¡Feliz Navidad!
¡Joyeux Noël!
¡Buon Natale!
¡Feliz Natal!
Merry Christmas!
¡Frohe Weihnachten!
Es probable que en este mundo loco y convulsionado
de hoy en día muchos no se hayan percatado, o no quieran percatarse, que llegó
el tiempo de Adviento que culminará con la llegada de la Navidad. No quiero herir
ninguna susceptibilidad tratándose de creencias o religiones, así que si
alguien cree que correrá el riesgo de ser al menos molestado con lo que voy a
decir, tiene dos opciones: una, dejar de leer ya; y, dos, abrir su mente y su
corazón, porque este escrito está muy lejos de tener esas intenciones. No me
referiré a la Navidad
como fiesta o creencia religiosa. No. Esa no es mi intención.
Así como cualquier cuerpo humano se fatiga con el
diario tráfago, con el sufrimiento y los karmas que le caen encima y llega un
momento cuando necesita un reposo; de idéntica manera, las sociedades y los
pueblos se cansan y, por tanto, requieren, con desesperación diría yo, un descansito. Muchos pueblos y sociedades
del mundo usan el tiempo de Navidad como pretexto para eso, para descansar un
poquito, tener una excusa para alejarse algo, para evadirse de tanto sufrimiento,
tanto sacrificio, tanta tortura que deben soportar a diario e
ininterrumpidamente. A cada uno nos toca nuestra cuota de castigo a soportar
estoicamente y un descansito no nos viene mal. Hay una vieja copla venezolana
que dice “mientras el palo va y
viene las costillas descansan”.
El género humano
que, dicho sea de paso, es la única especie en el reino animal que hace la
guerra entre sí, solía hacer treguas en la época navideña y los ejércitos
paraban por un rato su carnicería e inclusive llegaban a festejar con los
enemigos. Eso se acabó. Los grandes poderes, o mejor dicho, los poderosos se
creen los únicos con derecho a vivir y a todo lo demás pero pareciera que su
ambición y su codicia les borraron la necesidad del reposo. Sugiero a quienes
pudieran tener acceso a algún poderoso que, de ser posible, le transmita un
mensaje:
Descansen ustedes también aunque no sean
humanos. Si educadamente no les hacen caso, entonces pónganse groseros y
díganles váyanse a la mierda y no jodan
durante unos cuantos días.
La Navidad en el mundo trascendió los límites del sincretismo de la
religiosidad y de la espiritualidad y, en cierta forma, retomó parte de sus
orígenes, una fiesta pagana en honor al Sol Invicto con motivo del solsticio de
invierno boreal, que no era más que un pretexto social para tomarse unas
vacaciones y hacer catarsis de sus tragedias cotidianas. Era esa la forma para
justificar un descanso. Y eso precisamente, aunque con otras connotaciones, es
lo que de alguna manera prevalece en el mundo actual. La necesidad del reposo
tomó como pretexto a la
Navidad.
Para los
religiosos, creyentes del judeocristianismo, que se dicen muchos pero en
realidad son muy pocos quienes lo practican, hagan sus ritos religiosos con lo
que suelen llamar fe. A los demás, no se entrometan y, por el contrario, déjenlos
hacer como les plazca y descansen ustedes también.
A los poderosos
tal vez les convenga descansar para recargarse de más maldad y volver después
de Año Nuevo con más refinamiento a desgraciarnos la vida a nosotros los
pendejos.
En el siguiente
escrito, les pondré algo festivo apropiado para estos momentos.
PATRIA SOCIALISTA
Y VICTORIA - ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
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