Llegaron
los sarracenos
y
nos majaron a palos,
Dios
protege a los malos
cuando
son más que los buenos.
Antigua
copla española del medioevo.
Me
alegro de no haber tenido conexión a Internet durante los días
previos y posteriores a las pasadas elecciones legislativas
realizadas en Venezuela el 6 de Diciembre próximo pasado, porque, en
esas horas y días, a la vista de los acontecimientos y de los
resultados, pasaron por mi mente las más disparatadas ideas que, por
supuesto, he desechado una vez calmadas un poco las aguas.
Perdonen
mi prepotencia, les daré mis conclusiones con el ruego a mi Dios, a
los Dioses de todos los demás y a los entes cósmicos de los
agnósticos, de estar equivocado en mis apreciaciones y el horrible
vaticinio sobre el futuro desenlace de los acontecimientos.
Todos
sabemos sin lugar a dudas, aunque muchos de quienes hablaremos
después después lo nieguen, que hemos sido sometidos a un terrible
asedio, a una inclemente guerra económica por parte de la
ultraderecha reaccionaria, fascista, sionazi, explotadora,
hambreadora, lacaya del imperialismo, traidora a la patria, apoyada
con otra atroz guerra psicológica por parte de sus medios de
alienación productores de infofrenia y disociación psicótica,
tanto nacionales como universales, una guerra eléctrica y una
paramilitar. Estos inclementes ataques surtieron efecto y,
efectivamente, triunfaron. Ahora esos peones son diputados a la
Asamblea Nacional y ostentan una mayoría sencillamente abrumadora.
GANARON LAS GUERRAS que nos asolaron y seguirán asolándonos. Pero,
veamos por que:
Divido
a la población venezolana en tres grupos, a saber:
El
primero, formado por una elevada proporción que tiene, al menos, un
cierto nivel de pensamiento crítico. Oye, ve, lee y analiza los
discursos y las realidades, los medita y llega a conclusiones
propias. Vota por los partidos que apoyan la Revolución Bolivariana.
Un
segundo grupo, menos numeroso que el primero que sufre de una
enfermedad mental inyectada por los medios de alienación y
manipulación de la oligarquía. Esa enfermedad mental se traduce,
entre otros síntomas graves, en una manifiesta disociación
psicótica que les inhibe su capacidad para razonar y son, por tanto,
impermeables a toda idea, por sensata que sea, que vaya en contra del
veneno inyectado que, dicho sea de paso, permanece almacenado en su
cerebro reptiliano y les impide procesar ningún análisis. Son
tercamente contumaces y con ellos no existe posibilidad alguna de
razonamiento. Son tan críticos a ultranza que encuentran arrugas en
un huevo puesto por una gallina revolucionaria. Votan siempre por la
oposición aún no sabiendo por quien votan y, si lo saben, no les
importa para nada quienes sean, cuales son sus características como
personas o como dirigentes. Eligieron y eligen asesinos, ladrones,
delincuentes de toda laya por el solo y mero hecho de ser opositores
a la Revolución Bolivariana.
El
tercer grupo lo compone una cantidad de gente inferior en número a
los anteriores. Los caracteriza tener un cerebro límbico. No
razonan, no piensan, no analizan y son como veletas a los vientos que
les soplen los medios, las frases prehechas, los chismes, la
meledicencia. Votan, según sea la influencia mediática y chismosa
en cada oportunidad, una veces por la Revolución, otras por la
oposición o simplemente no votan. Esta vez votaron en masa por la
oposición porque la guerra económica, la guerra psicológica y las
demás los afectó directamente, su tranquilidad y sobretodo la
barriga. Su incapacidad para razonar y analizar los hizo pasto fácil
de las tenebrosas formas de manipulación puestas en práctica por el
imperialismo y sus lacayos internos vende patria traidores.
La
capacidad de discernimiento no tiene relación alguna con el nivel
social, cultural, académico o económico. En los dos últimos grupos
me he encontrado con personas aparentemente clase media, estudiados,
aparentemente “cultos” que me han dejado frío y, como muestra,
les regalo dos perlas:
Ante
la escasez de huevos, una refinada señora de nariz muy respingada,
elegantemente trajeada, me afirmó que el Presidente Maduro los tenía
almacenados; es decir, acaparados en la cocina de Miraflores. No hice
comentario alguno. Me quedé callado pensando en el tamaño de dicha
cocina. ¿Qué tal?
Un
atildado caballero, muy serio y formal, graduado universitario para
más señas en la Santa María según dijo, me afirmó
categoricamente que la corrupción en el gobierno era tan grande que,
nada más y nada menos, una hija del Comandante Chávez tenía
depositados en bancos norteamericanos SETECIENTOS TRILLONES DE
DÓLARES. Lo sabía de buena y confiable fuente. Puse en duda la
cifra pero la reafirmó. En efecto dijo que no eran millones,
insistió en los trillones.
También
permanecí mudo porque al instante no sabía cuantos ceros seguían
al siete. Me tomó minutos contarlos mentalmente. Creo, ojalá no
esté errado, que se trata de un siete seguido de veintiseis ceros.
Lo escribo a continuación:
U.
S. $ 700.000.000.000.000.000.000.000.000
Es
decir, acumuló todo el producto interno bruto de Venezuela,
asumiéndolo constante, nada más y nada menos, que de DOS MIL
MILLONES DE AÑOS. Me pregunto y les pregunto: apartando el tiempo
involucrado, ¿hay en el mundo esa cantidad de dinero? Es probable,
pero no lo sé. ¿y el tiempo? ¿Qué tal?
Ahora
mi terrorífico pronóstico: la oposición intentó vendernos,
apelando a su estrategia de marketing
político y marketing neuronal, la idea que la guerra
económica desparecería tan pronto ellos ganaran y nos dijeron,
repetidamente hasta el cansancio, que habría abastecimiento total a
precios justos y desaparecerían las colas. No lo creo; al contrario,
desgraciadamente creo que esa guerra será peor, más cruel e
implacable y para ello me baso en el hecho comprobable que
fedecámaras (en minúsculas en señal de asco y repudio), similares,
afines y conexos están ahora envalentonados con su triunfo, tienen
sus lacayos en el parlamento y ya mostraron sus colmillos y sus
ensangrentadas garras. Acaban de hacer su petitorio público; es
decir, sus órdenes a “su” Asamblea Nacional para derogar la Ley
Orgánica del Trabajo, los Decretos de Inamovilidad Laboral, la Ley
de Tierras y Desarrollo Agrario, la Ley de Propiedad Inmobiliaria, la
Ley de Regulación de Alquileres y otras más. No faltarán futuras
órdenes y no descarto la derogatoria de la Ley de Gravitación
Universal porque algunos de sus calificados cerebros pensarán que
puede atraer ciertos precios a la baja. No es chiste, lo hicieron una
vez en la Asamblea Legislativa del Estado Lara y, si no me creen,
pregunten a un guaro que conozcan, lo hizo un diputado cuyo nombre no
recuerdo pero se hacía llamar y lo llamaban Juancito Candela (R. I.
P), el mismo que también pidió el traslado de la Falla de Boconó
para el Estado Trujillo.
Cosas
veredes Sancho amigo que farán fablar las piedras
Don
Quijote de la Mancha.
¡INDEPENDENCIA
Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ
VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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