Cuando no se trata de millonarios en conchupancia con ellos, los bancos dan largas a todas las solicitudes y, a la larga, el peticionario se retira por cansancio o simplemente le dan un NO sin más explicaciones. Para que un banco preste dinero hay que demostrarle que no se tiene necesidad de préstamo; además, hay que darles garantías REALES no inferiores al triple, cuando menos.
En Venezuela existen disposiciones legales que obligan a los bancos a disponer de un cierto porcentaje de su cartera para créditos hipotecarios. Tal como lo supones, lector amigo, evaden o falsean esta disposición mediante muchas argucias, de tal forma que la manera que se ha puesto recientemente en evidencia es que ciertos bancos “se asocian” con consorcios inmobiliarios y empresas constructoras para financiar sus “programas de vivienda”. A no dudarlo, el comprador de UNA vivienda es el eslabón más débil de la cadena y a ese precisamente es a quien esquilman. Los estafan individualmente.
A lo largo de los años se formaron verdaderas mafias que han engañado, estafado y robado a miles de familias abusando de la urgencia de sus necesidades. Desde luego, han desarrollado extraordinarias campañas de propaganda para inducir a los compradores potenciales a toda clase de sacrificios.
Pero, como dijo hace tiempo Abraham Lincoln, se puede engañar a uno todas las veces, se puede engañar a todos una vez, pero no se puede engañar a todos todas las veces. El momento llegó. A esta fecha, asómbrense, hay más de CIEN MIL familias que habiendo cumplido con los contratos (unilaterales, de adhesión), habiendo pagado lo pagable y más, habiendo suscrito nuevos contratos, habiendo sido obligadas a pagos ilegales como el IPC prohibido por el Tribunal Supremo de Justicia, no han recibido sus viviendas algunas prometidas para hace DIEZ años. En muchos caso, no tan siquiera se han iniciado los trabajos de preparación y movimiento de tierras.
Las quejas comenzaron paulatinamente a llegar a las autoridades. Vencieron sus miedos y sus prevenciones. Una a una suman la cantidad dicha anteriormente. Se unieron en asociaciones. Es fácil joder a uno. ¿Qué tal a cien mil? Se les trancó el serrucho a los especuladores, estafadores mafiosos y sus cómplices bancarios.
Ante la situación, algunos banqueros se negaron a hablar con los compradores organizados. Argumentaban que solo hablarían con los “empresarios”. Claro, los otros son los pobres, los necesitados, no obstante pertenecer a la llamada clase media.
El problema se convirtió entonces en un PROBLEMA DE ESTADO. El Estado intervino y la primera demostración práctica de ejercer la Autoridad del Estado recayó sobre el Banco Provincial (BBVA).
Volvamos a primer párrafo. Esta vez, cuando el Gobierno intervino, el Banco Provincial sí se reunió con los pendejos. Bastaron pocas horas después que el Presidente reconvino al banco para que se reunieran, inclusive hasta altas horas de la noche de un viernes. Lo más asombroso, trámites que duran días interminables, esta vez solo tardaron, asómbrense de nuevo, tan solo TRES días incluido un fin de semana. Acordaron aflojar el dinero, cobrando los intereses y comisiones legales, para reanudar las construcciones paradas; pero no por parte de las constructoras delincuentes sino por las empresas señaladas por los afectados, incluidas nuevas empresas constituidas por los mismos estafados. ¡Que cambio! Exclamaría cualquiera. A mí no me asombra en lo más mínimo. No es más que el efecto que se obtiene cuando un gobierno serio actúa debidamente en defensa de los más débiles en cumplimiento del ordenamiento legal.
Inútil decir que los demás bancos, a la calladita, se plegaron a lo dispuesto por el Gobierno Revolucionario de Venezuela.
La cosa es en serio. Creo que es la primera vez que en todo el mundo hay un gobierno serio que defiende los intereses del pueblo y no los de la banca anatosista; muy al contrario de lo que se ha hecho en todas partes, donde los gobiernos lacayos no dudaron un segundo para inyectar sumas mil millonarias a los eternos expoliadores de los pueblos en detrimento, precisamente, de esos mismos pueblos.
Los ejemplos recientes saltan a la vista. Fijémonos en muchos países europeos y de otras partes. Los banqueros se roban el dinero de los depositantes, arman una crisis a su medida, claman auxilio, los gobiernos acuden prestos y les dan lo que piden y más y, ¿Quiénes terminan pagando? ¿Quiénes terminan despedidos de sus puestos de trabajo? ¿A quienes se les sube la edad para tener derecho a sus pensiones de vejez? ¿A quienes se les congelan los sueldos mientras los artículos suben de precio? ¿Quiénes sufren el rigor de la represión cuando salen a protestar? ¿A quienes se les deteriora el nivel de vida? Miles de preguntas más nos podemos hacer y la respuesta será siempre la misma: los pueblos del planeta.
Aquí en Venezuela estamos empeñados, contra todos los obstáculos imaginables e inimaginables, en llevar adelante una revolución en pos de la redención social de nuestro pueblo. Ya era hora. Estamos intentando hacerla para nosotros a nuestra manera sin pretender dictar cátedra a nadie, sin pretensiones de “exportarla” a ninguna parte. Solo que no es nuestra culpa que en muchas partes nos observen y les guste lo que hacemos.
No nos hemos copiado de nadie. Es una preciosa experimentación de aprender haciendo. Ensayo y error. Hemos tenido muchas fallas, hemos cometido muchos errores pero son nuestras fallas y nuestros errores. Los aceptamos y reconocemos. De ellos aprendemos y vamos mejorando poco a poco. Nunca nada será perfecto jamás pero sí mejorarán las cosas.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario