domingo, 30 de agosto de 2015

¿Macabra estrategia total? - Segunda Parte



La guerra desatada contra todo nuestro país es verdaderamente obra de cerebros terriblemente malvados que no se paran ante ningún freno, sea moral, ético, humano, psicológico o de cualquier otra índole para causar daño a nuestro pueblo. Su único afán es destruir, como sea, a toda costa, la Revolución Bolivariana. La perversidad los lleva a intentar minar todos los valores del pueblo para luego usarlo como su peor instrumento. Ellos creen y aspiran que sea el propio pueblo beneficiario de SU revolución quien les haga el trabajo de destruirla, lo cual, sin duda, significa, que ese pueblo se convertiría en un monstruo torpe que generaría su propia autodestrucción. Redundo en mi intención de explicarlo mejor.

Tomemos el fenómeno del bachaqueo. La perversidad es tal y el resultado tan catastrófico que han inyectado en la mente de muchos la aberración que lleva al ROBO DEL PUEBLO POR EL MISMO PUEBLO. Que los poderosos nos roben es casi como si fuera el orden natural establecido a lo largo de siglos, son ricos porque siempre han robado a los pobres, de lo contrario, no existirían ricos ni pobres porque la riqueza se hubiera distribuido equitativamente. Para lograr su diabólico propósito se apoyan en cualquier manifestación de pecado y perversión para lograrlo.

Una de esas de esas creaciones propias del mismo Lucifer es el caso del paramilitarismo colombiano, sobre el cual no voy a entrar en detalles porque el tema ha sido analizado y explicado por gente que ha estudiado el caso en profundidad. Muchos han teorizado sobre su origen, causas, consecuencias, métodos, formas de actuación y, sobre todo, sus consecuencias no solo en la vida diaria y real de los colombianos, sino también lo que que ha chorreado sobre los venezolanos.

En esta guerra, los paramilitares son solo aliados circunstanciales que la burguesía universal, los poseedores de las mentes más perversas que, inclusive, gastan millones y millones en estudiar cada día métodos y procedimientos que los catapulten hacia ese ansiado logro de echar por tierra la Revolución Bolivariana.

Se ha repetido hasta el cansancio lo que todos sabemos a ciencia cierta quienes son los promotores de esta extraña y peculiar guerra, excepto aquellos a quienes les han tapado los ojos, obstruido sus oídos y aniquilado la capacidad de razonar, de reflexionar, de pensar, para lo cual utilizan otro aliado que, a su vez, es parte de ellos mismos: lo que siempre he llamado los medios de alienación porque son precisamente eso y jamás les diré medios de comunicación.

Pero hoy voy a referirme a una consecuencia poco visible en las muchas lecturas que han salido sobre la guerra total que sufre Venezuela y su gente: el efecto sobre el alma y el espíritu de, desgraciadamente, una parte de nuestra población que, también como consecuencia de sus métodos y prácticas, se ha vuelto un poderoso aliado de sus propios atacantes y destructores.

No es el alza de los precios de los productos esenciales o no, de primera o última necesidad, no es la escasez de los mismos, no es el terrible drama de buscarlos en todas partes para satisfacer necesidades reales o inducidas lo peor. No, no es eso, es EL EFECTO CAUSADO SOBRE LA PSIQUIS, EL ALMA, EL ESPÍRITU, LA CONCIENCIA DE MUCHOS HABITANTES DE NUESTRA TIERRA que no es otro que la desesperanza, la rabia, la amargura, la tristeza, la decepción que a la larga se convertirían, eso esperan, en la rendición total e incondicional ante los causantes promotores de la guerra.

Males, fallas, errores, faltas, inconformidad siempre ha habido y siempre habrá aquí y en cualquier parte. La felicidad es solo una utopia que, como afirma Galeano, a medida que se caminan diez pasos hacia ella, ésta se aleja también diez pasos por lo que la utopía nos sirve solo para caminar, avanzar; así ha sido y así siempre será. Pero todos debemos caminar ESPERANZADOS Y OPTIMISTAS, CON BUENA CARA, SONRIENTES HACIA LA UTOPÍA.

Pero, ¡que desgracia! - Esta maldita guerra inventada, generada e impulsada por verdaderos y reales diablos ha producido tristeza, amargura y desesperanza en muchos de nuestros compatriotas y contra ella debemos luchar echando mano a nuestra mayores y mejores reservas morales y espirituales. Es absolutamente necesario, vital para la normalización progresiva de este actual estado de cosas que, como pueblo arrecho y retrechero acostumbrado historicamente a enfrentar y vencer todas las dificultades, lo hagamos con decisión y coraje con buen ánimo, con una sonrisa en los labios sabiendo que así, solo así, saldremos victoriosos. No permitamos que otra derrota histórica nos sumerja en otros dos siglos de calamidades como los que acabamos de comenzar a superar hace apenas tan solo dieciseis años con la llegada, con la hermosa alborada de la Revolución Bolivariana. No podemos sucumbir ante esta prueba y benditos sean los problemas que debemos enfrentar porque solo la superación de éstos nos permitirá aquilatar lo que somos capaces de hacer.


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!

sábado, 29 de agosto de 2015

¿Macabra estrategia total? - Primera Parte



A raíz de mis anteriores escritos, basicamente sobre la falta de pago de las deudas de Las Empresas del Estado, en los cuales toqué tangencialmente algunas dudas que tengo sobre el falimento, real o aparente, de algunas de ellas, un acucioso lector me escribe y me hace generar otras dudas de mayores dimensiones por los temas que abarca.

La noche del 20 de Agosto de 2015, el Sr. Presidente Maduro anunció la declaratoria del Estado de Emergencia Constitucional en varios municipios del Estado Táchira y, previamente, había ordenado el cierre temporal de la frontera con Colombia el cual por cierto extendió. Las causas que originaron esas decisiones son ampliamente conocidas por la opinión pública.

El lector asocia mis dudas con las suyas y opina que las mías son solo parte de una estrategia mayor contra la Patria. Veamos.

Un macabro plan mucho mayor para destruir la Revolución Bolivariana elaborado por mentes sumamente perversas está en ejecución. Una pequeña parte sería lo que supuse en mis aludidos escritos, pero otras de sus partes serían:

La Guerra Económica, que a su vez se ramifica en muchos frentes, el acaparamiento de productos esenciales o no, la especulación desmedida con incrementos de precios programados en el tiempo, el saboteo a la producción, el estrangulamiento también programado al flujo de muchos, o casi todos los productos en las cadenas PRIVADAS de distribución. Aquí me detengo.

Esa guerra económica tiene bastante tiempo en ejecución, no crean que es algo nuevo y reciente. Debe haber comenzado cuando Polar, la empresa con la mejor, más amplia y más eficiente sistema de distribución, suspendió, es decir, canceló la distribución de productos esenciales a las bodegas de barrios y pueblos pequeños. Pero, como cosa realmente curiosa, dejó de distribuir comida y otros productos esenciales pero jamás cerveza. Esa suspensión coincidió con la eliminación de sus manifestaciones visibles en sus camiones y gandolas, desde entonces usan camiones anónimos, sin publicidad alguna. Por supuesto, la acción iniciada por Polar fue seguida de inmediato por otras empresas que producen artículos esenciales. Lo curioso del caso es que existen muchos productos de uso diario que no son considerados esenciales pero sí son útiles según como opine cada consumidor y un ejemplo sencilla sería la pintura de uñas para las damas. Es inconcebible que 14 cc de ese producto se venda a Bs. 300. Quienes tenemos algún conocimiento sobre elaboración de productos y las materias primas que se usan, sabemos que esas cantidades insignificantes no pueden jamás llegar a esos niveles, tal como es el caso de los tornillos cuya cantidad de metal es apenas de gramos y si hiciéramos la proporción a toneladas, ¿a cuanto estaría entonces la tonelada de acero? Igual ocurre con los artículos de plástico, no es posible que el costo de un pequeño peine y su consiguiente precio de venta alcance las dimensiones estratosféricas que tiene actualmente. La conclusión lógica es que hay por parte de algunos factores un robo programado para exasperar a la población. Repito, no es solo la comida y los artículos llamados esenciales, la incidencia de la guerra económica surte su efecto negativo en los precios que suben a diario sin que se hayan renovado los inventarios, lo cual forma parte también de algo perverso previamente programado. Es cotidiano encontrar subidas de precios sin justificación a productos existentes hasta en los mismos anaqueles y, perdonen la alusión personal, yo mismo he visto empleados cambiando las etiquetas a la vista de todos.

Hace tiempo, me contaba el propietario de un pequeño negocio, que los distribuidores le llevaban regularmente la lista de precios a los cuales debía vender; entonces, me pregunto la razón por la cual los distribuidores mayoristas imponen los precios al detal. Otro mecanismo empleado que ya he comentado en algún escrito anterior es el cobro extra, “por debajo de la mesa”, sin factura ni justificación alguna que muchos distribuidores exigen a los pequeños comerciantes como condición para hacerles el suministro. Todo esto último es, sin duda alguna aberracion comercial injustificada e ilegal o, en pocas palabras, descarado chantaje, es decir robo bajo presión. Si no me pagas el extra que te pido no te vendo y tu no vendes, tu no ganas para vivir, que obliga al minorista a aumentar los precios de venta a los consumidores finales. Métodos total y absolutamente mafioso implantado por verdaderos delincuentes que se hacen llamar empresarios, y la pregunta que nos deberíamos hacer es de donde se han importado esas prácticas delincuenciales que nunca se habían visto en nuestro país. Y hay un efecto curioso pero lógico, el cliente final culpa al pequeño bodeguero de barrio cuando el verdadero LADRÓN es el mal llamado empresario grandote que controla la cadena de distribución.

Parte de la estrategia de la guerra económica es la parte psicológica a través de los medios de alienación. Los llamo así por la sencilla razón de que no son “medios de comunicación” sino medios de distorsión de la realidad y verdaderos inventores de mentiras y falsedades. A eso no me referiré por ahora y lo dejaré en manos de los llamados científicos sociales.

¿Y qué podemos decir del bachaqueo que no se haya dicho? No diré nada ahora porque tengo la gran ilusión, la iluminada esperanza que este horroroso fenómeno comience pronto a extinguirse; entre tanto, pido, clamo a mi pueblo que no haga colas, no compre a bachaqueros, no acepte ventas condicionadas. Esta clase de ventas es un chantaje, es decir, robo bajo presión. Dejemos de ser pendejos, caer en esas trampas es escupir hacia arriba. Ustedes me entienden.


(Continuará)


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jueves, 20 de agosto de 2015

Empresas del Estado, ¿estrategia perversa?



En mi anterior escrito sobre el tema de las Empresas del Estado que no pagan sus cuentas con regularidad no señalé causas ni presuntos culpables. De hecho, no tengo prueba alguna para soportar ninguna opinión y eso sería lo normal por no tener acceso a sus papeles; sin embargo, puedo elucubrar libremente, puedo imaginar posibles situaciones siempre y cuando ciertos indicios motiven mi imaginación, así que, todo cuanto diré a continuación lo pueden considerar como un sueño subrealista pero, ¿qué tal si estoy aproximando la fantasía a la realidad?

Mi basamento está anclado en el pasado, en cosas que ciertamente ocurrieron y, pensando mal, ¿por qué no podrían estarse repitiendo ahora aunque los esquemas hayan sido modificados?

En tiempos no tan remotos privatizaron varias empresas del Estado. El método satánico utilizado fue, en primer lugar, descuidarlas, no hacer mantenimiento, reparaciones ni actualización tecnológica, con lo cual les restaron eficiencia y productividad. Luego, contrataron gente sin calificar a troche y moche y las recargaron de burocracia que, de hecho, estorbaba. El esquema incluía no pagar deudas de tal manera que financieramente las llevaron al borde de la quiebra. La consecuencia visible era de empresas ineficientes, improductivas, con equipamiento anticuado que, Perogrullo dixit, era mejor salir de ellas cuanto antes al precio de gallina flaca con moquillo que se consiguiera porque solo daban pérdidas al Estado. Ese plan funcionó. Vinieron los privados, pagaron cuatro lochas por un “montón de chatarra”, supuestamente inyectaron dinero o sea “invirtieron” y “las salvaron” luego de despedir un gentío. Diz que volvieron a ser eficientes y productivas al poco tiempo y unos cuantos vivos se enriquecieron de la noche a la mañana con las comisiones que cobraron y ahora se dan la vida padre en los paraísos a donde se fueron.

¿No puede acaso estarse dando ahora una situación análoga?

El problema actual arranca con no pagar las cuentas. Los vendedores de todo tipo cortan el crédito y dejan de despachar repuestos y demás insumos necesarios para mantener los equipos actualizados y operativos eficientemente, o simplemente se paran indefinidamente. El asunto de las cuentas no pagadas, vencidas hace mucho tiempo, genera el peligro inminente de un vendaval de demandas judiciales por parte de los proveedores para intentar cobrar sus viejas acreencias y, como quiera que muchos de éstos son extranjeros, el temita lo aprovecharán todos los enemigos de la Revolución para atacar violentamente al Gobierno y al pueblo, así que imaginemos no más el temporal de descrédito que nos vendrá. El crédito y la moral de la República está ahora en grave peligro y en las tétricas manos de un grupo de burócratas cuyas intenciones reales desconocemos. De los proyectos nuevos ni hablar, éstos no se completan y jamás entrarán en funcionamiento. De esa manera se resta eficiencia y productividad, se reduce la producción, se incrementan los costos de operación, lo que se produce tiene costos superiores a los precios que se obtienen en los mercados y, desde luego, se generan pérdidas cada vez mayores que debe absorber el Estado. ¿No será acaso este el macabro plan en ejecución?

No quisiera completar la charada hablando de la corrupción. Se dice que los corruptos no son revolucionarios y lo creo; pero, ¿qué le impide a los ladrones disfrazarse de ángeles, hacerse pasar por revolucionarios patriotas, cometer sus fechorías y luego irse al exterior? Casos concretos hay. Es posible que muchos de esos elementos fueran sanos al comienzo, no lo pongo en duda pero, ¿tendrían la suficiente entereza moral para no sucumbir ante la tentación de comisiones millonarias?

¿Y si esos corruptos también tienen a su cargo la dirección de las empresas? Casos se han visto que, por cierto, alguien se ha encargado de sepultar en el olvido y jamás se volvió a hablar de ellos.

Volviendo a mi anterior petición, el Gobierno puede comenzar por averiguar las razones por las cuales las Empresas del Estado no pagan sus cuentas a tiempo. Es altamente probable que ese hilito conduzca a la madeja; así que, repito mi alarido: Gobierno, pide una relación detallada de todas las cuentas por pagar de todas las Empresas del Estado, sea cual sea su participación en ellas.

Pagando las cuentas se normaliza el flujo de repuestos e insumos necesarios para mantener una producción fluida y eficiente, para disminuir costos y lograr productos a precios competitivos. Esa gestión debe incluir también todos esos nuevos proyectos detenidos en el tiempo sin solución aparente.

De hacerse una investigación exhaustiva seguro que encontraran muchas cosillas desagradables, pero lo peor, dañinas para la salud de la patria.

Hay un punto oscuro al que nadie se refiere. Sé que muchos proyectos instalados no han entrado en funcionamiento por alguna rara y extraña razón. Se invirtió mucho dinero, se trajeron equipos y maquinarias, se instalaron o no, pero luego no pasó nada. Ahí están unos parapetos que no se usan. Si no tengo razón que alguien me corrija, un ejemplo concreto es una supuesta planta eléctrica que se instaló en Sidor para aliviar a Guri que años después no ha generado ni siquiera un kilowatio, o la planta de concentración de mineral de hierro allá en Ciudad Piar en la que ni siquiera se han echado las bases.

¿Donde está la fábrica de jeringas plásticas y la fábrica de pañales que inauguró el Sr. Presidente Chávez con bombos y platilos hace varios años? Mientras tanto seguimos dependiendo de los importadores de ambos rubros y ya sabemos la tragedia maternal por la ausencia de pañales en el mercado nacional.

Otro “pequeño” caso de menores dimensiones, valga la redundancia: ¿qué ha sucedido con las dos fábricas de productos de limpieza que abandonó la empresa Clorox? Recuerdo haber visto por TV al Sr. Vice Presidente recuperarla y ponerla en aparente funcionamiento. Podría en estos momentos estar suministrando esos productos a los hogares y contribuiría a aliviar la escasez. Por fin, ¿Clorox produce Nevex y otros productos o no? ¿Donde están esos productos? ¿También se los llevan los bachaqueros para Colombia? ¿Puede alguien responder estas preguntas?

Ustedes queridos(as) lectores(as) sabrán de otros casos. Unámonos y hagamos que estas ideas sean oídas por alguien que tome decisiones o todo se empeorará.


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domingo, 16 de agosto de 2015

La entrada de Bolívar a Bogotá



La pérdida de la Batalla de Boyacá significó la catastrófica tragedia final para el Virreinato de la Nueva Granada y se ha hablado y escrito mucho sobre las acciones militares y de otra índole, pero poco de las historia menudas que siguieron al triunfo Patriota al mando del Libertador Simón Bolívar.

¿Cual era el ambiente en Bogotá previo a la batalla? El boato y el protocolo del virreinato era el pan de cada día desde tiempos inmemoriales; de tal forma que, el pueblo se acostumbró a los imponentes desfiles de tropas muy arregladas, muy engalanadas en los mejores caballos. Eran parte de lo mejor, en apariencia, de los ejércitos imperiales y tenían fama de invencibles. Por otra parte, la tremenda influencia de la jerarquía eclesiástica tenía sumido al pueblo en la más tenebrosa ignorancia. No olvidemos que desde 1814 cuando el Libertador, actuando a las órdenes del Congreso de Tunja, o lo que es lo mismo, del Gobierno de la Unión, somete al disidente gobernador de Cundinamarca (Bogotá) Manuel Alvarez por la fuerza, se originó una repugnante reacción de los clérigos quienes inclusive lo excomulgaron llamándolo "impío hereje e irreligioso", lo que a su vez originó para Bolívar el terrible apelativo de "El Diablo" que la burguesía inyectó al sometido e ígnaro pueblo.

El desastre de Boyacá provocó la desbandada y vergonzosa huida de algunos restos del ejército imperial y a la pregunta generalizada sobre quien podía derrotarlos surgió la respuesta tétrica: El Diablo. Un miedo irracional se apoderó de todos y llegó a tal punto el pavor que el Virrey, y todo su séquito gubernamental, huyeron despavoridos abandonando en las arcas un millón de pesos en oro.

Imaginemos ahora el aspecto del ejército patriota cuando entró en Bogotá el día 10 de Agosto de 1819 aproximadamente a las 4:30 pm, tres días después de su clamoroso triunfo en Boyacá. Su aspecto no podía ser más lamentable. En su mayoría hombres de tierras muy cálidas, llaneros de Apure, maltratados fisicamente por las penurias del Paso de Los Andes, habiendo soportando el frío y el soroche a más de 4000 metros de altura además de los sangrientos combates, sin las vestimentas adecuadas, barbudos, muchos descalzos, desarrapados con bastantes de ellos heridos o mutilados; en fin, una verdadera calamidad a los ojos de cualquiera. Y habían vencido a los "invencibles". Se confirmó entre muchos la malintencionada conseja, al frente de ellos no podía estar otro que el mismísimo Diablo.

Comparemos ahora fisicamente a los combatientes. Por un lado los "bonitos" de acicalada piel tersa y por el otro, "los feos" de piel tostada, aporreada por los elementos y los sacrificios. Los unos de preciosa indumentaria, los otros de harapos y la mayoría descalzos. Imaginemos, no más, la impresión que debieron haber causado cuando hicieron su entrada triunfal a la ciudad virreinal.

Los burgueses que permanecieron en la ciudad porque no tuvieron tiempo para huir, apelando a su rancia hipocresía y maldad se presentaron inmediatamente a los vencedores a rendirles falsa pleitesía como historicamente han hecho y harán en casos similares. Organizaron un suntuoso banquete y un baile en honor a los héroes, a los vencedores. Naturalmente, buscaban conservar sus viejas prerrogativas.

Imaginemos el estado de los uniformes de los principales oficiales del Ejército Patriota y del mismo Libertador. No tenían indudablemente su mejor presentación. Sus rostros tampoco. De hecho, digámoslo, estaban feos y descompuestos comparados con los caballeros y damas de aquella rutilante burguesía virreinal.

Durante el baile, una de aquellas damas despreció ostensiblemente al General José Laurencio Silva cuando éste la requirió para bailar. Aparentemente lo llamó "sucio plebeyo" entre otros epítetos; pero, Bolívar observó aquello.

El Libertador, inmediatamente, ordenó que la orquesta cesara y que nadie bailara. Tensión general. Dijo entonces: General Silva, el Libertador bailará con usted. Ordenó a la orquesta que recomenzara la interpretación. Bailaron ellos solos.

Al terminar la pieza musical se subió a una mesa y, palabras más, palabras menos, dijo:

Ningún miembro del Ejército Libertador merece, ni debe soportar la ofensa del desprecio de ninguna ramera por muy mantuana que sea. Por eso, en desagravio, Yo, el Libertador, he bailado con el General Silva. Se ha terminado la fiesta, ¡váyanse todos al carajo!

La burguesía bogotana todavía, doscientos años después, no ha perdonado a Bolívar. La oligarquía descendiente de aquella parece odiarlo cada vez más.

Aunque a muchos de otras latitudes les pudiera parecer extraño, el pueblo lo ama.


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