No voy a repetir todo lo dicho
que lo pueden leer y descargar en el siguiente enlace:
Pero si me referiré a algunos
párrafos de su muy interesante disertación.
(Los textos en negrilla mostrados
en lo adelante son fragmentos de lo dicho por el sacerdote)
El
evangelio que acabamos de escuchar está todo él atravesado de símbolos, de
expresiones que nos deberían cuestionar profundamente hoy si queremos ser
auténticos seguidores y seguidoras de Jesucristo. La primera expresión que me
parece digna de reflexión es esta: “Le llegó a María el tiempo de dar a luz y
tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre,
porque no hubo lugar para ellos en la posada” He aquí un primer símbolo, el de
una humanidad excluyente donde el pobre no tiene espacio, desde esta actitud
egoísta de todos los tiempos Jesús se convierte en el primer excluido de
nuestra era.
Ciertamente,
es mi opinión, prácticamente todo el Evangelio es una colección de simbolismos
a través de los cuales podemos aprender toda una configuración sociológica de
lo que, según la palabra de Cristo, debería constituir la conducta humana para
llegar a ser una sociedad de justos. Jesús se convierte en el primer excluido de
nuestra era. De hecho
constituye el primer símbolo evangélico de la misión de Cristo; se expone a sí
mismo para mostrar al mundo el propósito de su futura acción: luchar contra la
exclusión de los oprimidos por la sociedad de entonces que, desgraciadamente no
ha variado en más de 2000 años. Las clases sociales altas poseedoras de los
medios de producción continúan con la misma práctica excluyente donde el
desheredado de la fortuna no tiene espacio. El primer punto presentado de la
vida de Jesús es también el primer punto del basamento de la tesis revolucionaria
que no es otro que hacer todo lo posible para acabar con la exclusión.
La
narración evangélica señala como primeros testigos a unos pastores “que pasaban
la noche en el campo vigilando por turno sus rebaños” Pero, ¿quiénes son los
pastores? Es la clase social más insignificante, más baja en tiempo de Jesús. Los
pastores eran nómadas sin vivienda fija. Un pastor no tenía ningún significado
en aquella sociedad y es a ellos a quienes Dios se manifiesta para darles la
buena noticia. Ellos se convierten en testigos presenciales, sus ojos están
capacitados para ver en aquel niño el misterio trascendente que los entendidos
no eran capaces de ver. Son los sencillos sin ningún tipo de formación en las
escuelas rabínicas quienes interpretan los signos de que una “buena noticia ha
llegado que será motivo de alegría para todo el pueblo”, Los signos (la
semiótica de Dios) solo pueden ser comprendidos por un corazón sencillo, desprendido
de ataduras y de preceptos como el de los pastores, sin prejuicios dogmáticos, sin
racionalismos académicos, solo con la escuela de la vida. Jesús dirá al
respecto: “gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra porque has revelado
estas cosas a los sencillos de corazón y se las has ocultado a los que se creen
sabios y entendidos”.
No cabe
duda que la relación es directa entre los pastores de la época de Jesús y los
pobres excluidos de hoy en día sin significado en la sociedad. No cabe duda que
a la humanidad no se le ha permitido avanzar durante estos dos milenios pasados,
la situación no ha variado. Simón Bolívar, la fuente principal de inspiración
de la Revolución Bolivariana, tal vez fue el primero y quizás único intérprete
del mensaje evangélico y lo dejó plasmado en una frase lapidaria: “Creo más en el
acertado tino del pueblo que en los consejos de los sabios”. Bolívar supo
aquilatar la sabiduría intuitiva de los sencillos de corazón, sin ataduras ni
prejuicios dogmáticos y sin ataduras académicas.
Dios desde
la humildad de un establo confunde a los poderosos de ayer y de hoy.
Y los
sigue confundiendo. Los poderosos no admiten los cambios porque no entienden
los motivos que milenariamente los impulsan. No los entienden por falta de
inteligencia, raciocinio o por carencias académicas. No, no lo entienden porque
sus neuronas no se lo permiten. Esas neuronas anquilosadas atávicamente les
mantienen los nervios ópticos imposibilitados para ver lo que sí pueden ver los
sencillos de corazón o, dicho en otras palabras, lo que el pueblo sí puede y
sabe ver. Igual decimos de sus cerebros que tampoco comprenden.
Deberíamos
preguntarnos los cristianos y cristianas ¿Qué hemos hecho entonces de la
Navidad hoy?, intoxicada por el mundo del mercado y alienada por la industria
publicitaria inmoral, que nos crea necesidades ficticias, nos programa como robot
para lo que debemos hacer y consumir mientras lo elemental que es la
solidaridad de los pastores, la gratuidad, la sencillez de un establo queda desplazada
de nuestros valores cristianos. Ciertamente que de eso hay mucho en el pueblo
venezolano, solamente que nos hemos dejado influenciar por los antivalores
egoístas de un capitalismo inhumano.
Repetiré
un párrafo de mi escrito “21 de Diciembre, el día más corto y el más largo” que
pueden leer en http://juanpedrotorres.blogspot.com/
“Diciembre es el mes de una loca y desenfrenada carrera a ver
quién dilapida más dinero en menos tiempo, adquiriendo la mayor cantidad de
cosas, las más inútiles en el menor tiempo posible”. No haré más comentarios
salvo decir que, afortunadamente, una buena parte de nuestro pueblo venezolano
no ha sido todavía afectado, no se comporta como robot y es capaz de compartir
solidaridad y amor a raudales. De otra manera no se puede explicar esa
generosidad maravillosa de unirse en oración ecuménica por la salud de su
Presidente y, además, contagiar a muchos otros pueblos hermanos.
Razón
tenía Francisco de Asís cuando se empeñó en crear el nacimiento viviente, el santo
quería mostrar a los cristianos de todos los tiempos que los signos de la
presencia de Dios en la tierra no son los del poderío aplastante de los
magnates de este mundo ni la arrogancia del capital de las minorías ricas, sino
la simplicidad de quienes siendo pobres saben dar desde su propia pobreza. Afortunadamente
esas tradiciones de gratuidad compartida, hecha pan, hecha hallaca, hecha amor
al lado de los que sufren, esas tradiciones se niegan a morir en nuestra
América y se alimentan en nuestro tiempo desde los movimientos sociales y desde
los proyectos de emancipación de los pueblos, se han hecho cultura de la
solidaridad, de la organización comunitaria, de los sueños de fraternidad de
las iglesias y de las comunidades eclesiales de base.
Jesús
describe a quienes hacen la voluntad de Dios como “bendecidos por el Padre” porque
“tuve hambre y me diste de comer, estaba preso y me visitaste, tenía sed y me diste
de beber; etc.”
Hoy el
hambre, la cárcel, la enfermedad siguen vigentes pero también otras carencias
nuevas aparecen. Hoy otros rostros nos interpelan: los jóvenes manipulados por
la droga y por el consumismo, los inmigrantes a quienes se les niegan sus
derechos más elementales, los pueblos como Palestina la tierra de Jesús, atropellados
por la violencia de las potencias armamentistas, los millones de pobres generados
por el capital inhumano que unas minorías defienden impunemente, los indígenas,
los campesinos, los niños olvidados a su suerte producto de una paternidad
irresponsable, etc.
Vivamos
este instante como un momento de gracia y de crecimiento humano-espiritual único.
Dejemos que una fe alimentada por la lucha diaria a favor de un mundo más justo
y más humano, sea nuestro signo de ser cristianos. No nos conformemos con la
superficialidad de lo efímero, ni con la mediocridad de una vida cristiana sin
incidencia en la historia. Pongámonos en camino junto a los pueblos que sueñan
utopías, ellos están viendo más lejos que los sabios y entendidos. Dejémonos
guiar por el olfato histórico de las mayorías pobres porque desde allí, desde esos
espacios Dios se nos está revelando, son lugares habitados por el Dios que se
nos reveló en Jesús.
¿Qué más
se puede agregar a todas esas sabias palabras que deben llegar a todos los
hombres y mujeres de “buena voluntad” en todo el mundo?
Que Jesús
te sane presidente y que la paz del pesebre de Belén te inunde. Que el calor de
todas y todos como pueblo lo puedas sentir muy dentro de su corazón en esta
Navidad, estamos contigo hermano presidente hoy más que nunca, porque un
misterioso vínculo de amor se ha establecido entre tu corazón y el de tu pueblo.
Te abrazamos desde aquí y te ponemos junto Jesús en la humilde pesebrera de la
periferia de las grandes ciudades, que sigas alimentando tu mejoría con mucha
fe porque si tenemos fe El Señor podrá hacer maravillas en nuestra vida.
Dejemos
que una fe alimentada por la lucha diaria a favor de un mundo más justo y más
humano, sea nuestro signo de ser cristianos.
La Revolución Bolivariana ha hecho el
maravilloso prodigio de construir fuertes lazos de amor entre el pueblo y su
principal dirigente, creador e impulsor. No es un asunto de conveniencia
política temporaria; de empatía por palabras pronunciadas en discursos
políticos, postulados, promesas electorales o el término de nuevo cuño bajo el
nombre de populismo. No, definitivamente no. La relación que existe es una
relación de amor mutuo. José Martí afirmó que “amor con amor se paga” y el
pueblo venezolano simplemente retribuye a su Comandante en Jefe todo el amor
que él ha vertido solidariamente. Ilustraré mejor lo que quiero expresar en
este párrafo final con una opinión, vertida por un autorizado crítico musical
europeo, sobre la Orquesta de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y sus
maravillosa performance en todo el mundo:
“Esos jóvenes músicos son maravillosos porque
aman y disfrutan lo que hacen y, a diferencia de los músicos viejos
profesionales que normalmente odian a sus directores, ellos aman los suyos y
sus directores los aman a ellos”. ¿Quién lo dijo? No me pregunten, lo oí en un
documental y no grabé su complicado nombre musiú.
Para concluir les dejo otra frase de padre
desconocido que me impactó: “Chávez ha sido el único líder capaz de unir los
pueblos en contra del TOTALITARISMO MERCANTIL”. Detrás de esa sentencia hay
toda una filosofía política y social. ¡Pensemos y hagamos buenos augurios para
los 365 días de 2013 y más allá!
La felicidad no está en los cachivaches que la
sociedad de consumo nos atapuza por los sentidos, está en nosotros mismos y la
orden es ser felices a toda costa todos y cada uno de los 365 días de 2013. Mi
solidario abrazo para todas y todos.
PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA -
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
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