Venezuela el 6 de Diciembre próximo pasado, porque, en esas horas y días, a la vista de los acontecimientos y de los resultados, pasaron por mi mente las más disparatadas ideas que, por supuesto, he desechado una vez calmadas un poco las aguas.

Perdonen mi prepotencia, les daré mis conclusiones con el ruego a mi Dios, a los Dioses de todos los demás y a los entes cósmicos de los agnósticos, de estar equivocado en mis apreciaciones y el horrible vaticinio sobre el futuro desenlace de los acontecimientos.

Todos sabemos sin lugar a dudas, aunque muchos de quienes hablaremos después después lo nieguen, que hemos sido sometidos a un terrible asedio, a una inclemente guerra económica por parte de la ultraderecha reaccionaria, fascista, sionazi, explotadora, hambreadora, lacaya del imperialismo, traidora a la patria, apoyada con otra atroz guerra psicológica por parte de sus medios de alienación productores de infofrenia y disociación psicótica, tanto nacionales como universales, una guerra eléctrica y una paramilitar. Estos inclementes ataques surtieron efecto y, efectivamente, triunfaron. Ahora esos peones son diputados a la Asamblea Nacional y ostentan una mayoría sencillamente abrumadora. GANARON LAS GUERRAS que nos asolaron y seguirán asolándonos. Pero, veamos por que:

Divido a la población venezolana en tres grupos, a saber:

El primero, formado por una elevada proporción que tiene, al menos, un cierto nivel de pensamiento crítico. Oye, ve, lee y analiza los discursos y las realidades, los medita y llega a conclusiones propias. Vota por los partidos que apoyan la Revolución Bolivariana.

Un segundo grupo, menos numeroso que el primero que sufre de una enfermedad mental inyectada por los medios de alienación y manipulación de la oligarquía. Esa enfermedad mental se traduce, entre otros síntomas graves, en una manifiesta disociación psicótica que les inhibe su capacidad para razonar y son, por tanto, impermeables a toda idea, por sensata que sea, que vaya en contra del veneno inyectado que, dicho sea de paso, permanece almacenado en su cerebro reptiliano y les impide procesar ningún análisis. Son tercamente contumaces y con ellos no existe posibilidad alguna de razonamiento. Son tan críticos a ultranza que encuentran arrugas en un huevo puesto por una gallina revolucionaria. Votan siempre por la oposición aún no sabiendo por quien votan y, si lo saben, no les importa para nada quienes sean, cuales son sus características como personas o como dirigentes. Eligieron y eligen asesinos, ladrones, delincuentes de toda laya por el solo y mero hecho de ser opositores a la Revolución Bolivariana.

El tercer grupo lo compone una cantidad de gente inferior en número a los anteriores. Los caracteriza tener un cerebro límbico. No razonan, no piensan, no analizan y son como veletas a los vientos que les soplen los medios, las frases prehechas, los chismes, la meledicencia. Votan, según sea la influencia mediática y chismosa en cada oportunidad, una veces por la Revolución, otras por la oposición o simplemente no votan. Esta vez votaron en masa por la oposición porque la guerra económica, la guerra psicológica y las demás los afectó directamente, su tranquilidad y sobretodo la barriga. Su incapacidad para razonar y analizar los hizo pasto fácil de las tenebrosas formas de manipulación puestas en práctica por el imperialismo y sus lacayos internos vende patria traidores.

La capacidad de discernimiento no tiene relación alguna con el nivel social, cultural, académico o económico. En los dos últimos grupos me he encontrado con personas aparentemente clase media, estudiados, aparentemente “cultos” que me han dejado frío y, como muestra, les regalo dos perlas:

Ante la escasez de huevos, una refinada señora de nariz muy respingada, elegantemente trajeada, me afirmó que el Presidente Maduro los tenía almacenados; es decir, acaparados en la cocina de Miraflores. No hice comentario alguno. Me quedé callado pensando en el tamaño de dicha cocina. ¿Qué tal?

Un atildado caballero, muy serio y formal, graduado universitario para más señas en la Santa María según dijo, me afirmó categoricamente que la corrupción en el gobierno era tan grande que, nada más y nada menos, una hija del Comandante Chávez tenía depositados en bancos norteamericanos SETECIENTOS TRILLONES DE DÓLARES. Lo sabía de buena y confiable fuente. Puse en duda la cifra pero la reafirmó. En efecto dijo que no eran millones, insistió en los trillones.

También permanecí mudo porque al instante no sabía cuantos ceros seguían al siete. Me tomó minutos contarlos mentalmente. Creo, ojalá no esté errado, que se trata de un siete seguido de veintiseis ceros. Lo escribo a continuación:

U. S. $ 700.000.000.000.000.000.000.000.000

Es decir, acumuló todo el producto interno bruto de Venezuela, asumiéndolo constante, nada más y nada menos, que de DOS MIL MILLONES DE AÑOS. Me pregunto y les pregunto: apartando el tiempo involucrado, ¿hay en el mundo esa cantidad de dinero? Es probable, pero no lo sé. ¿y el tiempo? ¿Qué tal?

Ahora mi terrorífico pronóstico: la oposición intentó vendernos, apelando a su estrategia de marketing político y marketing neuronal, la idea que la guerra económica desparecería tan pronto ellos ganaran y nos dijeron, repetidamente hasta el cansancio, que habría abastecimiento total a precios justos y desaparecerían las colas. No lo creo; al contrario, desgraciadamente creo que esa guerra será peor, más cruel e implacable y para ello me baso en el hecho comprobable que fedecámaras (en minúsculas en señal de asco y repudio), similares, afines y conexos están ahora envalentonados con su triunfo, tienen sus lacayos en el parlamento y ya mostraron sus colmillos y sus ensangrentadas garras. Acaban de hacer su petitorio público; es decir, sus órdenes a “su” Asamblea Nacional para derogar la Ley Orgánica del Trabajo, los Decretos de Inamovilidad Laboral, la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, la Ley de Propiedad Inmobiliaria, la Ley de Regulación de Alquileres y otras más. No faltarán futuras órdenes y no descarto la derogatoria de la Ley de Gravitación Universal porque algunos de sus calificados cerebros pensarán que puede atraer ciertos precios a la baja. No es chiste, lo hicieron una vez en la Asamblea Legislativa del Estado Lara y, si no me creen, pregunten a un guaro que conozcan, lo hizo un diputado cuyo nombre no recuerdo pero se hacía llamar y lo llamaban Juancito Candela (R. I. P), el mismo que también pidió el traslado de la Falla de Boconó para el Estado Trujillo.

Cosas veredes Sancho amigo que farán fablar las piedras

Don Quijote de la Mancha.


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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Traición a la Patria – Parte 2

Reconocimiento: El Dr. Herman Escarrá motivó estos escritos. Vi y oí su declaración por TV. Dijo, palabras más, palabras menos, que fue invitado al Departamento de Estado de los EEUU y allá, según le contaron altos funcionarios, “todos los venezolanos que iban a pedir ayuda querían que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, redactada y aprobada por el pueblo en Referendum, fuese abolida”

En las religiones existe el llamado pecado para señalar las faltas, fallas, desviaciones, atentados y otros actos que se pueden llegar a cometer, y de hecho cometemos los humanos, contra los preceptos, la fe, la teología y otros aspectos religiosos. La gravedad de los pecados es variable y se podría decir, aun cuando no sea lo tecnicamente exacto, que existen diversos grados de pecado; es decir, de las distintas faltas. Se considera como el peor, el de la “Apostasía”, es decir “renegar de la fe”, o lo que es lo mismo, traicionar la fe.

Igual ocurre con las leyes de todos los países. Se tipifican las faltas y los delitos en leves, menores y graves. A cada tipo de incumplimiento tipificado como falta o delito, las leyes contemplan la imposición de una sanción de acuerdo a la gravedad; es decir, al igual que con los pecados cuando se habla de religión, existe también una especie de gradación. No entraré en polémica con los juristas porque existen diversas maneras para hacer esta clasificación.

Para ilustrarnos mejor, la teología católica clasifica los pecados en: actual, capital, contra natura, de bestialidad, de comisión, de omisión, externo, formal, grave, habitual, interno, material, mortal, original. No analizaré la remisión ni el perdón de los pecados por que no es el tema.

Adonde quiero llegar es a una afirmación en la que creo como un dogma de fe.

Creo que la peor, la más abyecta, la más abominable e imperdonable de las faltas o delitos es la TRAICIÓN A LA PATRIA. En eso soy tercamente intransigente y ni siquiera acepto discusión alguna. Para mi, repito, para mi no existe nada peor.

¿Que dice el Código Penal venezolano sobre la Traición a la Patria?

Dice el artículo 132:
"Cualquiera que, dentro o fuera del territorio nacional, conspire para destruir la forma política republicana que se ha dado la nación será castigado con presidio de ocho a dieciséis años. En la misma pena incurrirá el venezolano que solicitare la intervención extranjera en los asuntos de la política interior de Venezuela, o pidiere su concurso para trastornar la paz de la República o que ante sus funcionarios, o por publicaciones hechas en la prensa extranjera, incitare a la guerra civil en la República o difamare a su Presidente o ultrajare al representante diplomático o a los funcionarios consulares de Venezuela, por razón de sus funciones, en el país donde se cometiere el hecho".

Universalmente, veamos cual es su Dimensión jurídica:

En términos legales, la traición consiste en una conducta desleal hacia la nación. Cada estado determina taxativamente para sí los actos que implican el crimen de traición, algunos de los más tipificados son:
  • Sublevarse o incitar a otros a sublevarse contra la autoridad del Estado.
  • Conspirar contra el gobierno, intento de golpe de Estado.
  • Asesinato o intento de asesinato de altas autoridades del Estado.
  • Pensar o difundir ideas contrarias al orden establecido por el Estado.
  • Terrorismo.
  • Colaborar o asociarse con estados declarados "no gratos" o enemigos de la nación.
  • Cooperar o colaborar con otras naciones durante período de estado de guerra.

Volvamos a Venezuela: Éstas son las cinco principales condiciones descritas en el actual ordenamiento jurídico venezolano, y previstas en el Código Penal vigente, que pueden servir como causa o motivo para que algún ciudadano sea acusado por el delito de Traición a la Patria:

1. Que se atente contra la independencia de la República.
2. Que un grupo de personas confabulen para destruir la forma política republicana que se ha dado la Nación.
3. La solicitud expresa de la intervención de algún país extranjero en los asuntos de la política interior de Venezuela.
4. Revelar los secretos políticos o militares concernientes a la seguridad de Venezuela.
5. La entrega de recursos a un país extranjero para que sean empleados en perjuicio de Venezuela, de sus instituciones republicanas, de sus ciudadanos y ciudadanas o sirvan para desestabilizar el orden social.
Con respecto a las penas que estos cargos conllevan, algunos de los artículos del actual Código Penal que establecen jurisprudencia sobre este delito, como el 128, dicen que “Cualquiera que, de acuerdo con una Nación extranjera o con enemigos exteriores, conspire contra la seguridad del territorio de la patria, conspire contra sus instituciones republicanas, o la hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años”. Por otra parte, el artículo 129 establece otra pena: “El que dentro o fuera de la República Bolivariana de Venezuela, sin complicidad con otra Nación, atente por si solo contra la independencia o la integridad del territorio de la República, será castigado con la pena de presidio de veinte a veintiséis años. Con la misma pena será castigado quien solicite, gestione o impetre, en cualquier forma, la intervención de un gobierno extranjero para derrocar el gobierno Venezolano”.

En la Historia Universal existen famosos casos de famosos traidores a sus patrias y cada país tiene sus maneras particulares de castigarlos. En eso no me meto aun cuando no soy partidario de la pena de muerte. En los EEUU, los condenados por traición a la patria son, por lo general, irremisiblemente condenados a cadena perpetua o a pena de muerte. Volveré sobre este particular más adelante.

No he revisado la historia pero creo que en Venezuela no se ha condenado a nadie por ese delito desde la Guerra de Independencia. Agradeceré si alguien me corrige. Desde niño se me quedó grabada la histórica escena cuando el Libertador Simón Bolívar descubrió entre los prisioneros, después de la Batalla de Boyacá, al traidor Vinoni, responsable de la pérdida del Castillo de Puerto Cabello en 1812. Ordenó que fuera irremisiblemente pasado por las armas. No lo he comprobado en ningún texto histórico pero, supuestamente, ordenó que fuera degollado porque “la vida de un traidor no vale ni siquiera lo que vale una bala”. Cierto o no, fantasía o realidad, mito o leyenda, no importa, estoy de acuerdo con Bolívar. La traición es aberrante y repudiable. Es vil y despreciable en grado máximo. Y lo es porque acumula en sí misma lo peor del alma humana, tanto legal como teologicamente. Es el summun de todas las porquerías desde todo punto de vista.

Es público, notorio y comunicacional – lo sabemos todos - que muchos ciudadanos venezolanos, nacidos en Venezuela, con cédula de identidad venezolana aunque sus peludos corazones y sus putrefactas mentes pertenezcan a otro país, han atentado y atentan contra la Patria, sus instituciones, su gobierno, su Constitución, sus leyes, su soberanía, contra sus habitantes y su paz de distintas formas y maneras; sobre todo han atentado y atentan a diario de mil maneras contra la paz y la tranquilidad de sus pacíficos habitantes, en connivencia abierta y declarada con potencias extranjeras descaradamente hostiles a Venezuela, entre otras formas, negándole su alimentación y sus medicinas al igual que constriñendo muchos otros derechos sociales mediante actos criminales tales como el boicot, el acaparamiento, la especulación, la usura, la reducción o la suspensión de la producción de insumos vitales, pido a las autoridades de mi Patria Venezuela, exijo a la Fiscalía General de la República, estudiar rapidamente la viabilidad de acusar y enjuiciar por TRAIDORES A LA PATRIA a:

Todos los directivos de Fedecámaras.

Todos los directivos de Cavidea.

Todos los directivos de la Cámara Venezolana de Droguerías y Farmacias.

Todos los directivos de la Cámara Venezolana de la Industria Farmacéutica.

Todos los directivos de Consecomercio

Todos los directivos de Venamcham

Todos aquellos otros no mencionados, incluidos muchos dirigentes "políticos", a quienes se les comprobare el despreciable delito de TRAICION A LA PATRIA.

Todos los mencionados y muchos más han cometido ese delito de lesa Patria a la vista de todos y, de paso, se dragonean y se burlan de todos nosotros echándonos desfachatadamente en cara (valga la redundancia) sus acciones con toda impunidad.

El la Primera Parte señalé algunos apellidos de los traidores infames del Siglo XIX. Observemos los apellidos actuales y veremos que muchos se repiten. Las miasmas de ahora provienen de aquellos detritos. Es necesario resaltar que los nietos superaron las agallas de sus abuelos que solo pretendían negociar un tercio de Venezuela. Los nietos pretenden negociarla TODA.

Dije arriba que volvería sobre los EEUU. Si todos esos traidores que he señalado fueran ciudadanos gringos, estarían en cárcel de por vida o los hubieran ya ajusticiado. Que gran hipocresía, falsedad y perfidia, los gringos los apoyan, asesoran, financian y dirigen a cometer acciones que castigan severamente en su país. Y no me digan que estoy inventando nada, es público, notorio y comunicacional e, inclusive, todos los delincuentes se vanaglorian publicamente de ello.


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