Realmente
no sé como ganarlas. No seré yo quien diga cómo porque para eso
hay más que suficientes cerebros expertos en esos menesteres en los
altos mandos políticos estratégicos y tácticos del Gobierno y de
la Revolución.
Me
dirán algunas(os) lectoras(es) el para que las(os) molesto
escribiendo posibles pazguatadas. De una buena vez les anuncio que mi
intención es el de estimularlas(os) a sugerir las posibles
soluciones que vengan a sus cabezas, no importa lo disparatadas que
puedan inicialmente parecerles. ¿El motivo? Ustedes lo saben, el
pueblo es sabio y bien lo dijo El Libertador hace casi 200 años: más
creo en el tino de los pueblos que en los consejos de los sabios.
La
única idea que se me ha ocurrido hasta ahora es la de proponer la
descarga de los camiones que surten los puntos de venta durante la
noche. Al día siguiente amanecerán los productos en los anaqueles,
todo parecerá normal y, ojalá, se vaya disipando la angustia
compulsiva de las compras nerviosas. No le hagamos el juego a los
productores/distribuidores ni a los detallistas.
Tal
vez me atreva a proponer lo que mucha gente dice en la calle, no
pagar los precios especulativos. Pagar lo normal, lo que se debe,
dejar los productos en la caja y que ellos los acomoden en los
anaqueles. Cuando vean que las ventas disminuyen tomarán sus
acciones para intentar recuperarlas y, ojalá, tengan el buen
criterio para entender que la razón de la caída de sus ventas
radica en los altos precios que pretenden cobrar. Que se les pudran
los productos perecederos, que se les llenen de polvo y se venzan los
otros. Tengamos paciencia porque es una solución que tomará su
tiempito.
También
se ha hablado de evitar las compras nerviosas. Acabemos de una buena
vez con el acaparamiento familiar. Comprar solo lo necesario para que
los productos alcancen para otras familias y se vaya desvaneciendo
poco a poco el fantasma de la escasez. No ha habido una real escasez
sino una perversa mala distribución de los productos fundamentales,
los de mayor consumo, los que satisfacen necesidades más inmediatas.
Hay
que plantarse con firmeza ante los acaparadores, especuladores,
usureros. Rechazarlos y denunciarlos para que les caiga el peso de la
ley. Ya verán como se empiezan a moderar cuando vean que unos
cuantos de sus colegas son guardados tras las rejas. Muchos de ellos
pondrán sus barbas en remojo y se decidirán a ganar menos,
pero en libertad.
Sé
perfectamente que hay muchos compatriotas que no creen que realmente
estamos inmersos en una guerra económica contra el país, contra el
Gobierno Revolucionario y contra el pueblo en general. Lamento que
muchos compatriotas estén ciegos y sordos y, lamentablemente, son
los peores ciegos y sordos que existen, son los que no quieren,
porque no les da la real y regalada gana, ver ni oír. Son todos
esos, y todas esas, alienados por los medios de comunicación de la
burguesía parasitaria lo cual demuestra el éxito parcial de la
guerra psicológica que tiene como fin predisponer a muchos en contra
de ellos mismos. Son lo que achacan todas las culpas de sus ficticios
e implantados sufrimientos al gobierno que los cuida y protege.
También sé positivamente que además están impregnados de lo que
modernamente se llama racismo social y eso se explica por el
simple hecho, fehacientemente demostrado, de que la Revolución
Bolivariana le ha dado prioridad, le ha dedicado sus mejores
esfuerzos y su mayor inversión a los sectores más desposeídos, los
más depauperados, los eternos excluidos de la sociedad. Esos
sectores excluyentes consideran casi pecado que a sus privilegios los
hayan levemente rasguñado; o dicho de otra forma, no aceptan por
nada del mundo que parte de lo que ellos se apropiaban sea ahora
dirigido al pueblo necesitado. He ahí la razón en la que se basan
para querer deshacerse, por cualquier método, del Gobierno y la
Revolución Bolivariana, pero se encuentran y se encontrarán siempre
con la decisión de ese pueblo que se impuso una consigna de vida:
¡¡NO VOLVERÁN!!
¡INDEPENDENCIA
Y PATRIA SOCIALISTA! - ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS! ¡CHÁVEZ
VIVE Y VIVE! - ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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