Al
comienzo de la brutal guerra económica que ha desatado la burguesía
parasitaria contra la República, contra el Estado, contra el
Gobierno; pero, especialmente contra el PUEBLO VENEZOLANO, la Polar
escondió la harina de maíz precocida, llamémosla, normal.
De resto, de todas las otras fórmulas de harina envenenada, había
profusión. En todas partes se encontraban, en cantidades
practicamente ilimitadas, las presentadas como “para hacer
empanadas”, “arepitas fritas”, “integral”, “mezclas con
harina de arroz” y otras cuyas denominaciones no recuerdo ahora.
Uno de los sindicatos de obreros de la Polar denunció publicamente
que “solo producían harina normal
dos días a la semana” y, el resto de los días, producían las
mezclas envenenadas, lo que originó que el Gobierno,
inteligentemente,
prohibiera la producción y venta de mezclas raras que no tiene nada
que ver, en principio, con la elaboración de arepas tanto
en hogares como en areperas.
Como resultado, esa mezclas
indeseables que vendían a precios exorbitantes por estar fuera de
regulación, gracias a Dios y al Gobierno, desaparecieron del
mercado. Ahora viene una pregunta tonta que les hago respecto a la
Polar y que, como cosa rara y extraña, nadie que yo sepa se ha
planteado hasta ahora.
¿Si la Polar dejó de producir
las otras mezclas y se dedicó a producir solo harina “normal”,
por qué no la encontramos ahora tampoco?
¿Adonde está esa harina
entonces si no está en los anaqueles de supermercados, abastos,
bodegas y taguaritas como había sido siempre? Si hay algo que no se
le discute a la Polar es su formidable sistema de distribución. Por
algo hay cerveza hasta en los lugares más insospechados de todo el
país.
¿Si antes de la guerra
económica contra el país había harina precocida de maíz normal
para dar, prestar y regalar, por qué rara razón no se consigue
ahora?
Ellos dicen y afirman que están
produciendo a plena capacidad; entonces he ahí la pertinencia de las
preguntas anteriores.
Vamos entonces a ponernos
capciosos respecto al comportamiento de esa empresa en cuanto a la
distribución de harina precocida de maíz. Y me pongo capcioso
porque sí se encuentra multitud de productos, llamémoslos no
vitales, de la dieta básica o como quieran llamarlos, producidos por
Polar. No hay escasez alguna, por ejemplo, de múltiples
presentaciones y fórmulas de yogurt y otras baratijas químicas, que
al igual que la cerveza no han faltado jamás.
¿Es que acaso la Polar ha
diseñado un sistema para contrabandear la harina hacia otros países?
No creo que la estén guardando para alimentar gorgojos o, acaso
mienten descaradamente cuando afirman que la producen a plena
capacidad.
La mentira ha sido un elemento
transversal del capitalismo y muy especialmente el del capitalismo
parasitario rentista como es el caso venezolano. De ahí que se han
inventado múltiples tretas para esquilmar al país. Otro ejemplo,
Polar vendió su marca comercial Harina P.A.N.; así, con los puntos,
acrónimo de Productos Alimenticios Nacionales, para evadir la
palabra genérica “pan” que no puede ser utilizada como marca
comercial según la legislación venezolana, a una empresa canadiense
por lo que debe pagarles royalties en divisas que, por
supuesto, pide anualmente al Estado. Vuelvo a preguntar, ¿para que
vender una marca propia a otros, seguirla usando y pagar royalties?
Pareciera a primera vista cosa de imbéciles, pero no pequemos de
incautos; lo hacen para tener un ardid y extraerle divisas al país,
por supuesto en complicidad con sus socios extranjeros.
Si los dueños de Polar son tan
empresarios como se autocalifican, o lo que es lo mismo,
emprendedores, por que razón no han invertido y arriesgado
“su” dinero para crear tecnología sencilla al alcance de
profesionales medios, por ejemplo, para producir yogurt. En cambio,
se aliaron y pagan royalties a una transnacional para que ésta les
permita usar su fórmula e inclusive su marca comercial – Migurt -
con sus respectivas manifestaciones visibles.
Pagan con gusto a sus cómplices
extranjeros pero nunca pagaron ni medio centavo partido por la mitad
a la familia heredera del ilustre Dr. Luís Caballero Mejías,
inventor del proceso para elaborar harina de maíz precocida y
diseñador de los equipos para hacerlo a escala industrial. Muchos
afirman, creo que con sobrada razón, que se valieron de argucias
leguleyas y de la misma inocencia de los herederos para hacerse de la
patente. Durante años han evadido astutamente explicar este raro e
inmoral asunto. Ver mi respuesta dividida en cuatro partes.
especialmente la tercera, refiriéndome a a este asunto:
a un bodrio que llegó a mi
correo, que reproduje entonces en mi blog:
Si algún amigo lector de otras
latitudes se sorprende por lo dicho en el párrafo anterior, le
explico que la harina para hacer arepas no es cualquier harina, no es
maíz molido; es una masa húmeda de maíz cocido posteriormente
molida y deshidratada, mejor explicado en la primera referencia
anterior. Con solo agregar agua se regenera; de ahí que sustituyó
el trabajoso problema de nuestras abuelas de pilar, cocer y moler el
maíz blanco en grano para luego hacer las arepas en aquellos budares
o aripos de antaño. Aripo es la palabra indígena para
nombrar el instrumento, de barro o hierro, donde se asan las arepas
en los fogones y de la cual proviene la palabra arepa.
Por
la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza – Simón
Bolívar.
¡INDEPENDENCIA
Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ
VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!